Transversalidad: del Yo al Nosotros

Por Antonia Arévalo @AntoniaAreval

“en la Organización Autoritaria tradicional, el dogma era Administrar, Organizar y Controlar. En la Organización Inteligente, el “nuevo dogma” consistirá en Visión, Valores y Modelos Mentales. Las empresas saludables serán las que puedan sistematizar maneras de reunir a la gente para desarrollar los mejores modelos mentales posibles para enfrentar toda situación”.

Peter Senge

Iniciamos un nuevo “curso”, ya antes de este descanso navideño, en la mayoría de las organizaciones se han dejado definidos los objetivos a alcanzar vía los planes de negocio, presupuestos, compromisos adquiridos con la propiedad, accionistas, empleados y el entorno en general. Objetivos con los que deberíamos ser exitosos para la confiabilidad y continuidad del proyecto empresarial. En breve estaremos iniciando el proceso de despliegue de esos objetivos, haciendo partícipes y protagonistas a todos los integrantes de la organización. Una oportunidad de oro para consolidar la cultura que hayamos definido, que a mis ojos, no puede ser otra que una Cultura Colaborativa, considerando a la organización de manera sistémica.

Ya nadie discute que estamos en un cambio de época en el que los conceptos como: cambio constante, incertidumbre, modo colaborativo, transversalidad, integridad, confianza, flexibilidad, velocidad, conectividad, creatividad, innovación, curiosidad, probar cosas nuevas, tomar riesgos, customer centric, vivencias experienciales, movilidad, delegación, gestión por proyectos, constante aprendizaje, aprendizaje basado en los errores, humanizar el trabajo, coraje, combatir el miedo, crossborder (fijar la mirada en otros sectores), capacitar, hacer crecer a los equipos, personas, talento…dejan de ser extraordinarios pasando a formar parte del estado habitual. ( Pioneros del siglo XXI)

Vamos aceptando que nos movemos en entornos de incertidumbre, multiculturales, de alta competencia y fragmentación; entornos globales y desregulados que exigen formas de trabajo mucho más ágiles, flexibles, abiertas, por proyectos, mayor interactividad, innovación, creatividad…Entornos que exigen pasar del yo al nosotros.

Ello exige de una Cultura Organizacional Colaborativa y de Responsabilidad donde cada uno es responsable del desarrollo eficiente de la función encomendada en cada momento, para la consecución del objetivo común.

En este marco, el adquirir ventaja competitiva exige que la cadena de valor de una organización, se gestione como un sistema que es y no como una colección de partes separadas. La idea esencial del enfoque de sistema radica en que la actividad de cualquier parte de una organización afecta la actividad de cualquier otra. En los sistemas no hay unidades aisladas, por el contrario todas sus partes actúan con una misma orientación y satisfacen un objetivo común….es necesario el funcionamiento correcto de las partes para el eficaz desempeño del todo en su conjunto.

De ahí que, en estos momentos en los que estamos a punto de desplegar los objetivos a lo largo y ancho de todas nuestras organizaciones, sea importante hacerlo de manera alineada y consciente con este nuevo entorno. Es el momento, si no se ha realizado todavía, de empezar a definir objetivos transversales con todo lo que ello significa. En la transversalidad se rompen los silos departamentales, se rompen los individualismos, las jerarquías organizativas establecidas. En la transversalidad, lo importante es la alineación de conocimientos, acciones, esfuerzos, a la consecución de un objetivo común. De tal manera que las partes se diluyen ante el todo, lo importante no es si yo he cumplido con mi parte, lo importante es si nosotros hemos conseguido ese objetivo común. De nada sirve el cumplimiento parcial si no se consigue el final que, además es el comprometido y el que da sentido al existir de la organización. En el caso de que estos objetivos estén ligados con retribución, sólo se abonará si se consigue el objetivo final, a pesar de que alguna parte hay cumplido con su contribución. De este modo alineamos la política retributiva a la Cultura Colaborativa.

Si, estoy de acuerdo, este sistema levanta ampollas!! A ver quien le dice a un colaborador que su retribución depende de lo que hagan los demás, que aunque él cumpla su parte si otro no lo hace, no va a cobrar, no se le va a reconocer. A ver quien le dice a un colaborador que su jefe para ese objetivo concreto es el jefe del proyecto, que va a tener tantos jefes como objetivos transversales, que incluso va a tener que liderar la consecución de un objetivo, para lo que va a tener que desarrollar habilidades esenciales de liderazgo. A ver quien le dice a un colaborador que tiene que explorar, seleccionar, interpretar, discernir, relacionar y aplicarlo a situaciones nuevas, y resolver problemas. Que va a tener que respetar, valorar e integrar conocimientos, ideas y creencias distintas de las propias y que, además, esperamos proactividad en todo ello.

Y… a ver quien le dice al “Jefe” que la naturaleza de su rol también ha cambiado, que se trata de ser facilitador, facilitador de medios para el crecimiento, facilitador de contribuir en una especie de adhocracia en la que todos los miembros de una organización tienen autoridad para tomar decisiones y llevar a cabo acciones para ello, en la que la motivación se centra en dar a las personas un reto y proporcionar los recursos y la libertad que necesitan para superarlo, sin comprometer la supervivencia individual, combinando competición y colaboración; construyendo equipos poderosos que alternan el liderazgo vertical con el lateral para la consecución de mejores resultados. A ver quien…

La otra alternativa es no hacerlo y esperar a desaparecer… Sin dramatismos, es sólo cuestión de tiempo, de estos tiempos.

“Las Organizaciones y Sistemas que superan las expectativas combinan el liderazgo vertical y horizontal de manera poderosa para transformarse de manera permanente” 

(Hargreaves y Harris “Performace beyond expectations”)

Photo credit: google

Publicado en Mayeutika. Post original aquí.

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Liderazgo: 3 claves para ayudar a desarrollar la autoestima en nuestros colaboradores

Por Mercedes Hortelano VdP @MyKLogica

Uno de los temas que normalmente salen en los procesos de coaching que realizo, desde el punto de vista de jefe, es el tema de la autoestima o seguridad y confianza en uno mismo y cómo generarla en los colaboradores.

