La empatía como solución de conflictos.

por María Artés Amate

En muchas ocasiones, se presentan conflictos que resultan difíciles de solucionar en cualquier relación; de pareja, de amistad, profesional, laboral… Queremos imponer nuestra posición a veces sin pensar en la situación que puede tener la otra persona o la otra parte del conflicto. Esto precisamente, es la empatía.

La empatía es  la capacidad de ponerse en la piel de la otra persona, ser capaz de entenderla, tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así. Pero esta forma de actuar no puede estar sesgada por nuestro ego personal, sino pensando como piensa el otro, con sus creencias, con sus actitudes y valores.

Es una habilidad que se puede entrenar, nace de la validación, de la comprensión de los sentimientos que la otra personas puede tener en esa situación aunque nuestras creencias y valores sean diferentes. Teniendo claro, que es la posición de la otra persona y no la nuestra. No es una pérdida de identidad, es comprensión. Esta comprensión se refiere a la capacidad que tenemos de reconocer nuestras propias emociones y esas emociones en el resto de personas.

El paso siguiente al reconocimiento de las emociones sumaria algunas variables a tener en cuenta, como por ejemplo; la familiaridad que tenemos con la persona que tiene la emoción, nuestro grado de cansancio, su predisposición a la comunicación a la hora de resolver el conflicto, etc.

La empatía nos ayuda a crear relaciones sanas que no den lugar a conflictos que interfieran en nuestra salud, pero teniendo en cuenta que los extremos no son buenos en ningún aspecto de la vida, no se puede vivir continuamente empatizando con todo el mundo. Estos extremos pueden afectar a nuestra salud mental si no sabemos gestionarlos adecuadamente causando problemas de ansiedad y depresión.

Recuerda: DATE LA OPORTUNIDAD

María Artés Amate. Psicóloga experta en Neuropsicología Clínica. La Casilla Centro de estimulación cognitiva.

Share

La inteligencia emocional en el liderazgo

por Eva Maria Rodríguez

Los buenos líderes son aquellos que nunca pierden el control, que se enfrentan a sus retos dejando a un lado sus problemas personales y confían plenamente en sí mismos. Demuestran su inteligencia emocional en el liderazgo.

Los buenos líderes se reconocen porque escuchan a los suyos y son comunicativos y porque se informan antes de tomar decisiones, valorando seriamente sus posible repercusiones. Así, la inteligencia emocional juega un papel fundamental en liderazgo

El liderazgo es una capacidad que todos deberíamos potenciar, porque seguramente en alguna ocasión tendremos la oportunidad de ponerla en práctica como empresarios, como padres, como maestros, como terapeutas, etc. Por lo tanto, es necesario que tengamos en cuenta las implicaciones que la inteligencia emocional tiene para jugar este papel para desarrollar las capacidades necesarias.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de entender y manejar tus propias emociones y las de las personas que te rodean. Las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo estas emociones pueden afectar a otras personas.

La inteligencia emocional en el liderazgo es esencial para conseguir el éxito. Después de todo, ¿quién es más probable que tenga éxito, un líder que grita a su equipo cuando está bajo estrés, o un líder que controla y evalúa con calma la situación?

Según Daniel Goleman, psicólogo estadounidense que ayudó a popularizar la IE, hay cinco elementos principales de la inteligencia emocional en el liderazgo:

  • Conciencia de sí mismo.
  • La autorregulación.
  • Motivación.
  • Empatía.
  • Las habilidades sociales.

Cuanto mayor sea la capacidad del líder para administrar cada una de estas áreas mayor será su inteligencia emocional.

Share

Ocuparse o Preocuparse: ¿He ahí el dilema?

por Félix Socorro

Se ha hecho una costumbre, casi en todos los escenarios que conozco, observar con frecuencia como se corrige a un colaborador, amigo o conocido cuando expresa que está preocupado; “no se preocupe… ocúpese” es lo que de inmediato se señala, haciendo referencia directa a que “preocupado” no hace nada y que en vez de mantenerse en ese estado debe “ocuparse” en resolverlo.

