Ayudar a los demas a desarrollarse. Aptitud de la inteligencia emocional

Por Alexis Codina

“El jefe de toda organización es, esencialmente, un maestro. En la actualidad, la gente necesita percibir que es cada vez más competente” – Goleman.

“Ayudar a los demás a ayudarse a sí mismos, es una de las prácticas más valiosas de la inteligencia emocional” – Weisinger.

El desarrollo de las aptitudes de la inteligencia emocional que se han analizado en los temas anteriores, desde el punto de vista del trabajo gerencial, debe propiciar que los que dirigen puedan ejercer una influencia mayor en el mejoramiento del desempeño y resultados de la gente que dirigen.

Pero, esto no es suficiente. Por lo que se plantea en las citas que inician este capítulo, los que dirigen deben ir más allá, ayudar al desarrollo de su gente. Esta es la esencia de la aptitud que se analiza en este capítulo. Además, de lo que plantean Goleman y Weisinger sobre esto, se han incluído dos temas que conectan directamente con el propósito de esta aptitud como son: el “empowerment” y el coaching, que han recibido una atención especial de los especialistas en habilidades gerenciales en los últimos años.

1 – La aptitud emocional de “ayudar a los demás”

Goleman define la dimensión de la IE que llama “Ayudar a los demás a desarrollarse”, como la aptitud de: ”Percibir las necesidades de desarrollo de los demás y fomentar su capacidad”. Las personas dotadas de esta aptitud:

  • Reconocen y recompensan las virtudes, los logros y el progreso de los demás.
  • Ofrecen críticas constructivas e identifican los puntos que el otro debe mejorar.
  • Asesoran, brindan consejos oportunos y asignan tareas que fortalezcan y alienten las habilidades del otro.

Algunas ideas interesantes que plantea sobre esto se resumen a continuación.

  • Este arte se practica de persona a persona; el núcleo de la instrucción y el perfeccionamiento es el acto de aconsejar.
  • La efectividad de estos consejos gira sobre la empatía y la capacidad de centrar la atención sobre los sentimientos propios para compartirlos. (Recordar el planteamiento de Goleman de que “los sentimientos son contagiosos”, por tanto, se pueden transmitir).
  • Un buen instructor o mentor, que ayuda a los empleados a desempeñarse mejor, aumenta su lealtad y la satisfacción con el trabajo.
  • En investigación que comenta se reveló que, los directivos más exitosos en esta esfera, se apoyan, principalmente, en la crítica constructiva y la revelación de pequeños secretos para perfeccionar las habilidades necesarias.
  • Los mentores mas destacados muestran un sincero interés personal por aquellos a quienes orientan, y demuestran empatía y comprensión hacia sus empleados.
  • El “efecto Pigmalión” tiene un papel importante en los resultados que se obtengan. Esperar lo mejor de alguien puede transformarse en una profecía autocumplidora.
  • Una manera de fomentar las expectativas positivas es dejar que otros tomen la iniciativa y fijen sus propios objetivos, en vez de dictar las condiciones y la dirección de su perfeccionamiento. Esto equivale a pensar que los empleados son capaces de decidir sobre su propio destino.
  • Otra técnica que alienta a la gente a desempeñarse mejor es señalar los problemas sin ofrecerles solución; esto implica que el otro desarrolle iniciativas para hallar la solución por sí solo. Los preceptores sobresalientes utilizan esta estrategia, inician algo equivalente a un diálogo socrático; guiando a la persona por un serie de preguntas. (Esta es una de las técnicas del coaching, que se verá mas adelante).
  • En un nivel de desarrollo más elevado, el instructor o mentor, asigna una tarea que brindará a la persona el entrenamiento, la experiencia o el desafío que necesita. Esto puede hacerse delegando responsabilidades o poniendo al otro a cargo de un proyecto que requiera nuevas habilidades.

Weisinger propone lo que llama “cuatro maneras de ayudar a los demás a ayudarse a sí mismo”, que son:

  • Mantener una perspectiva emocional.
  • Cómo tranquilizar a una persona que está fuera de control.
  • Escuchar y ser comprensivos.
  • Ayudar a los demás a planificar y alcanzar objetivos.

A continuación, un resumen de los consejos y técnicas que propone para su aplicación.

a-Mantener una perspectiva emocional

En los temas anteriores, tratamos sobre nuestras emociones, pero no analizamos en qué medida nos afectan las emociones de los demás. Imaginemos que tenemos que tratar con alguien un tema delicado. Nos dirigimos a él con toda tranquilidad, pero empieza a enfadarse, porque considera que no hemos tenido en cuenta todos los elementos. Como se ha planteado anteriormente “las emociones son contagiosas”. Con facilidad, la ira y la irritación del otro pueden transmitirse a nosotros, sin darnos cuenta.

Por suerte, el “contagio” de las emociones puede prevenirse. Para esto, Weisinger propone lo siguiente:

  • Preveer el estado emocional del otro.
  • Sintonizar con el comportamiento del otro.
  • Usar afirmaciones positivas.
  • Usar técnicas de relajación.

Estas técnicas se analizaron en temas anteriores, cuando se trabajó con las “Aptitudes Personales”, es decir, en el manejo de nuestras emociones. Se trata, ahora, de utilizarlas con respecto a las emociones “de los demás”.

A menudo es imposible prever el estado emocional de otra persona, porque carecemos de pistas (por ejemplo, el primer encuentro con un cliente). Pero, en algunas situaciones, sí es posible y, en este caso, podemos diferenciar nuestras emociones de las de nuestro interlocutor y establecer una estrategia para manejar la situación con eficacia. La clave para aprender a no “contagiarnos”, es identificar la emoción con la que nos enfrentamos; de este modo, estaremos alerta y nos daremos cuenta de si empezamos a imitar algún comportamiento, propone Weisinger.

b-Cómo tranquilizar a una persona que está fuera de control

Si no tranquilizamos a una persona que está fuera de sí, no hay posibilidad alguna de ayudarla. Tranquilizarse significa reducir la ansiedad emocional. Una de las técnicas que no suele funcionar es pedirle a la persona que se relaje o se calme; la respuesta habitual suele ser la contraria. Para esto, Weisinger propone dos técnicas: el apaciguamiento y reorientar la conversación, actuar de la forma siguiente.

  1. Indiquémosle que tome asiento: Cuando deje de caminar de un lado a otro estará más relajado.
  2. Ofrezcámosle algo de beber: Cualquier bebida que no tenga cafeína ayuda a enfriar los ánimos.
  3. Pidámosle que hable más lento: “Quiero oír lo que me tienes que decir, pero no puedo si hablas tan aprisa”. Al hablar mas lento se reduce el grado de ansiedad.
  4. Debemos ofrecerle un “tiempo muerto”: Reduce la velocidad de respuesta de las emociones. Digámosle que tenemos que hacer una llamada, u otra cosa urgente, con esto le damos tiempo para respirar y reducir la tensión.

Una vez que tenga sus emociones bajo control, podemos empezar a dirigir la conversación por un mejor camino.

Una persona que está enfadada o ansiosa, tiende a repetir las mismas frases una y otra vez, con lo cual se sumerge más en el estado emocional en que está. Incluso después de sentarse y beber agua, en su mente sigue repitiendo estas mismas frases. “No puedo, esto es demasiado”. Además, generalmente, tienden a exagerarlo todo, convirtiendo la situación en una catástrofe: “No acabaré el proyecto y perderemos el cliente”.

Weisinger propone que debemos interrumpirla y romper el círculo vicioso haciendo que vea el problema de una manera diferente; una forma de conseguirlo es ofreciéndole perspectivas alternativas. “Realmente, considero que no debes preocuparte de esa forma, estoy seguro de que podrás resolverlo, como has hecho en otras ocasiones”.

c-Escuchar y ser comprensivos

Es la técnica de la “atención dinámica” (escucha empática) que se trató anteriormente, que Weisinger considera como una herramienta que ayuda a los demás a comprender mejor una situación difícil, a sentirse más optimista sobre su capacidad para manejarla y sentirse valorados porque cuenta con el apoyo de otra persona. Para que sea efectiva plantea dos pasos básicos: reconocer que aceptamos lo que dice quien nos habla; y ayudarle a aclarar sus ideas y sentimientos.

Si aceptamos lo que nos dice, sin juzgarlo ni criticarlo, se sentirá más seguro para abordar el verdadero problema. Que lo aceptemos no significa, necesariamente, que estemos de acuerdo, sino que se ha recibido el mensaje transmitido y comprendemos el sentimiento que lo alimenta. “Comprendo lo que me dices y cómo te sientes”, “¿Puedes profundizar más en el tema?”.