Basándome en mi propia experiencia como colaboradora, os comento 3 prácticas que me han ayudado a ganar confianza en mí y crecer como persona y como profesional:

1. Predictibilidad de las reacciones como jefe: Una de las cuestiones más desestabilizantes en el trabajo es tener un jefe cuya percepción sobre la calidad de un trabajo, depende del estado de ánimo en el que se encuentra.

Hay jefes que pueden llegar a hacer verdadera “luz de gas” a sus colaboradores entre lo que piden y la reacción que tienen ante el resultado del trabajo, gestión realizada o un error: Si se encuentran de buen humor, no pasa nada y todo está bien o es excelente y si llegan de mal humor, parece que es el fin del mundo o un trabajo valorado como bueno ayer, es mediocre o malo hoy. Lo cual provoca una inseguridad constante, puesto que la “evaluación” del resultado de mi trabajo depende de un hecho subjetivo y personal.

En resumen: Cómo jefe sea predecible y que sus colaboradores sepan que su percepción del trabajo realizado es ecuánime y objetiva. Profesionalidad no implica linealidad emocional pero si ser conscientes de nuestros estados de ánimo, tener control sobre ellos, ser consciente de cómo influyen en mí y en mi percepción de la realidad y, en un momento dado, saber que ciertas conversaciones es mejor tenerlas cuando haya pasado el momento de mayor intensidad emocional.

2. Feedback sobre la evolución en el trabajo: Si hay un punto que ayuda a generar seguridad y confianza en uno mismo, es saber que voy por el buen camino y que realizo bien mi trabajo. Fundamente sus comentarios o “retroalimentación” sobre el trabajo realizado sobre hechos y tenga en cuenta que ha de haber una evolución en la forma de llevarlo a cabo, en función de la experiencia del colaborador:

  • Aprenda a diferenciar cuándo comentarle algo a su colaborador en privado y cuándo en público. Como regla general, amonestaciones siempre en privado y reconocimientos en público. Piense en usted y cómo se siente cuando ha tenido algún jefe que le ha gritado en público o le ha escatimado reconocimientos.
  • Con profesionales nuevos en la empresa o con poca experiencia, realice un seguimiento y supervisión continuo, al principio casi por tarea. Aproveche cada fallo o tarea mejorable para enseñar y mostrar cómo llevarlo a cabo bien y, en el momento en el que lo consiga, reconózcaselo.
  • No caiga en la tentación de hacer un trabajo por su colaborador, ante la excusa de que termina haciéndolo antes. Sí, lo hará antes pero evitará que su colaborador aprenda. Valga la redundancia, permita a éste aprender y aprender a hacer un buen trabajo:
    • Si ha cometido un fallo, deje que sea el colaborador quien lo solucione o repita la tarea hasta que la domine y valores y fije el esfuerzo y éxito alcanzado.
    • Cuando se encuentre ante un problema o una situación nueva, habitúe a su colaborador a venir con soluciones o alternativas de solución pensadas, aunque después en la discusión entre ustedes  lleguen a otras conclusiones diferentes (discusión/discutir en el sentido de “examinar atenta y particularmente una materia” -Fuente RAE).
  • Espacie el seguimiento según vaya adquiriendo práctica y experiencia y en función de la complejidad de las tareas que vaya asumiendo y cómo responde.

En resumen: Mantenga informado a su colaborador sobre la idoneidad o excelencia de su trabajo. Ante un fallo mantenga la cabeza fría y busque soluciones y ante un trabajo bien realizado resáltelo y coméntele los aspectos que le gustaron, ayudará a generar confianza en usted y ayudará a que su colaborador obtenga cada vez más confianza en sí mismo y gane en autonomía e iniciativa en su trabajo.

3. Afronte las situaciones conflictivas de forma directa y en el momento en el que se entere. Los malos tragos, para ambas partes, cuanto antes mejor. Ante una de estas situaciones:

  • 1º Afronte la situación desde el punto de vista que nadie yerra a propósito.
  • 2º Antes de tomar ninguna postura, infórmese: Pregunte qué ha pasado y obtenga toda la información y datos disponibles.
  • 3º Céntrese en la solución y, una vez dada respuesta, profundice en el qué paso para aprender. Tendrá garantizado varios puntos:
    • Conocer y trabajar sobre el error en el momento en el que aparece, atajando repercusiones y evitando que se hagan más graves sus consecuencias al darlas solución.
    • Oportunidades de mejora del conocimiento (o know-how) para el profesional, el equipo y la organización: Profundizar en los aspectos o variables que llevaron al error, qué se desconocía, cómo prevenirlo para la siguiente ocasión, etc.
  • 4º una vez hablado, solucionado y aprendido, fíje los comportamientos, prácticas o nuevas variables de éxito.

En resumen, dé cabida al error (por supuesto controlado) y, puesto que ha sucedido, aproveche la oportunidad de aprendizaje. Estará estimulando a sus colaboradores a querer hacerlo cada vez mejor. Serán ellos quienes, según vayan adquiriendo experiencia, le puedan aportar nuevas variables y mejoras a tener en cuenta en próximos trabajos.

Seguro que hay muchas más prácticas que pueden ayudar a desarrollar la autoestima en los colaboradores pero si pone en marcha éstas o las practica de forma habitual, tendrá colaboradores que irán ganando en madurez profesional y, como consecuencia, en confianza y autoestima.

¿Y tú? ¿Puedes compartir alguna otra práctica que te haya ayudado a ganar en autoestima?

———–

Fuente imagen: Motivación y liderazgo

Publicado en MyKLógica. Post original aquí.

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Liderazgo 3.0 – La transformación creativa de las empresas

Lo que hace un líder (y cómo lo hace)

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Jefes menguantes ante la complejidad

Por Xavier Marcet

La tropa de jefes menguantes no para de crecer. Ser directivo cada día parece más difícil. En el mundo de la empresa ya no se trata de resolver problemas, se trata de enfrentar paradojas. Y ante las paradojas no sirve cualquiera, la autoridad se desdibuja y el talento queda al desnudo. El viejo management de la planificación y el control aparece como muy insuficiente. Las paradojas nunca son fáciles de resolver, pero se abordan mejor desde la transversalidad que desde jerarquías con autoridad indiscutida.