Sé que la raíz de esa expresión viene dada por la interpretación popular que se le da a la preocupación y a la variedad de sinónimos que se le adjudican al hecho de estar preocupado, lo cual no deja cabida a visualizar al vocablo como una palabra compuesta sino como una palabra entera, por ejemplo, se le considera sinónimo de: intranquilo, inquieto, alarmado, abstraído, pensativo, meditabundo, cabizbajo, turbado, acongojado, e incluso, en algunas latitudes, se entiende también como maniático y neurótico. Si observamos literalmente es fácil deducir que todos ellos manifiestan ese estado de inactividad que justifica la voz imperativa de ocuparse para salir de él. Pero ¿es así que debemos verlo?

Aunque sé que es probable que pueda ocurrir con este planteamiento lo mismo que sucedió con mi artículo anterior “¿Los árboles no dejan ver el bosque? ¡Absurdo!” publicado en septiembre de 2009, donde buena parte de los lectores que lo comentaron se concentraron en el “uso y costumbre de la frase” y no en el aporte y análisis que realicé; tomaré el riesgo nuevamente de explicar mi punto de vista con relación a esto de ocuparse o preocuparse desde una perspectiva administrativa y usando una lógica sencilla.

Hasta donde yo sé el prefijo “pre” significa “con antelación” “antes de”. Si se revisa el diccionario de la Real Academia Española se encontrará que su significa, entre otras cosas, es: “anterioridad local o temporal, prioridad o encarecimiento”. Detengámonos por un momento en uno de sus significados: Prioridad. De acuerdo a la misma fuente esta palabra del latín prior, -ōris, anterior, significa: “1. f. Anterioridad de algo respecto de otra cosa, en tiempo o en orden. 2. f. Anterioridad o precedencia de algo respecto de otra cosa que depende o procede de ello” .

Por lo tanto podríamos decir que preocuparse –vista como una palabra compuesta- significa “ocuparse con anterioridad con respecto a algo”. Y creo que esa es la esencia de lo que todos conocemos en el mundo de la dirección y la administración (incluso en el deporte y las artes) y que nos empeñamos en recalcar a nuestros colaboradores, a eso le llamamos “proactividad”.

Se entiende por proactividad andar un paso más allá, no esperar que las cosas pasen para pensar en ellas, sino que, en vez de eso, adelantarse y actuar de tal manera que no nos tome por sorpresa algún evento o circunstancia. Pues bien, quien se pre-ocupa, está siendo proactivo, se está adelantando al hecho mismo de simplemente ocuparse.

Como yo lo observo quien se ocupa es aquel que, ante un evento, no tiene más remedio que dedicarse a darle respuesta o solución; está ocupado justamente porque no previó lo que podía ocurrir, simplemente no se preocupó por ello.

Ahora bien, es posible que se arguya que lo dicho anteriormente carece de lógica porque, entonces, palabras como precavido, presencia y pretensión, por ejemplo, podrían también descomponerse resultando que precavido es estar “cavido” con antelación, que presencia debería entenderse que poseía “sencia” antes, o que se ha tenido una “tensión previa” cuando se trata de pretensión. Y tal argumento tienen sentido para esas palabras pero no para el caso de preocuparse. Veamos.

Al parecer, cuando se dice “no se preocupe, ocúpese” la acción de preocuparse se alinea perfectamente con los sinónimos antes mencionados y así es comprendido por la mayoría, -como una palabra entera-; pero lo mismo no ocurre cuando al solicitar referencias de una persona, ya sea como profesional, padre, amigo o hermano, por ejemplo, suele destacarse que es una persona “preocupada” porque da indudables muestras de interés por generar bienestar, estabilidad y realizar de manera impecable su labor; como puede observarse se pasa del concepto de abstraído o pensativo, por señalar un par de sinónimos, al de una persona responsable y cuidadosa, o bien, cauta ¿O no?

Lo anterior demuestra que la interpretación de la palabra pre-ocupado como la acción de ocuparse con antelación no es ajena para el común de las personas y que, según el contexto, pueden entenderla como se sugiere sin que genere problema alguno.

Desde mi perspectiva, una persona pre-ocupada está sumida en una situación que le consume tiempo y esfuerzo, sí, puede ser porque algo no encaja y por lo tanto el resultado de sus expectativas puede no ser el esperado; o bien está tratando de encontrar una respuesta a algo que le inquieta, o, finalmente, le urge hallar una salida a un problema que posee pero que si no logra resolver puede convertirse en algo aún mayor de acuerdo a lo que sabe por experiencia o referencia. Esta actividad es más mental que física, cierto, pero es una actividad al fin.

