Cómo se desarrolla la empatía: decálogo para empresas

“No es personal” o “Son solo negocios”. ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases en el ámbito profesional? Las empresas llevan décadas luchando por eliminar cualquier atisbo emocional en su seno, cuando el secreto para que una compañía triunfe reside, precisamente, en saber cómo se desarrolla la empatía dentro de la misma.

¿Por qué la marca Zune fracasó mientras que su sucesora, Xbox, resultó exitosa con una idea de negocio muy similar? Así lo explica uno de los miembros del equipo: “La gran diferencia entre Xbox y Zune era el público objetivo. Con Zune no sabíamos para quién estábamos construyendo. Con Xbox, conocíamos a esas personas. Demonios, éramos esos chicos”.

La importancia de la empatía en las empresas

Cuando Darwin formuló su Teoría de la especies, a mediados del siglo XIX, llegó a la conclusión de que solo los más aptos subsistirían. Sin embargo, muchos años después de la aparición de este reconocido paradigma evolutivo, los investigadores han reinterpretado esta idea: la selección natural no se basa exclusivamente en la fuerza -como inicialmente se estableció- sino, también, en la empatía.

Así lo recoge la periodista Gail Sheehy en su artículo The secret to longer life may surprise you, publicado en el USA Today, en el que recopila diferentes estudios científicos que ponen en evidencia cómo esta habilidad para comprender a los demás es clave en el éxito de personas y organizaciones. De hecho, el propio Darwin alegaba que es la capacidad para mantener relaciones interpersonales, formar comunidades y desarrollar la civilización, lo que nos diferencia de los animales.

En este sentido, Dev Patnaik, en su libro Wired of Care: How Companies Prosper When They Create Widespread Empathy, cuestiona que la innovación sea la ‘cura’ del sector empresarial, como se ha insistido en los últimos años. Para el autor, si bien la innovación es muy importante en el éxito de las organizaciones, la característica que actúa como factor crítico es saber cómo se desarrolla la empatía pues, cuando las compañías consiguen entender qué está pasando a su alrededor, son capaces de vislumbrar nuevas oportunidades mucho antes que sus competidores, ofrecer mejores productos, contar con trabajadores más felices y obtener más ganancias.

De acuerdo con Lodro Rinzler, autor de Budismo para estar en la oficina: Guía de subsistencia para una nueva generación“cuanta mayor empatía tengamos con nuestros colaboradores, clientes e incluso con nuestro superiores, más capaces seremos de entenderlos. Al comprenderlos y verlos tal como son, desarrollamos la capacidad de actuar compasivamente y generar un cambio con base en lo que se necesita que ocurra, y no en nuestras ideas sobre lo que debería pasar”.

Cómo se desarrolla la empatía en la organización

Ahora bien, como apunta Patnaik, mientras las personas son empáticas por naturaleza, las organizaciones necesitan aprender cómo se desarrolla la empatía para recuperar esa conexión emocional que el mundo empresarial lleva décadas bloqueando.

¿Cómo se desarrolla la empatía? El experto y fundador de Jump Associates, en su artículo Widespread Creating Empathy ofrece un decálogo para lograrlo:

  1. Comenzar el proceso en la cúpula directiva. El comportamiento de los líderes de la empresa será lo que marque, en gran medida, la cultura organizacional de la compañía de modo que cuando los líderes se comportan de cierta manera, establece la norma y dan permiso a otros para hacer lo mismo. De ahí que la respuesta a cómo se desarrolla la empatía deba comenzar por los superiores.
  2. Utilizar a los propios consumidores como guías. Está muy bien contar con especialistas en marketing y análisis del público objetivo, pero el problema se produce cuando estos departamentos son excesivamente herméticos, sin que nadie más pueda participar. Según Patnaik, Las empresas empáticas utilizan a los propios clientes como facilitadores con los que poder aprender.
  3. Contratar a los clientes. Para conocer qué busca el consumidor, qué mejor manera que tenerlo sentado en la empresa. Reclutar a algunas de estas personas con las que la compañía quiere empatizar es un buen modo para lograr este fin.
  4. Salir fuera. Otra de las pautas sobre cómo se desarrolla la empatía compele a las empresas a intensificar las visitas físicas a los clientes en sus propios ambientes como forma más eficaz para obtener la información sobre lo que necesitan y desean los consumidores.
  5. Decorar las instalaciones. Las empresas destinan grandes esfuerzos para recordar a su público objetivo sus cualidades y productos, pero ¿y al revés? Para conseguir conectar con el cliente también es necesario tener presente constantemente quién es, por lo que utilizar las paredes para exponer sus intereses, gustos, actividades, etc. ayudará a los trabajadores a estar enfocados en el consumidor.
  6. Copiar la apariencia. La empatía consiste en ponerse en los zapatos ajenos, en sentido figurado y, según Patnaik, también literal. Usar un código de vestimenta similar al de los clientes ayuda a los profesionales a identificarse y sentirse más unidos al público objetivo.
  7. Hablar el mismo idioma. En un intento por parecer más sofisticadas o innovadoras, muchas compañías optan por desarrollar un complejo lenguaje en torno a su actividad y productos o servicios, provocando que el cliente deje de entenderlas. Hablar el mismo idioma forma parte de los consejos sobre cómo se desarrolla la empatía.
  8. Utilizar los mismos productos. ¿Por qué una persona elige nuestro artículo y por qué otra se decanta por el de la competencia? Para mantenerse a la vanguardia respecto a lo que los clientes demandan, es conveniente conocer de primera mano los productos propios y ajenos.
  9. Abandonar el PowerPoint. Se trata de sustituir las descripciones planas por otras metodologías más cercanas y reales a la hora de comunicar con el consumidor, como story-telling, vídeos o actividades de inmersión del cliente en la empresa, que potencian que la compañía tenga una visión humanizada y empática del cliente.
  10. Potenciar el talentoIncluso en las empresas con baja empatía, hay algunos profesionales con habilidades excelentes para conectar con los clientes. Identificarlos e impulsarlos es clave para contagiar sus capacidades en toda la organización.

Publicado en Escuela Europea de Management. Post original aquí.

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Innovación no es creatividad

Por Xavier Marcet

Había expresado en varias ocasiones que la innovación tiene más que ver con la disciplina que con la creatividad, pero nunca había encontrado esta idea formulada con tanta rotundidad como lo hace Vijay Govindarajan en su libro The other side of innovation (2010). Dice este profesor de la Tuck School of Business at Dartmouth (y al que llego gracias a A. Mazaira):
“Through innovation, business organizations can change the world. There is just one little problem. Business organizations are not built for innovation; they are built for efficiency.”
“In fact, we point out, organizations today are only modestly more prepared for the challenges of innovation than they were fifty years ago. While most companies have plenty of creativity and plenty of technology, they lack the managerial skills to convert ideas into reality.
We liken innovation to an ascent of Mount Rainier. Most climbers focus their energy and enthusiasm on attaining the summit, leaving very few resources for the less glamorous and more dangerous part of the expedition—the descent. Similarly, companies devote their energies only to reaching the innovation summit—that is, identifying, developing, and committing to a brilliant idea. “Getting to the summit can seem like the fulfillment of a dream, but it is not enough. After the summit comes the other side of innovation—the challenges beyond the idea. Execution. Like Rainier, it is the other side of the adventure that is actually more difficult.” In short: There is too much emphasis on ideas, not nearly enough on execution.””Efectivamente, lo que define el éxito de la innovación es la capacidad de llevar las ideas a la práctica, no simplemente el hecho de tener ideas. Siempre me ha impresionado la historia del Ipod. Cómo Apple fue capaz de aceptar una propuesta que le vino de un ingeniero de fuera, Tony Fadell, que había fracasado en su intento de vender la idea a Philips y a Real Networks, y cómo entre mayo y noviembre de 2001 desarrollan y llevan al mercado la primera generación de Ipod. El papel de Steve Jobs, CEO de Apple, en este proceso fue crucial y su nivel de involucración altísimo. No les ha ido mal. Lo que me impresiona no es que Philips lo rechazara (aunque debe ser de los falsos negativos que más le duelen). Philips es una compañía innovadora y lo que le pasó puede pasar en las mejores casas. Lo que me impresiona es la capacidad de desarrollo de Apple en la nueva idea, no tanto la idea en sí misma a pesar del enorme merito que tiene el concebirla.
A veces pienso en alguna gran compañía española y creo que, en 2001, en seis meses aún no habrían recibido a Fadell para que les explicara su idea. Ahora las cosas han empezado a cambiar discretamente.
Como dice Govindarajan, la innovación tiene mucho más que ver con el cambio profundo que con la creatividad.