Los éxitos del pasado no sobreviven fácilmente ante la nueva complejidad. Y la complejidad emerge porqué la forma de mirar la realidad que permite la fusión de lo real y lo digital ( Internet de las Cosas, nuevos modelos de negocio) y el análisis de datos masivos, lo está cambiando todo. Las paradojas superan las viejas lógicas de los negocios consolidados. La concatenación de causas y efectos parece efímera cuando antes era sólida y permitía planificar las cosas por años. Hoy los años de antes son meses, cuando no semanas.

Los jefes menguantes se pierden ante la innovación, más por incapacidad que por displicencia. Se disfrazan de innovadores pero tienen enormes dificultades para construir paradigmas que se alejen de aquello que les encumbró. Los jefes menguantes hablan de innovación pero no son capaces de tomar riesgos en un terreno que les es desconocido. La mayoría de jefes menguantes delegan la innovación como quién delega la elaboración de las nóminas. Como más van a uno de esos hackatons que sus propias empresas organizan para decir que no todo es fantástico sin realmente creerse nada.

Los jefes menguan porqué no desaprenden. Algunos además hace tiempo que ya consideraron que no les hacía falta aprender nada. ¿Quién les podía enseñar nada? No hay mayor gestión del cambio personal que el desaprender. Sustituir rutinas que fueron base de éxitos probados por ensayos que exploran nuevas formas de manejar las personas y crear soluciones atractivas para los clientes, es muy costoso. La gestión del cambio toca hueso cuando afecta a las personas individualmente. Es decir cuando el cambio no es un discurso sino una nueva agenda y nueva manera de enfrentar la complejidad. Cuando una parte de uno abandona lo que era para ser un directivo que construye las nuevas competencias que los tiempos de la complejidad exigen.

Los jefes se descomponen especialmente cuando pierden el sentido de la empatía con sus clientes. No hay nada peor que perder el olfato de empatía y rodearse de pequeñas cortes incapaces de esbozar un “no”. Es la pinza definitiva para desconectar de la realidad y enfocarse a agotar nichos tan menguantes como ellos mismos. Ante las paradojas hay muchos equipos directivos que consensuan que lo mejor es refugiarse en los problemas de antaño. Si pudieran abolirían la complejidad por decreto.

Muchos jefes consideran el cambio una injusticia. Así, simple y llanamente. Trabajaron tanto por crear paradigmas que les fueran favorables e invirtieron tanto para que sus clientes no sintieran la necesidad de cambiar, que cuando los clientes les son infieles, lo viven como una injusticia. Apostaron con tata vehemencia por tecnologías que resultaron efímeras y no pudieron amortizar, que hay una parte de la innovación que más que incomodarlos les suena a estafa.

Es muy normal que ante los cambios los jefes menguantes se aferren a los controllers. Como si el orden en la operación y la disciplina en el gasto pudiera parar un mundo que cambia aceleradamente. Recurrir a los controllers es su forma de exprimir jerarquías que se tambalean ante la complejidad. Y claro, los controllers hacen lo propio, huir de las paradojas y reconstruir un mundo basado en problemas y en lógicas que funcionaron antes del tsunami digital y de la hegemonía de las culturas innovadoras . Los recortes que imponen los controllers frenan los desequilibrios pero, los recortes por sí mismos, no vuelven a seducir a los clientes.  Y así empieza un camino conocido en muchas empresas serias. Lo hacen todo bien hasta el último día. Su cierre podría superar cualquier control de calidad. Al cementerio se llega como se vivió.

Algunos pensarán que los jefes menguantes son los directivos de mayor edad. Y no es así necesariamente, personalmente he vivido muchos ejemplos de gente mayor muy disruptiva. Hay mucho jefecillo joven que mengua detrás de su arrogancia acabada de estrenar. Menguan afanosamente los mediocres puesto que abrazar la mediocridad es un deporte que se puede practicar a cualquier edad.

Los jefes que se crecen ante la complejidad acostumbran a sentirse poco jefes. Responsables más que jefes. Saben que en este mundo de cambio acelerado se están escribiendo nuevas reglas para la gestión de las organizaciones. Saben que deben continuar aportando visión, aunque ésta sea menos perdurable. Saben que se requieren equipos diversos y comprometidos dispuestos a explorar cada día sin dejar de operar los negocios en marcha con la máxima calidad. Son directivos realmente ambidiestros.

Cuando se trataba de explotar negocios inerciales no pesaban tanto los excesos burocráticos, las jerarquías estiradas y  los jefes dados a la importancia. Pero ahora más que nunca se trata de operar y adaptar negocios al mismo tiempo. Los jefes menguantes crean agendas separadas, unas para operar negocios y otras para adaptar negocios. No saben construir una doble agenda por el mismo motivo por el que sucumben ante las paradojas. Eran buenos jefes para organizar la explotación de negocios pero navegan cuando se tratan de explorar nuevas oportunidades.

A su favor hay que decir que a cualquiera le asaltan las dudas cuando debe explotar negocios consolidados sometidos a cambios radicales teniendo estructuras muy rígidas detrás. Y no hay que olvidar que las estructuras son puestos de trabajo y familias que viven de ello. Cuando las paradojas asoman lo más fácil es negarlas. Y aquí es muy fácil que esos jefes menguantes encuentren grandes complicidades, empezando por las de unos sindicatos que ante la complejidad menguan tanto o más que los jefes.

Las paradojas, la complejidad requiere de otro perfil de directivo. Seguramente también requiere de una nueva generación de escuelas de negocios ( las actuales están casi tan atenazadas y son tan rígidas como las empresas inerciales). Y ante ello, está emergiendo un nuevo talento de management. Líderes que no se visten de jefes pero que aprenden cada día para ser respetados por los suyos y convierten a sus clientes en su pasión como único modo para encadenarse a una empatía imprescindible. Líderes que aprenden a resolver paradojas y a construir estrategias  sin planificación. Líderes que abren sus organizaciones de verdad porqué las oportunidades están siempre fuera.  El paradigma ha cambiado y las reglas para gestionarlo también.  Una de las innovaciones pendientes más importantes que tenemos delante es la del propio management.

