Estado del arte de las teorias y enfoques sobre dirección

Por Alexis Codina

“Lo que conocíamos sobre administración, ya no nos sirve. Los administradores deben aprender a olvidar lo que saben con tanta rapidez como aprenden las cosas nuevas que deben saber”Peter Drucker.

“Olvide lo que usted sabe sobre como debe funcionar una empresa. Casi todo está errado”Hammer y Champy. (creadores de la Reingeniería-1992)

“Las teorías del “management” están en un cuestionamiento refrescante…”Tom Peters.

Los conocimientos sobre administración son muy antiguos. Desde que el hombre tuvo que organizarse para relacionarse con la naturaleza fue necesario hacer una división de funciones y tareas, establecer jerarquías y estructuras, entre otras actividades administrativas. En la Biblia se recogen referencias sobre procesos de administración. En el tema “Delegación” utilizamos el pasaje en el que Jetro, suegro de Moisés, le sugiere cómo proceder para poder multiplicar la atención de los feligreses, de lo que surge el “Nombramiento de los Jueces”. (Libro Exodo, versículo 18).

Estos conocimientos primitivos vinieron a sistematizarse con la creación y funcionamiento de los estados, los ejércitos y la iglesia. La creación de las primeras grandes empresas: automotrices, siderúrgicas, y comerciales en EEUU a fines del siglo XIX se formaron con estos conocimientos y experiencias. Por estas razones, Hammer y Champy, en su libro “Reingeniería”, a inicios de los años noventa se lamentaban de que “…el problema de los negocios norteamericanos es que entrarán en el Siglo XXI, con compañías diseñadas con patrones del Siglo XIX…”.

A pesar de estos antecedentes, las “teorías de administración” empiezan a formularse y reconocerse como tales solo a inicios del siglo XX. Desde ese momento, estas teorías han tenido una evolución que, en un esfuerzo de síntesis, pueden resumirse en las siguientes etapas o escuelas principales.

La Administración Científica

Se inició con los estudios de tiempo y movimiento de Taylor sobre los que Lenin dijo, en los años veinte, “… reúne en sí toda la refinada ferocidad de la explotación burguesa y muchas valiosísimas conquistas científicas sobre el estudio de los movimientos durante el trabajo, la supresión de movimientos superfluos y torpes, la elaboración de los métodos más racionales…”. No obstante, concluye que “…La República Soviética debe adoptar las conquistas más valiosas de la ciencia y la técnica en este dominio…”. Años después Fayol estableció “14 Principios de la Administración” y Weber incorporó la “Administración Burocrática”, con propuestas de estructura, organización, procedimientos, etc., entre aportes de otros especialistas.

Escuela de las Ciencias del Comportamiento

Las limitaciones del “taylorismo”, que analizaba al hombre como una prolongación de la máquina, empezaron a cuestionarse. Chaplin lo ridiculizó en la película “Tiempos Modernos”. Psicólogos y sociólogos empezaron a interesarse por los problemas de la productividad. Se realizaron estudios que revelaron que la productividad no era un problema exclusivo de ingeniería sino que influían en esta: las relaciones jefe-subordinado, las dinámicas de los grupos, entre otros factores sociales. Según Stoner, “…la atención fue centrándose cada vez mas en enseñar las destrezas administrativas y menos las habilidades técnicas…” .

La Escuela Cuantitativa: la investigación de operaciones y las ciencias administrativas

Surge de las experiencias de la II Guerra Mundial en que se desarrollaron técnicas económico-matemáticas para la industria militar (investigación de operaciones, la Ruta Crítica, entre otros). Al concluir la guerra, estas herramientas se “liberaron” para su utilización en la esfera civil y, con el advenimiento de las primeras computadoras, se incorporaron al arsenal de enfoques y herramientas para la gestión de las organizaciones.

Estas son las tres escuelas principales del pensamiento administrativo que prevalecieron hasta los años sesenta-setenta del siglo pasado y que, en determinada medida, siguen conservando su influencia en la teoría y las prácticas administrativas, con evoluciones posteriores. Aunque, como reconoce Stoner, “los limites de las diversas escuelas se diluyen cada vez más”.

Después de estas escuelas, las tres perspectivas principales que se identifican en la bibliografía son las siguientes:

  • el “enfoque de sistemas”, que analiza las organizaciones como un sistema integrado y que incorpora conceptos como: sub-sistemas, sinergia, sistemas abiertos y cerrados y retroalimentación, entre otros;
  • el “enfoque de contingencia”, que parte de que “no existe un sistema óptimo de administración” sino que, los enfoques y técnicas más adecuadas, dependen de las circunstancias y situación específicas en un momento determinado, lo que puede ser bueno en un momento o lugar determinados no lo es necesariamente en otros;
  • finalmente, el llamado “nuevo movimiento de las relaciones humanas”, que incorpora los conceptos de cultura, valores organizacionales, entre otras cosas, a los componentes que deben atenderse en los procesos de dirección.

Cambios en el entorno y críticas a las teorías de administración

Hasta los años setenta, las teorías de administración, al igual que el entorno en el que se movían las organizaciones, permanecieron en una “relativa calma”. Los especialistas no se cuestionaban su capacidad para interpretar los procesos administrativos, ni para orientar el trabajo práctico de los administradores y las organizaciones.

Pero, desde mediados de los años setenta del pasado siglo XX, empezaron a producirse cambios significativos en el entorno en el que se mueven las organizaciones, motivados por la aceleración del progreso científico-técnico y sus aplicaciones. Un dato relevante, la humanidad demoró 55 años en duplicar los conocimientos acumulados entre 1900-1955; 15 años entre 1955-1970; y cinco años entre 1988-1993. Se plantea que, a partir del 2020, los conocimientos se duplicarán cada 75 días.

La celeridad de los cambios tecnológicos hace que las tecnologías se hagan obsoletas con mucha rapidez (además de la “obsolescencia programada”). Con esto, se reduce el ciclo de vida de los productos. Las empresas “punteras”, renuevan entre 40-60% de todos sus productos cada cinco años. El enfoque de las “economías de escala”, que dominó la práctica económica durante décadas, se cuestiona, al reducirse la escala económica mínima para producir muchos artículos. El tamaño mínimo de una planta productora de automóviles se ha reducido de 250 mil autos a 100 mil, en la producción de acero, de 5 millones a un millón de toneladas.

Otro impacto es el desplazamiento de las actividades de manufactura por la producción de servicios y el valor agregado por el conocimiento. Se reduce considerablemente el componente material en el costo de los productos. El costo material y energético de un “chip”, el componente principal de una computadora, no pasa del 2%, el resto es valor creado “por el conocimiento”. La reducción de los costos unitarios de transporte y la mayor rapidez de las comunicaciones facilita la globalización de los mercados.

El comercio electrónico va ocupando cada vez más espacio, desplazando las formas clásicas de comercialización. A la pregunta: ¿podrán las transnacionales sobrevivir al comercio electrónico?, Drucker respondió a fines de los noventa: “No, al menos como trabajan ahora, porque en el comercio electrónico el rol principal pasa al distribuidor, que puede estar en cualquier parte y no está comprometido con ningún fabricante, ni ninguna marca. Un nuevo canal de distribución cambia totalmente no solo como se vende, sino lo que se vende y cómo se compra”. Para mencionar solo dos ejemplos, más del 50% de las ventas de automóviles en EEUU se realiza mediante Internet. Un estudio informa que, en el 2004, más del 60% de los turistas se movieron haciendo sus “paquetes” por Internet. Como consecuencia de esto, en EEUU cerraron más de 2000 agencias de viajes (el 10% de las existentes) en el 2005, en Europa tuvieron la misma surte el 25% de las agencias; en México, cerraron más de 400 agencias en ese año.

El impacto de esto en el cuestionamiento de las teorías y prácticas de dirección que habían prevalecido desde inicios del siglo XX, lo resumió Peter Drucker, fallecido en el 2005, en lo siguiente:

“Hacia fines de la década del sesenta, principios de la del setenta, comenzaba a verse claramente que el conocimiento en que se basaba el boom de la administración ya no bastaba… en la mayoría de las áreas básicas se manifestó la necesidad de nuevos conocimientos … La administración científica ya no podía aportar una mayor productividad…”.

Las limitaciones principales que se le señalan a las teorías que orientaban el pensamiento y la práctica de la administración hasta los años setenta pueden resumirse en lo siguiente:

  • Estaban centradas “hacia adentro” de la organización.
  • Abordaban aspectos específicos del trabajo de administración.
  • Estaban muy sesgadas por situaciones coyunturales del momento en que fueron formuladas.
  • Su preocupación central era optimizar los procesos gerenciales.
  • Poca consideración de la influencia del entorno, o considerarlo como algo relativamente estable y predecible.

Makridakis (1993) analiza lo que denomina “..errores importantes (cometidos tanto en el campo de la dirección como en otros), que debemos evitar si queremos progresar en el terreno de la dirección”. Entre las cosas que plantean están las siguientes:

  1. Las teorías son pasajeras.
  2. Extrema simplicidad de las teorías.
  3. Principios básicos o supuestos no apropiados o incorrectos.
  4. La demanda crea su propia oferta. (se refiere a las teorías de administración).
  5. Verdades generales contra predicciones detalladas.
  6. El mañana cambiante.

A pesar de sus críticas irreverentes sobre las limitaciones de las teorías de administración, Makridakis concluye que “Las teorías de dirección son indispensables. La práctica sin la teoría es un ejercicio peligroso, no menos arriesgado que una teoría inadecuada”.

Propuestas y búsquedas

Como respuesta a estas insatisfacciones con las teorías sobre el “management” que habían prevalecido desde inicios del siglo XX, empezaron a proliferar teorías y propuestas.

Entre las que tuvieron más difusión en su momento, que generaron libros que resultaron “bestsellers”, (algunas todavía conservan influencia, tanto en medios académicos como empresariales), se encuentran: la Teoría Z, de William Ouchi (1982); el enfoque de la Excelencia, de Tom Peters, Waterman y Austin (1987, 1992); las Ventajas y Estrategias Competitivas, de Michael Porter (1990, 1991); la Teoría de las Restricciones (TOC), que Goldratt, presenta en diferentes libros “novelados”. Además, el Enfoque o Dirección Estratégica (Ohmae, Minztberg, Quinn, otros).