Una persona ocupada está metida en la resolución del problema presente, el que no previó, y se dedica a resolver lo que está pasando o ya pasó, pues justo en el momento en que comienza a trabajar en lo que puede pasar deja de ocuparse para “pre-ocuparse”.

Es simple: La pre-ocupación es proactiva, la ocupación es reactiva.

Por lo tanto, en lo que a mí respecta, resulta contradictorio pedirle a una persona que se pre-ocupa por algo que lo abandone y se ocupe de lo que ocurre en el momento, pues se le está pidiendo que deje de prever y buscar soluciones y salidas proactivamente y se dedique a una actividad reactiva que sólo terminará por resolver lo que ya pasó y que no garantiza que hará lo mismo con eso que puede o llegue a pasar.

Ahora bien, hay una diferencia muy grande entre preocuparse y angustiarse, que es con lo que comúnmente suele asociarse la expresión “estoy preocupado”. Usualmente la angustia surge por la sensación de un evento inminente que no se sabe cómo puede manejarse o ante algún otro cuyas consecuencias pueden ser grandes pero que también son desconocidas. Usualmente una persona angustiada muestra cierto grado de inactividad pues no sabe exactamente qué hacer y ante esa situación es imperante que salga de ese estado y procure disminuir la incertidumbre que le rodea conociendo a detalle las características del problema y finalmente enfrentarlo. Pero una persona preocupada no necesariamente es una persona angustiada, por ejemplo, Einstein estaba preocupado por las diferencias que observaba entre la física cuántica y la física newtoniana y por ello invertía largas horas en el desarrollo de una ecuación que las unificara, pero este sabio físico no estaba angustiado por ello. Otro ejemplo puede ser ilustrado con la persistencia de Thomas Alva Edison y la fabricación de la bombilla, él estaba preocupado por lograr una de éstas que perdurara en el tiempo y por lo tanto trabajaba arduamente en ello.

No sé si mis argumentos sirvan para que la expresión “no se preocupe, ocúpese” deje de usarse a la ligera pues creo que la misma depende de las características que posea quien manifieste sentirse preocupado. Si quien lo dice muestra altísimos síntomas de ansiedad e inactividad propia de alguien ensimismado y abstraído, sin mostrar un interés genuino por encontrar respuesta a lo que le acongoja, la exigencia de que abandone ese estado y se ocupe de mejorarlo está por demás justificada; pero si una persona manifiesta estar preocupada y lo que proyecta es la búsqueda de soluciones y salidas que pretendan un beneficio, mal podría aconsejársele la misma acción.

Por lo tanto puede decirse que dependiendo de la interpretación que se le dé, la frase causará un impulso en quien la oiga invitándola a dejar a un lado la inactividad o, por el contrario, demostrará el nivel de desconocimiento de quien la pronuncie, pues depende directamente de lo que en realidad muestre y esté experimentando quien se declara preocupado el significado que puede poseer esta palabra.

Sólo como un dato curioso, cabe señalar que al buscar el significado oficial de “preocuparse” en el diccionario en línea de la Real Academia Española esto es lo que aparece: “la palabra preocuparse no está en el diccionario”

Este artículo es Copyright de su autor(a). El autor(a) es responsable por el contenido y las opiniones expresadas, así como de la legitimidad de su autoría.

El contenido puede ser incluido en publicaciones o webs con fines informativos y educativos (pero no comerciales), si se respetan las siguientes condiciones:

  1) se publique tal como está, sin alteraciones
  2) se haga referencia al autor (Félix Socorro)
  3) se haga referencia a la fuente (degerencia.com)
  4) se provea un enlace al artículo original (http://www.degerencia.com/articulo/ocuparse-o-preocuparse-he-ahi-el-dilema)
  5) se provea un enlace a los datos del autor (http://www.degerencia.com/fsocorro)

Publicado en De Gerencia. Post original aquí.

¿Seguir leyendo?

La irresponsabilidad estructurada

Ya está bien de autoengañarte, ¿no crees?

Los hitos del management en un siglo de Peter Drucker

Aquí Control… Tenemos un problema!