 

(La imagen es de Benozzo Gozzoli).

Publicado en XavierMarcet.com . Post original aquí.

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¿Qué es y para qué sirve la inteligencia conversacional?

por 

Las múltiples investigaciones sobre el funcionamiento de nuestro cerebro nos han permitido ser conscientes de que hablar es mucho más que compartir información.

Conversar afecta a la forma en la que nos relacionamos, intercalamos e incluso, a través de la conversación, podemos influir sobre los demás, pudiendo así moldear la realidad y lo que ocurre a nuestro alrededor de una forma colaborativa.

No nos quedemos con el poder sobre los demás que nos permiten las conversaciones, quedémonos con el poder con los demás

Las palabras son símbolos que nos permiten ver, pensar, procesar y compartir nuestra percepción de la realidad. Y son, sin ninguna duda, una herramienta de valor —casi— desconocido por los líderes para la salud y productividad de la empresa.

El poder de la inteligencia conversacional

En algunos posts os he hablado del poder de las palabras. A través de lo que decimos y cómo lo decimos conectamos y transformamos el mundo, nuestro mundo con los demás, nuestra realidad.

¿Para qué sirve la inteligencia conversacional?

La inteligencia conversacional nos va a servir para:

Cambiar nuestro cerebro

Toda conversación que mantenemos con una persona tiene un componente químico. Las conversaciones tienen el poder y la capacidad de cambiar nuestro cerebro: estimulan la producción de hormonas, neurotransmisores y conexiones nerviosas.

Fortalecer nuestras relaciones

Saber comunicar en cada momento nuestros pensamientos y sentimientos a los demás nos ayuda a fortalecer las relaciones que establecemos.

Como decía antes, una conversación es mucho más que simplemente compartir información, cuando hablamos nos presentamos también con nuestros sentimientos y visión sobre nuestro mundo y realidad.

Interpretar la realidad

Cuando mantenemos una conversación se ponen en marcha diferentes partes de nuestro cerebro, lo que nos permite valorar cómo lo estamos haciendo y determinar cómo interpretamos nuestra realidad.

Seguiremos, en el siguiente post, hablando de este tema, de los diferentes niveles de inteligencia conversacional y trataré de daros algunas claves para generar confianza. Espero vuestras opiniones, experiencias y sugerencias…

Publicado en VitalCoaching. Post original aquí.

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Liderazgo y Dignidad

Por Isabel Carrasco González

Donna Hicks, en “Leading with dignity. How to create a culture that brings out the best in people”, plantea que cuando las personas en el trabajo experimentan situaciones en las que su dignidad se ve violada  sufren las mismas reacciones instintivas que las partes en un conflicto internacional sienten; el deseo de venganza contra aquellos que les han violado. Las personas quieren que sus quejas sean escuchadas, reconocidas y atendidas. Cuando esto no ocurre el conflicto original incrementa su intensidad lo cual aumenta la separación.

En estas situaciones el líder juega un papel importante ya que aunque fuerzas complejas intervienen en la ruptura de las relaciones el grado en que los líderes presten atención para reconocer y comprender las preocupaciones en relación con la dignidad que subyacen a los agravios que refieren las personas va a ejercer una enorme diferencia a la hora de poder resolver el conflicto.

Todos queremos que se nos trate de forma que se muestre que importamos y si sentimos que no lo estamos siendo sufrimos. Nuestro anhelo universal de sentir que se reconoce nuestra dignidad nos define como seres humanos. Con frecuencia asimilamos dignidad con respeto, pero la autora mantiene que son conceptos distintos. La dignidad es algo con lo que nacemos y representa nuestro valor inherente. El respeto es diferente. Aunque todos tenemos dignidad no todos merecen respeto. Éste debe ser ganado por nuestras acciones que sirven de inspiración a los demás. La dignidad es algo que todos merecemos independientemente de nuestras acciones.

Cuando honramos la dignidad de los demás creamos una sensación de seguridad y las personas se sienten libres para mostrarse vulnerables y como son en realidad. Las relaciones prosperan cuando todas las partes sienten que son escuchadas, reconocidas y valoradas.

Uno de los principales malentendidos en relación con la dignidad es la idea de que nuestra sensación de valía personal tiene que venir de fuentes externas. Nos sentimos bien si obtenemos la validación de los demás en forma de halago, aprobación o reconocimiento por nuestras buenas acciones. El problema surge cuando no recibimos este tipo de aceptación externa y nos sentimos mal. Si equivocadamente creemos que nuestra dignidad procede exclusivamente de fuentes externas o de la forma en la que los demás nos tratan estamos renunciando a un enorme poder interno que nos ofrece la resiliencia necesaria para resistir ataques y mantenernos firmes en la realidad de nuestra verdadera valía.

Ser conscientes de que tenemos dignidad y que ésta siempre nos va a acompañar nos permite ser más vulnerables ante los demás, asumir riesgos y ser sinceros. Cuanto más honestos y sinceros somos menos vamos a violar nuestra propia dignidad y la de los demás y nuestras relaciones se van a enriquecer. Cuando perdemos la certeza de nuestro propio valor o lo cuestionamos podemos caer con más facilidad en comportamientos para salvar nuestra imagen que pueden enrarecer nuestras relaciones. La dignidad es, pues, una fuente de poder que no tiene precio ya que nos permite desarrollar relaciones mutuamente beneficiosas con los demás y abordar cambios positivos en nuestras relaciones.

Liderar con dignidad demanda que prestemos cuidadosamente atención  a los efectos que tenemos en los demás. Sin esta consciencia los problemas de relación que inundan los entornos laborales continuarán, pero si los líderes comprenden las fuerzas poderosas que se liberan cuando se viola la dignidad ( ira, resentimiento y el deseo de venganza), así como lo que ocurre cuando ésta se respeta ( lealtad, deseo de ser generoso, de ayudar) el trabajo de éstos será más sencillo y los profesionales crecerán, así como la organización.

La autora ha identificado diez elementos como componentes fundamentales de la dignidad. Éstos son:

1.- ACEPTACIÓN DE LA IDENTIDAD

Supone abordar a las personas como si fuesen ni superiores ni inferiores a nosotros y, por tanto, concederles la libertad de expresar cómo son realmente sin el temor de ser juzgados negativamente, de que la relación esté marcada por los prejuicios y aceptando que características tales como raza, religión, género, orientación sexual, edad o incapacidad, entre otras, están en el núcleo de la identidad de las personas.

2.- RECONOCIMIENTO

Implica la validación de los demás por sus talentos, trabajo duro, actitud reflexiva y colaboración, así como el ser generosos con los halagos y dar el crédito que se merecen por sus contribuciones, ideas y experiencia.

3.- ATENCIÓN

Consiste en prestar a los demás nuestra total atención a través de la escucha, la validación y la respuesta a sus inquietudes y sus experiencias.

4.- INCLUSIÓN

Supone que tenemos que conseguir que los demás tengan un sentimiento de pertenencia y se sientan integrados en todos los niveles de relación: familia, organización, comunidad, nación,…

5.- SEGURIDAD

Implica conseguir que las personas se sientan cómodas a dos niveles:

a).- Físico, porque no experimenten temor ante la posibilidad de sufrir un daño físico.

b).- Psicológico, sintiéndose libres de preocupaciones ante la posibilidad de ser avergonzados o humillados y para poder expresar sus opiniones sin temer algún tipo de efecto negativo.

6.- JUSTICIA

Supone tratar a todos de forma justa, con equidad de acuerdo con reglas y normas previamente acordadas.

7.- AUTONOMÍA

Implica ayudar al desarrollo de los demás facilitando que sientan que tienen control sobre sus vidas y trabajo para que puedan experimentar un sentimiento de esperanza y posibilidad.

8.- COMPRENSIÓN

Consiste en el convencimiento de que lo que los demás piensan importa y darles, por tanto, la posibilidad de exponer sus perspectivas y sus puntos de vista, escuchando activamente para poder llegar a entenderles.

9.- CONFIANZA

Supone tratar a los demás como si fuesen de fiar, comenzando con la premisa de que tienen buenos motivos para sus actuaciones y que lo hacen con integridad, concediendo el beneficio de la duda.

10.- RESPONSABILIDAD

Implica asumir la responsabilidad por nuestras acciones, pedir disculpas si hemos violado la dignidad de la otra persona y comprometernos a cambiar comportamientos que puedan dañar a los demás.