Cuando estamos angustiados nuestro pensamiento se distorsiona. Podemos ayudarlo a que identifique los sentimientos que lo han alterado. Para esto, Weisinger propone cuatro técnicas de la “escucha activa”:

  1. Repetir lo que dice la otra persona: Hay ocasiones en que las personas no hubieran querido decir lo que han dicho. Cuando se lo repetimos toman conciencia de su significado e impacto.
  2. Parafrasear lo que pensamos que quieren decir: Al parafrasear no emitimos un juicio de valor sobre lo que nos dicen, pero sí nos vemos obligados a juzgar lo que nos parece más importante para el que habla. Con esto, lo ayudamos a descubrir qué es realmente lo que le molesta.
  3. Compartir nuestra percepción de sus sentimientos: Tiene dos objetivos: primero, al comentar sus sentimientos le permitimos ver la situación de otro modo; segundo, obtenemos una respuesta a nuestras percepciones y, por tanto, podemos corregirlas según corresponda.Para ser eficaces debemos evitar situaciones como las siguientes: que el otro sienta que lo estamos juzgando; darle a entender que nuestra evaluación es negativa; hacer afirmaciones desafiantes (“Estas exagerando”). Es necesario que verifiquemos continuamente la precisión de nuestras impresiones: “Me parece que te sientes frustrado, ¿no es así?”.
  4. Hacer preguntas intencionadas: Con esto, la ayudamos a aclarar sus pensamientos y sentimientos y nosotros, por nuestra parte, comprenderemos mejor la situación. Existen tres niveles de preguntas intencionadas: las abiertas, las orientadas y las específicas.Alguien ha recibido una oferta de traslado a otro lugar, tiene muchas preocupaciones, acude a nosotros pidiendo ayuda. Podemos empezar con una pregunta abierta: ¿Qué piensas hacer?; nos responde que se siente preparada pero teme que, al final, se sienta decepcionado; podemos preguntarle: “¿Cuáles son las ventajas y desventajas del nuevo trabajo” (pregunta orientada); valora los pro y los contra, pero todavía está indeciso; ahora podemos hacerle una pregunta específica: “¿Qué información necesitas para decidirte?”.

d-Ayudar a los demás a planificar y alcanzar objetivos

Para esto, Weisinger propone tres opciones que les llama: 1-Ayudar a la persona a hacer un contrato; 2-Simular una situación real y; 3-Respaldar los pasos positivos.

El “contrato” puede ser verbal, pero propone que preferentemente debe ser escrito, “porque no da lugar a malos entendidos”. Como parte del contrato, la otra persona acuerda realizar o intenta llevar a cabo una tarea particular y comunicarnos sus resultados. La persona ya ha decidido qué rumbo tomar; el contrato sirve de herramienta motivadora para asegurarnos de que finaliza la tarea. Debe incluir:

  • Una definición del objetivo.
  • Una lista de los pasos necesarios para cumplirlo.
  • El compromiso de la otra persona de seguir todos los pasos.
  • Nuestro compromiso de proporcionar apoyo, aliento y ayuda, para definir la estrategia a seguir.

“Simular una situación real”, parte de que, muchas veces, la otra persona no se siente capaz de realizar una tarea, porque no le es familiar o le causa ansiedad. Primero, debemos ayudarla demostrándole que es capaz de hacerla con eficacia. Después, ensayaremos un diálogo con la otra persona en que representemos su papel, mientras ella representa el de su jefe o subordinado con el que va a discutir; después cambiamos los roles.

Finalmente, para “Respaldar los pasos positivos”, podemos ayudarla haciéndole reconocimientos de los avances en la superación de los problemas y comportamientos que la afectaban, corrigiendo imprecisiones, informándole de otras experiencias, usando el elogio y la recompensa.

2 – El “empowerment” como herramienta para ayudar a otros a desarrollarse

En los años noventa, en que se produce el “boom” de bibliografía sobre la Inteligencia Emocional, también se generaron diferentes herramientas que pueden contribuir al desarrollo de algunas de sus aptitudes. En lo relacionado con “Ayudar a otros a desarrollarse”, un papel importante puede jugar la aplicación del “empowerment”.

Uno de los libros más difundidos sobre el tema es el que presenta el reconocido profesor y consultor de temas gerenciales Ken Blanchard, junto con John P. Carlos y Alan Randolph, en: “Las 3 claves para el empowerment. Cómo dar poder para liberar la capacidad de las personas y lograr que den lo mejor de sí”. (2000). (En 1996 había publicado “El empowerment requiere más de un minuto”, que resultó un “bestseller” y se tradujo a diez idiomas).

Al igual que en las investigaciones que realizó Goleman, cuando estos especialistas le preguntaron a directivos “¿Qué esperan de la gente?”, casi todos respondieron: “Queremos a personas que sepan resolver problemas, que tengan iniciativa y que se comporten como si el negocio les perteneciera”. Cuando le preguntaron a la gente: “¿Qué quisieran en el nuevo contrato?”, respondieron: “Queremos aprender habilidades nuevas que no sólo nos sirvan aquí, sino que también podamos llevar con nosotros si tenemos que buscar otro trabajo”. Para atender ambas expectativas plantean que, realmente, lo que necesitan es “empowerment”.

Lo definen como una “tecnología de punta” que aporta la ventaja estratégica que buscan las empresas así como la oportunidad que desea la gente. Es una manera de involucrar a los miembros de los equipos, como si fueran socios, para determinar el éxito o fracaso de una empresa. La verdadera esencia del empowerment procede “de la liberación de los conocimientos, la experiencia y la capacidad de motivarse que ya tiene la gente pero que no aprovecha en absoluto”, enfatizan. (Un comentario, este planteamiento también se señala como fundamento de “Las organizaciones que aprenden”, así como en la llamada “Gestión del conocimiento”, dos de los modelos gerenciales más difundidos en los últimos años).

El modelo que desarrollan se basa en tres elementos:

  1. Las tres claves para implantar el empowerment en las organizaciones.
  2. Las tres fases para llegar al empowerment, por las que tiene que pasar todo líder y miembro de los equipos para implantarlo.
  3. El modelo de “Liderazgo Situacional”, que inicialmente formularon Blanchard y Hersey a mediados de los años ochenta.

Las “tres claves” para desarrollar el empowerment que plantean son las siguientes.

  1. Compartir la información con todo el mundo: Cuando los líderes están dispuestos a compartir la información de que disponen –tanto la buena como la mala- empiezan a ganarse la confianza de su gente, pues ésta se da cuenta de que la incluyen y confian en ella. (Esto también lo propone Charan en “El Arte de la Ejecución en los Negocios”).
  2. Potenciar la autonomía a través de los límite: En una jerárquica, la estructura sirve para inhibir la conducta de la gente. Las reglas, los procedimientos, las políticas y las relaciones de comunicación con la dirección se diseñan para informar a la gente de lo que no puede hacer o de cómo debe realizar una meta. Los límites, en una cultura de empowerment, adoptan la forma de declaraciones de objetivos en colaboración, reglas para tomar decisiones y asociaciones de gestión del rendimiento. Dentro de estos límites, los miembros de los equipos pueden decidir lo que hay que hacer y cómo hacerlo.
  3. Los equipos sustituyen la jerarquía: Consiste en sustituir, paulatinamente, las funciones de la antigua jerarquía por equipos autodirigidos. Una conclusión de sus investigaciones es que los equipos son más eficaces que los individuos, en las situaciones complejas. Pero, los equipos autodirigidos, dotados de empowerment (es decir, en los que se liberan sus potencialidades), son muy diferentes de los equipos participativos y los círculos de calidad. Además de recomendar ideas, toman y ejecutan decisiones y se responsabilizan con sus resultados.

Las “tres fases” para llegar al empowerment que proponen son:

  1. Emprender y dirigir el viaje: Consiste en preparar a los líderes y equipos para que comprendan la necesidad de actuar y de comprometerse con el cambio que supone el desarrollo del empowerment.
  2. Cambio y desaliento: En algún momento del “viaje” hacia el empowerment, la gente adquirirá suficientes conocimientos sobre hacia dónde va, como para darse cuenta de que no sabe muy bien cómo se hace para llegar hasta allí. La tarea principal, en esta fase, es disipar las dudas y desconfianzas y dotar a los líderes y equipos de los conceptos y técnicas para “continuar el viaje”.
  3. Adoptar y perfeccionar el empowerment: Los líderes y equipos empezarán a adoptar los nuevos hábitos, actitudes y conductas del empowerment y “a ver la luz al final del túnel”.

 

Un comentario

Aunque sus autores no lo explicitan, cuando se analiza la lógica y los propósitos de las “tres fases para llegar al empowerment” que plantean, se corresponden con el “modelo de cambio”, que planteó Kurt Lewin, con el desarrollo posterior que le aportó Schein, que son: descongelamiento, cambio y recongelamiento.

Las “tres claves” proponen una ruptura con paradigmas de enfoques gerenciales (información, autonomía, jerarquía) que deben superarse. Las “tres fases”, guían el proceso de cambio hacia el empowerment. El sistema conceptual que orienta todo el proceso que proponen para el desarrollo del empowerment es la teoría del “Liderazgo Situacional” que formularon a mediados de los años ochenta Blanchard y Hersey que se creó “para desarrollar al máximo el rendimiento de los individuos a través de un liderazgo eficaz de uno a uno”.

En nuestro criterio, esta “teoría” hizo dos aportes importantes. El primero, a diferencia de las teorías de liderazgo anteriores, que se centraban en lo que hacían, o debían hacer, los líderes para ser efectivos, el “Liderazgo Situacional”, se centra (parte) de los subordinados. El segundo aporte, es que proporciona un enfoque flexible sobre el estilo de liderazgo que debe aplicarse, en función del nivel en que se encuentren los seguidores. Trabaja con dos variables: el “nivel de madurez de los subordinados” y; los “estilos de liderazgo” que pueden aplicarse.

El “nivel de madurez de los subordinados” es una combinación de dos factores: la competencia y el compromiso. La “competencia” está determinada por los conocimientos y habilidades que un individuo aporta a un objetivo o tarea. La mejor manera de determinarla es a través del rendimiento. Sin embargo, puede desarrollarse con el tiempo, si se dan un apoyo y dirección adecuados, plantea Blanchard.

El “compromiso” es una combinación de la motivación del individuo y la seguridad en sí mismo al realizar una tarea o perseguir un objetivo. El interés y el entusiasmo se manifiestan en la conducta, a través del grado de atención, estado de ánimo, los niveles de energía y las expresiones orales y faciales, señala. La confianza se caracteriza por la seguridad de la persona y depende de hasta qué punto una persona cuenta con las habilidades requeridas para realizar una tarea.

