Los seis hábitos de las personas más productivas que te facilitarán la vida

por Rocío Navarro Macías

Ser productivo no tiene nada que ver con trabajar a todas horas ni en modo multitarea

Sea cual sea el sector en el que trabajes, la mejora de la productividad es un tema recurrente. Las empresas se empeñan en aplicar procesos para conseguirlo pero, de poco sirve, si a nivel personal no queda claro cómo optimizar el rendimiento.

Ser productivo implica determinación y ser capaz de controlar las fuentes de distracción, como el entorno digital. Otras veces la productividad se confunde, ya que nada tiene que ver con trabajar por encima de las posibilidades. Tampoco está relacionada con el modo multitarea, cuyo único aporte es interferir en la concentración y correcto desempeño de cada una de ellas.

 
 
 

Ser productivo no tiene que ver con trabajar por encima de las posibilidades ni hacer muchas cosas a la vez

Ser productivo no tiene que ver con trabajar por encima de las posibilidades ni hacer muchas cosas a la vez (LightFieldStudios / Getty Images/iStockphoto)

“Para que nos hagamos una idea, un perfil productivo no es aquel que hace un gran número de cosas a la vez, sino la que optimiza sus procesos de trabajo y consigue finalizar sus objetivos a lo largo del día”, indica Ruth Elías, experta en selección y outplacement y directora de Human Resources Spain.

Lo que caracteriza a estos individuos más productivos es que suelen marcarse objetivos y conseguirlos en tiempos concretos. Como indica la coach profesional, “les puede mover ganar más dinero, ascender en el trabajo, obtener más tiempo libre, ser un referente, satisfacer a los clientes o conseguir más negocio”.

La clave

Los individuos más productivos suelen marcarse objetivos y conseguirlos en tiempos concretos

Es fácil identificar a estos personas, y pueden inspirar un cambio en la forma de gestionar las tareas a nivel profesional por parte de otras, porque la persona productiva nace, pero también se hace. Hemos hablado con los expertos en esta cuestión sobre los algunos hábitos imprescindibles para unirse al club de quienes optimizan su rendimiento.

1. Transformar el desorden en orden

 
El orden y las rutinas ayudan a reducir el tiempo de búsqueda de informaciónEl orden y las rutinas ayudan a reducir el tiempo de búsqueda de información (smolaw11 / Getty Images/iStockphoto)

El primer hábito de una persona altamente productiva tiene que ver con la capacidad de transformar la entropía (desorden) en orden. “El orden empieza por lo físico, por nuestro escritorio, por el entorno inmediato”, explica Ramón Cabezas, presidente de la consultoría de negocio especializada en Eficiencia de Procesos y Digitalización KAPS y profesor colaborador de La Salle IGS.

También incide en la importancia de aprender a crear rutinas. “Procesos diarios que nos ayuden a reducir el tiempo en la búsqueda de información cuando intentamos recordar algo o se necesita rehacer el trabajo”, añade.

2. Definir objetivos

Si te son familiares las listas de propósitos de año nuevo, ya tienes territorio ganado, porque quienes llegan a todo aplican estas listas aplican a diario. Más allá de un compendio de buenas intenciones, esta práctica se basa en anotar y registrar la actividad por periodos de tiempo.

“Las personas productivas marcan y dejan fijados una serie de objetivos que se ansían conseguir. Una de las técnicas utilizadas por los más eficientes se conoce como la Regla del lápiz. Se trata de generar decálogos de objetivos que conforman la verdadera razón de nuestro desarrollo”, explica Cabezas.

 

Las personas productivas controlan muy bien los tiempos con que cuentan para cada actividad

Las personas productivas controlan muy bien los tiempos con que cuentan para cada actividad (AndreyPopov / Getty Images/iStockphoto)

Todo esto es algo que hay que poner también en práctica a corto plazo. Por ello, se hace imprescindible una gestión de la agenda que ajuste los objetivos a la realidad. “Lo que hacen estas personas es agendar las metas a cumplir en fechas y horas, con lo que controlan muy bien los tiempos con los que cuentan para cada actividad, incluso la holgura temporal necesaria entre una y otra”, expone Elías.

Lo ideal es fijar las actuaciones a desarrollar a lo largo de toda la semana. “Las personas que consiguen ser muy productivas suelen planificar su semana con precisión, ciñéndose luego a su plan y haciendo que su entorno se adapte”, comenta el profesor.

