Una teoría sobre cómo valoramos la posibilidad de perder o ganar al tomar una decisión.
En el ámbito de la psicología aplicada a la conducta económica destaca la figura de Daniel Kahneman, un autor americano-israelí cuya obra se ha centrado en los determinantes de la toma de decisiones en situaciones en que los beneficios y las pérdidas son inciertos.
Este psicólogo, además de ser uno de los pocos que ha ganado un Premio Nobel, es conocido por sus investigaciones sobre racionalidad limitada, en las que pone en entredicho la idea de que el ser humano es fundamentalmente racional.
En este artículo veremos la teoría de las perspectivas de Kahneman y su colaborador habitual, Amos Tversky. Este modelo supone uno de los desarrollos principales del clásico concepto de la utilidad subjetiva esperada, muy relevante en la economía y en la psicología.
Biografía y obra de Daniel Kahneman
Daniel Kahneman nació en 1934 en Tel Aviv, aunque se crió en Francia en la época que rodeó a la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente su familia se mudó a Palestina. De su infancia y su juventud, Kahneman destaca la relevancia de la interacción y la complejidad humanas en la cultura judía y su propio interés por el existencialismo como factores fundamentales en su decisión de convertirse en psicólogo.
En 1961 se doctoró en Psicología en la Universidad de Berkeley, California, donde también estudió matemáticas. Posteriormente se convertiría en una figura clave en el estudio del juicio humano, en la economía conductual y en la psicología hedonista, una vertiente de la psicología positiva que se centra en el análisis del placer y de los aspectos que lo favorecen o perjudican.
En 2002 Kahneman obtuvo el Premio Nobel de Economía en reconocimiento a las múltiples aportaciones a este campo que ha realizado desde la psicología en colaboración con el fallecido Amos Tversky. Se destacó especialmente su trabajo sobre la toma de decisiones en condiciones de incertidumbre. También ha recibido premios de la American Psychological Association y de la Society of Experimental Psychologists, entre otros.
Actualmente Kahneman es profesor emérito e investigador senior en la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales, que forma parte de la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey. Además es miembro de honor de las universidades de Berkeley y British Columbia, así como de la Universidad Hebrea de Jerusalén y otras instituciones.
La teoría de las perspectivas de Kahneman y Tversky
La teoría prospectiva de Kahneman y Tversky, también conocida como teoría de las perspectivas o de la aversión a las pérdidas, desarrolla la hipótesis de la utilidad esperada, un concepto de la teoría económica de juegos que afirma que las personas escogemos la alternativa que consideramos más útil de entre las disponibles para afrontar una situación concreta.
Según la teoría de las perspectivas, cuando existe incertidumbre con respecto a los resultados tendemos a optar por las recompensas seguras a otras menos probables, aunque el valor de las primeras sea inferior.
Además damos más importancia a las pérdidas reducidas, aunque sean improbables, que a las ganancias moderadas; los autores denominan a esto “aversión a las pérdidas”. Debido a nuestra aversión a las pérdidas, en caso de que se nos presenten dos alternativas equivalentes de las cuales una esté formulada en términos de ganancias y otra de pérdidas, lo más probable es que optemos por evitar la segunda. En resumidas cuentas, preferimos evitar pérdidas que obtener ganancias.
Así, por ejemplo, si dos asesores financieros nos proponen invertir en unas mismas acciones pero el primero destaca que tienen una rentabilidad promedia moderada y el segundo que su ratio de beneficio ha disminuido en los últimos años, preferiremos la oferta del primer asesor.
Kahneman y Tversky afirmaron que la perspectiva de pérdidas tiene un mayor impacto emocional que la de ganancias y que tendemos a percibir la probabilidad de perjuicios como si fuera de 50/50, independientemente de que sea mucho menor.
Conceptos principales
Además del concepto de aversión a las pérdidas que ya hemos visto, la teoría de las perspectivas aporta otros dos aspectos fundamentales: la evaluación relativa a un punto de referencia y la sensibilidad variable.
El punto de referencia se identifica a grandes rasgos con la expectativa media con respecto a un beneficio o coste determinado. Este punto de referencia puede ser una cantidad de dinero, como el precio habitual de un bien o el sueldo que obtenemos cada mes, o cualquier otro indicador cuantitativo.