Según las investigaciones en que se basaron, consideran que las relaciones entre jefe y subordinados transitan por cuatro fases:

1era. Al iniciar su trabajo en la organización es preciso instruirlos y familiarizarlos con las reglas y procedimientos de la organización. Además, proporcionarle los conocimientos necesarios. En esta fase, es muy apropiado en el dirigente una alta orientación a la tarea.

2do. Cuando los subordinados comienzan a aprender sus tareas, sigue siendo indispensable la dirección orientada a la tarea, porque aún no pueden aceptar la plena responsabilidad. Sin embargo, puede irse aumentando la confianza depositada en ellos y comenzar a utilizar conductas orientadas al personal.

3ero. Aumentando la habilidad y motivación de los subordinados, ellos mismos comienzan a buscar mayor responsabilidad. Ya no es preciso que el dirigente sea muy autoritario.

4to. Gradualmente, los subordinados adquieren confianza en sí mismos y mayor experiencia. El dirigente puede ir reduciendo el apoyo y darle mayor independencia a los subordinados.

Esto no es esquemático, alguien puede tener determinada competencia para una tarea específica y para otra no. También puede sentirse comprometido con algo que lo motive y en lo que se sienta seguro y para otras cosas no. Aunque la meta del “empowerment” es la “independencia”, el individuo tendrá necesidades específicas, a medida que varían su competencia y compromiso. Para esto, los líderes pueden usar diferentes estilos de liderazgo. Los cuatro que proponen son:

  • Directivo: El líder indica qué hacer, cómo y cuándo. Recomendable cuando el subordinado no tiene todavía preparación para asumir completamente la tarea.
  • Preparación: Elevada conducta de dirección y mucha de apoyo. Proporciona al subordinado la orientación que le permita ir desarrollando sus capacidades.
  • Apoyo: Disminuye el comportamiento de “dirección” y se elevan los de apoyo y facilitación. Recomendable cuando el subordinado ha adquirido niveles de competencia y compromiso que le permiten determinada independencia.
  • Delegación: Se concede autoridad al subordinado para desarrollar las tareas, incluyendo la toma de decisiones. Se aplica cuando éste ha adquirido los niveles de conocimiento y compromiso que le permiten actuar con independencia, sin la supervisión directa del jefe.

Tres enseñanzas pueden extraerse de la propuesta de estos especialistas.

  1. El importante papel que deben y pueden jugar los jefes en el desarrollo de las competencias y niveles de compromiso de sus subordinados.
  2. La necesidad de adaptar los estilos que se utilicen en la conducción de los subordinados, al nivel de competencia y compromiso de cada cual, con respecto a la tarea específica que se le asigne.
  3. Ningún estilo de liderazgo es el “mejor”, en todos los casos, ni con todas las personas.

3 – El coaching, herramienta para el desarrollo de dirigentes y subordinados

El “coaching” se ha hecho muy popular desde fines de los años noventa del pasado siglo XX. Abundan las publicaciones y se ofertan diversos servicios de consultoría, así como programas formativos, incluyendo Maestrías, para desarrollar conocimientos y habilidades en su aplicación.

Chiavenato, (2002) en: “Construcción de Talentos. Coaching y Mentoring”, lo define como: “un tipo de relación en la cual el “coach” se compromete a apoyar y ayudar al aprendiz para que pueda alcanzar determinados resultados, es una relación que produce nuevas competencias, tanto para el “aprendiz” como para el coach, que se beneficia de la retroalimentación, que le proporciona nuevos conocimientos …”.

Zeus y Sinnffington, (2004) en: “Coaching Práctico. Guía completa de técnicas y herramientas”, uno de los libros más completos sobre el tema, plantean que “es una disciplina en rápida expansión, solo superada por la industria de las tecnologías de la información, en su índice de crecimiento en EEUU. El sector abarca un grupo enorme de decenas de miles de proveedores del servicio… ha dejado de ser una “moda pasajera” y está evolucionando como una forma natural del liderazgo”.

Informan que, una investigación, reveló que el 90% de las compañías en EEUU ofrecen alguna forma de coaching a sus directivos. Entre los resultados de su aplicación destacan: incrementa la productividad, mejora la comunicación, aumenta el compromiso y lealtad, ayuda a desarrollar mejores técnicas interpersonales, ayuda a los lideres a pensar y planificar de una forma mas estratégica, contribuye al desarrollo de una cultura de confianza, capacita para un uso mas eficaz del poder personal.

Sobre sus similitudes con la consultoría destacan lo siguiente: ambos implican un modelo cliente-practicante que se centra en el rendimiento y funcionamiento del individuo; ambos construyen una relación interpersonal y usan técnicas avanzadas de escucha, pregunta y reflexión; ambos utilizan el establecimiento de objetivos y planes de acción. Sus diferencias: el modelo de consultoría hace hincapié en los problemas derivados del incumplimiento de estándares; el coaching enfatiza en el “empowerment”, es decir, el desarrollo de la gente.

Entre las razones que explican el incremento de su popularidad se encuentran: cambios en entornos empresariales; necesidad de liderazgo para apoyar, animar y ayudar a individuos y organizaciones a manejar los cambios; reconocimiento de la contribución de coaches deportivos en éxitos individuales y de equipos; el ciclo formación-aprendizaje es incompleto. El aprendizaje no será sostenido si no hay un seguimiento individualizado.

La conveniencia de utilizarlo parte de elementos importantes de la realidad empresarial contemporánea como son:

  1. El volumen de conocimientos existente en “la cabeza” de los dirigentes y del personal de la organización es muy superior a las posibilidades existentes para difundirlo y utilizarlo por todos. Según Senge, creador del enfoque de las “Organizaciones que Aprenden”, la tecnología de información sola, no puede capturar y almacenar conocimiento. Solamente las personas pueden hacerlo.
  2. Los programas formativos, generalmente, se realizan con grupos, pero no todos necesitan la misma formación. A diferencia de los métodos educativos tradicionales, el coaching es un medio de aprendizaje personalizado y autodirigido que se adapta al estilo personal, prioridades y necesidades del individuo. Debe fomentar la autocrítica y el feedback de los demás, hace énfasis en técnicas y comportamientos específicos.

El coaching actúa sobre tres niveles: conocimientos, habilidades y competencias, como se representa en el siguiente esquema:1969imagen1

Las diferencias entre el trabajo de un profesor y el de un “coach” se pueden identificar en el siguiente esquema:1969imagen2

Las diferencias entre el trabajo de un directivo y el de un “coach”, que puede ser un directivo pero, en determinado momento, asumir este último rol, son las siguientes:1969imagen3

El “coach” cumple su rol con los siguientes comportamientos:

  • Ayuda a corregir comportamientos insatisfactorios.
  • Motiva al coachee a superarse.
  • Centra su atención en brindar asesoría y sugerencias.
  • Fomenta el espíritu de superación y de mejora en el coachee.
  • Guía al coachee para su autosuperación.
  • Su papel no es dar respuestas, sino sugerir preguntas, para que el coachee genere las mejores respuestas.
  • Transmite experiencias y alternativas.
  • Ayuda al coachee a evaluar sus propias propuestas.

Para un coaching efectivo es necesario que el “coach”: tenga conocimientos y experiencias que pueda compartir; esté dispuesto a hacerlo y; tenga empatía con el “coachee” (el que recibirá la preparación). Por su parte, el “coachee” debe: tener conciencia de la necesidad de mejorar (“Nadie es tan bueno que no pueda mejorar”, dice un famoso entrador de baloncesto de la NBA); disposición para hacerlo y; empatía con el “coach”. También, el “coach” debe tener determinados atributos como: experiencia en resolución de problemas organizativos e individuales, planificación y evaluación; habilidades de comunicación (escuchar, preguntar, diálogo); capacidad para establecer y crear una relación abierta, empática y basada en confianza y compromiso; entre otros.

Existen diferentes modelos o tipos de coaching: ejecutivo, empresarial, individual. Otra clasificación es: interno, externo, el directivo como coaching, coaching corporativo. En cualquier caso, después de identificar quiénes serán coach y con quiénes trabajar, los pasos que se recomiendan son:

  1. Definir objetivos y resultados esperados.
  2. Análisis de posibles opciones.
  3. Desarrollar Plan de Acción.
  4. Establecer plazos.
  5. Definir criterios de evaluación.
  6. Crear facilidades para ejecutar las acciones.
  7. Valoración y ajustes sistemáticamente.

El proceso de coaching transita por las siguientes etapas:

1969imagen4Las herramientas y técnicas que se pueden utilizar en la etapa denominada “Ciclo del coaching” son variadas: diferentes test, con su retroalimentación correspondiente; análisis y solución de problemas; delegación; tormenta de ideas; técnicas de comunicación (preguntar, escuchar, transmitir, retroalimentar); estudio y discusión de casos; “benchmarking” competitivo; autoanálisis critico; experimentación y validación; mapas mentales; entre otros.

El “coach” debe de conducir el proceso de formación del coachee transitando por las tres etapas del “modelo de cambio”: descongelamiento (desarraigar los comportamientos que deben mejorarse); cambio (aprendizaje de las nuevas formas de hacer las cosas); recongelamiento (para convertir los nuevos conocimientos y habilidades en “hábitos”).

La base del desarrollo de un proceso de coaching es el diálogo coach-coachee. “Nada mejor que la mayéutica socrática para ayudar a la gente a desarrollarse”, plantea un especialista. Consecuente con esto, la utilización de preguntas, junto con la “escucha empática”, son de las herramientas más efectivas que debe utilizar un buen coach. Chiavenato recomienda el siguiente “menú” de diferentes tipos de preguntas para un buen trabajo de coaching.