El reconocimiento de  la dignidad de aquellos con los que nos tenemos que relacionar constituye el pegamento que nos une ya que es la forma de conseguir que las personas se sientan seguras, valoradas y apreciadas. Esta idea es importante para el líder porque si quiere liderar a personas debe comprenderlas y reconocer el papel que la dignidad juega para el bienestar de las relaciones. Michael Pirson en su libro “Humanistic management: protecting dignity and promoting well- being” describe el trabajo que están realizando un grupo de académicos de todo el mundo (Humanistic Management Network) que están interesados en desarrollar un nuevo paradigma para la gestión. Esta red de profesionales se ha comprometido a seguir los siguientes principios:

a).- El respeto incondicional por la dignidad humana tiene que ser la base de las interacciones humanas.

b).- Una reflexión ética tiene que constituir una parte integrada de todas las decisiones de negocio.

c).- La búsqueda de una legitimidad normativa para las actividades corporativas permite el alineamiento de las buenas intenciones con actividades que tienen el potencial de producir resultados buenos.

Unidos estos tres compromisos fomentan el desarrollo humano a través de actividades económicas que añaden valor a la sociedad. Pirson destaca que el paradigma de negocios  antiguo se basaba en que lo que motiva a los seres humanos es el poder y el dinero y que su meta era la maximización de la riqueza y del beneficio para los accionistas, pero él defiende que las personas en realidad se sienten motivadas por estar conectadas y preocuparse por los demás y por buscar un bien común. El objetivo de su red es, por tanto, destacar la importancia que la dignidad tiene para crear entornos laborales en los que se promueva el bienestar más que las riqueza económicas.

Otros estudiosos del tema defienden la trascendencia de la defensa de la  dignidad para un liderazgo eficaz. La autora destaca entre otros a Monique Valcour que plantea que los líderes que minan la autonomía de los profesionales son corrosivos porque menoscaban la dignidad del trabajador o  a Christine Porath, autora de “Mastering civility”, que hemos comentado en entradas anteriores,  que en sus investigaciones han encontrado que demostrar respeto era la cualidad más importante para conseguir el compromiso de los profesionales.

Hicks, en sus estudios,  ha identificado 10 formas en las que nuestro legado biológico actúa para favorecer el que violemos nuestra dignidad y la de los demás y las recomendaciones para neutralizarlas. Éstas son:

1.- Responder a las provocaciones. No debemos dejar que el mal comportamiento de los demás determine le nuestro. El control es esencial para mantener la dignidad. No debemos justificar el devolver el daño que nos han infligido los demás. No hay que hacer a los demás lo que éstos nos han hecho.

2.- “Salvar la cara”. No mentir, esconder o reconocer lo que hemos hecho. Debemos decir la verdad.

3.- Eludir la responsabilidad. Cuando violemos la dignidad de alguien debemos admitir que hemos cometido un error y pedir perdón por haber causado un daño.

4.- Depender de una falsa dignidad. Debemos estar alerta ante el deseo del reconocimiento externo de nuestra dignidad en forma de aprobación y halago. Si dependemos sólo de los demás para la validación de nuestra valía estamos buscando una falsa dignidad. Nuestra dignidad procede del interior de nosotros mismos.

5.- Mantener una falsa seguridad. No debemos permitir que nuestra necesidad de conectar comprometa nuestra dignidad. Si mantenemos una relación en la que nuestra dignidad está siendo violada de forma rutinaria nuestra necesidad de conexión está anulando nuestra necesidad de mantener nuestra propia dignidad.

6.- Evitar la confrontación. No dejemos que alguien viole nuestra dignidad sin decir algo. Debemos defendernos y no evitar la confrontación. Una violación es una señal de que algo en la relación necesita un cambio.

7.- Asumir una actitud victimista. No creer que somos una víctima inocente de una relación problemática. Debemos estar dispuestos a considerar que podemos estar contribuyendo al problema. Debemos ser capaces de vernos a nosotros mismos desde una perspectiva externa para que podamos vernos como los demás nos ven.

8.- Evitar el feedback. Con frecuencia nos somos conscientes de lo que no sabemos. Tenemos puntos ciegos en los que podemos estarnos comportando de forma poco digna. Tenemos que vencer nuestro instinto autoprotector que nos lleva a resistirnos ante el feedback constructivo y considerarlo como una oportunidad de crecimiento.

9.- Culpar y avergonzar a los demás. No debemos hacerlo para intentar desviar nuestra culpa. Tenemos que controlar el impulso de defendernos a nosotros intentando hacer que los demás queden mal.

10.- Chismorrear y fomentar una falsa intimidad. Debemos evitar caer en la tentación de conectar con los demás por medio de los cotilleos sobre otras personas. Ser críticos y juzgar a los demás cuando no están presentes no es digno y es dañino. Si queremos conseguir una intimidad con otras personas debemos ser sinceros y compartir lo que ocurre en nuestro mundo interior y pedir a la otra persona que haga lo mismo.

Licencia de contenido del blog de “Hablemos de liderazgo”

Publicado en Hablemos de Liderazgo. Post original aquí.

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¿Por qué ocuparnos de los equipos?

Por Angel Arévalo Titos

Desde hace unas décadas se aprecia una tendencia económica que se está acelerando, el mercado ha pasado de una economía de demanda a una economía de oferta. El exceso de la oferta sobre la demanda existente es una tendencia creciente en la economía occidental.

La fuerte competitividad, junto a los cambios sociales, culturales y tecnológicos, han aumentado exponencialmente el grado de incertidumbre y turbulencia en la denominada sociedad de la información.
En el último siglo se ha generado más conocimiento que en toda la historia anterior, y la tasa de crecimiento sigue acelerándose a diario.
En este nuevo contexto, donde el poder está en el cliente, el modelo tradicional de organización no funciona, ya que para ser competitiva una empresa debe aportar más valor al cliente, y con el mínimo coste posible.
Conceptos como valor añadido, sinergia, creatividad, innovación, agilidad en los procesos de trabajo, servicio, gestión del conocimiento, satisfacción del cliente, etc. son fundamentales para continuar en el mercado.
Por otra parte es imposible desarrollar estos valores en la práctica organizativa sin contar con unos colaboradores altamente capacitados, motivados, e involucrados con la estrategia y objetivos de la organización.
Esta situación de mercado obliga a modificar las estructuras organizativas, que deben diseñar sus procesos en función de las necesidades del cliente, y de tal forma que se estimule la aportación de valor por parte de los colaboradores que forman la organización.
La importancia de los equipos de trabajo, en el contexto actual, es cada vez más decisiva:
  • Para dar respuesta a las exigencias del cliente es necesaria una fuerte interconexión de procesos y roles, ejecutados por distintas personas.
  • La creciente complejidad de las tareas así como de la incertidumbre del entorno hace cada vez más necesario trabajar en equipos multidisciplinares, que permitan adoptar decisiones consensuadas que integren diferentes puntos de vista.
  • Para llevar a cabo un trabajo, la red o equipo de personas a quien debemos pedir información y experiencia es cada vez mayor.
  • La innovación, considerada desde la perspectiva de investigación y desarrollo de nuevos productos, mejora de procesos de trabajo, y desarrollo de nuevos mercados, se ve potenciada por el desarrollo de equipos de trabajo. Los equipos de trabajo aportan en este sentido, un valor estratégico para las organizaciones.
  • La organización por equipos con capacidad de autogestión, permite el aplanamiento de la estructura organizativa, incrementando la productividad, la flexibilidad y capacidad de respuesta de la organización a los cambios del entorno, la satisfacción en el trabajo de los colaboradores, además de la consecuente reducción de costes.
  • Está demostrado que el resultado de un equipo nunca es igual a la suma de las partes, sino que es mayor o menor en función de lo bien o mal que trabajen en equipo sus integrantes. En este sentido los equipos pueden suponer un extraordinario beneficio económico para la organización, al incrementar considerablemente el valor aportado.
  • El equipo de trabajo facilita la cooperación, la participación, la autonomía y la motivación de los colaboradores de la organización. En este sentido se facilita el alineamiento de los objetivos organizativos con los objetivos personales de sus miembros.
Variables determinantes en los Equipos de Alto Rendimiento (EAR)

 

Podemos definir un EAR como aquel equipo que ha alcanzado los objetivos propuestos de una manera excelente en términos de eficacia y eficiencia.