Más recientemente, las “Core Competences”, de Hamel y Prahalad; los “Siete Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, de Covey; la ”Inteligencia Emocional”, de Goleman; la “V Disciplina y las Organizaciones que aprenden”, de Senge; la “Dirección por Valores”, de Dolan y Blanchard; la “Dirección por Procesos”; la “Gestión por Competencias”, entre otras. Además, herramientas gerenciales, como la Reingeniería, el Benchmarking, el Outsourcing (terciarización), el Empowerment y el Coaching, entre otras.

Los años ochenta y noventa del pasado siglo XX han sido los mas prolíficos en la generación de teorías y herramientas sobre la dirección. Pero, como plantea un destacado especialista latinoamericano amigo, Enrique Sarabia (1991):

“La velocidad de la innovación tecnológica lleva a la rápida obsolescencia del conocimiento. Los hallazgos científicos y técnicos son rápidamente superados. Ello ocurre también con el conocimiento vigente en el campo de la administración. El “ciclo de vida” de los modismos organizacionales es cada vez más breve…”.

Ante las insatisfacciones con las “teorías de administración”, que surgen y pierden actualidad con tanta rapidez, muchos especialistas del “management contemporáneo” plantean buscar respuestas a los nuevos retos en otras disciplinas “mas maduras”. Nada nuevo, muchos conceptos, teorías y herramientas del “management” han sido importados de otras disciplinas como: las ciencias militares, la ingeniería, la economía, la psicología, la sociología, para mencionar algunas. En definitiva, la “administración”, como sistema de conocimientos y objeto de estudio, siempre ha tenido un carácter ecléctico.

Entre las críticas que se hacen a los que se ocupan de las “teorías de administración” está el señalamiento de que son “oportunistas” y “pragmáticos”. Efectivamente, en cuanto economistas, ingenieros, psicólogos o especialistas de cualquier otro perfil, formulan alguna teoría, sistema de conocimientos o herramientas que puedan utilizarse en la dirección, inmediatamente la incorporan al “arsenal” conceptual del “management”.

Sobre esta búsqueda en ciencias más maduras Makridakis plantea:

“La administración es un campo muy joven, en relación con otras disciplinas, se está exagerando mucho sobre su contribución al aumento de la eficiencia en las organizaciones y de la calidad en las decisiones empresariales. Deben comprenderse y aceptarse tanto las limitaciones como las ventajas del entorno de la dirección… debemos buscar en otras disciplinas más maduras (por ejemplo, la estrategia militar) aquellos conocimientos significativos que podamos aplicar después al campo de la dirección…”.

Otros autores coinciden con esto. Han proliferado los trabajos y libros que acuden a clásicos de las ciencias militares o al análisis de campañas y batallas militares para extraer principios y enseñanzas que puedan aplicarse al campo de la administración.

J.B. Quinn, en su trabajo Estrategias para el cambio, (1991) comenta lo que puede encontrarse en las “enseñanzas” de Sun Tzu, Napoleón, Clausewitz, Marshall, o Montgomery destacando que “..los principios básicos de la estrategia fueron registrados mucho antes de la era cristiana..”. Consecuente con esto, analiza en detalle batallas de los macedonios Filipo y su hijo Alejandro Magno (alumno de Aristóteles) en el año 339 a.c., extrae conclusiones y hace propuestas para las estrategias empresariales.

Ries y Trout, en la introducción de su libro “La guerra de la mercadotecnia”, (un bestseller cuando se publicó a mediados de los años ochenta) plantean:

“El mejor libro sobre mercadotecnia, a nuestro entender, no es obra de un profesor de Harvard, tampoco de algún colaborador distinguido de la General Motors…es el que escribió en 1832 un general prusiano en sus días de retiro, Karl von Clausewitz titulado “Sobre la guerra” que describe los principios estratégicos observados en todas las guerras triunfales..”.

En todos los capítulos del libro sus autores utilizan profusamente referencias al trabajo de este clásico militar, extraen conclusiones y proponen estrategias para aplicar en “La Guerra de la Mercadotecnia”. Incluyen en su libro, un análisis del trabajo del Cmdte. Che Guevara: “La Guerra de Guerrillas”, del que extraen enseñanzas para formular una “Estrategia de Guerrillas en el marketing”.

El autor de temas militares más “consultado” en los últimos años, es Sun Tzu, filósofo y militar chino de los años 400-320 a.c. del que se están editando versiones de su obra “El Arte de la Guerra”. También abundan libros que aplican sus enseñanzas en esferas específicas del “management”. Entre otros, están: “Sun Tzu y el Arte de los Negocios” de Mark NcNeilly; “Sun Tzu: el Arte de la Guerra para Directivos”, donde la editorial presenta a su autor Gerald Michaelson como “…líder mundial de las estrategias de Sun Tzu para negocios modernos…”. En el año 2004 se hizo un Simposio Internacional “El Arte de la Guerra. Aplicaciones de las estrategias de Sun Tzu en los negocios”. En la película Wall Street, del laureado director Oliver Stone, el personaje principal que interpreta Michael Douglas, por el que le otorgaron el Oscar por Mejor Actuación Masculina, plantea que una de las cosas que le sirvieron para sus éxitos, fue el estudio de la obra de Sun Tzu.

También se está acudiendo a las experiencias “gerenciales” de entrenadores deportivos exitosos, para encontrar experiencias que puedan extenderse a la administración de empresas. Pat Riley, famoso entrenador de la NBA, en “Forjador de Exitos. Como optimizar el trabajo en equipo”, (1995) relata enfoques y prácticas que condujeron al éxito a los equipos que dirigió, incluso utiliza citas de jugadores famosos como Magic Johnson, cuando expresó “No preguntes qué pueden hacer por ti tus compañeros de equipo. Pregunta lo que puedes hacer tú por ellos…”.

Algunas conclusiones:

  1. Como sucede con otras ciencias sociales, la mayoría de las teorías de administración no se han anticipado a los acontecimientos, sino que han sido el resultado de los mismos. Han tenido un carácter más empírico que predictivo.
  2. Ninguna teoría, en ningún momento de la evolución de este proceso, ha sido capaz de integrar en forma absoluta todos los fenómenos y procesos de la administración.
  3. La interpretación teórica de los procesos de dirección ha estado más fraccionada y dispersa que integrada en un cuerpo conceptual coherente. Esto fue lo que llevó a Koontz a hablar de “la selva de las teorías administrativas”. La gran aspiración de Einstein, que no llegó a cumplir, de poder expresar en una formulación única el movimiento de la naturaleza, también es una “asignatura pendiente” en las teorías de administración.
  4. Las teorías de administración se encuentran en un cuestionamiento profundo, pero todavía nos siguen siendo útiles, al menos nos hacen reflexionar sobre los problemas de los que tenemos que ocuparnos.
  5. La administración es una actividad compleja, integradora y universal, que puede y debe continuar acudiendo a otras disciplinas “mas maduras”, para nutrirse de enfoques y experiencias que puedan resultarles útiles, tanto para la interpretación teórica de algunos fenómenos como para la formulación de estrategias y la toma de decisiones y acciones prácticas.

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estado-del-arte-de-las-teorias-y-enfoques-sobre-direccion
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Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

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De VICA a VICA, y tiro porque me toca

Por Antonia Arévalo @AntoniaAreval

Ayer tuve la fortuna de presenciar y participar en el Cuarto Espai Factor Humà que en esta ocasión giraba en torno a la necesidad de un Nuevo Management.

Como siempre todas las intervenciones fueron valiosas y enriquecedoras, quisiera compartir en este, nuestro espacio, las reflexiones en las que tuve el honor de participar. No sin antes agradecer una vez más a Anna y a su equipo esta oportunidad.

Primero aire fresco!! Agradezco enormemente este nuevo concepto VICA y me planteo de VICA (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad) a VICA (Voluntad de hacer, Innovar, Compartir y Actuar) y tiro porque me toca. Ya toca hacer, innovar, compartir y actuar.

Cómo facilitamos este giro? Cuál es el rol de RRHH? El rol del líder?

Tras una experiencia acumulada de ya casi 25 años en RRHH en empresas de muy diferentes tamaños, sectores y culturas. Os diré que esto del liderazgo y el new management es una cosa que ha mantenido despierta mi curiosidad desde muy al inicio de mi carrera, de tal manera que pasados unos años, en 2009, cuando inicié el máster en grupoanalisis, definí que mi trabajo fin de master sería el rol del líder en la gestión de las emociones desde un enfoque sistémico, como clave del éxito de las compañías. Por la misma experiencia acumulada, me atrevo a decir que RRHH tiene un rol muy importante en todo este giro, en cuanto a retar y acompañar a los profesionales y equipos a evolucionar en este ya no tan nuevo paradigma. En cuanto a ser valientes y empezar por el propio desarrollo personal, por el propio camino transformacional, a ser pionero en ese cambio en nosotros mismos.

Como líderes debemos visualizar qué es lo que queremos ser, sé que hay muchas voces en contra de la elaboración de los planes estratégicos, quizás tengan razón, quizás no tenga sentido un plan estratégico a cinco años, con detalle de acciones, pero a mis ojos es imprescindible visualizar dónde queremos estar en “X” tiempo. Dónde queremos estar, qué tenemos que aprender para llegar, de qué nos tenemos que desprender y cuáles son nuestros anclajes. En definitiva, definir qué tipo de Cultura es necesaria en nuestras organizaciones para alcanzar esas metas y ponernos de lleno en un plan de RRHH que catalice los cambios necesarios para construir esa cultura, teniendo en cuenta que  no será suficiente con cambiar la estructura organizativa, ni los canales de comunicación, procedimientos y demás, que si, sino que deberemos, además, profundizar en la manera en la que nos relacionamos, en nuestras creencias, en los intangibles, en la gestión del conflicto,  en la parte invisible del iceberg!

Son muchos ingredientes los que componen un  cambio cultural, muchos impactos, todos ellos coherentes y alineados, todos ellos modelando el sistema organizativo. Todos ellos generando un salpullido porque  no hay cambio sin dolor. Y en este punto es donde yo considero es más importante el rol del líder.

Evidentemente en todas las fases  de gestión, pero no es ahí donde quiero entretenerme, doy por descontado que hoy no hablaríamos de liderazgo si no existe ese componente estratégico, esa visión y esa capacidad de movilizar a la organización. Pero a mis ojos el punto necesario hoy para conseguir ese nuevo VICA (Voluntad de hacer, innovar, compartir y actuar) es además que esa movilización se realice de manera emocionalmente saludable, esa es la diferencia, ese es el liderazgo que necesitamos, no hoy, hace ya unos años.