( Una versión un poco reducida de este artículo fue publicada en La Vanguardia el 8 de octubre de 2016 con el título La complejidad ahoga a los Jefes).

La imagen pertenece a un fresco de Simone Martini.

Publicado en XavierMarcet.com . Post original aquí.

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Confusiones

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Toma de decisiones e incertidumbre

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Management Canalla: 6 tipos de directivos que nunca llegarán a ser líderes

Por Ricard Lloria Llauradó

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“Nunca dude que la gente que Ud. dirige podrá lograr lo que Ud. sueña” –

Benjamin Zander

Algo que ocurre en el lugar de trabajo es que la gente tiende a emular el estilo de liderazgo del jefe, muchas veces este pretende ser el líder, pero en vez de ser líder es un dirigente, es decir, el que dirige, ordena y manda. A medida que desarrollamos nuestras propias habilidades de liderazgo, nos encontramos con nuestro propio estilo, pero a menudo llevamos con nosotros los comportamientos y las habilidades de liderazgo que hemos aprendido de los demás.

Hace poco tenía una conversación con un buen amigo, dónde debatimos sobre el “management canalla”, David Asensio me hizo varias preguntas en una entrevista bastante “Canalla” que os dejo aquí.

Por ello me gustaría si más recuperar el Manifiesto del Management Canalla de David Asensio dónde nos dice:

“Manifiesto por una cultura más abierta, por una Sanidad pública, por una educación universal… ¿Pero dónde hay un manifiesto donde se promulgue, lo que a mí me motiva de verdad?

Pues AQUÍ está ya.

Un manifiesto en el que se reivindica lo que nos gusta, lo que nos motiva, lo que somos y deseamos en la vida. Un manifiesto para las próxima generaciones en las que se promueve el “Canallismo”, el cual dice que haz lo que te motive, si quieres conseguir algo en la vida, porque si no lo haces, solo obtendrás lo mismo que los demás, una vida de rutina, infelicidad y frustración.

Los canallas nos enfrentamos a la vida en el PRESENTE. Es que no hay otro tiempo verbal para hacerlo. No existe el pasado ni existe el futuro pluscuamperfecto del verbo vivir para un canalla. Los canallas nos enfrentamos a la búsqueda de lo que nos motiva de verdad, desde el ahora, desde el verbo en presente. Y con el poder de que somos nosotros mismos, los ÚNICOS, que tenemos la responsabilidad de encontrar eso que nos ponga solamente de pensarlo.”

Más tarde me encontré la grata sorpresa de David Asensio, dónde nos explica los hábitos que tiene un Canalla, en términos de “management”, es por ello que de todo, hago la abstracción de esto:

Para llegar a ser un autentico canalla, necesitas de antemano 2 cosas:elegir la opción de ser un “canalla” y esfuerzo. Respecto al esfuerzo, es fácil, tú sabes que si quieres perder kilos de más, tienes que sudar. Punto. Y respecto a la opción de ser un “canalla”, tiene que ir acorde con tus valores. De su boca, sale una palabra constantemente, GRACIAS. Hacen lo que otros no hacen, se hacen preguntas y ponen modo acción. Solamente hace falta: Decisión, Compromiso y Acción, bañada de una esencia de constancia.

Aquí hay seis tipos de líderes que no deseamos llegar a ser. Porqué en realidad, aunque les ponga el título de líder, canalla mente hablando no lo serán nunca, sólo serán parte de una jerarquía, la cual ha de cambiar, pero ellos si existen y seguirán existiendo aunque no lo reconozcan, por no decir, poco probable se darán cuenta. Los podemos encontrar de la siguiente forma:

El Jefe que es “el mejor amigo de todo el mundo”.

Este “líder” está demasiado preocupado con las relaciones y cómo no estropearlas. A menudo, una persona realmente encantadora, este jefe descubre que tener conversaciones con demasiada fuerza es difícil de llevar o de mantener, estará de acuerdo con todo el mundo, y es difícil de confiar porque nosotros acabamos de saber que él o ella nos dice lo que queremos oír. Ineficaz en evaluaciones de desempeño, este jefe te deja y te siente siempre con el “si” de forma aguda. Les encanta todo lo que haces, pero en el fondo sabemos que tenemos las áreas de mejora y para mejorar, dado que nosotros sabemos que por mucho que nos vaya diciendo que si, para quedar bien, sabemos que algo podemos fallar, al fin y al cabo no somos perfectos.

El jefe de “seguir las reglas”.

Este “líder” es convencional, regla-atado y burocrático. Reprimiendo la innovación y el crecimiento de nuestro equipo, este jefe se siente seguro cuando él o ella saben que el equipo está “haciendo lo correcto”. Este jefe no toma muchas decisiones, prefiriendo referirse, ceñirse y seguir a las políticas, consulta a otros jefes de su rango jerárquico, o por encima de él, o toma una decisión de grupo cuando hay un consenso. Cuando nosotros trabajamos para este jefe, con el tiempo nuestra unidad y creatividad muere de la muerte por el proceso de “fulminación de equipos, individuos” etc.

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El jefe que “nunca nos necesita cuando estamos a su alrededor”.

Este “líder” evita cosas que son difíciles. Las conversaciones difíciles, conflictos, trabajo que es demasiado duro. A menudo es difícil de precisar este jefe a tener una conversación porque tienen una ‘segunda oficina’ en alguna parte (tal vez una tienda de café por la calle) que se retiran para cuando las cosas se ponen difíciles. Este jefe es un procrastinador clásico y bombardea o mejor dicho pasa la pelota minutos antes de que terminemos nuestra jornada laboral, muchas veces nos pide el trabajo porqué lo quiere para ayer, cuando el mismo sabe que ya es tarde.

El jefe “que tiene el poder de disparo de forma tóxica “.