 

  • Tamaño del equipo. Los mejores equipos de trabajo tienden a ser pequeños un mínimo de cinco personas y un máximo de nueve. Con más de 10 miembros es difícil interactuar.
  • Compromiso con un propósito común. La razón de ser del equipo debe estar conectada con la misión. Para que exista compromiso, es imprescindible la labor del líder para que la misión sea conocida y compartida, es decir aceptada por todos sus miembros.
  • Establecimiento de objetivos específicos. El propósito común, la misión del equipo, debe traducirse en objetivos específicos, participados y consensuados por todos los miembros del equipo, de tal forma que se facilite una comunicación clara y ayude al equipo a mantenerse focalizado en la consecución de estos objetivos.
  • Procesos socio-emocionales. Se saben relacionar adecuadamente, en un tipo de interacción que alienta el debate abierto y riguroso, supeditado a un interés común.
  • Clima. Es una de las variables más críticas a la hora de desarrollar el equipo, por ser uno de los factores que más influye en los resultados finales del equipo. El papel del líder sobre las dimensiones del clima es básico, especialmente por la influencia de los estilos de dirección en el mismo.
  • Definición, asignación y coordinación de roles. En este punto es clave el papel del líder, a efectos de conseguir definir y clarificar los roles necesarios para la tarea, asignar los distintos roles a aquellos miembros del equipo que puedan aportar más valor, así como coordinar los distintos roles en función del propósito común y las metas especificas definidas.
  • Competencias de los miembros. Para desarrollarse efectivamente, un equipo requiere que sus miembros desarrollen las competencias necesarias, que podrían resumirse en tres: conocimientos y experiencias técnicas (relacionadas con el tema), habilidades para resolver problemas y tomar decisiones, competencias interpersonales (valores, motivos, rol social, etc.).
  • Responsabilidad y compromiso. La responsabilidad debe existir tanto a nivel individual como de equipo. Una vez se ha consensuado una decisión, debe existir compromiso por parte de todo el equipo, y la función del líder es gestionar el compromiso para conseguir los objetivos establecidos y con ellos alcanzar el propósito o misión.
  • Sistemas de evaluación, reconocimiento y recompensa. Debe evaluarse y recompensarse el grado en que se han conseguido los objetivos, así como la forma en la que el equipo ha trabajado. En este sentido deben diseñarse sistemas que recompensen y por lo tanto refuercen, los procesos y los resultados del trabajo en equipo sobre las contribuciones individuales.
¡Muchas gracias por leerme hasta aquí!
 
¡Un abrazo!
Publicado en El blog de @retailarevalo. Post original aquí.
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La cultura de la transformación: rompiendo los moldes del viejo management

Por Xavier Marcet

La transformación es la suma de la innovación y la gestión del cambio. No solamente es generar productos y servicios con valor renovado para nuestros clientes, es saber adaptarnos organizativamente y culturalmente para ello. La transformación debe ser estratégica, saber dónde va. Los líderes menores despachan la transformación con retórica y delegan el riesgo. Los líderes solventes hablan con su ejemplo personal y bajan a la arena corporativa. Sin riesgo no hay innovación, y por ende, tampoco hay transformación.

Antes, la planificación estratégica nos resolvía el despliegue corporativo desde modelos de negocio conocidos. Se trataba de ser eficiente y acertar en las personas que se ponían a ejecutar trabajos que, a grandes rasgos, se movían en pautas predefinidas. Tenía mucho mérito pero el campo de incertidumbre estaba más limitado. Pero ahora, los mercados y la propia sociedad, cambian a un ritmo que no permite planificar como antes. Las agendas se hacen más líquidas. Y lo que antes era un proceso dividido en secuencias (visión – estrategias – gestión del cambio – innovación) ahora es un solo proceso de transformación más integral y muy acelerado. Y aquí es dónde las herramientas clásicas del management hacen aguas. Ya lo vimos con Kodak : su problema no era de visión ni de I+D, su problema era de innovación y gestión del cambio. Ya lo comprobamos con Sony después de Internet: su problema era de visión y de gestión del cambio para derrumbar sus silos internos. Ya lo vimos con el sector de construcción en España, poca visión, nada de innovación ni gestión del cambio. Su gran dimensión les permitió, en el mejor de los casos, entrar en nuevos negocios e internacionalizar los negocios tradicionales. ¿Pero quién pensaba en innovación en la construcción en España en 2006? Nadie. Gestionaban con herramientas tradicionales solamente orientadas a la expansión de lo conocido y nunca tenían tiempo para explorar lo desconocido y crearse nuevos horizontes. Ahora muchas empresas están en procesos de transformación digital. Es lógico, los viejos paradigmas van cayendo día a día y al final, los más sensatos, saben que es una estupidez no tomarse en serio la “uberización” de muchos servicios. La gran dificultad en estos procesos de transformación es que terminen en cambios reales. La transformación, para ser verdad, debe digerirse desde experiencias individuales, intransferibles. Si la transformación queda como uno más de los muchos discursos que se hacen en las empresas, será una moda más. La retórica de la innovación y el cambio tiene un perímetro amplio pero un impacto escaso. Las empresas altamente innovadoras no solamente crearon productos extraordinarios lo hicieron desde culturas corporativas basadas en el binomio: meritocracia e innovación. Con la innovación no es suficiente, hay que crear espacios libres de jerarquías obsoletas, hay que crear lógicas meritocráticas de verdad, también procesos de decisión y operación ágiles y finalmente, hay que disponer de liderazgos que propulsen visiones inspiradoras. Cuando Noyce y Moore crearon Intel necesitaron a Andy Grove para compensar creatividad y foco estratégico, para poder tener en un mismo equipo directivo el responsable de converger y el responsable de divergir. Gran inspiración y gran ejecución. La gran aportación de Intel no fueron simplemente los microprocesadores sino un tipo de cultura que permitió oleadas de emprendimiento sistemático. Años antes, David Packard y William Hewlett ya habían puesto las bases de un tipo de cultura corporativa que era completamente distinto de las culturas corporativas verticales y jerárquicas de la Costa Este. Silicon Valley no es solamente fruto de unas tecnologías disruptivas es también fruto de un tipo de organizaciones dónde la ecuación innovación y cambio se viven de un modo distinto en términos individuales. En muchas empresas la transformación no es posible porqué viven atenazados por sus éxitos y la autocomplacencia subsiguiente. Si los discursos de la transformación se escuchan en organizaciones que se han instalado en la cultura de la complacencia no hay nada que hacer. Todo el mundo asentirá, incluso aplaudirá pero la transformación será pura cosmética. El triángulo estrategia, innovación y cambio es el perímetro natural de la transformación. Muchos sitúan en el centro de este triángulo al liderazgo. Pero en este triángulo las cosas van cambiando: estrategia ya no quiere decir planificación, innovación ya no quiere decir I+D y cambio no quiere decir reorganización. Tampoco el liderazgo es algo retórico. La transformación se basa en la autenticidad de la conexión entre estrategia, innovación y cambio. Los líderes auténticos lo saben y por ende intentan ser los primeros en cambiar, no delegan el riesgo, se expresan desde el ejemplo. El carisma es el ejemplo. Queda demasiada arrogancia y autocomplacencia en muchas empresas. No crean que esta arrogancia es exclusiva de sus capas directivas, en realidad, son culturas autocomplacientes en las que se reconocen desde los directivos hasta los sindicatos. Y lo que se necesita hoy son culturas corporativas que sean más innovadoras, entre otras cosas porque se exigen ser auténticamente humildes. Lo que necesitamos son empresas donde el sentido de la meritocracia se imponga naturalmente a la jerarquía convencional. Lo que necesitamos son empresas en las que la agenda de la transformación sea una agenda natural. Si la innovación o la transformación es algo que toca los martes por la tarde, algo esporádico y desconectado del negocio real, usamos el cambio y la innovación como placebo para no inquietar nuestra incapacidad de transformación real. Vivimos en una época apasionante. Las organizaciones son cada vez menos inerciales. La innovación ya no es suficiente, debemos acompañarla de la gestión del cambio para completar la transformación necesaria y alejar toda tentación de autocomplacencia.

Publicado en Sintetia. Post original aquí.

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Las Nuevas Coordenadas del Management

Por José Miguel Bolívar

“90% de lo que llamamos «management» consiste en poner difícil a la gente que haga su trabajo”

Peter Drucker

La épica del liderazgo

Una de las razones por las que se sigue hablando tanto de liderazgo es probablemente por su carácter épico. Al fin y al cabo, los líderes corporativos son muy parecidos a otros seres legendarios ya que, al igual que a ellos, también se les supone capaces de conectar fácilmente con los valores de las personas para movilizarlas y aglutinar esfuerzos en aras de un objetivo común.