  • Inquiriendo. “¿Qué piensa que debe hacerse?. ¿Por qué piensa así?”.
  • Apoyando: “Me gusta su voluntad de expresar sus opiniones. ¿Un ejemplo de cómo podríamos mejorarlo?”.
  • Concretizando: “¿Puede darme un ejemplo específico?”.
  • Explorando: “¿Puede decirme algo mas respecto de lo que piensa de eso?”.
  • Sumarizando: “¿Qué esta intentando decir?”.
  • Desafiando: “¿Eso no es inconsistente con lo que expresó antes?”.
  • Conectando: “¿Cuál es el punto que se relaciona con lo que dijo anteriormente?”.
  • Reorientando: “Yo pienso que estamos perdidos. ¿Podemos retomar el asunto?”.
  • Resumiendo: “¿Con que concordamos hoy?. ¿Por qué tenemos que discutir nuevamente este asunto?”.
  • Resolviendo: “Vamos a intercambiar ideas nuevamente ¿cuáles son las soluciones posibles?”.

4 – Resumen y conclusiones

  1. “Ayudar a los demás a desarrollarse”, es la aptitud de la Inteligencia Emocional en la que se resumen las posibilidades e impacto de las competencias emocionales desarrolladas anteriormente; en lo referido a las “Aptitudes Personales” (autoconocimiento, autocontrol, y automotivación); y, en las “Aptitudes Sociales” (empatía e influencia). Es un instrumento muy útil para propiciar un liderazgo efectivo y la elevación del desempeño y resultados de los subordinados.
  2. Su propósito, según Goleman, es: ”Percibir las necesidades de desarrollo de los demás y fomentar su capacidad”. Los que poseen esta aptitud: reconocen y recompensan las virtudes, los logros y el progreso de los demás; ofrecen críticas constructivas e identifican los puntos que el otro debe mejorar y; asesoran, brindan consejos oportunos y asignan tareas que fortalezcan y alienten las habilidades del otro.
  3. Para su desarrollo, Weisinger recomienda: mantener una perspectiva emocional (conectar con las emociones de los demás); saber tranquilizarlos cuando están fuera de control; escuchar y ser comprensivos y; ayudar a los demás a planificar y alcanzar objetivos.
  4. También pueden utilizarse los enfoques y técnicas del “empowerment”, difundido como propuesta de enfoque gerencial a fines de los años noventa. Su propósito, según especialistas que lo formulan, conecta perfectamente con esta aptitud de la inteligencia emocional. Se plantea: ”la liberación de los conocimientos, la experiencia y la capacidad de motivarse que ya tiene la gente pero que no aprovecha en absoluto, para desarrollar al máximo el rendimiento de los individuos a través de un liderazgo eficaz de “uno a uno”.
  5. Las “tres claves” que propone Blanchard para el desarrollo del empowerment son: 1-Compartir la información con todo el mundo; 2-Potenciar la autonomía a través de los límites; 3-Los equipos sustituyen la jerarquía. Todo esto, dirigido a sustituir los modelos “jerárquicos” de alta centralización en las decisiones, que han prevalecido y que no facilitan el desarrollo y despliegue de las potencialidades de la gente.
  6. Una propuesta interesante es la que se plantea en el modelo de “Liderazgo Situacional”, que propone que, el estilo que utilice el directivo, parta y se adapte al “nivel de madurez” de los subordinados, que estará en función de sus niveles de conocimientos y de compromiso. Un buen ejercicio del liderazgo, estará en las capacidades del jefe, para identificar estos niveles y para desarrollar las limitaciones que los subordinados presenten.
  7. En función del nivel de madurez que alcancen los subordinados, el líder, podrá utilizar el estilo que resulte más productivo. Se proponen cuatro estilos: 1-Directivo (precisar qué hacer, cuándo, cómo); 2-Preparación (proporciona conocimientos para desarrollarse, pero mantienen la “dirección”); 3-Apoyo (se desplaza a la orientación y apoyo al subordinado para el desarrollo de las tareas); 4-Delegación (se le otorgan facultades para decidir y actuar, cuando ya ha alcanzado el nivel de madurez que permita su “independencia”).
  8. Otra herramienta importante para “ayudar a los demás a desarrollarse”, es el “coaching” que surge para dar respuesta a dos problemas: uno, el volumen de conocimientos existente en dirigentes y personal de la organización, que no se utilizan y; dos, las limitaciones de los programas formativos tradicionales, que se dirigen a grupos, pero no todos necesitan la misma formación. El coaching es un medio de aprendizaje personalizado y autodirigido que se adapta al estilo personal, prioridades y necesidades del individuo.
  9. Para un coaching efectivo es necesario que el “coach”: tenga conocimientos y experiencias que pueda compartir; esté dispuesto a hacerlo y; tenga empatía con el “coachee” (el que recibirá la preparación). Por su parte, el “coachee” debe: tener conciencia de la necesidad de mejorar disposición para hacerlo y; empatía con el “coach”. También, el “coach” debe tener determinados atributos como: experiencia en resolución de problemas organizativos e individuales, planificación y evaluación; habilidades de comunicación (escuchar, preguntar, diálogo); capacidad para establecer y crear una relación abierta, empática y basada en confianza y compromiso; entre otros.
  10. Las herramientas y técnicas que se pueden utilizar en el coaching son variadas: diferentes test, con su retroalimentación correspondiente; análisis y solución de problemas; delegación; tormenta de ideas; técnicas de comunicación (preguntar, escuchar, transmitir, retroalimentar); estudio y discusión de casos; “benchmarking” competitivo; autoanálisis critico; experimentación y validación; mapas mentales; entre otros.
  11. La efectividad del coaching debe traducirse en la elevación de las capacidades y, con esto, de los niveles de desempeño y resultados de los subordinados que es, en última instancia, el objetivo estratégico de los procesos gerenciales.

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ayudar-a-los-demas-a-desarrollarse-aptitud-de-la-inteligencia-emocional
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Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Papel e importancia del liderazgo en las organizaciones

El sistema de aptitudes de la inteligencia emocional. Enfoques y propuesta.

Seguir leyendo:

Incrementar la productividad y promover a las personas (Primera Parte)

Incrementar la productividad y promover a las personas (Segunda y última parte)

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Por Isabel Carrasco González

El término happyshifters surge en el año 2009, a través de los españoles Daniel Lyons y Montse Ventosa directores y fundadores de la consultora “Sticky Culture”. Los happyshifters  (la traducción literal sería “los que se movilizan o cambian hacia la felicidad) son personas que buscan satisfacción en todo lo que hacen, y esto incluye su trabajo, a través de la búsqueda del sentido del mismo.

Los happyshifters pertenecen en su mayoría a una nueva generación de jóvenes nacidos en los años ‘80 y ’90, que tienen una visión diferente de lo que debe ser un trabajo y que tienen muy incorporado el concepto de libertad. No se resignan a pasar ocho horas diarias en una actividad  que no les aporta nada. Los ‘happyshifters’ deciden transformar sus organizaciones  o marcharse para crear una empresa. Cambian la queja por la acción y la pasividad por el emprendimiento.

Los happyshifters tienen una personalidad emprendedora, optimista (Montse Ventosa habla de la actitud “yes we can”) y no son conformistas. Se conocen muy bien a sí mismos, y han tenido la capacidad de elegir objetivos a largo plazo, sacrificando tiempo e ingresos económicos, porque entienden que no siempre se parte de las mejores condiciones y que se debe tener paciencia para poder progresar y así, lograr la felicidad plena. Por lo tanto, son personas que reinventan su futuro, son protagonistas de sus vidas,  no culpan a otros de sus problemas personales y laborales y deciden ellos mismos ser los responsables de su propia felicidad.

En la actualidad, la mayoría de los happyshifters son aquellos que tienen muy incorporado el concepto de libertad, los jóvenes. Son ellos los que no se comprometen con una compañía en particular, sino que lo hacen con un trabajo que  implica el desarrollo de un proyecto, ya que, en caso de no sentirse a gusto, lo abandonan sin mayores problemas. Buscan las incoherencias e inconsistencias. Si la empresa cae en ello perderá su talento.

A esto se añade que, quienes practican la tendencia, no tienen miedo a escuchar su conciencia y se plantean lo que quieren ser y hacer el resto de su vida, y, por lo tanto, lo que eligen y lo realizan de forma proactiva y positiva. El happyshifter necesita saber que lo que hace tiene sentido.

Montse Ventosa, directora de Employee Branding, asegura que los happyshifters piensan que  “se puede vivir mejor con menos, o con más, trabajando menos o más… ¿Ser feliz conciliando? Puede haber gente que quiera sacrificarse y trabajar mucho, sin llegar a ser un adicto al trabajo. El happyshifter no considera que la vida personal y la laboral sean enemigos y no cree que ambas deban estar separadas. Salirse del sistema no funciona, y en el happyshifting encontramos tanto a empleados que quieren demostrar dentro de su empresa que se puede ser feliz en el trabajo, como a emprendedores que buscan la felicidad creando la suya propia”.

Tino Fernández, redactor jefe de expansión, en un artículo publicado en octubre de 2009 hablaba de esta tendencia  y daba las siguientes recomendaciones para conseguir convertirse en un happyshifter:

10 claves para ser feliz en su empleo
1.- Escoja ser feliz. La felicidad es una elección. Quédese con los aspectos positivos de su trabajo. Rechace a la gente negativa, los rumores y maledicencias. Encuentre colegas con los que esté a gusto.

2.- Haga algo que le guste cada día. Quizá no ame su trabajo, pero siempre habrá algo en él que le atraiga.

3.- Ocúpese personal y continuamente de su desarrollo personal y profesional. Usted es la persona que más tiene que ganar con su formación continua.