Andrés Martín-Asuero en ese mismo espacio hace un año lo explicó de manera simple e indiscutible, es necesario innovar para poder moverse en este entorno. Ya no es suficiente con el conocimiento, lo que importa es la capacidad de ser y estar porque no podemos predecir las cosas, de entrenar la presencia. Presencia significa estar conectado con lo que está pasando aquí y ahora, conectados sin juicios, creencias, expectativas, ni ninguna otra cosa que haga que perdamos foco en el proceso, en lo que está pasando, sólo de ese modo veremos la ventana abierta a la oportunidad, solo de esa manera podemos entrar en un proceso de innovación y creatividad. Esto sólo es posible en un entorno emocionalmente saludable (La innovación coherente).

En este contexto el rol del líder es clave como contenedor de las emociones, como facilitador para que un grupo funcione adecuadamente. Los directivos y mandos intermedios de una empresa, son piezas fundamentales para esa generación de espacios emocionales expansivos y construir sistemas emocionalmente sostenibles.

Hace dos años fue Borja Vilaseca quien nos decía que no nos queda otra que mirar para adentro y buscar a nuestro verdadero yo, reconciliarnos y ponernos a crear. (el nuevo paradigma organizacional)

Ayer Santi Garcia, entre otros, nos recordaba los conceptos de inteligencia colectiva y toma de conciencia.

Pero éste en realidad, no es un mensaje nuevo, ya Stephen R. Covey  (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva 1989) explicaba como para ser un buen líder se tiene que trabajar de adentro hacia fuera.

¿Qué pueden hacer entonces los líderes para cambiar el sistema? Como gestores deberán optimizar los recursos de que disponen, consiguiendo resultados, como líderes deberán formular visiones y retos ilusionantes para sus equipos, generar espacios que les motiven y velar por el desarrollo profesional y personal de sus colaboradores. Deberán ser líderes emocionales, conscientes de que las emociones son la moneda de cambio de toda relación, de todo sistema.

Antes decíamos que los cambios en las organizaciones, se generan de arriba abajo, ahora muchos ya sabemos que hay un paso previo que es de adentro a afuera. Este liderazgo al que me he referido requiere de humildad, de aparcar egos, juicios, creencias, estatus… requiere de un trabajo personal previo muy profundo. Requiere de ser un líder alquimista

Es urgente?

A mis ojos y a mi sentir mucho porque además el camino de la transformación personal es lento…. A mis ojos… empezamos a ir tarde!!

Me gustaría acabar haciendo mención a Maturana:

“En un mundo cambiante habrá errores, y habrá conocimientos que queden obsoletos, pero la conducta inteligente, y la continua apertura a la reflexión que corrige los errores y expande la conducta creativa nunca quedarán obsoletos…..cuando en un mundo que vive un presente en permanente cambio, convivimos sin miedo al error, en un espacio psíquico abierto a las conversaciones colaborativas y a la reflexión, vivimos, a pesar del cambio, en un espacio emocional de armonía psíquica y corporal que llamamos bienestar”.

Y es desde ese bienestar que podemos crear. Y es al líder y a cada uno de nosotros que nos corresponde esa conducta inteligente y reflexiva, esas conversaciones colaborativas.

De VICA a VICA y tiro porque me toca.

Se os quiere!

Publicado en Mayeutika. Post original aquí.

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¿En qué hemos fallado?

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Seguir leyendo:

¿Vivimos en un mundo VUCA?

VUCA y la gestión relativa

La soledad del Jefe en tiempos #VUCA

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Pensar es trabajo duro ¿Cuál es comportamiento de un Líder proactivo y extrovertido?

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Por Ricard Lloria Llauradó

“El hombre cuya opinión nunca varía es semejante al agua estancada y engendra reptiles en su mente”.
William Blake

Esta semana, mientras estaba conversando con una buena amiga mía, me comentaba que tenía un pequeño “problema”, que era una persona proactiva, la verdad es que yo le comenté que la proactividad es bueno tenerlo y que ser proactivo no significa ser nada malo, me explicó que esta proactividad la hacía que muchas veces tomara decisiones, que podían estar bien o mal pero las tomaba. Tomar decisiones hoy en día en el mundo laboral hay veces que no es fácil, no hay nada fácil, pero quien no arriesga no gana, y si no arriesgas siempre pierdes. ¿Quién no ha tenido que tomar una decisión en su vida, conociendo que se podía perder? ¿Y si no hubiéramos realizado dicha acción, que hubiera pasado? ¿Dónde estaríamos ahora mismo?

Según Wikipedia y cito textualmente:

“La proactividad es una actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. La proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

El término proactividad lo acuñó el neurólogo y psiquiatra austriaco Victor Frankl, que sobrevivió a los campos de concentración nazis, en su libro El hombre en busca de sentido (1946). Años después el término se popularizaría en muchos libros de autoayuda, desarrollo personal y empresarial gracias al best-seller Los siete hábitos de las personas altamente efectivas del autor Stephen R. Covey.”

Esto hizo que empezara a buscar sobre la proactividad, dado que yo también lo soy, lo confieso, me gusta serlo, disfruto siéndolo. Sé con lo que me he topado en la vida, y miro hacia adelante, con valentía, el otro día mientras tomaba un café con una buena amiga me hizo una buena pregunta:

A: Ricard, ¿Y ahora que piensas hacer con todo?, se refería a dónde quería a nivel laboral, a nivel personal, en todo en general.

Le miré a los ojos, y le contesté:

B: Buena pregunta la tuya, la última vez que me hicieron esta pregunta, le dije exactamente lo mismo que te diré a ti, no lo sé dónde, pero si sé dónde voy, miro hacia atrás con la mirada fija, para recordar siempre de dónde vengo para mirar hacia dónde voy, recordar siempre cómo crecí, y de esta forma nunca perder la perspectiva dónde quiero ir, piso el presente, mirando hacía el día de mañana, reflejo el futuro en mi y continuo. Hace justo ahora un año aproximadamente me hicieron la misma pregunta, y terminé por escribir dos capítulos en el libro “Instintos Laborales”, con repercusión por muchas páginas de repercusión social, por medios de comunicación, ¿Quién me iba a mi decir en aquel momento que haría esto? ¡Nadie! Pero, aquí estoy, siendo yo, sin dejar de pensar, ni de atribuirme meritos, sólo cosechando el día a día, cada día el mismo ejercicio, hoy en día no hay para nada un trabajo de por vida, y tu lo conoces cómo yo, los dos hemos sido personas, que si hemos cambiado ha sido para bien o para mejorar, crecer y hacer crecer las organizaciones y equipos.

A: ¡Esta respuesta no me la esperaba, es muy buena!

A todo ello, entre el café de la semana pasada, y la conversación que tuve con mi amiga, durante el fin de semana también lo hablé con una buena amiga mía especializada en competencias de las personas, le comenté que había topado conmigo un documento de alto valor: Invertir la ventaja de liderazgo extrovertido, el papel de la proactividad del empleado por ADAM M. GRANT University of Pennsylvania, FRANCESCA GINO, Harvard University, DAVID A. HOFMANN,University of North Carolina at Chapel Hill. Es por ello que hoy quiero hacer algo fuera de lo común realizado en este blog, el realizar un extracto de lo leído. El documento Orginal es: “Reversing the Extraverted Leadership Advantage: The Role of Employee Proactivity.”

Ser proactivo es bueno, ¿no? La mayor parte de la literatura, artículos, blogs disponible sobre estrategia, liderazgo y la eficacia o productividad en el trabajo apoya la idea de que el aprovechamiento de nuestro capital humano, animándonos a comportarnos de una manera proactiva la cual cosa puede mejorar nuestro rendimiento.

Parece como si nosotros también si somos reclutados o si somos las personas que reclutamos a gente, hacemos juicios de rendimiento, productividad basada al menos en parte, en nuestra percepción de su “atención” o proactividad. En el estudio reciente que se puede apreciar en el documento que os he hablado con anterioridad dice que encontró un estudio en que los hombres y las mujeres tenían más probabilidades de conseguir una entrevista cuando sus cartas de referencia mostraban con las palabras actividad o proactividad, además enfatizaron en lugar de comportamientos socio-emocional.

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Los investigadores han estado estudiando el comportamiento proactivo en el lugar de trabajo durante casi 15 años. Han descubierto que, al menos en Occidente, el comportamiento proactivo consiste en lo siguiente (Grant, Gino, y Hofmann, p 535.):

Hacerse cargo. Incluye conductas tales como:

1. Tratemos de crear mejores procedimientos para la unidad de trabajo
2. Tratemos de corregir un procedimiento o práctica defectuosa
3. Tratemos de aplicar soluciones a los problemas de organización urgentes

De voz. Incluye conductas tales como:

1. Hablemos con ideas para nuevos proyectos o modificaciones de los procedimientos
2. Comunicamos opiniones sobre asuntos de trabajo a los demás, incluso si nuestras opiniones difieren u otros no están de acuerdo
3. Desarrollamos y formulamos recomendaciones sobre cuestiones que afectan a a la empresa.

Influencia ascendente, que incluye acciones tales como:

1. Discutamos los problemas de producción con los líderes de la empresa.
2. Discutamos cuestiones de trabajo con el líder del departamento o empresa.

Para muchas personas, el comportamiento proactivo es su segunda naturaleza. Pero muchos luchan con este tipo de comportamiento. Tal vez debido a un conjunto de creencias implícitas sobre el comportamiento apropiado en el lugar de trabajo, creado a través de la cultura, la vida familiar, la experiencia educativa o el impacto acumulativo de los lugares de trabajo no receptivas a la proactividad de los empleados.
Las personas proactivas quieren ser escuchados, quieren que sus contribuciones reconocidas. Si sienten que sus contribuciones caerán en oídos sordos, serán desmotivados y su productividad se verá afectada.

¿Qué significa esto en la práctica? No fomentar un comportamiento proactivo o incluso de entrada, si ya se ha tomado una decisión, o si la entrada no va a ser parte del proceso de toma de decisiones.

Monitor de nuestro propio comportamiento. ¿Somos receptivos a un comportamiento proactivo? ¿Vemos un comportamiento proactivo como una amenaza a nuestro control, autoridad o el estado? ¿Cómo podemos premiar la conducta proactiva? Tratemos de hacer nuestras expectativas implícitas de seguidores y líderes explícitos, para ayudar a nuestro equipo a comprender cuándo tenemos un comportamiento proactivo, y cuando puede que no sea bienvenido.

Proactividad es algo que se promociona comúnmente como una vía para mejorar la toma de decisiones y el rendimiento. Sin embargo, puede ser un arma de doble filo. Fomentar un equipo que se comporten de forma proactiva, pero inconscientemente ser poco receptivo a un comportamiento proactivo es una receta para una disminución del rendimiento y la productividad.