Por otra parte, la épica del liderazgo impregna gran parte de nuestras vidas, incluso más allá del ámbito estrictamente profesional. Con frecuencia se pueden escuchar comentarios acerca del impacto del liderazgo, procedentes de entornos tan dispares como la política o el deporte. Esto parece indicar que el liderazgo resulta un recurso bastante socorrido a la hora de explicar por qué determinadas aventuras humanas acaban con éxito y otras no.

Divide y perderás

La épica del liderazgo parte del supuesto de que las personas pueden clasificarse en dos grandes grupos: el de las que son líderes y el de las que no lo son. Cuantitativamente hablando, parece además que el grupo de las personas que son líderes es bastante más reducido que el otro grupo.

Esta separación de las personas en dos grupos desiguales – tanto en tamaño como en características – pero llamados inevitablemente a interaccionar entre sí, da lugar a una serie de interdependencias, que se reflejan en determinadas expectativas y comportamientos.

Por una parte, tenemos que a los líderes se les considera responsables en última instancia de los resultados que deben obtener el resto de las personas, así como de controlar que éstas cumplan con sus obligaciones corporativas. Asimismo, los líderes tienen también la misión de motivar a sus colaboradores.

Por otra parte, las personas que no son líderes deben ser disciplinadas y cumplir diligentemente con las tareas que les son asignadas. También deben ser productivas, es decir, eficientes, y hacer un uso adecuado de su tiempo durante su jornada laboral.

Una épica fuera de lugar

Esta división de tareas entre los que piensan, deciden, controlan y motivan frente a los que ejecutan con disciplina y motivación bajo el control de los primeros puede tener sentido en entornos bélicos, políticos, deportivos o industriales pero difícilmente tienen cabida en el trabajo del conocimiento. En los escenarios antes mencionados, la inteligencia colectiva es desaprovechada en su mayor parte, en la medida que es difícilmente compatible con la inteligencia de los líderes. Esto se compensa con otros beneficios, como por ejemplo una mayor rapidez operativa, coherencia en la respuesta o agilidad en la toma de decisiones. Sin embargo, en el trabajo del conocimiento, desaprovechar la inteligencia colectiva constituye un derroche imperdonable.

Dice Drucker que la efectividad en el trabajo del conocimiento requiere tanto de autonomía como de responsabilidad. Sabemos por otra parte, gracias a las investigaciones de Milgram, que las personas tienden a evadir sus responsabilidades cuando se consideran a sí mismas un eslabón más en una cadena de acciones o, dicho de otra forma, las personas eluden asumir la responsabilidad sobre su trabajo si existe otra persona en un nivel jerárquico superior que ya se responsabiliza por ello. ¿Qué impacto tiene esto en el trabajo del conocimiento?

Para aprovechar al máximo el potencial de los profesionales del conocimiento, en lugar de los dos grupos resultantes de la épica del liderazgo, solo debería haber un grupo: el de las personas, porque solo desde la plena autonomía es posible la plena responsabilidad. Sin embargo, para que este cambio se produzca, lo primero que hay que hacer es cambiar la perspectiva actual y dejar de hablar de líderes y no líderes para pasar a hablar simplemente de personas.

Las nuevas coordenadas del management

Cuando la perspectiva se centra en las personas, el control deja paso a la responsabilidad, la disciplina a la autodisciplina, la motivación a la automotivación y la productividad a la efectividad. Conseguir este cambio de comportamiento en los profesionales y en las organizaciones es el reto que nos planteaba Drucker al hablar de productividad en el trabajo del conocimiento. Por eso el nuevo management debe centrarse en crear los espacios y las condiciones para que las personas puedan asumir la responsabilidad sobre los resultados que alcanzan, desarrollar su potencial y ser realmente efectivas. Para ello, y frente al tradicional rol de líder protagonista, el nuevo management debe ofrecer otros roles que en lugar de guiar, motivar, inspirar o gestionar, estén simplemente al servicio de las personas: facilitadores, coaches, mentores, social networkers… Personas que, en definitiva, ayuden a personas.

Vivimos en un entorno global que avanza a toda velocidad hacia la sociedad-red de la que habla Castells. Trabajamos en una sociedad que permite el acceso generalizado, inmediato y ubicuo a la información y que posibilita, como nunca antes había sido imaginable, el aprovechamiento de la inteligencia colectiva. Nos dirigimos hacia una polarización del trabajo entre trabajo manual – que más pronto de lo que pensamos será realizado en su mayoría por robots – y trabajo del conocimiento, un nuevo tipo de trabajo que ha venido para quedarse y que se caracteriza por la autonomía y la responsabilidad.

Ante esta situación, el management necesita evolucionar si quiere adaptarse a la nueva realidad. Para que este cambio ocurra, un primer paso es superar la épica del liderazgo, centrada en la división y la diferencia, y dejar paso a una nueva épica, la del auto-liderazgo, centrada en la colaboración y la diversidad. Esta evolución requiere de un cambio de perspectiva, que solo será posible en la medida que cambien las coordenadas. Por eso el management precisa de unas nuevas coordenadas, unas coordenadas que dejen de estar centradas en los líderes y pasen a estar centradas en las personas.

2015 José Miguel Bolívar – Algunos derechos reservados
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Publicado en Glocal Thinking. Post original aquí.

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El nuevo management de Gary Hamel: Personas, adaptabilidad, diseño…

Por Javier García

Resulta realmente complicado sintetizar todas las ideas que Gary Hamel transmite de forma tan lúcida. Sus trabajos aportan siempre un aire fresco tal que lo convierten, en mi opinión, en el Peter Drucker del Siglo XXI.

Ha nacido un nuevo manual de referencia en el Management. El padre de la criatura es Gary Hamel, el cual ha sido capaz de fusionar en “Lo que ahora importa” las ideas que emergieron en su anterior trabajo, “El futuro del Management” y en toda una línea de investigación en torno a una idea central: es necesario reinventar la forma en que nos organizamos, porque ha cambiado de forma tectónica durante el último siglo, muy lentamente, hasta el punto de estar desfasada y no orientada a alimentar la pasión, la creatividad y la responsabilidad social de las personas y las empresas.

Resulta realmente complicado sintetizar todas las ideas que Gary Hamel transmite de forma tan lúcida. Sus trabajos aportan siempre un aire fresco tal que lo convierten, en mi opinión, en el Peter Drucker del Siglo XXI. Llevo mucho tiempo trabajando en este artículo, y su extensión aconseja dividirlo en dos posts, aunque mi objetivo es que se puedan leer de forma no solo complementaria sino también independiente.

A continuación resaltaré algunas de las ideas más potentes para intentar provocar curiosidad y para insuflar, amigo lector, la energía necesaria para sumergirte y bucear en este nuevo mundo.

El centro de la organización está en las personas

Dice el prefacio de la obra: “Éste libro representa un apasionado alegato destinado a reinventar la gestión empresarial tal y como la conocemos […] No es una celebración para aquellas empresas que hasta ahora han realizado un gran trabajo […] Es un anteproyecto para crear organizaciones adaptadas para el futuro de los seres humanos”.

El primer fundamento es que “En un mundo de certezas rotas y confianza socavada, algunas cosas importan más que otras”.

Por ello, la primera clave en que trabajar es la respuesta a la pregunta: “¿Cuáles son las cuestiones fundamentales que determinarán si su organización prosperará o se hundirá en los próximos años?”. La respuesta a dicha pregunta tiene condimentos que sorprenderían a nuestros abuelos o bisabuelos… pero lo preocupante es que también sorprenden a muchas personas de la empresa de hoy.

El centro del cambio de toda organización y de toda sociedad está en las personas: en su libertad, en el uso de su talento, en su capacidad para visualizar y ejecutar soluciones a problemas complejos y difíciles de abordar. Y ese talento y esas capacidades no se desarrollan de forma óptima en el modelo de gestión al que estamos acostumbrados. Se precisan nuevas fórmulas, y ahí es donde se centran los trabajos de Hamel, verdadero combustible intelectual para esta época convulsa.

Los amantes de la libertad y del individualismo solemos citar a Adam Smith o Ayn Rand, pero Hamel recuerda una salvedad clave que nunca hemos de olvidar. “Como sucede con la fisión nuclear, el interés propio funciona sólo en la medida en que exista un vaso de contención: un conjunto de principios éticos que asegure que el interés propio ilustrado no se funda hasta convertirse en simple egoísmo […] Hoy, el agua subterránea de los negocios se encuentra excesivamente contaminada por el desagüe superficial de la ‘egomanía’ con anteojeras morales.