El concepto de sensibilidad variable hace referencia al hecho de que nuestra sensibilidad a las pérdidas disminuye a medida que el punto de referencia aumenta. Por ejemplo, si un kilo de tomates cuesta 60 céntimos en una tienda de nuestra calle y 50 en otra que está a 15 minutos de distancia, probablemente optemos por comprar en la segunda, pero no haremos el mismo esfuerzo por ahorrarnos 10 céntimos en la compra de un electrodoméstico.
Aplicaciones de este modelo
La teoría de las perspectivas se aplica frecuentemente al comportamiento económico de las personas. Es útil para predecir la conducta en ámbitos como la psicología de las organizaciones, el juego y la propia economía.
Este modelo explica distintos efectos psicológicos, como el “statu quo”. En economía, este término se refiere al hecho de que las personas prefiramos frecuentemente mantener el estado actual si se nos ofrecen alternativas que no nos suponen una mayor satisfacción, como sucede cuando alguien rechaza un puesto de trabajo mejor pagado que el que ya tiene porque aceptarlo implicaría un cambio de domicilio y estilo de vida.
Asimismo, la teoría de Kahneman justifica el denominado efecto de dotación, que hace que las personas demos un mayor valor del que tienen objetivamente a algunas cosas por motivos emocionales. Siguiendo el ejemplo anterior, es posible que alguien escoja seguir viviendo en su ciudad actual porque la mayoría de sus seres queridos residen en ella.
Publicado en Psicología y Mente. Post original aquí.
Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.
Son cada vez más los casos y la concientización de los emprendedores y empresarios acerca de la conveniencia y por ende su compromiso por establecer en sus negocios procesos de planeación estratégica aún en aquellos pequeños y medianos, abordando el desafío de planificar su estrategia para los 5 o más años siguientes.

“El “valor añadido” para casi cualquier compañía, diminuta o enorme, procede de la calidad de la experiencia proporcionada”. 


En septiembre de 2011 publiqué en este blog un artículo que titulaba
Uno de los debates más constantes desde el punto del vista del management en los últimos tiempos es el papel que debe adoptar el marketing en la formulación de las estrategias a todos los niveles (estratégico-corporativo, UEN y, por supuesto, a nivel funcional) Numerosos autores han defendido el papel del marketing como piedra angular de la estrategia y la necesidad de que los directivos de marketing se sienten en el comité de dirección a la hora de elaborar la estrategia corporativa. Lo cierto es que, a pesar de que todas las empresas fijan la orientación al mercado o al cliente como uno de sus valores fundamentales, la realidad nos hace ver que el papel del marketing ha quedado relegado a la función única de la cuarta P de las variables del mix de marketing, la promoción. Si acudimos a las fuentes más académicas, estas nos dicen que el marketing es la disciplina que inicia el ciclo de planificación estratégica en la organización. No sin razón se apela a que si la empresa está orientada al cliente, es el marketing el que está más cerca del mismo y posee más conocimiento, por lo que debe ser el marketing el que proporcione las informaciones y análisis de los entornos desde los que arranque el proceso de planificación. Una vez la dirección recoge esa información, realiza un diagnóstico y fija unos objetivos que marcarán el marco y la política de actuación de las UEN y de las unidades funcionales y de apoyo. A partir de aquí se desarrollarían los planes de las UEN y de las unidades funcionales y se procederá a una valoración de los resultados en comparación con esos objetivos fijados primariamente que provenían del análisis ofrecido por marketing. Tras esta valoración, se realizaría la corrección de los aspectos en los que no se han cumplido dichos objetivos y volvería a comenzar el proceso con el análisis del entorno ofrecido nuevamente por el marketing. Este proceso, que parece lógico si entendemos a la empresa como unidad económica que produce bienes y servicios para satisfacer a la sociedad, generar beneficio y rentabilidad y crear valor para el accionista, no suele cumplirse en la mayoría de las empresas por múltiples razones. En primer lugar, todas las empresas orientadas al cliente, deberían cumplir una serie de requisitos cuales son:
“Me gano la vida soñando”.
La uberización del empleo es un fenómeno que debe su nombre a la empresa americana Uber. Se trata de un concepto importante para los mercados de trabajo, pero también para los de servicios. Tal ha sido su trascendencia que este término ha estado entre los
Durante muchísimos años he podido experimentar de primera mano la inutilidad de los procedimientos de planificación tradicionales que, aún a día de hoy, se siguen usando de forma generalizada en muchos entornos de trabajo. Y, ¿por qué han dejado de ser útiles? Sencillamente porque