4.- Tome la responsabilidad de conocer lo que ocurre en su trabajo. No se limite a quejarse de que no recibe información sobre lo que pasa en su compañía, los proyectos de los diversos departamentos o con sus colegas. Busque la información que precisa para trabajar eficazmente. Desarrolle una red de información y utilícela. Pregunte a su jefe cuando tenga dudas. De usted depende en gran medida lo que puede saber.

5.- Pida ‘feedback’ sobre lo que hace, cómo lo hace y qué piensan sus jefes de su trabajo.

6.- Comprométase sólo a aquello que pueda cumplir y mantener. Los expertos aseguran que una de las principales causas de estrés e infelicidad es fallar en un compromiso adquirido. Evite las excusas y preocúpese sólo de las consecuencias que implica fallar a la promesa dada.

7.- Evite la negatividad.

8.- Mantenga el coraje profesional. Sea inconformista. En un sentido positivo, los conflictos pueden ayudarle a cumplir su visión personal y su misión profesional; a servir a los clientes y a crear productos de éxito.

9.- Haga amigos, verdaderos amigos.

10.- Si nada de esto funciona, buscar un trabajo nuevo es lo que puede hacerle realmente feliz.

Licencia de contenido del blog de “Hablemos de liderazgo”

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Saber escuchar para saber hablar

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por 

Muchas veces habrás estado hablando con otras personas y no has sabido cómo hacer para dominar la conversación. No es difícil, solo hace  falta paciencia. La suficiente como para dejar que tu interlocutor hable a su gusto, incluso por los cuatro costados, mientras tú le escuchas.

Piensa que quien domina una conversación no es quien está hablando, sino quien está escuchando. Escuchar te permite conseguir una gran cantidad de información que no lograrás mientras hablas. Por ejemplo, podrás saber sobre los gustos de tu interlocutor y sus posibles debilidades y fortalezas.

Si escuchas detenidamente, toda esa información te va a permitir saber cosas de quien está hablando, te podrás hacer una composición de lugar y conocer mejor al otro.

Luego, te resultará mucho más fácil negociar con esa persona porque tú dispondrás de una información de la que él carece; desventajas de hablar por los codos. Así que si, por ejemplo, tienes que negociar te va a resultar mucho más fácil que a la otra parte porque has estado recibiendo información del otro.

Él, que se lo ha pasado en grande hablando de sí mismo pero que no ha obtenido información relevante sobre ti, está en desventaja.

Volviendo al tema del carisma al que me he referido en otras ocasiones. Si tú quieres ser carismático tienes que aprender las destrezas de los grandes escuchadores; la principal de ellas, aunque parezca de Perogrullo, es escuchar. Y después saber sacar la información adecuada y de interés de esa conversación.

Por eso no interrumpas nunca al que te está hablando, le harás sentirse mal y dejarás de recibir información. Bueno, he dicho nunca y quería decir casi nunca. Hay ocasiones en las que nuestro interlocutor es tan insufriblemente pesado que hay que huir de él a toda prisa. Pero eso sí, debemos huir con elegancia.

Si vas a interrumpir, porque consideras que debes hacerlo, intenta que sea en un momento en el que haya terminado una frase, para que no dé la sensación de que le dejas con la palabra en la boca.

Piensa que la gente te va a asociar con los sentimientos y sensaciones que provocas, por lo que debes intentar evitar crear asociaciones negativas; no hagas que se sientan mal o equivocados.

Y cuando te llegue el turno de hablar intenta ser lo más claro y gráfico posible.  Procura utilizar imágenes, metáforas y lenguaje rico para transmitir y convencer con un mensaje carismático.

No olvides que la ventaja de una persona carismática es que deja de ser persona para convertirse en personalidad.

Publicado en Pruebate Magazine. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

El arte del buen escuchador

Seguir leyendo:

Saber escuchar. Conversaciones productivas

Habilidades comunicativas (III): la escucha activa

¿Qué es la escucha activa y cómo se puede aprender la escucha activa?

De que hablamos cuando no hablamos de lo que deberíamos hablar?

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La empatía es la llave que abre la puerta de la creatividad

creatividadmdA menudo se piensa que la creatividad nace en lo más hondo del individuo, que es una respuesta a la necesidad personal que tiene todo ser humano de desafiar las convenciones, de traspasar límites y de explorar más allá de las fronteras establecidas. Sin embargo, un reciente estudio de los investigadores estadounidenses Adam Grant y James Berry concluye que para prender la mecha de la creatividad se necesitan varias manos, al menos en el mundo empresarial.

En el informe, publicado por la revista Academy of Management Journal, Adam Grant, de la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania, y James Berry, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, afirman que “los niveles de creatividad aumentan cuando los empleados están predispuestos a tomar en consideración las perspectivas de otras personas”.

Según Grant y Berry, la predisposición a ver las cosas desde el punto de vista de otras personas es un catalizador de la creatividad.

Para llegar a esta conclusión, Grant y Berry aportan en su informe tres estudios prácticos, uno con 100 estudiantes universitarios, un segundo con los trabajadores y supervisores de una base militar y un tercero con los empleados de una planta de tratamiento de aguas. En los tres estudios, se demostró que la “predisposición intrínseca de los individuos evaluados a mostrarse creativos aumentaba si se incrementaban también los niveles de interacción social”.

“Las empresas suelen estimular la creatividad creando condiciones que alientan la predisposición intrínseca del individuo a la creatividad, como el diseño de tareas complejas y estimulantes o la proporción de mayor autonomía”, apuntan Grant y Berry. Aun así, “para facilitar la producción de ideas creativas es necesaria también la creación de condiciones que refuercen la interacción social del trabajador”, añaden.

Para que la creatividad brote en el lugar de trabajo, hay que “brindar a los empleados la posibilidad de reunirse y de interactuar con las personas que se benefician de sus trabajo, como clientes y otros trabajadores”, señalan Grant y Berry. De esta manera, el empleado toma contacto real con las personas que dan sentido a su trabajo y le es más fácil encontrar soluciones creativas a los desafíos que se le plantean a diario en su entorno laboral.

Publicado en Marketing Directo. Post original aquí.

Seguir leyendo:

¿Qué es la creatividad? ¿Somos todos «genios en potencia»?

La empatía llega a sincronizar el ritmo cardíaco entre la gente conectada

Cuatro estímulos que determinan nuestra creatividad

Empatía para convivir en el entorno laboral

Las Neuronas Espejo y el aprendizaje

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Habilidades comunicativas (V): la proactividad

Para completar las entradas publicadas hasta el momento sobre habilidades comunicativas, dedicamos este post a la proactividad como actitud básica para ser un buen comunicador.
Pero la proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.
Es la  libertad de elegir nuestra actitud frente a las circunstancias de nuestra propia vida.
La proactividad no tiene nada que ver con el activismo o la hiperactividad.
Ser proactivo en nuestras comunicaciones no es responder de inmediato y de forma caótica y desorganizada, dejándonos llevar por los impulsos del momento.
Las personas que tienen el hábito de la proactividad en sus comunicaciones, no emiten mensajes llevados por el impulso sino por sus valores, saben lo que necesitan y actúan en consecuencia, emitiendo mensajes directos y orientados a las personas que les pueden ayudar a conseguir lo que necesitan.

Publicado en Comunicación en Cambio. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Habilidades comunicativas (I): componentes paralingüísticos

Habilidades comunicativas (II): componentes no verbales

Habilidades comunicativas (III): la escucha activa

Habilidades comunicativas (IV): la asertividad

¿Seguir leyendo?

Pensar es trabajo duro ¿Cuál es comportamiento de un Líder proactivo y extrovertido?

Puede una Organización sentir? Tienen las Organizaciones emociones propias? Pueden enfermar?

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Mejora tu trabajo en equipo con el método Kanban

Por José M. López

Buscar el mejor método para realizar tu trabajo, en solitario o en equipo, y obtener los mejores resultados, no es tarea fácil. Sin embargo, existen sistemas muy prácticos como Kanban, que puedes adaptar a tus necesidades diarias.

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Productividad, eficiencia, optimización… Son palabras que suenan a menudo en la mayoría de empresas, objetivos ideales que no siempre se consiguen por no tener un buen sistema de organización o por no aplicarlo correctamente. A nivel personal, hemos hablado de varios métodos de productividad, comoGetting Things Done, Pomodoro, Inbox Zero… Y hablando de equipos de trabajo, te hemos proporcionado herramientas adecuadas para organizar mejor un grupo de personas con un proyecto común. En este sentido, existen sistemas de organización enfocados a trabajar en equipo. Uno de los que cada vez tienen más importancia pero del que se sabe todavía poco es Kanban, un sistema de trabajo que proporciona un mejor flujo de trabajo al dividir un proceso productivo en varias fases perfectamente delimitadas. Te explicamos qué es Kanban y cómo aplicarlo en tu equipo.

Kanban es una palabra japonesa que viene a significar cartel o panel, elemento clave de este método productivo. El sistema Kanban como tal surgió en Toyota, el fabricante japonés de automóviles, para organizar mejor su producción de vehículos dividiendo el proceso en fases bien delimitadas que se tenían quecubrir correctamente para pasar a la siguiente fase, garantizando así un producto de calidad. De este sistema, aplicado a la industria de la automación, surgió el método Kanban, ideado por David J. Anderson y que adapta la filosofía original al desarrollo de software, un proceso con muchos puntos en común con el industrial, con diferentes fases, equipos de trabajo y el requisito de que cada pieza del programa a crear funcione correctamente y sea de la mejor calidad posible. El método Kanban en su versión moderna aplicada al software se usó por primera vez en Microsoft, y desde entonces ha sido aplicado en cientos de proyectos de todo el mundo.