Este “líder” es feliz sólo cuando están a cargo de todo y de todos. A menudo agresivo y antagónicos, son muy críticos, micro gestión en su equipo, socavan y toman crédito. Una señal de advertencia es la ‘oficina de poder “- el mejor, más grande y cubiertas con todos los premios que el equipo ha ganado. Este jefe no usa la palabra “nosotros” y, a menudo se precia a sí mismo en la capacidad de reducir los adultos hasta las lágrimas. Si nosotros trabajamos para este jefe, tendremos la piel como la de un elefante o un alijo de tejidos de dura coraza.

El jefe “ganar a toda costa”.

Este “líder” tiene que ganar. El equipo tiene que ser el mejor en todo, y se alienta a los miembros del equipo para competir agresivamente. Conocido por afirmaciones como “es mejor que me digas quién rellena esto”, “así que sé que uno de vosotros me está disparando”, este líder impulsa una cultura de encubrir errores, culpar a los demás y otra’ apuñalar a su abuela en la parte trasera para salir adelante con su comportamiento.

El jefe “perfeccionista “.

Este “líder” es un purista de la perfección. “Todo tiene que ser por el poder de la razón, o no somos lo suficientemente buenos”. Meticuloso, exigente y difícil de tratar, con este “líder” se crea un clima en el que las personas están muy estresadas porque están tan preocupadas por hacer las cosas bien que no se fijan en la parte importante de sus acciones. Siendo realistas, nadie va a cumplir con los estándares de este jefe establece y él o ella pasa muchas horas los fines de semana con la reelaboración de nuevos planes para hacerlo bien. Curiosamente, a veces este jefe no trata o no ve a cabo las consecuencias de no hacer las cosas bien y sólo lo hace a sí mismo. Esto crea la pereza en el equipo, ¿por qué molestarnos haciendo un gran trabajo cuando sabemos que sólo vamos a conseguir rehacerlo de todos modos? Provoca la falta de productividad.

¿Alguna vez hemos trabajado para uno de estos jefes? Contemos cómo hemos hecho frente a sus habilidades de “liderazgo” pobre.

La seguridad es más que nada una superstición. – Helen Keller

Si quieres ser un “Canalla” lidera con una banda de Rock. ¡Música y acción!

Gracias por leerme, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.

Gracias a David Asensio por la entrevista y por prestarme una parte de su “Manifiesto de Management Canalla”. ¡Gracias Canalla!

Seguiré escribiendo, y aportando.

Ricard Lloria by @Rlloria

Photo credits : Flickr Andreas

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.

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Mitos y falsas creencias sobre el liderazgo

por Beatriz Soto

mitos liderExisten muchas falsas creencias sobre este tema, por lo que debemos aportar algo de luz sobre ellas.  ¿Cuáles son?

Ser líder es ser jefe. Uno de los principales mitos del liderazgo es que ser líder no supone ser jefe. Existen muchas personas con gran capacidad de liderazgo, o que son líderes en su equipo, que no son jefes e incluso ejercen liderazgo sobre sus iguales. Es cierto que si se tiene capacidad de liderazgo se puede llegar más arriba y ocupar puestos más altos, pero no siempre es así ni si quiera tiene por qué serlo en algunas personas.
Nacen, no se hacen. Si bien es cierto que existen personas que nacen con la capacidad de liderazgo y lo muestran desde siempre, esta es una competencia que se puede adquirir con el tiempo e incluso perfeccionar. Incluso, muchos líderes no surgen hasta que sucede algo que les ayuda a desarrollar esta capacidad.
Surgen con la edad. Ya lo hemos dicho anteriormente, algunos nacen con esta capacidad, otros la desarrollan temprano y otros sí lo hacen con la edad, con el tiempo o con alguna circunstancia concreta. No depende de la edad.
Son infalibles. Es cierto que tienen una buena capacidad de que los demás le sigan y crean en todas sus habilidades, pero son humanos y como humanos que son tienen errores y se equivocan, quizá tengan que tener más cuidado de no hacerlo y puedan mostrarlo menos que los demás pero siempre puede escapar algo del control de cualquiera. Además, como son personas que deben correr riesgos, estos riesgos suponen unas mayores probabilidades de fracaso. Un buen líder es capaz de equivocarse y admitirlo, aprender de sus propios errores.
Son carismáticos. Algunos son carismáticos, pero esta no es la cualidad imprescindible para ello.
Están para ordenar a los demás. Para ordenar, en todo caso, están los jefes o los superiores pero no los líderes. Los líderes pueden solamente inspirar, dar consejos e incluso pueden dar órdenes, pero no están para ello.
No delegan lo importante. No suelen delegar las funciones que deben hacer ellos, pero sí pueden delegar las cosas importantes, e incluso si son buenos líderes ayudarán a los demás a aprender a hacer esas funciones con total eficacia. Saben que lo importante es cumplir las metas y objetivos establecidos, da igual quién los haga. Creer esto vuelve a ser confundir ser líder con ser jefe, puesto que hay muchos jefes que no quieren delegar sus funciones principales ni enseñar a sus subordinados por miedo a que les superen, pero no todos los jefes son así tampoco.
Puedo serlo si estudio mucho. Por poder puedes, pero no dependerá de los estudios, es una cualidad, una actitud. Se aprende, pero no se verá en ningún libro.
Los líderes son más optimistas que realistas. Esto depende, hay quienes son más realistas y los que son más optimistas, no tiene que ver una cosa con la otra ni son incompatibles con la competencia de liderazgo.
Manipulan a los demás. Pueden ser carismáticos o poder de convicción, pero su principal don no es manipular a la gente sino más bien intentar llevarlos por el propio camino de cada uno intentando llegar a las metas establecidas. No manipulan, ayudan. Muchas personas parece que hablan del líder como si fuera un hipnotizador, y no es así, nadie hace nada que no podría llegar a hacer de por sí.
Tiene todas las respuestas. Es cierto que cuenta con unas capacidades especiales para responder con rapidez a ciertas cosas, pero las respuestas no sólo están en su propia persona, también están en las de los demás, ni siempre tiene todas las respuestas.
El poder y el liderazgo corrompen. Hay personas que se dejan corromper cuando llegan a cierta altura o a cierto poder, pero hay otras que no. Hay quien utiliza su liderazgo para cosas buenas, como hay quien lo utiliza para su propio beneficio o el de los demás, pero el verdadero líder, el buen líder, no se deja corromper.
Es una habilidad poco común. No es cierto, existen muchas personas con estas competencias, e incluso hay muchos que podrían desarrollarlas en cierto momento, incluso hay quien la tiene y no lo sabe. No es tan poco común como parece.
El liderazgo sólo se aplica en las empresas. No es cierto, existen líderes en prácticamente todos los aspectos de la vida, en el colegio, en los grupos de amigos, etc.