Valores, responsabilidad y humanización de las empresas para desarrollar los nuevos instrumentos con los que transformar la realidad: éstas son las claves en las que se fundamenta el nuevo Management. Y es que “en los próximos años, una compañía sólo será capaz de preservar sus libertades si adopta una visión nueva y más elaborada de sus responsabilidades”.

Será de vital importancia exponer los valores que han de perdurar y trabajar en los mismos. “Las contribuciones extraordinarias nacen habitualmente de un apasionado compromiso con los valores humanos intemporales, como: belleza, verdad, sabiduría, justicia, caridad, fidelidad, alegría, coraje… honor”.

Por todo ello, la máxima que todos hemos de intentar llevar a la práctica es “la imperativa y ética tarea de humanizar el lenguaje y la práctica empresarial”. La importancia de estas ideas se harán evidentes en cuanto intentes responder a la siguiente pregunta:

¿Por qué los ideales que más nos importan a los seres humanos a nivel personal son precisamente aquellos significativamente ausentes en el discurso directivo?

Entrenamiento para las discontinuidades

Nos encontramos en un momento de la historia en el que una empresa que no “explota una discontinuidad o tiene dudas porque podría poner en peligro su querido modelo de negocio, acabará siendo la víctima y no el ejecutor”. El miedo al cambio y a lo desconocido establece sistemas burocráticos y jerarquizados que frenan y matan modelos de negocio continuamente.

Por esta razón, Hamel plantea cinco preguntas clave para aprovechar el potencial de las discontinuidades que emergen por el mundo:

  1. En el campo de la cultura, política o de la tecnología, ¿qué cosas ha leído, visto o experimentado en los últimos meses que le han resultado sorprendentes, confusas o desconcertantes?
  2. ¿Cuáles de estas anomalías parecen haber contado con cierto impulso? ¿Se acelera dicha tendencia?
  3. Es fácil identificar discontinuidades mirando hacia atrás. Pero, si pasamos la película hacia adelante, ¿cómo visualizarías esas discontinuidades?
  4. ¿Cuáles de esas discontinuidades no son, aún, tema de conversación en su industria?
  5. ¿Cómo podrías aprovechar esas discontinuidades para diferenciarte de tus competidores?

Entrena a tu equipo, a ti mismo y a toda tu red para resolver constantemente preguntas y detectar oportunidades en las que adentrarse. Hacerlo te puede colocar en una buena posición para surfear la nueva ola del progreso. ¡Aprovéchalo! Si quieres surfear la ola desde la arena, seguro que no llegarás. Para marcar la diferencia, hay que meterse en el agua y detectar cuándo viene y cómo la tienes que sortear.

Esta forma de percibir la realidad no es cómoda, pero ¿por qué asumimos que habría de serlo? ¿Cuántos aspectos de tu modelo negocio han cambiado en los últimos 5 años? Probablemente muy pocos. ¿Por qué? ¿Lo impide alguna ley física o se trata, como argumenta Gary Hamel, de nuestra desmesurada “devoción por los precedentes”? ¿Cuántas empresas familiares no se atreven a tocar nada de lo que hacían sus padres o abuelos por el “peso del miedo”, la responsabilidad y la incertidumbre? ¿Cuántas veces optamos por quedarnos en la orilla y esperar la ola que llegará sin fuerza para surfear sobre ella?

Algunas empresas ven y explotan oportunidades donde otras no son capaces. ¿Por qué? La investigación sobre este tema ha puesto de relieve un hecho: “los innovadores tienen una manera distinta de observar el mundo; han desarrollado un conjunto de hábitos perceptuales que les permiten atravesar la niebla de ‘lo que es’ y visualizar aquello que podría ser”. ¿Por qué? ¿Se puede lograr eso en un sistema clásico de organización que es predecible, fiable, controlador y disciplinado con las personas?

La respuesta parece ser que no; tenemos que lograr humanizar las empresas, abrirlas, apasionarlas y convertirlas en un organismo vivo que detecte oportunidades constantes.

Pensamiento de diseño

Son las personas las que crean, y convierten un trozo de mármol en una escultura. ¿Cómo detectar si hay personas así en una compañía? Hamel propone evaluar el diseño de lo que producen. El diseño “es algo difícil de definir, pero una cosa es clara, el buen diseño se reconoce en cuanto se ve”. Un buen diseño provoca una especie de “reacción visceral”, de atracción, te cautiva, porque es:

  1. Absolutamente inesperado
  2. Asombrosamente competente
  3. Estéticamente exquisito
  4. Visualmente cuidadoso

¿Y qué es el anti-diseño? Empaquetar todo lo empaquetable; usar letra pequeña e ilegible; el lenguaje farragoso; un menú de centralita que convierte la solución de un problema en una tarea titánica para el cliente. ¿Nos suena? El diseño, el cuidado de los detalles está en todo lo que nos rodea: desde un producto de alta tecnología a la cafetería en la que nos tomamos el café de la mañana.

Hamel, citando a Tim Brown, de IDEO, explica que “el poder de un gran diseño está subestimado […] Históricamente, los gestores concebían el diseño como un pequeño recipiente de polvos de hadas que podían espolvorearse encima de los productos para embellecerlos (…) en cambio, el diseño debería de considerarse como una disciplina fundamental que produce clientes demencialmente fieles y márgenes sustanciosos”.

Haz un “reset” y colócate en modo “pensamiento de diseño”, y la concepción de tu idea, de tu proyecto o de tu compañía consolidada será distinta. ¿Cuál es la esencia del pensamiento de diseño? Tim Brown lo sintetiza de forma brillante: “A través del ‘construir para pensar’, en lugar de ‘pensar para construir’, una organización puede acelerar notablemente su ritmo de innovación

Para lograr que esto ocurra en su empresa, has de crear el clima necesario para que la experimentación intelectual de los empleados sea un fenómeno habitual. Es imposible generar avances importantes a menos que la gente esté dispuesta a explorar nuevas opciones de forma “poco ortodoxa”.

Experimentar, probar, testear, de forma continua y barata. Ideas también expresadas por José Antonio de Miguel respecto a la nueva forma de abordar proyectos empresariales en modo “lean”. El “construir para pensar” de Tim Brown nos ha de llevar a técnicas como las del prototipado rápido y barato como forma eficaz de trasladar una idea a algo tangible que te ayude tanto a pensar sobre qué quieres, como a mostrar que hay algo más que un papel. ¡Probemos! Existen ya muchos centros tecnológicos completamente especializados en la sofisticación de estas técnicas, que mostraremos dentro de poco tiempo en Sintetia.

Quédate con una frase de Hamel: “el diseño tiene que ver más con la empatía que con el genio, y, a menudo, son las cosas insignificantes las que marcan la mayor diferencia para los consumidores”. Anota estas ideas, juega con tu puzzle profesional… y responde a una pregunta clave que te hará avanzar:

¿Cuáles son los pequeños e inspiradores placeres que podrías brindar a tus clientes sin casi ningún coste adicional? Encuéntralos, ¡y triunfarás!

Capacidad de adaptación

En el ADN de toda empresa tiene que estar su capacidad de adaptación. La clave no es una ventaja competitiva en un momento determinado, sino el mantener la compañía “en órbita”. Por eso la gestión del cambio tiene que ser algo habitual y no traumático. “El Santo Grial del cambio sin trauma se encuentra en su abordaje de forma automática, espontánea y reflexiva”.

ADAPTACIÓN es la cualidad empresarial (y personal) más importante de nuestro tiempo. Y entrenarla requiere trabajar en las actitudes mentales, las motivaciones intrínsecas, en sistemas de gestión que no estorben y desgasten, y en empoderar comportamientos, actitudes e ideas que quieran, de forma constructiva, reinventar la realidad del momento.

Una compañía adaptable, configurada para gestionar cambios continuos de una forma poco traumática, es menos volátil y es más creíble para los inversores, porque están siempre colonizando nuevos mercados, abiertas al talento y con un grado adicional de empatía con sus clientes.

Los modelos de negocio no son eternos; saber cómo cambiarlos en “modo automático” y gestionar la entropía requiere desarrollar nuevas capacidades empresariales. Hamel nos invita a subir el escalón. Lo hemos hecho bien en Management para ser eficientes, pero ahora, además de la eficiencia, necesitamos la resiliencia. Lo que hemos aprendido para ser eficientes puede chocar con lo que necesitamos para ser resilientes, creativos y líderes de una transformación continua.

Javier García
Fuente: Sintetia

Publicado en Emprendedores News. Post original aquí.

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¿Qué vivirás dentro de un proceso Disruptivo?

Incluso la gente que afirma que no podemos hacer nada para cambiar el destino, mira antes de cruzar la calle” decía el Dr.Hawkings.