3. Ajustarse al plan

Improvisar es algo que no casa con los altos estándares de productividad. Permitir que en la jornada se acumulen los imprevistos es algo que interfiere en los objetivos programados. “El gran enemigo de la planificación es caer en la trampa de decir que sí a las peticiones de cualquiera, pues pasamos de estar centrados en nuestro plan a estar dispersos en los planes de los demás”, analiza Cabezas.

Para conseguirlo, es importante focalizar la atención en una tarea y, cuando se finalice, comenzar con otra. “Si se requiere a la persona para algo que no es importante, lo ideal es posponerlo y fijarlo en un momento específico”, argumenta la experta en RR.HH. De esta forma se evitan distracciones.

4. Automatizar procesos y delegar

Lo esencial para ser más productivo, dicen los expertos, es poner el foco en el proyecto, no en cada una de las tareas que hay que llevar a cabo para conseguirlo. “Esto permite recular rápidamente si algo no está saliendo según lo esperado y cambiar el método de trabajo para mejorarlo”, asegura Elías.

Asimismo, para avanzar según lo previsto hay que saber delegar, entre otras cuestiones. “Para conseguirlo suelen confiar labores a otras personas, automatizar procesos, tomar decisiones rápido, pedir ayuda o contratarla. Lo normal, es utilizar los beneficios que nos ofrece la tecnología y trabajar con metodologías ágiles”, añade.

Uno es más productivo si comparte su plan de trabajo con el resto del equipo y delega tareasUno es más productivo si comparte su plan de trabajo con el resto del equipo y delega tareas (PeopleImages / Getty Images)

5. Socializar el plan de trabajo

El trabajo suele hacerse en equipo. Por ello, de poco sirve trazar un plan si no se ha consensuado con quienes forman parte de un proyecto común, dentro o fuera de la oficina. Según comenta el experto, “esto es lo que se suele llamar la agenda social, tan importante para conseguir resultados como todas las técnicas ya comentadas”.

Añade que, además, “las nuevas tecnologías, las redes sociales y las telecomunicaciones permiten que el plan se pueda socializar sin barreras de colectivos, idiomáticas o de geografía”. Es fundamental contar con una amplia red de contactos o networking que permita llevar a cabo los propósitos de forma fácil y viable.

6. Descansar y desconectar

Al igual que los deportistas de élite alternan periodos de alto rendimiento con descanso profundo, la alta productividad exige periodos de desconexión. “Uno de los errores más comunes de las personas que quieren alcanzar altos niveles de eficiencia es que agotan sus recursos y se quedan sin fuerza para seguir adelante”, expone Cabezas.

La alta productividad exige periodos de descanso y desconexión a diario para no agotarse ni perder motivaciónLa alta productividad exige periodos de descanso y desconexión a diario para no agotarse ni perder motivación (Rawpixel / Getty Images/iStockphoto)

Esto desencadena una pérdida progresiva de la productividad y se relaciona con emociones de desaliento, desmotivación e inseguridad ante los objetivos. “La regla, además de realizar actividades de ocio que involucren la actividad física y de dormir las horas necesarias, es descansar y desconectar completamente todos los días, por lo menos una hora”, recomienda.

Asimismo, Elías incide en que es necesaria una alimentación correcta, y el sueño adecuado para que la productividad sea sostenible en el tiempo.

“Improvisar no casa con productividad: el enemigo de la planificación es decir que sí a las peticiones de cualquiera”

Publicado en La Vanguardia. Post original aquí.

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Ni artistas, ni inventores, ni publicistas: una nueva generación de personas innovadoras

Por: Eduardo Kastika – @EduardoKastika

Hay tres maneras fáciles de imaginar a alguien que crea:

Artistas: un escultor en su taller, una novelista escribiendo, un rapero improvisando, un director de cine estrenando su última obra. Crean para expresarse, para transmitir un mensaje, para dejar un legado. Crean, sobre todo, porque aman profundamente lo que hacen. Y nos ofrecen miradas diferentes y enriquecedoras del mundo por medio de su talento e imaginación.

Inventores: descubren, intentan, exploranprogresan. Pueden estar representados por el pequeño Lewis, el niño geniecito de los Robinsons pero, también en cada uno de los ganadores del premio creado por el inventor de la dinamita, Alfred Nobel. Es la creatividad expresada en su modo más técnico y orientada al avance de distintas disciplinas.