Publicado en Gestión.org. Post original aquí.

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El liderazgo situacional

La inteligencia emocional en la empresa

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¿Qué se requiere del liderazgo?

Ejecutivos son los que ejecutan

Liderazgo, ¡No pienses que eres especial!

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Liderazgo, ¡No pienses que eres especial!

L0018878 Chinese artist, Hong Kong Credit: Wellcome Library, London. Wellcome Images images@wellcome.ac.uk http://wellcomeimages.org Chinese artist, Hong Kong. Photograph c. 1868 By: John ThomsonPublished:  -  Copyrighted work available under Creative Commons Attribution only licence CC BY 4.0 http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Por Ricard Lloria Llauradó

“Los errores son inevitables.
Lo que cuenta es cómo respondemos a ellos”.
Nikki Giovanni

El otro día leía un artículo de Antonia Arévalo en su blog, el cual titulaba “Discúlpame si no te llamo líder.”
Lo que resalto de él es el párrafo dónde hace una serie de preguntas entrelazadas dónde realmente cada persona que se considere líder, responsable, manager, jefe, líder de equipo, debería de hacerse:

Mi pregunta va al cómo, al Ser, una vez realizado todo ese proceso formal, incluso ya durante ese proceso, ¿Cómo hacéis para acompañar? , ¿Cómo hacéis para desarrollar a vuestros equipos, para que se activen sus talentos?, ¿Cómo hacéis para ayudarles a crecer? , ¿Cómo hacéis para ayudarles a triunfar? , ¿Cómo estáis contribuyendo a su realización y evolución como seres humanos que son? , ¿Cómo hacéis para conseguir las metas a través de vuestros equipos?, ¿Cómo les dais el sentido, el para qué?, ¿Sabéis que es lo que podéis hacer por ellos para que sea así? , ¿Escucháis sus necesidades, sus inquietudes, sus miedos, preocupaciones? , ¿Sus dudas respecto a sus capacidades? , ¿Dejáis espacio a lo diferente, lo desconocido, lo nuevo, lo arriesgado?, ¿Dejáis espacio para su autonomía, para sus hojas en blanco?, ¿Dejáis espacio para la innovación y la experimentación?, ¿Cómo estáis liderando para entusiasmarles, para que quieran movilizarse, quieran ir? , ¿Cómo hacéis para que surja su propio liderazgo?

La función del líder es producir más líderes, no seguidores”
(Ralph Nader)

Si no tienes respuesta para alguna de esas preguntas, si ni siquiera te interesa tenerlas, discúlpame si no te llamo líder,discúlpame si te pongo delante un espejo y te digo que quizás estés apegado a la autoridad formal, al poder, al control, al estatus, al prestigio asociado, a tus necesidades individuales.

Todo ello me dio a pensar, reflexionar, mil visiones de experiencias en el día transcurridos a lo largo de mis 24 años de experiencia, si empecé joven, cómo los de antes, o ¿estudias o trabajas? (Casi cómo la típica pregunta de adolescente que te pueden hacer en ciertos ámbitos nocturnos) Respuesta: Trabajo, al cabo de unos meses, quiero seguir estudiando y trabajando, necesito comprarme la moto. Por lo que os puedo asegurar que he visto de todo, desde buenos o malos, de los buenos se aprende y de los malos aún más, para no ser cómo ellos.

Últimamente mientras buscaba una imagen para incluir en este post y pensando en la introducción de este mismo, he encontrado imágenes totalmente diferentes y la percepción que tenemos de ellas.

Acabo de poner la consulta en Google, búsqueda de imágenes asociadas con el liderazgo y muchas son totalmente diferentes, las mías de mi blog son de personas comunes, como todos nosotros.

Lo que me parece interesante es cómo en cada una de las imágenes encontradas para hablar o explicar sobre el líder, en muchas de ellas aparece como una persona más grande, más poderosa que los demás, más importante que el resto del equipo.

Mirando hacia atrás en los artículos del año pasado referente a experiencias, pensamientos e ideas sobre liderazgo. Haciendo una lectura rápida de todos ellos:

¿Así que quieres ser un líder? Los siete rituales cada día como un líder.

Liderazgo, la persuasión y la manipulación – ¿Son lo mismo en entornos de empresa?

10 Cosas que Julio César podría habernos enseñado acerca de las empresas, marketing y liderazgo. ( Parte I y Parte II)

Coraje: como rasgo esencial de liderazgo.

La frustración del líder. 7 Fuentes comunes de la frustración.

14 Consejos simples y directos sobre liderazgo.

El liderazgo es un viaje no un destino.

Nuevos líderes del desafío. Resolución de conflictos.

Liderazgo y síndrome de la alta exposición.

A lo largo de mi trayectoria profesional he coincidido con personas que han estado por encima de mí, se me ocurrió pensar en algunos de los jefes, responsables ya fueran directos míos o de otros departamentos y su toxicidad que desprendían hacía el resto del equipo, de la empresa o de otros departamentos, todos ellos tenían esta visión de liderazgo, que de alguna manera eran más grandes, mejor o más importante que el resto del equipo. Se consideraban ellos mismos que eran los reyes y lo demás eran meros peones.

Es decir eran ellos quienes se consideraban los más importantes, que llevaban el resto del equipo y que pensaban que teníamos la suerte de tenerlos como nuestros líderes.