Habilidades comunicativas (V): la proactividad

Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.

Share

Infografía educativa: Habilidades sociales

por Celia Rodríguez Ruiz

Las habilidades sociales son necesarias para el ser humano. Las personas somos seres sociales por naturaleza, necesitamos de los demás para ser y para desarrollarnos. Las habilidades sociales, por lo tanto van a ser la garantía de unas relaciones e interacciones sociales sanas y satisfactorias. Es muy importante desarrollar las habilidades sociales de los niños y niñas desde un primer momento.Las habilidades sociales básicas son:

  1. Comunicación. La comunicación es la base de toda interacción y de toda relación. Es muy importante desarrollar habilidades que nos permitan comunicarnos con los demás de manera verbal y no verbal.
  2. Empatía. La empatía es la capacidad de ponernos en el lugar del otro. Ser capaces de entender a los demás, nos va a garantizar unas habilidades sociales sanas y satisfactorias.
  3. La asertividad es la habilidad de defender los propios derechos, opiniones e ideas, sin atacar a los demás, desde el respeto. La asertividad es una postura o reacción que se sitúa entre la respuesta pasiva y la agresiva. Ser capaces de dar nuestro punto de vista sin dañar a los demás es la base de las relaciones sociales.
  4. Escucha Activa. La escucha activa implica mucho que la escucha. Se trata de escuchar al otro desde el corazón y de demostrar que le estamos escuchando.
  5. El apego es una necesidad humana básica, ser capaces de establecer lazos afectivos parece algo natural, pero a veces puede ser necesario desarrollar esta capacidad, eliminar barreras, miedos e inseguridades.
  6. Cooperación. Relacionarnos con los demás implica aprender a cooperar para lograr objetivos comunes. La cooperación es una de las habilidades sociales básicas.
  7. Autocontrol. El autocontrol de la propia conducta en diferentes situaciones sociales nos va a permitir mejorar nuestras competencias. Se trata de analizar nuestras interpretaciones y ser capaces de gestionar nuestras emociones en las diferentes interacciones.
  8. Resolución de conflictos. Finalmente la capacidad de resolver conflictos. La interacción social no está libre de conflicto.

Celia Rodríguez Ruiz

Psicóloga y Pedagoga

@Celia_RodrigRu

Publicado en Educa y Aprende. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Las Neuronas Espejo y el aprendizaje

Para seguir leyendo:

La Inteligencia Emocional como un componente del liderazgo

Desarrollo Personal: 14 claves para mejorar tu asertividad y tus mensajes

La importancia de la inteligencia Social

El sistema de aptitudes de la inteligencia emocional. Enfoques y propuesta

Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.

Share

Resolución de Conflictos, la regla del Win 2 Win

file6411291040751

Por Ricard Lloria Llauradó

Resolución de conflictos

Hoy os quería hablar de una situación en una empresa donde trabajé, un compañero tenía un par de palos de béisbol, colgado de su pared, en formato pequeño, por supuesto, y debajo había un letrero que decía: “Kit de resolución de conflictos” , mientras que esto, por supuesto, era una broma en la oficina, hay mucha gente con la que me he topado, que buscan este enfoque para resolver los conflictos. Aquí es dónde podríamos asociar la presencia del Líder como un buen Manager o Responsable, así como a la hora de resolver los conflictos, llevar a cabo dicha acción de forma auténtica.

Pero en realidad, la lucha, el confrontamiento solo se provoca para extender el conflicto, por lo cual nunca se resuelve. Incluso, aunque nosotros  ganemos la lucha, el conflicto sigue estando, existiendo, aunque no sea visible, pero está ahí y volverá a la superficie en algún momento, quizás no en el día de hoy y tal vez no con el mismo tema de conflicto, pero volverá a aparecer.

Para resolver el conflicto necesitamos para llegar a un acuerdo, un acuerdo real y la mejor manera de hacerlo es a través de una solución denominada “Win 2 Win” (Ganar – Ganar).

Cuando siempre se convierte en ganar-perder, o perder-ganar, o lo peor de todo  perder-perder, es decir, nunca llegamos a resolver el conflicto. Siempre existirá una necesidad de conflictos que nos encontraremos en todo tipo de entornos, tanto a nivel personal como profesional, pero habríamos de resolverlos de una manera que sea no confrontacional.