Antes, todo el mundo se le llenaba la boca hablando de la Disrupción. Aunque no supieran de que trataba o confundieran términos, la Disrupción siempre estaba presente en toda conversación. Sin embargo, ahora, todo el mundo que oye Disrupción, sale corriendo más rápido que si vieran a David Bisbal en la otra acera.

Pero lo que no saben, es que todos, hemos pasado por un proceso disruptivo en algún momento de nuestra vida. Tanto personal como profesional.

Todo este miedo reciente ha venido a consecuencia de la crisis de los Taxis. Ahora la disrupción es lo peor del mundo. Y si trabajas para alguna empresa tildadas así, prepárate para que disminuya tu lista de amigos en Facebook. Hasta leí, recientemente en un medio de comunicación, que la Disrupción era la epidemia de la clase trabajadora de este siglo XXI.

Y aunque nos guste o no, la Disrupción ha estado presente desde nuestros hermanos aquellos que vivían en las cuevas.

La Disrupción según la R.A.E es” Rotura o interrupción brusca”.

Haz memoria: ¿De veras que nunca has vivido un proceso disruptivo en tu vida? ¿De veras que no fue un antes y después para ti la perdida de ese familiar? ¿De esa persona en tu vida? ¿ O te acuerdas el impacto que causó en ti ese puesto de trabajo por el que no dabas un duro y te revolucionó la vida?….TODOS HEMOS VIVIDO UN PROCESO DISRUPTIVO EN NUESTRA VIDA. Y HASTA ALGUNOS LOS HEMOS PROVOCADO NOSOTROS MISMOS.

Pero en vez de ser coherentes con nosotros mismos, preferimos echar “a los leones” toda aquella novedad que no dominamos, que no sabemos de antemano a dónde nos va a llevar. Pero sobre todo protestamos de la “novedad”, si estamos rodeados de gente que no quieren que sepan que queremos hacer las cosas diferentes en relación a los demás.

No sé qué pasa, pero cuando sabes que quieres algo diferente en tu vida, siempre acuden a ti, raudo y veloces, pensamientos y comentarios del tipo: “Estás loco, pero si estás muy bien como estas con tu pareja… Déjate de tonterías, sois los número 1, ahora toca vivir de las rentas…” así como dudas de qué pasará si das un paso al lado del camino hasta ahora recorrido. Pensamientos, dudas y recomendaciones que lo único que quieren es que dejemos de lado las cosas diferentes y sigamos el recorriendo que hasta ahora no es que nos de resultados, sino que no da quebraderos de cabeza, que no es lo mismo.

Nos encontramos perdidos, sin orientación ni nada que nos diga qué tenemos que hacer.

Y te aseguro que si antes de empezar, ya tiras la toalla, la vida volverá una y otra vez a ponerte situaciones en las que te reafirmen que es hora de hacer las cosas diferentes.

¡¡Así que tú mismo!!.

Durante las más de 300 entrevistas realizadas ya a personalidades nacionales e internacionales, observé una característica en común en sus principios. Todos habían vivido un proceso disruptivo a la hora de empezar su nueva carrera personal y profesional.

Así que tan mala la disrupción no será. Además, que quede entre nosotros, todos los avances que a día de hoy estás disfrutando y los que disfrutarás, TODOS han nacido de un proceso disruptivo.

¿Quieres conocer qué proceso disruptivo han vivido personas y empresas y cómo gestionarlo?

Adelante, comienza el viaje, abróchate los cinturones.

1.- Hay que hacer algo hasta la fecha no hecho nunca. Lo que te han dicho los demás, no te sirve.

Has intentado todo para conseguir la felicidad, el éxito en tu puesto de trabajo así como superar tus límites físicos. Has leído libros, seguido conferencias, has seguido modas que jamás pensabas que existieran, hasta te has ido a la India como te recomendaba tu gurú…Pero aún así, nada daba resultado.

Sabes que puedes hacer las cosas de manera diferente. Que se pueden mejorar los procesos hasta ahora vistos para conseguir resultados nunca vistos. Sabes y sientes que no eres como los demás. Que las modas no van contigo, que tú eres de crear cosas de la nada.

La disrupción nace de tu forma de ver la vida. De hacer las cosas diferentes como hasta ahora se han hecho. Es saber que hay mucho más allá de las normas pre-establecidos, de lo que creemos que es verdad absoluta.

2.- Las dudas bailan contigo mientras piensas.

Dudas de ti mismo, de las opiniones de los demás, de tu capacidad…hasta de tu propia sombra.

Te preguntarás quién eres tú para querer hacer las cosas de forma diferente.  Pero te digo mi experiencia, si tus pensamientos te dicen que adelante, date la oportunidad, porque algo te está esperando.  No quieras estar lamentándote con el paso del tiempo.

Todas esas dudas, son excusas, como la falta de titulo, capacidad, ilusión o talento, para no dar el paso adelante. Simple y llanamente, son excusas baratas.

DATE LA OPORTUNIDAD DE SALTAR, SI ADEMÁS ES LO QUE QUIERES Y SABES QUE NECESITAS.

Sin acción, siempre las dudas ganarán la partida.  La acción disipará tu miedo, que no lo extinguirá como muchos gurús te dicen que podrás hacer, porque el miedo nunca muere.  El miedo tiene la función de avisarte que estás haciendo algo que hasta la fecha no habias hecho . Así que en vez de rechazarlo, agradécele que te informe que estás intentando ver que hay más allá de los límites.

La acción nos llevará a conocer la cara B del miedo. Nos muestra de qué somos capaces y asombrarnos de los paisajes que nos estábamos perdiendo, por el “qué dirán”.

3.- El camino

Sé que te gustaria tener un bastón que pudiera ser tu avanzadilla para ver si antes de pisar, es un avance firme el que quieres dar. Pero en este caso no hay bastón que valga.

No quiero decir, que libros, formaciones, conferencias, y demás cosas que hayas investigado no te sirvan en estos momentos. Utilízalas como una orientación, no como el GPS imprescindible para estos momentos.

Esas “recomendaciones” te hablan de cómo ellos lo consiguieron. ¿O es qué a todos nos hace el mismo efecto el Ibuprofeno? ¿Es que toda medicina hace el mismo efecto a todas personas por igual?. Si les haces caso, estarás siguiendo “sus pasos”. Y eso no es disrupción, es copia y pega.

Y quieras o no, el camino te llevará a donde tienes que llevar, no a donde te lo hayas planificado.  No nos dejamos llevar por los resultados que los experimentos nos dicen. Si no dicen lo que queremos, creemos que hemos fracasado, cuando realmente quizá no es así.  Los pequeños detalles son la distancia entre la mediocridad y el éxito.

Disrupción es sinónimo de incertidumbre. Y así es la vida, pura incertidumbre.

A lo largo de las entrevistas realizadas, la gente me decía que se sorprendía, pasado el proceso de lo que eran capaces de hacer , de lo empoderados que se habían convertido.

La incertidumbre te enseña:

.- Liderar tus pensamientos

.- Que eres creativo. Ya que apuestas por la forma en la que ves el mundo, tu mundo.

.- Desata actitudes y aptitudes que no conocías. No sabías que tenías porque hasta la fecha habías seguido los dictámenes y recomendaciones de los demás, no las tuyas propias.

.- Creas con tus acciones , tu verdadero storytelling, tu vida.

Por el camino aprenderás que las modas están muy bien, enseñan cosas que no sabías o tenías olvidadas. Pero creando una disrupción en tu vida o empresa, estarás creando una tendencia,  ¿O es que alguien se acuerda de modas de los 90?.

Nadie, nos acordamos de personas o empresas, que han hecho las cosas diferentes a los demás, creando y satisfaciendo necesidades que no sabíamos que teníamos.

Pero el verdadero éxito, la felicidad, no surge de la nada, te lo aseguro.

La disrupción es darle una oportunidad a los disparos que el cerebro nos manda siempre. Nuestro cerebro se divide entre los disparos , imágenes y pensamientos que nos manda y el apagado o no caso, de los mismos.

Los disruptivos no son personas que tienen un cerebro diferente al tuyo. Solamente hacen caso a esos disparos de su cerebro. Disparos que también tienes tú pero que no les haces caso.

Siguiendo las normas, es darle al “Off” de tu cerebro. Crear un mundo nuevo, es darle al “On”.

4.- El Mantenimiento. 

La Disrupción no es un proceso que tras conseguir unos resultados en un determinado número de días, ya te olvidas de ella. Es un estilo de vida que aplicarás a cada rincón de tu vida.