Ser extrovertidos en términos de liderazgo no es del todo tan bueno como para ser.

El ser extrovertido ha demostrado ser importante para la percepción del liderazgo. Eso es cierto. Y la mayoría de nosotros creemos que los extrovertidos son mejores líderes. Sin embargo, un reciente estudio realizado por Grant, Gino y las personas introvertidas son buenos líderes también. Hofmann sugiere que hay momentos en que la extroversión en un líder podría disminuir el rendimiento del grupo.

Los introvertidos son buenos líderes también.

Entonces, ¿qué es la extroversión? Es la tendencia a buscar el estado, a ser dominante, extrovertido y locuaz. Normalmente pensamos en los extrovertidos cuando pensamos en líderes.

El equipo de investigación se preguntó si la proactividad seguidor / pasividad podría afectar la eficacia de estilo extrovertido de un líder.

¿Cuál es la proactividad? Proactividad es cuando los empleados toman acciones anticipadas a fin de aplicar el cambio organizacional. Acciones como hablar o dar voz, haciéndose cargo o influir en sus superiores.

En su primer estudio se midieron los resultados a partir de un servicio de entrega de una franquicia de una pizzería a nivel nacional, el control de ubicación. A su juicio, si el gerente local era extrovertido o introvertido, y si los empleados como grupo eran proactivos o pasivos. Encontraron que “el liderazgo extrovertido predijo mayor rendimiento tienda (beneficios) cuando los empleados eran pasivos, pero el rendimiento del almacén inferior cuando los empleados eran proactivos.” (P. 536).

Un segundo estudio experimental seguido, con estudiantes universitarios colocados en grupos, con un líder y seguidores asignados. Dos de los seguidores eran “cómplices” de los investigadores. La tarea de los estudiantes era doblar tantas camisetas como fuera posible en 10 minutos. Los líderes del grupo leen un pasaje sobre cualquiera de los líderes extrovertidos o introvertidos antes de comenzar la tarea. En todo grupo existe el líder y los seguidores.

Los seguidores (seguidores adicionales) fueron asignados al azar a un comportamiento pasivo, no hacer nada o de un comportamiento activo, sugirieron un mejor método de plegado.

Los resultados fueron interesantes. Cuando los seguidores eran pasivos, los grupos líderes extrovertidos obtuvieron mejores resultados que cuando los seguidores eran proactivos.
Sin embargo, los resultados se invirtieron para los líderes introvertidos, es decir, los grupos con líderes introvertidos realizan mejor cuando los seguidores son proactivos, menos cuando los seguidores son pasivos.

Los autores piensan que la explicación de este comportamiento podría estar en la teoría de los comportamientos gratuitos. Por ejemplo, los líderes extrovertidos, que buscan el centro de atención y el estado, pueden ver las conductas proactivas como amenazante. Líderes introvertidos pueden ser mejores oyentes y más a los intentos de los procesos grupales. Como resultado, los empleados podrían creer que el líder es receptivo o no receptivo al comportamiento proactivo, cambiando su desempeño como resultado.

Su investigación sugiere que la percepción de los líderes de la receptividad a la entrada podría afectar a la motivación y el rendimiento. Es decir, que los líderes que se cree que son altos en la receptividad tienden a tener mejor rendimiento del grupo de líderes que sean bajos en la receptividad. Líderes extrovertidos se cree que son más bajos en la receptividad a la entrada de los líderes introvertidos.

¿Por qué es esto importante? Las discusiones actuales de liderazgo populares son alentadores los dos estilos de liderazgo extrovertidos (incluyendo teorías de liderazgo carismático y el liderazgo transformacional) y, al mismo tiempo, fomentar conductas proactivas seguidor. Esta investigación sugiere que hacer las dos cosas al mismo tiempo, puede ser incompatible con un mejor rendimiento.

Entonces, ¿qué significa esto en tu mundo cada día de trabajo? Existen algunas limitaciones a este estudio, sobre todo porque las tareas en cuestión eran bastante estructuradas y concretas. Sin embargo, los autores sugieren algunas posibilidades:

Líderes menos extrovertidos pueden facilitar activamente conductas más proactivas entre los empleados, al ser más receptivos a los empleados hablar, animándoles a hacerse cargo, para desarrollar nuevos métodos de trabajo, y para ejercer una influencia al alza.

Los líderes altamente extrovertidos pueden mejorar el desempeño del grupo determinando qué situaciones exige un comportamiento proactivo, y practicar un estilo menos dominante, llegando a ser más reservado en esas situaciones.

La formación de futuros líderes extrovertidos a la identidad, estimular y recompensar las conductas proactivas. Sigo creyendo que el liderazgo ha de ser constructivo y funcional.

Como recuperar el poder ser extrovertidos, sé que estoy tratando de ser más reservado y receptivo a las ideas de otros. ¿Qué hay de nosotros?

No podía finalizar este post, dado su larga duración amenizando con un poco de música.

Gracias por leerme, por difundir, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.

Seguiré escribiendo, y aportando.

Ricard Lloria by @Rlloria

Photo Credit Stocksnap.io : Jay Mantri Stock Photo Snap

Bibliografía : “Reversing the Extraverted Leadership Advantage: The Role of Employee Proactivity”. The Academy of Management Journal. Vo. 54. No.3 June 2011. p. 528 – 550.

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

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La Planificación, los Imprevistos y Eisenhower o… Covey

por Freddy Hayvard

pusula-fiyatlariEstamos iniciando un nuevo año (*) y con ello enfrentamos el desafío de cumplir los objetivos y las metas determinadas para este período. Para lograrlo, es seguro que hemos “planificado” el quehacer necesario para ello y tenemos producto de ello, un muy buen plan. E incluso, es posible que lo hayamos hecho en el mes de Octubre o Noviembre pasado y ahora en este primer mes del año, estamos preparados (según nosotros) para enfrentar este nuevo desafío.

Pero la historia y más exactamente las investigaciones, nos señalan que un gran número de personas muy luego y dentro del primer trimestre, abandonarán esos planes tan bien elaborados y comenzarán a actuar en base a la improvisación. ¿Qué les sucedió? Algo que es de común ocurrencia: los imprevistos.

Varios de ustedes posiblemente estén pensando que justamente una buena planificación elimina los imprevistos. Sí, es cierto, pero no del todo, pues un buen proceso de análisis previo a la planificación propiamente tal, hace disminuir (pero no los elimina) los riesgos de tener un imprevisto.

Y ¿qué es un imprevisto? Es un hecho que no ha podido conocerse de manera anticipada. Otra definición: algo que ocurre sin que lo tuviéramos en mente, cuando se presenta sin dar signos o señales anticipadas que puedan anunciarlo. Y los imprevistos abundan, más allá de lo que nos imaginamos. Una llamada de nuestro jefe, una situación de competencia, un problema de recursos, una reunión más extensa, una cita que no resultó cómo imaginamos, unos prospectos que no se obtuvieron, una actividad no efectuada, etc.

Todos ellos, pueden parecer “excusas”, pero las más de las veces son IMPREVISTOS VERDADEROS y si no somos capaces de tomar alguna acción reparadora, nuestro plan original se verá alterado y posiblemente dejado de lado!!

Los “imprevistos” ocurren a todo nivel, y en especial en el área comercial, donde la interacción con la competencia, con los clientes y la búsqueda de prospectos, entre otros, muchas veces atenta contra la planificación previa, en especial contra los parámetros de actividad en los que queremos que se desempeñen nuestros vendedores. Y ello las más de las veces es producto de lo mal que administramos nuestros tiempos, porque considerando que es casi habitual que se presenten imprevistos, lo lógico es que tengamos herramientas que nos ayuden a solucionarlos sin que afecten el desarrollo de lo ya planificado.

Ante la aparición de estos “imprevistos”, la mayoría de las personas reacciona en dos formas: una, atacando el “imprevisto” para darle solución lo más pronto posible, y dos, deteniendo todo accionar pues el “imprevisto” pone en jaque al plan el cual ya no podrá ejecutarse. Ambas formas de reacción (no son las únicas por cierto), tienen algo en común: el tiempo que llevará la atención y solución del “imprevisto” con consecuencias en los plazos y objetivos del plan original.

Dwight Eisenhower, ex Presidente de los Estados Unidos, y en su momento Comandante Supremo de las tropas de los Aliados en el Frente Occidental durante la Segunda Guerra Mundial, debía de tomara diario infinitas decisiones y coordinar enormes recursos para cumplir su objetivo bélico, donde el tiempo era un factor decisivo, y para ello utilizaba una herramienta, de su propia invención según cuentan, y que consistía en dibujar un cuadrante en el que la importancia de las cosas se representaba en el eje horizontal y la urgencia en el eje vertical, de manera que quedaba una matriz de cuatro celdas. Y Eisenhower manifestaba que cuando algo es importante pero no urgente, la decisión correcta es planificar su realización en el momento apropiado. Cuando es  importante y urgente, se debe hacer inmediatamente, y cuando es urgente pero no importante, se debe delegar su realización a alguien. Preguntado sobre la cuarta combinación, el ex presidente también afirmó que “si no es urgente ni importante, simplemente no lo hago”.

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La teoría de esta matriz, se fundamenta en que una URGENCIA es determinada por las consecuencias de no tomar acción en forma inmediata, y de ahí que la pregunta clave para su resolución es ¿qué pasa si no lo hago? – esa simple pregunta nos puede ayudar básicamente a definir si realmente se trata de una urgencia o no (la mayoría de las interrupciones llegan disfrazadas de urgencia alta). Por lo tanto, lo siguiente es considerar la IMPORTANCIA, la que se fundamenta en función de su relación con las metas y objetivos de nuestro plan, y la pregunta clave debiera ser: ¿me hace avanzar o detener esta tarea imprevista hacia mis metas y objetivos?

Resumiendo, los consejos se encaminan a que si el imprevisto es:

1.- importante y urgente                          hazlo ya

2.- importante y no urgente                     planifícalo

3.- urgente y no importante                     delégalo* (Si no se puede delegar haz primero la tarea 1 y planifica la 2)

4.- no urgente ni importante                   no lo hagas

Esta matríz de análisis de imprevistos para tomar acción, ha sido popularizada por Stephen Covey cuando nos habla del hábito de “establecer primero lo primero” (en su libro los 7 hábitos de la gente altamente eficaz). Pero, sea Eisenhower o Covey su inventor, se trata de un herramienta simple y efectiva para tomar decisiones ante esos molestos “imprevistos”, los que, no dejemos de mencionar, que si se ha efectuado previamente un buen análisis y una mejor planificación, es posible que esos “imprevistos” sean menos de lo esperado.

Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos– Goethe.

(*) Este post fue publicado originalmente el 7 de enero de 2015.

Publicado en Inmarkint. Post original aquí.

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La matriz de Steven Covey y su aplicación a la productividad

Líderes y gerentes, con roles diferentes pero complementarios

Los planes nacen muertos, pero tienen que nacer

La mirada estratégica

Introducción a la Inteligencia Emocional para el trabajo directivo

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Síntesis de “Los 7 hábitos de la gente efectiva”, de Stephen Covey.

Por Juan Carlos Jiménez

lossietehabitos(El siguiente texto es un resumen personal elaborado para compartir rápidamente mis aprendizajes del libro de Stephen Covey. Juan Carlos Jiménez)

1. Son proactivas.

Son aquellas personas que son responsables de su propia vida. Son las personas que determinan la agenda que quieren seguir y desarrollan la habilidad de elegir las respuestas a lo que sucede alrededor de ellas. Estas respuestas son más un producto de sus valores y decisiones que de sus estados de ánimo y condiciones.

2. Comienzan con el fin en la mente.

Estas personas tienen una visión clara de sus objetivos y de ellos mismos, tienen un profundo significado de su vida y siguen principios universales de la existencia. De esta manera llevan a cabo las sus tareas de manera efectiva y positiva. Son personas que se dan cuenta que las cosas son creadas mentalmente antes de ser creadas físicamente. Son líderes de ellos mismos, por eso aclaran los valores y establecen prioridades antes de seleccionar sus metas y emprender algún trabajo.

3. Hacen primero lo primero.

Estas personas son sus propios gerentes. Ejercitan la disciplina. Organizan y administran su tiempo según las prioridades. Estas personas hacen lo que predican. Dedican más atención a las cosas que son urgentes pero no importantes y dedican también más tiempo a las cosas importantes pero no necesariamente urgentes. Son personas que cumplen las actividades que programan.

4. Cultivan relaciones ganar-ganar.

Estas personas tienen un profundo espíritu de cooperación. Creen en que la efectividad se logra a través del trabajo en equipo de dos o más personas. Tienen una mentalidad de abundancia y una actitud permanente de búsqueda del beneficio mutuo. Logran una comunicación efectiva y una gran confianza en su relación con los demás.

5. Buscan primero entender y después ser entendidos.

A estas personas les gusta mucho observar con detenimiento y escuchar con atención. No juzgan a los demás y se interesan en conocer las necesidades, intereses y preocupaciones de los demás. Este es un hábito clave en la vida, para construir buenas relaciones interpersonales y es la esencia del buen profesional.

6. Creen en la sinergia.

Las personas altamente eficaces practican la cooperación y el trabajo en equipo pero creativamente. Desarrollan la habilidad de valorar y aprovechar las diferencias que tienen con los demás y un gran espíritu de respeto mutuo. De esto obtienen perspectivas más amplias y diferentes.

7. Se afilan permanentemente.

Estas personas practican la auto-renovación y el auto-mejoramiento constante en su vida física, mental, espiritual y socio-emocional. De esta manera pueden incidir en todos los aspectos de su vida y a su vez pueden cultivar los otros 7 hábitos.

(Si desea ir al sitio web del libro de Stephen Covey haga click aquí).

Publicado en Cograf. Post original aquí.

Seguir leyendo:

La orientación al logro, otro desafío para el éxito gerencial

La matriz de Steven Covey y su aplicación a la productividad

La importancia de adecuarse a los nuevos paradigmas

Empatía y comunicación. Primera “Aptitud social” de la inteligencia emocional

Empieza con el Final en la Mente

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La matriz de Stephen Covey y su aplicación a la productividad

por Martín Ayala

Quizás hayas escuchado hablar alguna vez de la matriz de Stephen Covey. Dicho autor se especializa en efectividad, y en su libro Los siete hábitos de las personas altamente efectivas, Covey nos presenta esta matriz.

La misma contiene dos dimensiones: importante-no importante (va o no va con mi propósito) y urgente-no urgente (requiere o no atención inmediata).  Combinando estas dimensiones obtenemos cuatro cuadrantes como se muestra a continuación:

 

 

cuadrantres_covey4

Veamos uno a uno los cuadrantes:

  • El cuadrante 1 contiene las tareas que son importantes y urgentes. Aquí se incluyen las tareas que van con tu propósito laboral y que requieren atención inmediata. Un ejemplo de esto puede ser un reclamo urgente de un cliente importante debido a un problema crítico que podría implicar perder al cliente. Es importante y es urgente.
  • El cuadrante 2 incluye las tareas que son importantes pero no urgentes. Son tareas que van con tu propósito pero no requieren atención inmediata. Un ejemplo de esto podría ser el mantenerse capacitado y actualizado, o planificar la estrategia de un equipo. No es una tarea urgente pero es importante que se haga.
  • El cuadrante 3 se refiere a aquellas tareas que si bien no son importantes son urgentes. En realidad son tareas urgentes para otras personas, pero no van con tu propósito. Muchas de estas tareas aparentan que están en el cuadrante 1 pero por el hecho de no ser importantes no lo están. Ejemplos son llamadas, pedidos, que pueden delegarse o eliminarse
  • Finalmente en el cuadrante 4 se encuentran aquellas tareas que no son importantes ni urgentes pero que seguimos realizando por costumbre. Estas tareas implican un desperdicio del tiempo. Un ejemplo es cuando nos distraemos haciendo algo que no nos aporta nada ni a nosotros ni a los demás y por lo tanto resulta en una pérdida de tiempo

Ahora quiero proponerte es un ejercicio. Me gustaría pedirte que durante una semana de tu trabajo prestes atención al tipo de tareas que realices y que midas qué porcentaje de tu tiempo dedicás a cada cuadrante. ¿A qué cuadrante dedicás la mayoría de tu tiempo?

Si es al cuadrante 1 probablemente te encuentres apagando incendios permanentemente. El problema de esto es que lleva al estrés y al desgaste. Difícilmente tengas tiempo para planificar y anticipar problemas, identificar oportunidades y ver a futuro. Esta falta de planificación y anticipación va a hacer que surjan aún más problemas lo cual va a aumentar la cantidad de tareas en el cuadrante 1. Esto genera un círculo vicioso que desencadena más crisis y estrés.

Para romper con este círculo vicioso es necesario dedicar más tiempo al cuadrante 2: aquello que es importante pero no es urgente. Esto hará que las tareas del cuadrante 1 disminuyan.

¿Cómo podemos obtener más tiempo para dedicar al cuadrante 2? Para eso debemos quitarle tiempo a los cuadrantes 3 y 4.

El cuadrante 4 es totalmente inútil. No hay nada importante en el cuadrante 4 porque sino, por definición, estaría en el cuadrante 2. Las tareas en este cuadrante deben eliminarse.

El cuadrante 3 tampoco tiene mucho valor, excepto para otras personas. Para eso debemos aprender a decir no, o a delegar tareas. Al decir no a los cuadrantes 3 y 4 estamos diciendo sí al cuadrante 2. Y cuando esto ocurre el cuadrante 1 se hace cada vez menor.

Me gustaría que lo pongas en práctica, junto con las sugerencias para ser más productivo, y luego de 30 días vuelvas a evaluar el resultado.

Saludos

Martín

Licencia Creative Commons  Integra++ por Martin Ayala se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported

Publicado en IntegraMasMas. Post original aquí.

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La orientación al logro, otro desafío para el éxito gerencial

al-logropor Jose Manuel Vecino

La gestión gerencial en las organizaciones requiere un alto sentido de compromiso con los resultados, de tal manera que lo primero que debería recibir quien es nombrado o seleccionado para ocupar un cargo de dirección es la llamada “descripción del cargo” que le permita conocer desde el principio los entregables sobre los cuales será juzgado al momento de hacer la evaluación del desempeño.

La diferencia entre una gestión promedio y una sobresaliente reside en la capacidad de identificar la mejor manera de usar los recursos de los cuales dispone y su habilidad para desarrollar en el equipo de trabajo una rutina capaz de producir resultados sobresalientes y diferenciadores. La cotidianidad laboral que puede llevar a la rutina no es necesariamente sinónimo de aburrimiento por la condición repetitiva de la tarea. Aquí es donde aparece la importancia el sentido que tiene hacer la tarea para la cual hemos sido contratados.

La gestión gerencial exige la orientación al logro como condición para asegurar un camino que inicia dando una mirada al punto de llegada que le permita reconocer la complejidad de la ruta que debe recorrer, tener presente la meta anticipa una estrategia que optimiza los recursos que necesita para abordar con seguridad las tareas que, una vez realizadas, se convertirán en los escalones necesarios para avanzar, no siempre hacia arriba, pero siempre hacia adelante.

Los tres componentes básicos que están contenidos en la definición de la competencia “orientación al logro” son:

1) Planear: Se refiere a la capacidad de establecer con anterioridad los objetivos que se pretenden alcanzar, definir lo recursos tecnológicos, financieros y físicos que permitan asegurar los insumos necesarios para iniciar el proceso o entregar el servicio prometido. Es una manera de visualizar el camino que debemos recorrer y anticipar, a modo de posibilidad o probabilidad, las dificultades que deberemos sortear para iniciar el camino que nos llevará a la meta.

2) Ejecutar: En muchas ocasiones nos quedamos en la formulación de deseos, sueños y aspiraciones que pueden ser loables y hasta encontrar aliados en el equipo de trabajo, pero en muchas ocasiones terminamos por aplazar o nunca realizar esto que hemos diseñado con tanto cuidado. La capacidad de ejecutar es la puesta en marcha de la decisión, de realizar y convertir en realidad lo que hasta el momento es solo un proyecto o un plan bien concebido. Será la realidad de la ejecución la que permita adecuar los recursos, ajustar el proceso y reconocer la velocidad con la cual deberá realizarse la tarea.

3) Evaluar: Una vez finalizado el proyecto, el plan o la tarea es preciso hacer una revisión de resultados que nos permita contrastar lo planeado contra lo alcanzado, asegurar que se cumplió lo esperado y, especialmente, la capacidad de generar una reflexión que permita reconocer los aprendizajes alcanzados de tal manera que en el siguiente proyecto puedan incorporarse los mejoramientos que surgen como producto de la tarea realizada.