Ahora si bien es cierto que si nos consideramos que somos los líderes de un equipo, nosotros nos veremos diferentes ante los demás, pero no nos hace ser personas más grandes, mejores o incluso que seamos más inteligentes, ni siquiera necesariamente hace que seamos los más importantes.
Es más, piensan que les pusieron a cargo casi por divinidad, algunos por enchufes, pero realmente es igual cómo llegaron en su día, pero si se actúa de una manera en que se piensa que somos mejores, especiales, más inteligentes que los demás, lo que provocaremos es realmente que el equipo termine por quemarse, por enfadarse, y ya no digo que su productividad sea y vaya a menos, de más a menos. Por lo que todos esos ratios de KPi´s de productividad no sean ni reales ni por asomo.

a-los-que-dicen-que-no-eres-capaz

Por el contrario, me gusta mucho recordar todos los buenos jefes con los que he tenido el privilegio de trabajar, y me gustaría pensar que tomé ese mismo enfoque que ellos me producían para también realizarlo hacía los demás, siempre he considerado, que cuando he entrado en una empresa, siendo responsable, jefe, director, cómo le queráis llamar, me ha gustado ir desde el primer día a ver el almacén, conocer a todo el equipo, conocer a las personas de fábrica, las personas de mantenimiento, hablar con ellos de tu a tu, esto no se hace sólo el primer día sino cada día, es una forma también de crear vínculos con ellos, que si tienen un problema tu les ayudarás a solucionarlo, a reírte con ellos, aunque sea con unos chistes, si los ves cantar, canta con ellos de esta forma te verán que eres una persona simple, como la gente común, ni mejor ni peor que nadie, la única diferencia era que están trabajando bajo tu responsabilidad a cargo .

Somos como el peón de plomo, que no parecen a sí mismos como reyes en el juego de ajedrez.

Puede ser fácil, cuando en una posición de liderazgo, que podamos sentirnos que somos especiales, que nosotros somos mejores que los otros, que somos como un rey, pero estos no son los pensamientos o sentimientos de un buen líder, ni deberíamos reflejar en nuestras acciones o en la forma en que tratamos a la gente. Pero hay como mínimo 10 diferencias entre en ser manager o líder.

Echemos un vistazo a nuestra forma de ser, a nuestro propio estilo de liderazgo y cómo nos vemos, intentemos obtener el punto de vista de los demás, y averiguar si te ven como peón de ventaja, o como un rey.

Si es esto último, entonces es el momento de actuar, y cambiar, porque estamos tomando el camino equivocado.

Todos somos especiales en esta vida, para todos los demás, para unos menos y para unos más pero lo somos, nadie es más especial que el otro. Todos llegamos al final al mismo sitio.

Para terminar, un vídeo que hace tiempo terminó en mis manos, os parecerá que pueda estar fuera de lugar, hasta divertido y os quite una sonrisa, pero es un claro ejemplo de un Líder, un líder que hace lo que tiene que hacer, que empieza el, y poco a poco va arrastrando a los demás hasta causar furor.

Si dudas que alguien no puede marcar la diferencia este vídeo te lo demuestra, todos al principio tienen vergüenza, no se atreven hacerlo, el sigue con su idea, seguir bailando, el efecto que produce hacía los demás es de perder la vergüenza.

Acuérdate, si realizamos un cambio que sea para bien y bien enfocado.

No podía dejar de poner un poco de música para finalizar , y más a raíz que el pasado Lunes se hizo repercusión por las redes sociales que el Lunes más triste del año, llamado “Blue Monday”,  pensé por dentro y compartí por otra red (Larga vida al “Blue Monday😉”

Liderazgo, ¡No pienses que eres especial!

Gracias por leerme, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.

Gracias especiales a Antonia Arévalo  por prestarme un trozo de su artículo.

Seguiré escribiendo, y aportando.

Ricard Lloria by @Rlloria

Photo Credit: Wellcome Library, London

Chinese artist, Hong Kong.

Photograph c. 1868 By: John Thomson
Collection: Wellcome Images
Library reference no.: External Reference TH.NEG.336

Photo credit 2: Google.

Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

La Muerte de las Jerarquías en el lugar de trabajo

Los 10 Problemas en la Gestión del Cambio y cómo solucionarlos

13 Estilos de Liderazgo en Dirección de Equipos

Para seguir leyendo:

Discúlpame si no te llamo Líder

El liderazgo situacional

Dirigir personas es administrar emociones

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Liderazgo: 3 claves para ayudar a desarrollar la autoestima en nuestros colaboradores

Por Mercedes Hortelano VdP @MyKLogica

LiderazgoAutoestimaUno de los temas que normalmente salen en los procesos de coaching que realizo, desde el punto de vista de jefe, es el tema de la autoestima o seguridad y confianza en uno mismo y cómo generarla en los colaboradores.

Basándome en mi propia experiencia como colaboradora, os comento 3 prácticas que me han ayudado a ganar confianza en mí y crecer como persona y como profesional:

1. Predictibilidad de las reacciones como jefe: Una de las cuestiones más desestabilizantes en el trabajo es tener un jefe cuya percepción sobre la calidad de un trabajo, depende del estado de ánimo en el que se encuentra.

Hay jefes que pueden llegar a hacer verdadera “luz de gas”  a sus colaboradores entre lo que piden y la reacción que tienen ante el resultado del trabajo, gestión realizada o un error: Si se encuentran de buen humor, no pasa nada y todo está bien o es excelente y si llegan de mal humor, parece que es el fin del mundo o un trabajo valorado como bueno ayer, es mediocre o malo hoy. Lo cual provoca una inseguridad constante, puesto que la “evaluación” del resultado de mi trabajo depende de un hecho subjetivo y personal.

En resumen: Cómo jefe sea predecible y que sus colaboradores sepan que su percepción del trabajo realizado es ecuánime y objetiva. Profesionalidad no implica linealidad emocional pero si ser conscientes de nuestros estados de ánimo, tener control sobre ellos, ser consciente de cómo influyen en mí y en mi percepción de la realidad y, en un momento dado, saber que ciertas conversaciones es mejor tenerlas cuando haya pasado el momento de mayor intensidad emocional.