Dicho esto, ¿qué es Kanban? ¿En qué consiste? Hay dos objetivos que rigen este método productivo: por un lado, lograr un producto de calidad, al obligar a cada fase del proyecto a finalizar su tarea correctamente, y acabar con el caos, saturación o cuello de botella que puede darse en una fase del proyecto en condiciones normales en las que prima la rapidez por encima de la calidad del producto.

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Cuatro son las reglas o principios básicos de Kanban para conseguir estos propósitos:

  • Empieza con lo que haces ahora: Kanban es un método de producción, no un sistema que te dice cómo hacer tu trabajo. Tu equipo y tú sabéis cómo hacerlo y Kanban te ayudará a decidir si lo estáis haciendo bien o si hay que cambiar algo.
  • Acepta el cambio: Aunque soy partidario del lema “si algo funciona no lo toques”, Kanban apuesta por algo así como “si algo no funciona, cámbialo” o “si algo puede funcionar mejor, mejóralo”. Siguiendo el método Kanban, todos los miembros del equipo tienen que estar dispuestos a aplicar cambios constantes para mejorar sus rutinas de trabajo, siempre y cuando se haga poco a poco y con sentido común.
  • Respeta el proceso en curso, los roles y responsabilidades de cada uno: Tanto en un proyecto de desarrollo de software como de cual proceso productivo, es imprescindible que cada miembro del equipo sepa qué tiene que hacer y cuáles son sus funciones. Para que el método Kanban funcione esto tiene que estar claro. No se trata de que todos hagan todo, sino quecada cuál sepa qué hacer en el momento adecuado.
  • Liderazgo en todos los niveles: Tener iniciativa y gestionar correctamente tu tarea o a tu equipo es otro elemento básico a tener en cuenta. No se trata de crear sistemas piramidales unos dentro de otros sino de que cada subgrupo y cada miembro tenga clara su función y la ejecute correctamente.Kanban-Tool-800x360Y cinco son los elementos que deben darse en un sistema productivo que aplique bien el método Kanban.
    • Visualizar el flujo de trabajo: Parece algo básico pero no siempre vemos realmente las fases por las que pasa un proyecto ni qué personas trabajan en qué. Esto es muy habitual en grandes empresas, donde el desconocimiento entre el trabajo de otros equipos está a la orden del día. El método Kanban recomienda usar un panel con tarjetas (que dan nombre al método) que definan cada tarea dividiéndola en columnas que indican cada fase del proyecto.
    • Limitar el trabajo en curso: Hacer muchas cosas pero dejarlas todas a medias no sirve de nada. Si empiezas algo termínalo antes de empezar otra cosa, ése es un principio básico del método Kanban y, en mi opinión, uno de los pilares para que un proyecto funcione.
    • Gestión del flujo: Además de visualizar el flujo de trabajo hay quecontrolar su funcionamiento, ver en todo momento si las piezas están funcionando o si alguien tiene problemas y solucionarlos.
    • Dejar claras las reglas del proceso: Para aplicar bien un método hay que entenderlo. En este sentido, tan importante es saber quién hace qué como que esas personas sepan cómo hacer su trabajo y que entiendan las especificaciones o reglas.
    • Mejora en equipo: Uno de los pilares del método Kanban es la mejora constante. En este sentido, la mejora debe ser acordada en equipo, aportando la experiencia de todos los miembros del equipo.

    Ahora que ya sabemos qué es Kanban, viene la pregunta clave: ¿este método es útil para mí? Aunque Kanban está pensado para proyectos de software, al ser un método tan simple y con reglas tan sencillas, puede aplicarse a prácticamente cualquier entorno de trabajo. El problema está más en saber aplicarlo bien que en si es idóneo o no. Evidentemente, un proyecto más mecánico, con reglas muy definidas, admite mejor el método Kanban, pero la clave, insisto, está en la buena aplicación del método, delimitando bien cada fase, asignando bien los recursos y personas implicadas, definiendo bien los roles de cada miembro del equipo y dándole importancia a la revisión continua del sistema, aplicando mejoras cuando sean necesarias.

    Publicado en Hipertextual. Post original aquí.

    Seguir leyendo:

    Kaizen, mejora continua

    Algunas formas de pensar que asesinan a las oportunidades de mejora

    Diez aspectos clave para mejorar su rentabilidad

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Pensar es trabajo duro ¿Cuál es comportamiento de un Líder proactivo y extrovertido?

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Por Ricard Lloria Llauradó

“El hombre cuya opinión nunca varía es semejante al agua estancada y engendra reptiles en su mente”.
William Blake

Esta semana, mientras estaba conversando con una buena amiga mía, me comentaba que tenía un pequeño “problema”, que era una persona proactiva, la verdad es que yo le comenté que la proactividad es bueno tenerlo y que ser proactivo no significa ser nada malo, me explicó que esta proactividad la hacía que muchas veces tomara decisiones, que podían estar bien o mal pero las tomaba. Tomar decisiones hoy en día en el mundo laboral hay veces que no es fácil, no hay nada fácil, pero quien no arriesga no gana, y si no arriesgas siempre pierdes. ¿Quién no ha tenido que tomar una decisión en su vida, conociendo que se podía perder? ¿Y si no hubiéramos realizado dicha acción, que hubiera pasado? ¿Dónde estaríamos ahora mismo?

Según Wikipedia y cito textualmente:

“La proactividad es una actitud en la que el sujeto u organización asume el pleno control de su conducta de modo activo, lo que implica la toma de iniciativa en el desarrollo de acciones creativas y audaces para generar mejoras, haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto. La proactividad no significa sólo tomar la iniciativa, sino asumir la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan; decidir en cada momento lo que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer.

El término proactividad lo acuñó el neurólogo y psiquiatra austriaco Victor Frankl, que sobrevivió a los campos de concentración nazis, en su libro El hombre en busca de sentido (1946). Años después el término se popularizaría en muchos libros de autoayuda, desarrollo personal y empresarial gracias al best-seller Los siete hábitos de las personas altamente efectivas del autor Stephen R. Covey.”

Esto hizo que empezara a buscar sobre la proactividad, dado que yo también lo soy, lo confieso, me gusta serlo, disfruto siéndolo. Sé con lo que me he topado en la vida, y miro hacia adelante, con valentía, el otro día mientras tomaba un café con una buena amiga me hizo una buena pregunta:

A: Ricard, ¿Y ahora que piensas hacer con todo?, se refería a dónde quería a nivel laboral, a nivel personal, en todo en general.

Le miré a los ojos, y le contesté:

B: Buena pregunta la tuya, la última vez que me hicieron esta pregunta, le dije exactamente lo mismo que te diré a ti, no lo sé dónde, pero si sé dónde voy, miro hacia atrás con la mirada fija, para recordar siempre de dónde vengo para mirar hacia dónde voy, recordar siempre cómo crecí, y de esta forma nunca perder la perspectiva dónde quiero ir, piso el presente, mirando hacía el día de mañana, reflejo el futuro en mi y continuo. Hace justo ahora un año aproximadamente me hicieron la misma pregunta, y terminé por escribir dos capítulos en el libro “Instintos Laborales”, con repercusión por muchas páginas de repercusión social, por medios de comunicación, ¿Quién me iba a mi decir en aquel momento que haría esto? ¡Nadie! Pero, aquí estoy, siendo yo, sin dejar de pensar, ni de atribuirme meritos, sólo cosechando el día a día, cada día el mismo ejercicio, hoy en día no hay para nada un trabajo de por vida, y tu lo conoces cómo yo, los dos hemos sido personas, que si hemos cambiado ha sido para bien o para mejorar, crecer y hacer crecer las organizaciones y equipos.

A: ¡Esta respuesta no me la esperaba, es muy buena!

A todo ello, entre el café de la semana pasada, y la conversación que tuve con mi amiga, durante el fin de semana también lo hablé con una buena amiga mía especializada en competencias de las personas, le comenté que había topado conmigo un documento de alto valor: Invertir la ventaja de liderazgo extrovertido, el papel de la proactividad del empleado por ADAM M. GRANT University of Pennsylvania, FRANCESCA GINO, Harvard University, DAVID A. HOFMANN,University of North Carolina at Chapel Hill. Es por ello que hoy quiero hacer algo fuera de lo común realizado en este blog, el realizar un extracto de lo leído. El documento Orginal es: “Reversing the Extraverted Leadership Advantage: The Role of Employee Proactivity.”

Ser proactivo es bueno, ¿no? La mayor parte de la literatura, artículos, blogs disponible sobre estrategia, liderazgo y la eficacia o productividad en el trabajo apoya la idea de que el aprovechamiento de nuestro capital humano, animándonos a comportarnos de una manera proactiva la cual cosa puede mejorar nuestro rendimiento.

Parece como si nosotros también si somos reclutados o si somos las personas que reclutamos a gente, hacemos juicios de rendimiento, productividad basada al menos en parte, en nuestra percepción de su “atención” o proactividad. En el estudio reciente que se puede apreciar en el documento que os he hablado con anterioridad dice que encontró un estudio en que los hombres y las mujeres tenían más probabilidades de conseguir una entrevista cuando sus cartas de referencia mostraban con las palabras actividad o proactividad, además enfatizaron en lugar de comportamientos socio-emocional.

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Los investigadores han estado estudiando el comportamiento proactivo en el lugar de trabajo durante casi 15 años. Han descubierto que, al menos en Occidente, el comportamiento proactivo consiste en lo siguiente (Grant, Gino, y Hofmann, p 535.):

Hacerse cargo. Incluye conductas tales como:

1. Tratemos de crear mejores procedimientos para la unidad de trabajo
2. Tratemos de corregir un procedimiento o práctica defectuosa
3. Tratemos de aplicar soluciones a los problemas de organización urgentes

De voz. Incluye conductas tales como:

1. Hablemos con ideas para nuevos proyectos o modificaciones de los procedimientos
2. Comunicamos opiniones sobre asuntos de trabajo a los demás, incluso si nuestras opiniones difieren u otros no están de acuerdo
3. Desarrollamos y formulamos recomendaciones sobre cuestiones que afectan a a la empresa.