La búsqueda de resultados diferenciadores en la gestión debe encontrarse en capacidad de intuir caminos innovadores y llenos de propuestas capaces de retar la rutina que ha logrado mantener espacios de acción repetitivos. La consolidación del llamado “efecto resorte” nos hace creer por breves momentos que hemos dado un salto cualitativo y que por estamos preparados para alcanzar nuevas metas organizacionales, cuando en realidad se trata solo de un impulso que puede llevarnos de nuevo a la misma “zona de confort” de la cual partimos.

“Comenzar con el fin en la mente” es el segundo hábito que nos regala S. Covey en “los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”, se trata de imaginar que somos capaces de tomar las riendas de nuestra realidad y hacer realidad nuestros sueños a partir de los insumos con los cuales contamos, tenemos la capacidad de “crear dos veces” lo que nos proponemos, la primera en nuestra mente y la segunda es la expresión de eso que imaginamos. Asumir el liderazgo de mis resultados implica reconocer que la fuerza para producirlos nace del interior, es cuando reconocemos que los recursos y los insumos solo adquieren su identidad transformadora cuando combinamos cada uno de ellos de acuerdo al plano mental que previamente hemos elaborado.

Es muy importante considerar en esta reflexión que la competencia como tal es la expresión en modo presente de quien interpreta la acción como parte de un proceso que está en permanente desarrollo y que incorpora los objetivos comunes del equipo de trabajo. En este sentido la experiencia como tal de quien se apasiona por un resultado, resulta ser compartida con todos aquellos con quienes hacen parte de su mismo sueño. La gestión gerencial se manifiesta en la capacidad de reunir, combinar y proyectar los deseos de un equipo de trabajo que espera, partiendo de un plan de trabajo, ejecutando las tareas correspondientes obtener resultados que les permitan ser evaluados para encontrar los aspectos de mejoramiento que podrán llevar a las personas, al equipo y a la empresa a desempeños y productividades superiores.

Cuando iniciamos un proyecto nos imaginamos que será un éxito, que alcanzará los objetivos planteados y que sin duda nos permitirá avanzar a nuevos estadios de desarrollo. La planeación nos permite anticipar las posibles dificultades que hallaremos en el camino y desde el comienzo preparamos soluciones para contingencias que quizá nunca se presenten pero que son potencial fuente de problemas para el éxito esperado. La ejecución de los planes y tareas nos embarcan de nuevo en la necesidad de medir y controlar cada uno de los pasos que se van dando en el desarrollo del proyecto, allí podemos caer presa del reino de la improvisación ya que es preciso tomar las decisiones adecuadas para salir al paso a las dificultades reales para las cuales quizá no preparamos acciones en la fase de planeación. Finalmente, la evaluación se convierte en un aliado para reconocer y aplaudir lo que hizo bien y al mismo tiempo para identificar y valorar los aspectos que deben ser mejorados y ajustados para próximos proyectos.

Finalmente, llevando un poco esta reflexión al desempeño, encontramos en la cotidianidad organizacional que a muchos colaboradores no les gusta ser evaluados por diversas razones que van más allá de la típica subjetividad de la cual siempre se acusan a las herramientas de medición. Se trata de descubrir y valorar la importancia que tiene la planeación de resultados a partir del reconocimiento de las fortalezas que nos permiten impulsar la gestión hacia resultados superiores y diferenciadores.

Espero que estas opiniones permitan generar la debida discusión sobre las metodologías que podemos utilizar para consolidar la competencia de “orientación al logro”.

Este artículo es Copyright de su autor(a). El autor(a) es responsable por el contenido y las opiniones expresadas, así como de la legitimidad de su autoría.
El contenido puede ser incluido en publicaciones o webs con fines informativos y educativos (pero no comerciales), si se respetan las siguientes condiciones:
  1) se publique tal como está, sin alteraciones
  2) se haga referencia al autor (Jose Manuel Vecino)
  3) se haga referencia a la fuente (degerencia.com)
  4) se provea un enlace al artículo original (http://www.degerencia.com/articulo/
la-orientacion-al-logro-otro-desafio-para-el-exito-gerencial
)

  5) se provea un enlace a los datos del autor (http://www.degerencia.com/jmvecinop)

Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

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Papel e importancia del liderazgo en las organizaciones

liderazgo-ingenierosPor Alexis Codina

El liderazgo, junto con la “gestión del cambio”, ha sido, probablemente, el tema mas recurrente en la bibliografía sobre “management” en las últimas tres décadas. Se reconoce en la presentación del libro mas reciente de Henry Minztberg (Managing, 2010) cuando se expresa: “… hace medio siglo, Peter Drucker puso la gerencia en el mapa. Después, esta fué bruscamente desplazada por el liderazgo…”.

Los enfoques, modelos y herramientas gerenciales generados desde las últimas dos décadas del pasado siglo XX, en forma directa o tangencial, han estado relacionados con el liderazgo. Para citar algunos: el enfoque de la Excelencia, de Tom Peters; los Siete Hábitos de la Gente altamente Efectiva, de Covey; la Inteligencia Emocional, de Goleman; la V Disciplina y las Organizaciones que Aprenden, de Senge; la Gestión por Competencias, la Gestión del Conocimiento; el Empowerment; el Coaching, para mencionar algunos.

La Reingeniería, aparentemente el tema mas “ingenieril” del management, no ha escapado a esta influencia. Una década después de su lanzamiento a inicios de los años noventa, Champy, uno de sus creadores junto con Hammer, planteó que la causa principal de fracasos en proyectos de reingeniería fue un liderazgo deficiente.

Si consideramos que, la definición mas elemental de lo que es dirigir es: obtener resultados a través de otros, es comprensible la relevancia que se le ha dado al tema de liderazgo, cuyo propósito esencial es, precisamente, motivar, ejercer influencia y conducir a la gente a resultados superiores.

Pero, esto siempre ha sido así, ¿qué es, entonces, lo que ha generado esta atención, casi obsesiva por el liderazgo?. Dos tendencias estrechamente vinculadas pueden explicar esto: uno, la celeridad de los cambios en el entorno (tecnológico, económico, social) de las organizaciones, que demandan nuevos enfoques y comportamientos gerenciales; dos, cambios en el centro de atención de la gerencia contemporánea, de centrarse en los factores tecnológico-productivos, el marketing y las finanzas, que prevalecieron en décadas anteriores, al foco de atención en los recursos humanos, o capital humano, que se considera el principal recurso competitivo de las organizaciones. La tecnología mas avanzada, manejada por personal desmotivado o mal conducido es poco productiva, destacan muchas investigaciones.

Otro factor que puede explicar el renovado interés por este tema lo señala un especialista que plantea que, a medida que aumenta la proporción de trabajadores del conocimiento en una organización, aumenta también la necesidad de líderes. Hace falta gente que innove, que vea las cosas desde nuevos ángulos, que reaccione ante los clientes cambiando la forma de hacer las cosas.

Consecuente con esto, se han incorporado nuevos sistemas conceptuales y enfoques para la conducción de organizaciones. Se puede dirigir: la formulación de planes, el diseño de sistemas organizativos y de control, entre otras cosas; pero, la formulación de una visión y de estrategias para alcanzarlas, el desarrollo de valores y de una cultura organizacional, y la generación de compromiso, entusiasmo y pasión en la gente, que son prioridades de la gerencia en las nuevas condiciones, requieren liderazgo.

Hasta los años setenta-ochenta, en los textos de administración se utilizaban indistintamente los términos dirección y liderazgo. La exposición del tema “liderazgo” se limitaba, generalmente, a la presentación de las “teorías de liderazgo” que nos dicen cosas como las siguientes:

  • Unos líderes (jefes) son autoritarios, otros promueven la participación, mientras otros “dejan hacer” (laisse afaire).
  • Unos jefes están centrados en las tareas y resultados, mientras otros están más centrados en las personas.
  • Unos jefes se centran más en las tareas de iniciación (definen objetivos, preparan planes, organizan), mientras otros se centran más en las tareas de ejecución (orientación, evaluación, control).

Las investigaciones y trabajos más recientes sobre liderazgo se orientan a los siguientes aspectos:

  • Esclarecer la diferencia entre dirección y liderazgo.
  • Aclarar algunos “mitos” sobre el liderazgo.
  • ¿Qué hacen realmente los líderes efectivos?.
  • El liderazgo en la conducción de cambios en las organizaciones.

Dirección vs. Liderazgo

Una definición sobre liderazgo que puede encontrarse en cualesquiera de los textos utilizados para la enseñanza de la administración es que “el liderazgo es el proceso de dirigir e influir en las actividades de los miembros de un grupo” (Stoner). Kotter reconoce que “no existe una definición generalmente aceptada sobre liderazgo”, y lo define en forma parecida como “el proceso de llevar a un grupo (grupos) en una determinada dirección, fundamentalmente por medios no coercitivos” .

Una definición más novedosa sobre liderazgo la aporta Peter Senge en La Quinta Disciplina, cuando plantea: “En una organización inteligente (es decir, en la que todos sus integrantes y la organización como un todo son capaces de aprender constantemente) los líderes son diseñadores, guías y maestros. Son responsables de construir organizaciones donde la gente expande continuamente su aptitud para comprender la complejidad, clarificar la visión y mejorar los modelos mentales compartidos”.

Pero, ninguna definición sobre liderazgo permite identificar con claridad la diferencia entre dirigir y liderear. Warren Bennis ha sido el autor mas preciso cuando expresa:

  • el directivo (manager) administra, el líder innova;
  • el directivo mantiene, el líder desarrolla;
  • el directivo acepta la realidad, el líder la investiga;
  • el directivo se focaliza en sistemas y estructuras, el líder en las personas:
  • el directivo depende del control, el líder inspira confianza;
  • el directivo pregunta cómo y cuándo, el líder qué y por qué;
  • el directivo hace correctamente las cosas (eficiencia), el líder hace las cosas correctas (eficacia).

Kotter nos aclara un poco más esto cuando presenta un comentario donde opera con ambos conceptos: “Cada vez puede resultar más útil pensar que quienes ocupan cargos directivos son personas que crean agendas con planes (la parte de gestión) y visiones (la parte de liderazgo); personas que establecen, a través de una jerarquía bien organizada, redes susceptibles de aplicación práctica (parte de gestión) y conjuntos de relaciones alineadas (liderazgo); y personas que ejecutan tanto a través de controles (gestión) como de inspiración (liderazgo)”. Kotter resume esto planteando que los ejecutivos que no lideran están prácticamente programados, solamente formulan planes o presupuestos, no visiones ni estrategias para hacerla realidad.

Mitos sobre el liderazgo

Las primeras investigaciones sobre liderazgo se orientaron a tratar de identificar los “rasgos” o “características” de los líderes que los diferenciaban de los demás.