2. Feedback sobre la evolución en el trabajo: Si hay un punto que ayuda a generar seguridad y confianza en uno mismo, es saber que voy por el buen camino y que realizo bien mi trabajo. Fundamente sus comentarios o “retroalimentación” sobre el trabajo realizado sobre hechos y tenga en cuenta que ha de haber una evolución en la forma de llevarlo a cabo, en función de la experiencia del colaborador:

  • Aprenda a diferenciar cuándo comentarle algo a su colaborador en privado y cuándo en público. Como regla general, amonestaciones siempre en privado y reconocimientos en público. Piense en usted y cómo se siente cuando ha tenido algún jefe que le ha gritado en público o le ha escatimado reconocimientos.
  • Con profesionales nuevos en la empresa o con poca experiencia, realice un seguimiento y supervisión continuo, al principio casi por tarea. Aproveche cada fallo o tarea mejorable para enseñar y mostrar cómo llevarlo a cabo bien y, en el momento en el que lo consiga, reconózcaselo.
  • No caiga en la tentación de hacer un trabajo por su colaborador, ante la excusa de que termina haciéndolo antes. Sí, lo hará antes pero evitará que su colaborador aprenda. Valga la redundancia, permita a éste aprender y aprender a hacer un buen trabajo:
    • Si ha cometido un fallo, deje que sea el colaborador quien lo solucione o repita la tarea hasta que la domine y valores y fije el esfuerzo y éxito alcanzado.
    • Cuando se encuentre ante un problema o una situación nueva, habitúe a su colaborador a venir con soluciones o alternativas de solución pensadas, aunque después en la discusión entre ustedes  lleguen a otras conclusiones diferentes (discusión/discutir en el sentido de “examinar atenta y particularmente una materia” -Fuente RAE).
  • Espacie el seguimiento según vaya adquiriendo práctica y experiencia y en función de la complejidad de las tareas que vaya asumiendo y cómo responde.

En resumen: Mantenga informado a su colaborador sobre la idoneidad o excelencia de su trabajo. Ante un fallo mantenga la cabeza fría y busque soluciones y ante un trabajo bien realizado resáltelo y coméntele los aspectos que le gustaron, ayudará a generar confianza en usted y ayudará a que su colaborador obtenga cada vez más confianza en sí mismo y gane en autonomía e iniciativa en su trabajo.

3. Afronte las situaciones conflictivas de forma directa y en el momento en el que se entere. Los malos tragos, para ambas partes, cuanto antes mejor. Ante una de estas situaciones:

  • 1º Afronte la situación desde el punto de vista que nadie yerra a propósito.
  • 2º Antes de tomar ninguna postura, infórmese: Pregunte qué ha pasado y obtenga toda la información y datos disponibles.
  • 3º Céntrese en la solución y, una vez dada respuesta, profundice en el qué paso para aprender. Tendrá garantizado varios puntos:
    • Conocer y trabajar sobre el error en el momento en el que aparece, atajando repercusiones y evitando que se hagan más graves sus consecuencias al darlas solución.
    • Oportunidades de mejora del conocimiento (o know-how) para el profesional, el equipo y la organización: Profundizar en los aspectos o variables que llevaron al error, qué se desconocía, cómo prevenirlo para la siguiente ocasión, etc.
  • 4º una vez hablado, solucionado y aprendido, fíje los comportamientos, prácticas o nuevas variables de éxito.

En resumen, dé cabida al error (por supuesto controlado) y, puesto que ha sucedido, aproveche la oportunidad de aprendizaje. Estará estimulando a sus colaboradores a querer hacerlo cada vez mejor. Serán ellos quienes, según vayan adquiriendo experiencia, le puedan aportar nuevas variables y mejoras a tener en cuenta en próximos trabajos.

Seguro que hay muchas más prácticas que pueden ayudar a desarrollar la autoestima en los colaboradores pero si pone en marcha éstas o las practica de forma habitual, tendrá colaboradores que irán ganando en madurez profesional y, como consecuencia, en confianza y autoestima.

¿Y tú? ¿Puedes compartir alguna otra práctica que te haya ayudado a ganar en autoestima?

———–

Fuente imagen: Motivación y liderazgo

Publicado en MyKLógica. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Inteligencia emocional: la empresa emocionalmente inteligente

La Capacidad 360º de los Medios Sociales: LA “COOPETICIÓN”

Competencias Básicas: Autoestima, Asertividad y Empatía

¿Seguir leyendo?

La principal barrera de la innovación está en la mente del directivo

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Los 7 errores del gobernar y controlar

Por Andrés Schuschny

  • 1. Pensar que se obtiene lo que se mide, ignorando el contexto, la complejidad tácita o las intencionalidades múltiples y latentes que existen en los subsistemas intervinientes.
  • 2. La búsqueda de resultados basados en la medición y las metas cuantitativas pueden hacer que la gente se torne en demasiado cómoda. Es fácil alcanzar un objetivo explícito, lo que te pone en la zona de confort.
  • 3. Tener una visión mecánica. Por su propia naturaleza, da lugar a la deshumanización de las relaciones y de sus impactos sobre la sociedad a la que te diriges.
  • 4. Se dilapidan enormes cantidades de recursos sólo en la gestión de los sistemas de medición. No abuses de ellos.
  • 5. Pensar que se pueden resolver cuestiones de manera idealista, esto es: “a prueba de fallas” en lugar de permitir un diseño en el que los sistemas evolucionen por su propia naturaleza.
  • 6. Reorganizar puede ser la excusa de un fracaso no aceptado. A veces es importante asumirlo y no perder el tiempo de algo cuyo futuro está sepultado.
  • 7. Bloquear la comunicación multidireccional. Irónicamente, los que suelen jugar el “jueguito de la discrecionalidad informativa“, es decir, los que están en los mandos medios, terminan inmunizados de la realidad: dejan de recibir la información que necesitan para conocerla.

¿Qué otros errores identificas?

Publicado en Humanismo y Conectividad. Post original aquí.

 

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