Influencia ascendente, que incluye acciones tales como:

1. Discutamos los problemas de producción con los líderes de la empresa.
2. Discutamos cuestiones de trabajo con el líder del departamento o empresa.

Para muchas personas, el comportamiento proactivo es su segunda naturaleza. Pero muchos luchan con este tipo de comportamiento. Tal vez debido a un conjunto de creencias implícitas sobre el comportamiento apropiado en el lugar de trabajo, creado a través de la cultura, la vida familiar, la experiencia educativa o el impacto acumulativo de los lugares de trabajo no receptivas a la proactividad de los empleados.
Las personas proactivas quieren ser escuchados, quieren que sus contribuciones reconocidas. Si sienten que sus contribuciones caerán en oídos sordos, serán desmotivados y su productividad se verá afectada.

¿Qué significa esto en la práctica? No fomentar un comportamiento proactivo o incluso de entrada, si ya se ha tomado una decisión, o si la entrada no va a ser parte del proceso de toma de decisiones.

Monitor de nuestro propio comportamiento. ¿Somos receptivos a un comportamiento proactivo? ¿Vemos un comportamiento proactivo como una amenaza a nuestro control, autoridad o el estado? ¿Cómo podemos premiar la conducta proactiva? Tratemos de hacer nuestras expectativas implícitas de seguidores y líderes explícitos, para ayudar a nuestro equipo a comprender cuándo tenemos un comportamiento proactivo, y cuando puede que no sea bienvenido.

Proactividad es algo que se promociona comúnmente como una vía para mejorar la toma de decisiones y el rendimiento. Sin embargo, puede ser un arma de doble filo. Fomentar un equipo que se comporten de forma proactiva, pero inconscientemente ser poco receptivo a un comportamiento proactivo es una receta para una disminución del rendimiento y la productividad.

Ser extrovertidos en términos de liderazgo no es del todo tan bueno como para ser.

El ser extrovertido ha demostrado ser importante para la percepción del liderazgo. Eso es cierto. Y la mayoría de nosotros creemos que los extrovertidos son mejores líderes. Sin embargo, un reciente estudio realizado por Grant, Gino y las personas introvertidas son buenos líderes también. Hofmann sugiere que hay momentos en que la extroversión en un líder podría disminuir el rendimiento del grupo.

Los introvertidos son buenos líderes también.

Entonces, ¿qué es la extroversión? Es la tendencia a buscar el estado, a ser dominante, extrovertido y locuaz. Normalmente pensamos en los extrovertidos cuando pensamos en líderes.

El equipo de investigación se preguntó si la proactividad seguidor / pasividad podría afectar la eficacia de estilo extrovertido de un líder.

¿Cuál es la proactividad? Proactividad es cuando los empleados toman acciones anticipadas a fin de aplicar el cambio organizacional. Acciones como hablar o dar voz, haciéndose cargo o influir en sus superiores.

En su primer estudio se midieron los resultados a partir de un servicio de entrega de una franquicia de una pizzería a nivel nacional, el control de ubicación. A su juicio, si el gerente local era extrovertido o introvertido, y si los empleados como grupo eran proactivos o pasivos. Encontraron que “el liderazgo extrovertido predijo mayor rendimiento tienda (beneficios) cuando los empleados eran pasivos, pero el rendimiento del almacén inferior cuando los empleados eran proactivos.” (P. 536).

Un segundo estudio experimental seguido, con estudiantes universitarios colocados en grupos, con un líder y seguidores asignados. Dos de los seguidores eran “cómplices” de los investigadores. La tarea de los estudiantes era doblar tantas camisetas como fuera posible en 10 minutos. Los líderes del grupo leen un pasaje sobre cualquiera de los líderes extrovertidos o introvertidos antes de comenzar la tarea. En todo grupo existe el líder y los seguidores.

Los seguidores (seguidores adicionales) fueron asignados al azar a un comportamiento pasivo, no hacer nada o de un comportamiento activo, sugirieron un mejor método de plegado.

Los resultados fueron interesantes. Cuando los seguidores eran pasivos, los grupos líderes extrovertidos obtuvieron mejores resultados que cuando los seguidores eran proactivos.
Sin embargo, los resultados se invirtieron para los líderes introvertidos, es decir, los grupos con líderes introvertidos realizan mejor cuando los seguidores son proactivos, menos cuando los seguidores son pasivos.

Los autores piensan que la explicación de este comportamiento podría estar en la teoría de los comportamientos gratuitos. Por ejemplo, los líderes extrovertidos, que buscan el centro de atención y el estado, pueden ver las conductas proactivas como amenazante. Líderes introvertidos pueden ser mejores oyentes y más a los intentos de los procesos grupales. Como resultado, los empleados podrían creer que el líder es receptivo o no receptivo al comportamiento proactivo, cambiando su desempeño como resultado.

Su investigación sugiere que la percepción de los líderes de la receptividad a la entrada podría afectar a la motivación y el rendimiento. Es decir, que los líderes que se cree que son altos en la receptividad tienden a tener mejor rendimiento del grupo de líderes que sean bajos en la receptividad. Líderes extrovertidos se cree que son más bajos en la receptividad a la entrada de los líderes introvertidos.

¿Por qué es esto importante? Las discusiones actuales de liderazgo populares son alentadores los dos estilos de liderazgo extrovertidos (incluyendo teorías de liderazgo carismático y el liderazgo transformacional) y, al mismo tiempo, fomentar conductas proactivas seguidor. Esta investigación sugiere que hacer las dos cosas al mismo tiempo, puede ser incompatible con un mejor rendimiento.

Entonces, ¿qué significa esto en tu mundo cada día de trabajo? Existen algunas limitaciones a este estudio, sobre todo porque las tareas en cuestión eran bastante estructuradas y concretas. Sin embargo, los autores sugieren algunas posibilidades:

Líderes menos extrovertidos pueden facilitar activamente conductas más proactivas entre los empleados, al ser más receptivos a los empleados hablar, animándoles a hacerse cargo, para desarrollar nuevos métodos de trabajo, y para ejercer una influencia al alza.

Los líderes altamente extrovertidos pueden mejorar el desempeño del grupo determinando qué situaciones exige un comportamiento proactivo, y practicar un estilo menos dominante, llegando a ser más reservado en esas situaciones.

La formación de futuros líderes extrovertidos a la identidad, estimular y recompensar las conductas proactivas. Sigo creyendo que el liderazgo ha de ser constructivo y funcional.

Como recuperar el poder ser extrovertidos, sé que estoy tratando de ser más reservado y receptivo a las ideas de otros. ¿Qué hay de nosotros?

No podía finalizar este post, dado su larga duración amenizando con un poco de música.

Gracias por leerme, por difundir, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.

Seguiré escribiendo, y aportando.

Ricard Lloria by @Rlloria

Photo Credit Stocksnap.io : Jay Mantri Stock Photo Snap

Bibliografía : “Reversing the Extraverted Leadership Advantage: The Role of Employee Proactivity”. The Academy of Management Journal. Vo. 54. No.3 June 2011. p. 528 – 550.

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Resolución de Conflictos, la regla del Win 2 Win

Management Canalla: 6 tipos de directivos que nunca llegarán a ser líderes

Seguir leyendo:

El equilibrio emocional de los empleados aumenta la rentabilidad de las empresas

Esquizofrenia organizativa. ¿5 comportamientos altamente peligrosos?

Una aproximación a las competencias gerenciales elementales

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Habilidades comunicativas (IV): la asertividad

Junto con la escucha activa y la proactividad, la asertividad es una de las actitudes fundamentales para la comunicación eficaz.

AsertividadUna conducta asertiva es aquella que implica la expresión directa de los propios sentimientos, necesidades, derechos legítimos u opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de los demás. Es más que saber decir NO.
La asertividad implica un respeto por los demás, respeto a nuestras propias opiniones, así como el respeto hacia los derechos y necesidades de la otra persona.
Hay que entender la asertividad dentro de un continuum entre pasividad y agresividad:
  • Una conducta pasiva implica la violación de los propios derechos al no ser capaz de expresar nuestras propias ideas de forma honesta, y por tanto permitiendo a los demás que violen nuestras ideas. El mensaje que comunicamos cuando nuestra conducta es pasiva equivale a decir: “mis pensamientos/ ideas no son importantes, los tuyos son los únicos que importan”.
  • Una conducta agresiva implica la defensa de los derechos personales y la expresión de los propios pensamientos de una manera tal que a menudo es deshonesta, normalmente inapropiada, y no respeta los derechos de la otra persona.

AsertividadUn ejemplo muy claro:

  • No tomarnos el café pero no decir nada al camarero, en este caso nuestra conducta estaría siendo pasiva.
  • Pedirle al camarero amablemente que nos traiga otro café, pues el que nos ha traído tiene un pelo y no lo queremos, en este caso estamos mostrando una conducta asertiva, defendemos nuestro derecho, pero no ofendemos a la otra parte.
  • Decirle en voz alta al camarero que el café está malo y que tiene un pelo, que es intolerable, en este caso estamos mostrando una conducta agresiva, defendiendo nuestros derechos por encima de los demás.