Robbins informa que una revisión de 20 estudios sobre los líderes de diferentes organizaciones, identificaron cerca de 80 características de la personalidad, pero sólo 6 fueron comunes a cuatro o más investigaciones. Estas características en las cuales los líderes tienden a diferir de los no líderes son: la ambición y la energía, el deseo de dirigir, la honestidad e integridad, la seguridad en uno mismo, la inteligencia y el conocimiento relevante sobre el trabajo.

En su trabajo durante cinco décadas con líderes de diferentes tipos de organizaciones, Peter Drucker llegó a la conclusión de que no existe tal cosa como una “personalidad” de líder. Tampoco existen los “rasgos” o las “características” de líder. “Entre los líderes más eficaces que conozco”, dice Drucker, “y con los que he trabajado durante 50 años, algunos se encierran en su oficina y otros son demasiado gregarios”. Algunos – no muchos – son “buenos tipos” y otros son rígidos y autoritarios. Algunos impulsivos y rápidos, otros estudian la situación y se toman siglos para llegar a una decisión. Algunos son cálidos, otros distantes, algunos vanidosos, otros retraídos y modestos. Algunos tienen el don de saber escuchar, mientras que otros son “lobos solitarios que no escuchan más que su propia voz”. Lo único en común es algo que no tienen: carisma, concluye este gurú.

Para Drucker, los mejores líderes saben cuatro cosas simples.

  1. La única definición válida de líder es que se trata de alguien que tiene seguidores.
  2. Un buen líder no es alguien a quien se “ama” o se “admira”. Liderazgo no es popularidad, liderazgo es resultados.
  3. Los líderes son muy visibles. Dan el ejemplo.
  4. Liderazgo no es ni rango, ni privilegios, ni dinero. Liderazgo es responsabilidad.

Los líderes de verdad son hacedores, no predicadores. Delegan cosas, muchas cosas, pero no delegan la única cosa que pueden hacer con excelencia, la única cosa que marca la diferencia, lo que define las normas o aquello por lo que quieren ser recordados. Eso lo hacen.

Tanto Robbins como otros especialistas desechan los resultados de las investigaciones y de la “Teoría de los Rasgos”, que fue la primera teoría sobre liderazgo. Entre las razones que aducen destacan cuatro:

  1. Pasan por alto las necesidades de los seguidores (un liderazgo es efectivo sólo si “conecta” con las necesidades e intereses de los seguidores).
  2. No ponen en claro la importancia relativa de varias características.
  3. No separan la causa del efecto (por ejemplo, ¿son los líderes seguros de sí mismo, o su éxito como líderes fomenta la seguridad en sí mismos?).
  4. Ignoran los factores situacionales (un tipo de liderazgo puede ser efectivo en unas circunstancias y en otras no serlo).

Concluye planteando que resultó demasiado ambicioso y poco realista, tratar de encontrar los “rasgos” de líderes de organizaciones tan disímiles como: una empresa siderúrgica, un hospital o un equipo de fútbol, además en diferentes momentos del desarrollo de esas instituciones y en entornos muy distintos.

Bennis y Goldsmith, en Learning to Lead (1997), uno de los trabajos más interesantes sobre el tema, analizan lo que consideran “Mitos sobre el liderazgo” en los que incluyen los siguientes.

-Mito 1- El liderazgo es una habilidad natural

Nada más lejos de la verdad. Todos tenemos algo potencial de liderazgo. Unas personas pueden ser líderes en una organización o circunstancias determinadas y en otras no, plantean.

-Mito 2- Los líderes nacen, no se hacen

Muchas investigaciones demuestran que en determinadas condiciones, se convierten en líderes personas que no se habían identificado como tales hasta ese momento. La mayor parte de las capacidades y competencias del liderazgo pueden ser aprendidas, si existen los deseos y la voluntad de aprenderlos. Lo cual no quiere decir que es fácil y que “cualquiera” puede convertirse en líder, plantean Bennis-Goldsmith.

En su experiencia de cinco décadas trabajando con muchos líderes, que se mencionó anteriormente, Drucker llegó a la conclusión de que: “aunque los líderes natos existen, son demasiado escasos para las necesidades urgentes actuales. El liderazgo, por tanto, puede – y debe – aprenderse”.

Estos son los resultados de muchas investigaciones y los criterios de especialistas muy destacados. Sin embargo, ¿por qué todavía pensamos que el liderazgo es una cualidad innata, que “hay que nacer con ella”?. En los cursos, talleres y consultorías en los que trabajo el tema de liderazgo siempre surge esta duda. Pienso que es el resultado de la mitificación que hacemos de lo que es un líder, pensando en personas que han ejercido una gran influencia, en la historia, en las organizaciones, o en nuestra propia formación. Los idealizamos de tal manera que nos parece imposible poder usarlos como modelos para orientar nuestro comportamiento y acciones.

El liderazgo no hay que verlo en esos niveles “tan lejanos y excepcionales”. Un buen maestro, o un buen padre, ejercen funciones de liderazgo muy importantes, educan, crean valores, modelan comportamientos, sirven de modelo, en fin, tienen “seguidores”.

Para ejercer un liderazgo efectivo hace falta determinadas cualidades, como para aprender idiomas, destacarse en un deporte, ser un buen profesional, o cualquier otra actividad. Pero, las experiencias demuestran que, la voluntad, el estudio, y la constancia son capaces de desarrollar capacidades que pueden suplir la ausencia de determinadas “cualidades naturales”.

-Mito 3- Los líderes son carismáticos.

Algunos si, otros no. Nuestra experiencia es que el carisma es más el resultado de un liderazgo efectivo que a la inversa. Un efectivo liderazgo incrementa la atracción de los seguidores.

-Mito 4- Los líderes existen sólo en los niveles altos de una organización.

Esto es falso, se pueden encontrar en cualquier nivel.

-Mito 5- Los líderes controlan, mandan, manipulan a otros.

El liderazgo es tanto el ejercicio del poder como el “enriquecimiento” de otros (empowerment). Los líderes se apoyan más en la atracción que en “empujar”.

En sus investigaciones sobre ¿Qué hacen los líderes?, Kotter identificó lo que considera que son los “requisitos para un liderazgo efectivo” que son: conocimientos del sector industrial y de la organización, relaciones en la empresa y en el sector industrial, reputación e historial, potencial y habilidad, valores personales y motivación. Cuando analizó de dónde proceden los atributos necesarios para estos requisitos llegó a la conclusión de que “un número sorprendentemente elevado de dichos atributos se desarrollan en el trabajo, como parte de la carrera profesional”, es decir que no se nace con ellos, sino que se desarrollan.

En las investigaciones de Goleman, Ryback y Weisinger sobre el papel de la inteligencia emocional y su impacto en el trabajo directivo llegan a la conclusión de que la mayoría de los aptitudes de la inteligencia emocional que tienen un impacto positivo en el liderazgo son aptitudes adquiridas, que se pueden aprender y desarrollar, por tanto, no son congénitas, no se nace con ellas.

¿Qué hacen realmente los líderes efectivos?

Aclarada la diferencia entre dirección y liderazgo, y esclarecidos los “mitos” sobre el liderazgo, el foco de atención de los especialistas se ha centrado en identificar ¿qué hacen realmente los líderes?.

El especialista mas reconocido en esta esfera, con muchas investigaciones realizadas durante más de una década, que presenta en algunos libros que se consideran “clásicos” sobre el tema es John Kotter, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard.

Después de estudiar comportamientos y prácticas de decenas de líderes de diferentes tipos de organizaciones, Kotter llegó a las siguientes conclusiones sobre lo que hacen los líderes exitosos:

1-Crean un programa para el cambio, que incluye:

a-Una visión de lo que puede y debe ser la organización que dirigen
b-Tener en cuenta los legítimos intereses a largo plazo de las partes involucradas.
c-Una estrategia para llegar a dicha visión.
d-Considerar todas las fuerzas organizativas y del entorno que estén involucradas.

2-Establecen una fuerte red de implementación, que comprende:

a-Relaciones de apoyo con las fuentes clave de poder, necesarias para llevar la estrategia a la práctica.
b-Vínculos y relaciones dotadas de fuerza suficiente como para lograr colaboración, cumplimiento y (cuando sea necesario) trabajo de equipo.
c-Un grupo central de personas fuertemente motivadas, que se comprometa a convertir tal visión en realidad.

Las investigaciones sobre estos comportamientos y prácticas se centran en “lo que hacen” los líderes exitosos, no en “cómo” lo hacen, que puede variar significativamente. Kotter se lamenta de que:

“Desgraciadamente, gran parte de las investigaciones sobre liderazgo se centran también en dichos índices y, por no tomar en cuenta sistemáticamente las diferencias de contexto o de lugar, ello da lugar a una interminable serie de conclusiones aparentemente contradictorias… A veces requiere años el poder afirmar si una persona que consiguió movilizar a un grupo de personas, realmente lo hizo en la dirección que más convenía… “. (antes había mencionado el caso de Hitler que, en algunas ocasiones, hizo gala de un fuerte liderazgo, pero conduciendo a la gente en una dirección que no le convenía a largo plazo y que por tanto, está claro que no se trató de un liderazgo efectivo).

Para que un liderazgo se considere efectivo, no es suficiente concebir una visión poderosa y atrayente, movilizar a la gente para alcanzarla, establecer los sistemas de relaciones y adoptar las edidas que aseguren su cumplimiento; es imprescindible que la visión conduzca a largo plazo, a un mejoramiento de la gente. Un liderazgo que conduzca a la autodestrucción, que deje a la gente extenuada y que no propicie y estimule su crecimiento y desarrollo, tanto material como espiritualmente, no puede considerarse efectivo.

Finalmente, un liderazgo efectivo no puede soslayar el aseguramiento de lo que se considera como los procesos básicos de la dirección:

  • la planificación, que permite precisar los medios para llegar a ciertos fines;
  • la elaboración de presupuestos, donde se precisan los recursos financieros necesarios, como parte del proceso de planificación;
  • la organización, que significa crear una estructura formal que pueda llevar a cabo los planes, dotarla del personal calificado requerido y la definición del rol que debe cumplir cada cual, así como de los incentivos necesarios, para delegar en ellos la autoridad requerida;
  • finalmente, el control, que supone la búsqueda constante de las desviaciones con relación al plan y realizar las acciones necesarias para corregirlas.

La conclusión más general a la que llega Kotter es que, no se trata de que lo que se denomina liderazgo sea bueno y lo que llamamos gestión (dirección, administración) sea malo. Simplemente son cosas distintas que sirven para cosas diferentes.