La disrupción te hace ver que no quieres rutinas en tu vida que te ahoguen, personas que no crean en ti ni en tus sueños. Te enseña a saber que una vez conseguido un éxito, no es el final. Sino el principio de un nuevo comienzo. Te hace ser el nuevo Indiana Jones en tu vida y en tu empresa.

¿Te motiva más lo prohibido, lo imposible o lo que siempre has hecho? Con esa respuesta, ya estás diciéndote si tienes madera de disruptivo o no.

Movimiento continuo, que produce resultados,  liderado por un ADN fortalecido con denominación de origen.

¿Y tú tienes miedo a una disrupción en tu vida? ¿Qué disrupción querrías provocar?

Publicado en El Principio de un Comienzo. Post original aquí.

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El Empowerment y Sus Ventajas sobre el Modelo Tradicional de Jerarquía

por Alejandra Escobar

Las formas de trabajo se han ido revolucionando, dejando atrás los tiempos cuando el jefe ejercía todo el poder de toma de decisiones y el personal estaba plenamente subordinado a los caprichos de la administración. Ahora parece surgir un nuevo modelo, el empowerment.

El estilo jerárquico de la época de los años 50 pudo haber funcionado para muchas empresas, pero, a pesar de que muchos todavía dependen de ese modelo de negocio, el pensamiento ha ido avanzando a través del tiempo.

Empoderar a los empleados de la organización ha generado un resultado beneficioso para las empresas que lo aplican.

¿Qué es el Empowerment?

El empowerment, cuya traducción al español es empoderamiento, puede definirse como el proceso de volverse más fuerte y más seguro, especialmente al controlar la propia vida y reclamar los derechos que son por defecto propios.

En otras palabras, el empowerment implica libertad, poder, autoridad, motivación y aliento dados a los empleados para tomar decisiones relacionadas con una tarea organizacional específica.

El empoderamiento facilita la toma de decisiones en los niveles más bajos de la organización, donde los empleados pueden ejercer una idea única y una sugerencia sobre el problema que se presente.

Empoderar a los empleados significa otorgarles autoridad para asumir sus funciones según lo determinen mejor; implica darles la responsabilidad y la autonomía para administrar sus propios trabajos, establecer objetivos propios y tomar decisiones importantes.

El sistema de jerarquía en la empresa tradicional

La estructura organizacional que contiene una pequeña empresa puede hacer que las operaciones se desarrollen sin problemas o de manera deficiente, aunque la estructura organizacional tradicional no llega a ser la opción más eficiente para muchas empresas.

La forma tradicional de la estructura organizacional en un negocio es jerárquica, lo que significa que el poder fluye verticalmente y hacia arriba; los empleados se dividen en departamentos, los cuales siguen una cadena de comando.

En este tipo de estructura los empleados tienen un conocimiento claro de cuál es su rol y responsabilidades dentro de la organización. Por lo tanto, las empresas con esta estructura realizan movimientos predecibles y se controlan fácilmente.

Las empresas jerárquicas tienden a tener muchas reglas que permiten a los gerentes usar pautas predeterminadas para manejar conflictos.

La mayoría de las empresas se están alejando poco a poco del modelo jerárquico tradicional. Una de las estructuras organizacionales más populares es la corporación sin fronteras o virtual.

El Empowerment vs. La jerarquía tradicional

Con el pasar de los años las organizaciones han hecho una base para formar estructuras sólidas, creadas con el fin de llevar a cabo actividades con el uso de talento y gestión humana. Por lo general, las entidades en el mundo funcionan con el buen manejo de estos.

Actualmente las organizaciones con estructuras tradicionales empiezan a ser poco productivas y adoptan mejores estructuras, dejando a un lado las jerarquías para así formar un trabajo más dinámico, flexible e innovador.

En pocas palabras, las organizaciones poseen actualmente un aspecto más empresarial que permite mayor competitividad, todo en busca de satisfacer las necesidades de los clientes o, en su defecto, del público meta.

La evolución que ha demostrado el mundo, con especial énfasis en los avances tecnológicos, ha llevado a que las empresas necesiten nuevas alternativas laborales en las que garanticen no solo el beneficio de la compañía.

Gracias a estos avances, hoy en día podemos hablar de empresas sostenibles, globalización y muchos otros términos que se han ido integrando a lo largo del tiempo con el fin del mejoramiento de todas las empresas, para garantizar así la sana competitividad entre ellos.

Diferencias

Las empresas tradicionales llegan a visualizar, en el desarrollo de sus procedimientos, solo las labores unipersonales, mientras que las actuales parten del trabajo en equipo. Aquí los trabajadores deben limitarse a los procedimientos ya realizados.

Las estructuras tradicionales se centran en los resultados a corto plazo, focalizados siempre en la mejora continua de los procesos productivos.

En las estructuras tradicionales, la división de las tareas y cargos llega a ser de alta duración. En cambio, las estructuras modernas trabajan con un personal de alta capacidad creativa, motivación y nivel profesional, y generan altos niveles de cooperación e integración.

Los puestos exactos y diversos especialistas en cada proceso son características de las estructuras organizativas tradicionales, mientras que las empresas modernas ponen en práctica el trabajo en equipo.

Las jerarquías tradicionales suelen tener una comunicación de tipo redireccional. Sin embargo, las jerarquías modernas realizan una comunicación en tiempo real en todos los niveles de la misma.

Empowerment, ventajas y desventajas

Aplicar el empowerment en una empresa resulta muy beneficioso, puesto que confiere la potestad de tomar las decisiones sobre alguna determinada labor a quienes están directamente relacionados con ella, ya sea por sus habilidades específicas o porque la llevan de forma frecuente.

Las decisiones deben ser bien conocidas por los gerentes y sus trabajadores, cuya relación debe ser sólida y respetuosa, donde los roles de cada uno debe estar perfectamente delimitado y debe primar la disciplina y el compromiso en ambas partes.

El empowerment representa integración de recursos y fomenta un ambiente laboral de total colaboración, en el cual todos los profesionales se sienten parte de la empresa y contribuyen con todo lo necesario, siempre que se encuentre dentro de sus áreas de responsabilidad.

En cambio, la jerarquía tradicional suele presentarse en organizaciones burocráticas, con una forma de organización social, económica y política considerada como un instrumento social fundamental en el desarrollo de cualquier empresa.

Este tipo de organizaciones se basa en el cumplimiento central de los objetivos, según un proceso que se inicia en la alta dirección para descender de la jerarquía. Aquí, los directivos controlan y establecen las metas por medio del uso de la autoridad formal.

Por ello, las empresas que emplean el empowerment como una manera de trabajar suelen tener un mejor ambiente laboral y sus resultados son positivos en muy poco tiempo, es por eso que la antigua visión de empresas jerarquizadas está cambiando por un modelo más colaborativo.

Ventajas de dejar de lado la jerarquía tradicional

El empowerment de los empleados ha sido definido de muchas formas, pero generalmente significa el proceso de permitir que estos tengan aportes y control en su trabajo, pues la capacidad de compartir abiertamente las sugerencias e ideas los motiva a ser más leales y comprometidos.

Existe una gran cantidad de beneficios producto de proveer a sus empleados de una sensación de empoderamiento, entre los que se encuentran:

  • Menor aversión a los riesgos y temores asociados al tomarlos.
  • Aumento de innovación, flexibilidad y creatividad.
  • Aumento en la moral de los empleados, a medida que los miembros del equipo establezcan una relación más sólida entre ellos y sus clientes.

Como gerente, es de suma importancia completar todas las tareas en lugar de darle la mano a su equipo mientras trabaja en cada proyecto.

Un poco de empoderamiento puede recorrer un largo camino en el lugar de trabajo, dado que no se está entrenando a personas que reemplacen, sino que son capacitadas para ser responsables y no depender de la autoridad en todo momento.

En conclusión

Si todavía no es inherente a tu organización, el empowerment es una alternativa que necesita un cambio de cultura para implementarlo; también requiere una importante inversión de tiempo del equipo de liderazgo para introducir una manera de trabajo radicalmente diferente.

Hay que tener en cuenta que para la aplicación del empowerment debe existir cierto nivel de responsabilidad, pero puede implementarse la vigilancia para así identificar y evitar cualquier comportamiento negligente.

Entonces, el empoderar a las personas es motivarlas para que acepten el cambio y crecimiento personal, desde nuevas formas de ser y vivir, haciendo las cosas de una manera ligeramente diferente. El rendimiento en los empleados mejora a medida que va agregando recompensas autoinducidas.

Publicado en Emprendedores y Negocios. Post original aquí.

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