Tenemos que sentarnos y discutir los conflictos abiertamente, buscando la resolución.

file0001517402088

Los conflictos se resuelven a través de la discusión, no a través de nuevos enfrentamientos. Basta con mirar el conflicto árabe israelí para entender que otro conflicto nunca resolverá ese problema. Esto ocurre entre países como entre personas,empresas, entornos de empresas, departamentos, como entre culturas, civilizaciones o sociedades.

La mejor manera de prepararnos para la discusión: es, entendernos  realmente con la otra posición de la persona con la que tenemos la discusión; para tratar de ponernos en la misma situación; para poder entender lo que está buscando; para tratar de encontrar lo que consideramos un compromiso aceptable y aún así hagamos sentir que tienen la victoria, que entiendan que por ellos mismos hemos llegado a esa solución y ese estado de ganancia.

Es una negociación, necesitamos entender nuestro punto de apoyo, el mínimo que podemos aceptar, aunque todavía veamos que para nosotros también es como una victoria.

Si podemos encontrar algo que creemos que realmente la otra parte del conflicto también las encontrará aceptables, y sabemos cuáles son los requisitos mínimos, entonces podemos proponer una idea, opinión que creamos que será aceptable por ambas partes.

Tenemos que hacerlo realmente, tenemos que buscar una solución a partes iguales, no es una solución 70/30 a nuestro favor y sigo pensando el Ganar Ganar. No se trata, en ningún caso 70/30 como la mejor opción, en el mejor caso mejor sería ganar-ganar, dado que con el 70/30 provocaría que  permanecieramos por ambas partes con algún resentimiento o conflicto. Tenemos que ser justos, tenemos que ser honestos acerca de lo que queremos y lo que realmente necesitamos.

A menudo cuando estamos en conflicto existe mucha emoción involucrada, y tomar la decisión cuando estamos en un estado emocional afectado, puede ser difícil, si no imposible. En estas circunstancias necesitaremos involucrar a un mediador, que será la persona que pueda ver las cosas desde fuera y sin el tener la emoción, con el fin de proponer una solución realista de Win to Win.

Me gusta siempre tratar de resolver el conflicto sin recurrir a un mediador, pero esto nos obligan a hacer concesiones, y que no siempre es fácil para nosotros. Una negociación pura y dura, dónde ambas partes hemos de llegar a un consenso y por lo tanto llegamos para divergir en la ganancia de ambas partes.

¿Cómo resolveríamos un conflicto? ¿Y si somos nosotros los mediadores?

En el caso de nosotros ser los mediadores de un conflicto, qué haya sido el resultado de un conflicto por varias partes, grupos, o personas, habríamos de:

  1. Informarnos con toda la información posible de ambas partes implicadas.
  2. Evaluación del entorno, del historial, del origen del problema.
  3. Miramos de encontrar la mejor solución posible para que todas las partes ganen.
  4. Si nos encontramos con un caso, dónde una de las partes no quiere ceder o la situación del conflicto que genera es una situación insostenible para el buen funcionamiento de todo el colectivo involucrado. En ese caso habremos de abogar por una de ellas, y tomar entonces nosotros la mejor decisión que afecte lo menos posible, los posibles daños colaterales que nos podemos encontrar en un futuro.
  5. Miramos, analizamos, y evaluamos, decidimos, marcando para un futuro que la situación no se repita de nuevo.

Para terminar, un canción que desenvoca una solución a un conflicto con humor.

Gracias por leerme, por difundir, por disfrutar, y sobre todo que te haya ayudado.

Seguiré escribiendo, y aportando.

Ricard Lloria by @Rlloria

(Edición , ampliada y editada marzo 2015)

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.

Publicado en Liquadora de Ideas y Pensamientos. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Management Canalla: 6 tipos de directivos que nunca llegarán a ser líderes

Negociación: 10 puntos a tener en cuenta

Seguir leyendo:

Cinco estilos o modelos de gestión de conflictos

Los 6 procedimientos básicos para la resolución de conflictos

Estilos de hacer estrategia: Las características de 5 tipos de estrategas.

Si te ha interesado este post, no olvides dejarnos tus comentarios. También apreciamos que los compartas con tus amigos y contactos en las redes sociales. Muchas gracias.

Share