El liderazgo en la conducción de cambios en las organizaciones

La mayoría de las investigaciones y trabajos mas recientes sobre liderazgo lo vinculan con la gerencia de cambios en las organizaciones. La razón para establecer este vínculo está clara, un cambio requiere “ruptura”, descongelamiento, de los enfoques y prácticas que han venido aplicándose. Además, proporcionar una visión y estrategias que orienten el proceso así como motivar a los seguidores a alcanzarlas. Estas no son tareas típicas de “dirección”, sino de liderazgo.

Uno de los libros “clásicos” de Kotter se inicia con una sección que titula “Liderazgo y cambio”. Algunas de las experiencias y criterios que plantea sobre lo que debe caracterizar “una organización del siglo XXI lista para el cambio”, cuyas condiciones deben promover sus líderes son las siguientes:

  • La organización y sus directivos deben sentirse más presionados y menos complacientes todo el tiempo, no sólo en el momento de intentar un cambio.
  • Dicha organización se cuidaría de fortalecer el trabajo en equipo para poder crear, tan pronto como fuera necesario, una coalición con ese propósito.
  • Tendría permanentemente visiones apropiadas para todos los niveles, que actualizaría conforme a las circunstancias y comunicaría esas ideas de forma amplia y constante.
  • Delegaría constantemente funciones en sus trabajadores para que pudieran marchar en nuevas direcciones. Las mejores organizaciones han venido delegando más y más responsabilidades de dirección en los niveles inferiores.
  • También es necesario “limpiar la casa”, eliminando actividades que pueden hacer mejor otros. (esta es la base del “outsourcing”, subcontratación, o terciarización, como se denomina en diferentes trabajos).
  • Las firmas que no logran delegar más, ni suprimir actividades innecesarias, confrontan un creciente agotamiento entre sus directivos, los cuales trabajan en semanas de 50 horas, que se estiran a 60 y luego a 70.

Drucker plantea que “un líder del cambio” observa el cambio como una oportunidad, lo busca y sabe encontrar los cambios acertados y el modo de aprovecharlos, tanto fuera como dentro de la organización, lo que exige:

  1. Establecer políticas para forjar el cambio: Esto incluye, que la organización se torne más receptiva a la innovación, poner cada producto, o procedimiento “en el banquillo de los acusados” con el propósito de hacerle un juicio de “vida o muerte”, entre otras prácticas.
  2. Generar métodos sistemáticos de buscar el cambio y adelantarse a él: Consiste en establecer una política sistemática para buscar, cada seis o doce meses, cambios que permitan aprovechar oportunidades en lo que denomina “las ventanillas de oportunidad”, entre las que incluye: éxitos y fracasos de la organización o de los competidores, incongruencias en sus procesos, cambios en estructura y demandas de los mercados, nuevas tecnologías, entre otros.
  3. Determinar la manera correcta de introducir el cambio, tanto dentro como fuera de la organización: Propone que todo lo nuevo se ensaye primero en pequeña escala, promover abanderados entusiastas del cambio, tener dos presupuestos uno operativo y otro para generar y probar cambios, entre otras medidas.
  4. Establecer políticas para equilibrar el cambio y la continuidad: La institución tradicional se diseña con miras a la continuidad, lo que explica por qué chocan con la “resistencia al cambio”. Las personas deben sentir claridad en lo que se quiere lograr. El cambio requiere una información constante, la gente no puede sentir “sorpresa” sino la lógica de un movimiento hacia delante cuyo destino es relativamente conocido, y deseado.
  5. Otros comportamientos de liderazgo que se proponen para la conducción exitosa de cambios en las organizaciones son:
  • Despertar una sensación de urgencia, de la necesidad de producir el cambio.
  • Crear una coalición (equipo) poderoso que pueda liderar el cambio.
  • Desarrollar una visión y una estrategia para alcanzarla.
  • Comunicar la visión con pasión y constantemente.
  • Facultar a una base amplia para la acción (formar a otros para que actúen conforme a la visión).
  • Generar logros intermedios, a corto plazo, para que la gente vea que el cambio “camina”.
  • Consolidar las mejoras y generar más cambios.
  • Institucionalizar y arraigar los nuevos enfoques en la cultura de la organización.

Un comentario final

Las investigaciones y trabajos utilizados como referencia en este artículo han sido preparados por especialistas de países capitalistas desarrollados, principalmente EEUU y algunos europeos. Por tanto, los contextos en los que fueron formulados y el entorno para el que se realizan las propuestas son muy diferentes a los de las organizaciones latinoamericanas.

Sin embargo, proporcionan conocimientos y experiencias que, perfectamente, pueden ser utilizados por empresarios latinoamericanos, que requieren desarrollar sus capacidades y habilidades para el ejercicio de un liderazgo efectivo en sus organizaciones.

Este artículo es Copyright de su autor(a). El autor(a) es responsable por el contenido y las opiniones expresadas, así como de la legitimidad de su autoría.
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Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

El sistema de aptitudes de la inteligencia emocional. Enfoques y propuesta.

Los hemisferios cerebrales en el trabajo gerencial

Seguir leyendo:

El liderazgo y la capacidad de ejecución

Mitos y falsas creencias sobre el liderazgo

¿Qué se requiere del liderazgo?

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La importancia de adecuarse a los nuevos paradigmas

paradigma

Por Mercedes Hortelano VdP @MyKLogica

A raíz de la crisis se está escuchando, cada día más, que estamos en pleno cambio de paradigma y que quien no lo haga, tiene un futuro muy poco halagüeño. Unos dicen que tardará años, otros decimos que se dará en muy poco tiempo. ¿Qué es todo esto? ¿Qué está pasando?

Quizás lo primero es definir qué es un paradigma y cuál es el paradigma actual por el que nos movemos. Un paradigma es el conjunto de reglas, escritas o no, las cuales determinan nuestra moral, creencias, visión de la realidad y del mundo. La cuestión con los paradigmas es que pueden cegarnos a “otras realidades”. Uno de los ejemplos más estudiados al respecto es lo que aconteció con el reloj de cuarzo:

[…] Suiza es un país conocido por sus relojes. En 1970, Suiza controlaba el 90% del mercado mundial de relojes. Un día un técnico de una de las mayores empresas de relojería mostró a sus jefes un nuevo modelo que acababa de inventar. Se trataba de un reloj electrónico de cuarzo. Su superior observó el prototipo y le dijo: “Esto no es un reloj. No tiene resortes ni rubíes”, y no dio ninguna importancia al descubrimiento. Pero los japoneses y los estadounidenses sí se la dieron. Y el mundo entero también. Pusieron a la venta el reloj de cuarzo, y en 1982, el 90% del mercado que controlaban los suizos, se redujo al 15%. Perdieron el liderazgo y cincuenta mil puestos de trabajo por culpa de la nueva tecnología, ¡inventada por un suizo! […]

Fuente: WikiLearning

En este caso, el paradigma conllevó que asimilaran el servicio que vendían, “medición de tiempo”, con la máquina que, en ese momento, se utilizaba para hacer tal medición y sólo quien estaba fuera del viejo paradigma, estadounidenses y, sobre todo, japoneses, pudieron prever las oportunidades que el cambio  conllevaba.

Igual estoy confundida pero, personalmente, relaciono los cambios de paradigma con la saturación de mercados. Creo que la primera señal de que un cambio de paradigma está a punto de aparecer es cuando los mercados  dejan de crecer por incremento del valor añadido del servicio. Éste se asimila a un producto y su crecimiento comienza a realizarse por diversificación, con la consecuente atomización y coste que ello conlleva (branding, marketing, ventas, investigación, etc.). Bajo mi perspectiva, el siguiente aviso se da cuando el crecimiento pasa a darse por fusiones y adquisiciones. Todo ello, a la postre, significa una saturación del mercado. Por mucho que se intente que siga creciendo de forma artificial, antes o después se llega a una vía sin salida o crisis. Algunos ejemplos, en España, los  tenemos en los sectores de la construcción (y servicios adyacentes), automoción (¿cuántos coches quieren que tengamos por familia?) y telefonía móvil (idem):

  • ¿Cuánto venden? Aquello que por crecimiento vegetativo era de esperar (nuevos clientes que entran en el mercado y reposición).
  • ¿Quiénes están vendiendo más? Aquellos que siguen ofreciendo nuevos valores añadidos: smartphone, iphone, etc. y que están cambiando el paradigma o reglas por las que se movía la telefonía móvil.
  • ¿Quiénes tienen más probabilidades de seguir vendiendo? Seguramente aquellos que se adecúen a una nueva forma de relacionarse y comunicarse que está prendiendo en la sociedad. Es decir, aquellos que, de nuevo, se sumen al cambio de paradigma.

Cuando hay un cambio de paradigma, quien no se suba al carro acaba estrellándose, bien en forma de reconversión, bien en forma de extinción, por muy importante que haya sido en el viejo orden. En España tenemos numerosos ejemplos de lo que ha sucedido a lo largo de los últimos 30 años, entre la reconversión minera, siderúrgica y naval y atención a lo que se avecina con los Bancos y Cajas, actualmente.

Permitidme que para finalizar, ilustre “la importancia de adecuarse a los nuevos paradigmas” con esta anécdota tal y como la narra Frank Koch en Proceedings, la revista del Instituto Naval de Estados Unidos:

Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento, habían estado de maniobras en el mar con tempestad durante varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era pobre; había niebla, de modo que el capitán permanecía sobre el puente supervisando todas las actividades.

Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informó: “Luz a estribor”.

“¿Rumbo directo o se desvía hacia popa?”, gritó el capitán. El vigía respondió que directo, lo que significaba que nuestro propio curso nos estaba conduciendo a una colisión con aquel buque.

El capitán llamó al encargado de emitir señales. “Envía este mensaje: Estamos a punto de colisionar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo.”

Llegó otra señal de respuesta: “Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo”.

El capitán dijo: “Contéstele: Soy capitán; cambie su rumbo 20 grados”.

“Soy marinero de 2ª clase – nos respondieron -. Mejor cambie su rumbo 20 grados”.

El capitán ya estaba hecho una furia. Espetó: “Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados”.

La linterna del interlocutor envió su último mensaje: “Yo soy un faro”.

Cambiamos nuestro rumbo.

Fuente: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. S.R.Covey

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Entradas relacionadas:

Publicado en MyKLógica. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Inteligencia emocional, Motivación, Remuneración

Visión estratégica y predicción

Competencias Básicas: Autoestima, Asertividad y Empatía

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