
Por Antonia Arévalo @AntoniaAreval
Cuantas cosas no dichas, cuantas cosas escondidas, cuantas cosas ahogadas, cuantas cosas sobre entendidas, cuantas cosas negadas, cuantas conversaciones calladas, cuantas palabras mudas……De qué hablamos cuando no hablamos de lo que deberíamos hablar? Os lo habéis preguntado alguna vez? Conversaciones pendientes, temas sin cerrar que nos encierran, que nos dificultan el avance porque ocupan nuestra mente, nuestras emociones, nuestro cuerpo, nuestro yo entero. Conversaciones que nos sabemos de memoria, que hemos repetido y repetido y repetido tantas y tantas veces…..conversaciones en cautiverio, conversaciones encerradas. Para qué no las dejamos salir? Qué podemos perder que no hayamos perdido ya? Y qué conservamos que no necesitamos? Qué las retiene? De qué hablan? Me dijo, le dije, le tenía que haber dicho, la próxima vez le diré …. A veces no afrontamos esas conversaciones por temor a enfadarnos, discutirnos, a romper el vínculo a que no nos consideren, a perder una relación o un supuesto estatus o posición. A veces se nos quedan atascadas a medio camino…… Cuando precisamente la solidez de las relaciones se basa en la confianza, una buena relación exige de mejores conversaciones. Nuestras relaciones personales se configuran a partir de las conversaciones que mantenemos con los otros, conversaciones y relaciones son una misma cosa. Mantenemos una relación con alguien mientras estemos en una conversación abierta y continua, si por cualquier razón la conversación se interrumpe o termina, la relación también se interrumpe o termina….. Y si de organizaciones empresariales hablamos, no son otra cosa que unidades, sistemas, construidos a partir de conversaciones específicas basadas en la capacidad de los seres humanos para efectuar compromisos mutuos (Rafael Echevarría) Como escribió A. Machado “Sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da.” Entonces…….Cómo abordar esas conversaciones pendientes, esas tan difíciles, intelectual y emocionalmente? Esas qué tanto tememos que nos salgan mal? Lo primero que debes plantearte es qué es lo que pretendes con esa conversación? ¿Restaurar una relación deteriorada o deteriorarla aún más? Si la respuesta es restaurarla, te sugiero:
- Prepara bien el mensaje que quieres transmitir, considera tanto lo que quieres como lo que no quieres decir.
- Cárgate de fundamentos.
- Descárgate de prejuicios y suposiciones.
- Muestra apertura para escuchar y para modificar tu punto de vista.
- Busca un escenario distinto, cómodo, neutro, confiable.
- Pon corazón, tu destinatario debe sentir que para ti es importante lo que surja de esa conversación.
- Respira hondo, habla con la mirada, ” la mirada suele ser cómplice de nuestro corazón y en ocasiones hasta amiga de la razón” (W.Shakespeare)
Si lo que quieres es deteriorarla más, no cambies nada, ya vas por el buen camino. Pensar que saldrá bien quizás sea un acto de fe por tu parte, pero pensar que saldrá mal también lo es. Entonces….. Mejor creer en aquello que nos ayudará a avanzar, no te parece? Y si no…. De qué hablarás cuando no hables de lo que quieres hablar?
Publicado en Mayeutika. Post original aquí.
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En los últimos años, el término “gestionar en tiempos de crisis” se está convirtiendo en todo un clásico cuando, en realidad, no pasa de ser una falacia pensada para aquellos que, lejos de dar un paso decidido hacia el horizonte, prefieren mirar a uno y otro lado esperando una señal del cielo que les indique el camino a seguir. Sólo hay una dirección posible: hacia delante y con decisión. Si retrocedes, te engullirán los muertos. Si te apartas a un lado, ya nunca encontrarás el camino y si decides quedarte quieto, simplemente serás presa del olvido.
Es el libro de moda en Sillicon Valley. Sirva como evidencia que el propio Eric Ries 


Hola a todos los lectores del blog. Hoy voy a hablar de la incertidumbre en la toma de decisiones. Precisamente ahí está la dificultad de tomar decisiones: que no podemos prever con total seguridad los resultados. Esto en general nos deja intranquilos. Preferimos vivir en un mundo de seguridades. Ante la incertidumbre a la que nos enfrentamos tenemos un mecanismo de defensa: ignorarla. Ignorarla, o al menos
El Cuento de Navidad, de Charles Dickens [1843] gira en torno a la terrible experiencia de Scrooge, un comerciante absolutamente entregado a la custodia de su riqueza y cuya avaricia le lleva, entre otras cosas, a escatimar la paga con la que su pobre y fiel empleado Bob, contaba para la cena de Navidad y costear, además, el tratamiento de su hijo enfermo.
Me preocupaban hace unos meses, pensando en los
Existen una serie de estrategias para que las organizaciones sean más innovadoras. Al seguir estos principios, la gente puede aprender a pensar de otra forma, establecer conexiones entre conceptos aparentemente no relacionados, y tener una mentalidad totalmente transformadora. La verdadera innovación a menudo viene de romper las reglas y trabajar más allá de las formas más comunes de pensar. No todos los individuos tienen un talento creativo natural, pero pueden aprender a ser más creativos mediante el desarrollo positivo de ciertos hábitos, y el uso de las siguientes estrategias:
Todos los días leemos en la prensa algunas noticias acerca del liderazgo. Tienen títulos muy diversos como “las 7 características del buen líder”,”Comunidad de liderazgo”, “Competencias del líder”, “Líder y equipo” la mayoría son muy inspiradores.
Para comunicar hay que darle a quién te escucha una parte de ti mismo. Para llegar a las personas y saltar barreras no basta con decir las palabras idóneas y dar una información rigurosa. Para eso están los libros. Cuando comuniques, cuenta una historia. Emociona a tu público y que se note cuánto te emociona a ti lo que dices. Que se vea lo que deja en ti cada palabra. Que sepan que eres humano e imperfecto. Que se den cuenta de que estás implicado hasta las cejas en lo que dices… Sé uno con el mensaje.