Existen algunas técnicas que pueden ayudarnos a ser más asertivos en nuestras comunicaciones con los demás, estas técnicas son aplicables en función de la situación en la que nos encontramos e incluso de nuestra propia personalidad:

  • Técnica del disco roto/rayado: repetir nuestro punto de vista con tranquilidad, manifestando acuerdo, sin dejarse ganar por otros aspectos. Por ejemplo, utilizando frases como…Sí, pero… Sí, lo sé, pero mi punto de vista es… Estoy de acuerdo, pero…
  • Técnica del acuerdo asertivo: responder a la crítica que nos realizan admitiendo que hemos cometido un error, pero separándolo del hecho de que seamos una buena o mala persona. Por ejemplo: Sí, no he realizado la tarea que me comentaste, la verdad es que suelo ser más responsable, no volverá a ocurrir.
  • Técnica de la pregunta asertiva: consiste en pedir explicación de la conducta que hemos manifestado para obtener información con la que defendernos de los reproches injustificados. Por ejemplo: entiendo que te hayas sentido molesto por lo que dije el otro día, pero ¿qué es lo que realmente te molestó?
  • Técnica de ignorar: se trata de ignorar la razón por la que el usuario parece estar enfadado y aplazar la discusión hasta que éste se haya calmado. Por ejemplo: siento que ahora mismo estás bastante enfadado y vamos a decir cosas de las que luego nos arrepentiremos, mejor dejamos este tema para otro momento en el que estemos más calmados.
  • Técnica para procesar el cambio: discutir con la otra persona lo que ha sucedido en el momento actual, centrándonos en el presente y en los hechos originarios del problema surgido y evitando generalizar. Por ejemplo: creo que estamos desviando el tema del que hablábamos, mejor nos centramos en…
  • Técnica de claudicación simulada: aparentar ceder terreno sin cederlo realmente, es decir, mostrarse de acuerdo con el argumento de la otra persona pero no consentir en cambiar de postura. Por ejemplo: lo que dices puede ser cierto, pero…
  • Técnica del quebrantamiento del proceso: responder a la crítica que intenta provocarnos con una sola palabra o con frases cortas sin significado. Por ejemplo: sí, no, de acuerdo, es posible…
  • Técnica de la ironía asertiva: responder positivamente a la crítica hostil. (Responder a «Eres un fanfarrón» con un «Gracias».)
  • Técnica del aplazamiento asertivo: aplazar la respuesta a la afirmación que intenta desafiarnos hasta que nos sintamos más tranquilos y capaces de responder a ella apropiadamente. Por ejemplo: en este momento no me encuentro en disposición de hablar de este tema.

Publicado en Comunicación en Cambio. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Habilidades comunicativas (I): componentes paralingüísticos

Habilidades comunicativas (II): componentes no verbales

Habilidades comunicativas (III): la escucha activa

¿Seguir leyendo?

Asertividad: 3 puntos básicos

Desarrollo personal. Cinco técnicas y diez estrategias para mejorar la asertividad.

Desarrollo Personal: 14 claves para mejorar tu asertividad y tus mensajes.

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¿Es mi proyecto sostenible? Las tres claves para saberlo

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Por Juan Sobejano

¿Es mi proyecto sostenible? Cuando lanzamos un nuevo proyecto al mercado solemos estar ya pensando en beneficios, previsiones y campañas futuras. Pasa tanto en las empresas tradicionales como en las non profit, ONGs o cuarto sector. Pero antes de llegar a esto hemos tenido que realizar un trabajo previo de diseño, conceptualización, construcción y validación del proyecto. Y aquí es donde en muchas ocasiones fallamos porque no lo hacemos con la perspectiva adecuada.

Hay tres reflexiones fundamentales que hemos de hacernos al diseñar un proyecto:

1.- ¿Es factible? Es decir, ¿disponemos de la técnica y los recursos humanos y de gestión para desarrollar el proyecto? Si nuestra organización no puede por sí sola es muy posible que podamos desarrollar estrategias de empresa abierta, innovación abierta o economía crowd, dependiendo de nuestras capacidades, necesidades de gestión y tipo de proyecto. Sea como sea lo importante es disponer de recursos y conocimientos para hacer factible el proyecto.

2.- ¿Es viable? ¿Podemos financiarla económicamente? Por supuesto esta parte es fundamental, porque supone la disposición de recursos para sacar un proyecto al mercado. En este caso podemos acudir si lo necesitamos a recursos como el crowdfunding, que nos permitirá una comunicación del proyecto al tiempo que una recaudación de recursos.

3.- ¿Es deseable? ¿Lo quiere el mercado? ¿Lo quieren los clientes? ¿Lo quieren las personas? Es importante preguntarse hasta qué punto mi proyecto va a ser bien recibido por los clientes y personas a las que va dirigido poniéndonos empáticamente en su lugar, accediendo a ellos y preguntándoles directamente, pero no con focus group o en entornos controlados, sino con una metodología antropológica que nos lleve a observarlos en sus entornos y estar y vivir con ellos.

¿Cuál es el problema? Que por lo general los proyectos, y sobre todo si son de empresas tradicionales y muy enfocadas al mercado, tienden a tener en cuenta los dos primeros puntos pero no el tercero, o al menos no le dan tanta importancia. Piensan que gracias al marketing van a conseguir aflorar una necesidad latente que sus productos o servicios van a poder satisfacer. En realidad van a ciegas, trabajan con suposiciones muy generales y poco concretas, con segmentaciones de clientes muy burdas y gruesas que ayudan poco a conocer a nuestros clientes.

Es fundamental partir, en todo proyecto, de un análisis serio y concreto de la deseabilidad de ese proyecto, o mejor aún, estudiar qué desean los clientes, las personas, y a partir de ahí, desde cero, construir una oferta creíble y atractiva. El punto clave de todo proyecto, producto o servicio no son nuestras capacidades, nuestros recursos o nuestros conocimientos, son los clientes, son las personas.

Publicado en Innodriven. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Las personas como eje sobre las que construir las empresas

¿Y yo para que quiero diseñar una estrategia?

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Las tendencias del control de gestión en el siglo XXI

por Joan Amat

controlt¿Hacia dónde se dirigirá el control de gestión del siglo XXI? Tras haber señalado dos momentos cruciales en la renovación del control de gestión, primero con Alfred Sloan y Robert N. Anthony en la década de 1950, y, en segundo lugar, con Jack Welch y Robert Kaplan en la del 1990, el interrogante es saber cuáles son los cambios que se desarrollarán en estas próximas décadas y, en especial ¿cuáles pueden ser las posibles próximas tendencias en control de gestión?

Tras más de un siglo en el que ha primado una perspectiva del control de gestión racional y mecanicista, en la sociedad postindustrial en la que priman el conocimiento, las emociones y los intangibles es necesario transformar los mecanismos de control existentes y basados en la desconfianza para dejar paso a instrumentos que promuevan la confianza y el compromiso.

Con la emergencia de la sociedad del conocimiento hay una creciente necesidad de incorporar nuevos modelos que permitan operar en contextos complejos, confusos e inciertos como los actuales, que estén más allá de los aspectos financieros.

Por ello, no nos debe sorprender que la intuición y la creatividad ocupen un lugar cada vez más relevante en las organizaciones y se de una creciente importancia a aspectos ligados a lo emocional, lo subjetivo, lo intuitivo, lo femenino.

Un enfoque cualitativo: la importancia de las personas para conseguir excelentes resultados.

Además de los dos tipos de control que ha habido hasta ahora, el control financiero y el control a través del Balanced Scorecard, creemos que en esta próxima década predominará una perspectiva del control de gestión más centrada en las personas respecto a décadas anteriores.

En primer lugar, la creciente relevancia de la importancia de las personas y su compromiso con la empresa, la emergencia de los intangibles y la responsabilidad social corporativa y sus extraordinarios resultados obliga a replantearnos que la variable clave no es la rentabilidad financiera,  sino que la clave está en las personas.

En segundo lugar, el disruptivo y espectacular fenómeno de las redes sociales y el tratamiento de la información transformarán radicalmente los sistemas de información actuales.

En tercer lugar, ante la incertidumbre existente es inevitable un enfoque más psicológico relacionado con la toma de decisiones y la incertidumbre. Sin embargo, ante esta situación de incertidumbre, es necesario utilizar la intuición y reforzar la fortaleza mental para mantener un alto rendimiento en este tipo de condiciones.

En cuarto lugar, con los continuos avances en la información probablemente se dará una mayor importancia al enfoque cualitativo, ligado a la utilización de métodos de investigación cualitativa que pueden enriquecer notablemente la información cualitativa para el control.

En el año 1991, Berger y Rosen destacaban sorprendentemente en aquel momento que en su investigación las organizaciones que tienen una cultura orientada a las personas logran unos resultados más buenos que los que estaban orientados a la rentabilidad.

En 1992, los profesores Kotter y Heskett de Harvard Business School publicaron “Corporate Culture and Performance”. Por otro lado, una investigación publicada en 2007 ha comprobado en una muestra de compañías altamente comprometidas con la responsabilidad social corporativa consiguen una muy elevada rentabilidad empresarial.

Por su parte, un interesante estudio que realiza Watson Wyatt desde 1999 sobre la relación entre la política de RRHH y el valor para los accionistas (el Índice de Capital Humano o ICH), demuestra que el compromiso en las empresas que aplican mejores prácticas de gestión de personas generan, por término medio, tres veces más valor para los accionistas que las empresas que no lo aplican.

* Este post forma parte del prólogo, escrito por Joan Amat, para su libro “El Control de Gestión en el Siglo XXI”.

*El autor es Es Doctor en Dirección de Empresas (IESE) y en Ciencias Económicas (Universidad de Alcalá de Henares), Licenciado en Ciencias Económicas (Universidad Autónoma de Barcelona), MBA (ESADE) y Diplomado en International Management (Manchester Business School) y en el Executive Program (UCLA). Estudios post-doctorales en UCLA (University of California, Los Angeles) y en University of Manchester. Conferencista en eventos de ALTAG.

Publicado en ALTAG. Post original aquí.

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