Publicistas: es un modo simbólico de representar a todas las personas que se enfocan a la creatividad desde una perspectiva comercial. Emprendedoras, marketineros, desarrolladoras de producto, diseñadores, empresarias… Buscan obtener algún tipo de beneficio a partir de ideas que son valoradas por sus clientes, sus públicoscompradoresseguidores. Por supuesto, en algunos casos, el beneficio que obtienen es totalmente reinvertido en seguir mejorando la vida de las personas para las cuales crean. Lo que me importa resaltar es que esta forma de creatividad funciona a partir de detectar necesidadesaspiracionesdeseosinsights (como se suele decir en el mundo del marketing para denominar a aquellas “necesidades” no tan evidentes) de determinados clientes.

Más allá de estas tres miradas de la creatividad: artística, técnica y comercial, en los últimos años estamos asistiendo a un nuevo tipo de tracción creativa: personas que no están particularmente interesadas en expresarse a sí mismas, ni resolver problemas técnicos específicos, ni satisfacer las necesidades de tal o cual cliente. Lo que mueve a estas personas es una profunda sensación que surge de entender que hay cosas que deben ser modificadas. 

Tal vez no saben bien cómo modificarlas, tal vez ni siquiera las pueden definir precisamente, tal vez no las conocen con toda la profundidad que podrían. Pero entienden que se debe hacer algo al respecto.

Los temas son variadísimos: el calentamiento global, la pandemia de obesidad en el mundo, la desaparición y transformación de empleos, las extinciones masivas de especies animales, los vórtices de desperdicios plásticos en los océanos, el aumento de nivel en los mares, la ampliación de desigualdades en salud y educación y miles de etcéteras.

Entienden que se debe hacer algo e intentan hacerlo: a nivel micro local, regional o global; solos, en equipos o en red; creando ONGs, empresas B, participando de las que ya existen o emprendiendo pequeñas proyectos; con recursos propios, prestados o conseguidos a través de crowdfunding; en el mundo físico, en las redes o a través del networking personal…

No los motiva, especialmente, el deseo de expresarse a través de un arte. Aunque a veces pueden recurrir a las artes para comunicar o transformar determinadas cuestiones. No son, necesariamente, resolvedores ingeniosos que encuentran soluciones que hacen “click” inmediatamente. Aunque, tal vez, deben recurrir a la tecnología para lograr algún resultado. No son “emprendedores” en el sentido estricto de quien está orientado a resultados y a hacer crecer un proyecto. Aunque, muchas y muchos, pueden ser vistos como una especie de “emprendedores sociales”.

Son un montón y son otra cosa: personas que intentan, que arrojan las semillas que pueden aunque las probabilidades de germinar sean mínimas, que miran mucho más allá de las “necesidades” puntuales de algunos “clientes”, que piensan en el valor a largo plazo, que miran con perspectiva global, que están super atentas a los enormes problemas que han generado las soluciones que fueron exitosas en el pasado, que saben que muchas de las nuevas soluciones van a generar fricción con la comodidad que lograron las soluciones del pasado pero que, aún así, hay que insistir.

¿Cómo se llaman estas nuevas personas creadoras? No lo sabemos todavía: ¿transformadores?, ¿emprendedores globales?… Llamémoslas, por ahora, la nueva generación de innovadores.

Publicado en Kastika, Micro-Blog. Post original aquí.

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¿Qué te convierte en un gran comunicador?

Por Merce Roura @merceroura

comunicaciom¿Qué te convierte en un gran comunicador?

Una pregunta básica, de respuesta complicada. Siempre he considerado que no hay buenos ni malos comunicadores, porque cuando comunicamos mal, sencillamente no comunicamos  y el hilo invisible que nos une con nuestro público se corta. Lo que sí ocurre es que con nuestra “no comunicación” informamos a los demás de muchas cosas que tal vez no quisiéramos compartir. Falta de rigor, falta de preparación, falta de conocimientos, falta de valor… Seguramente, mucho de esto no es cierto, pero es lo que transmiten nuestra cara de pánico y nuestros titubeos.

Cuando pregunto a veces en un aula qué creen los alumnos que hace de alguien un gran comunicador, en la mayoría de ocasiones, se dedican a enumerar una serie de aptitudes o puntos fuertes.

La verdad es que el talento innato ayuda, pero se puede aprender a comunicar con esfuerzo y empeño si se le ponen ganas y se hacen ejercicios para superarse con ayuda de profesionales, tal vez.

Si se pude conseguir con aptitud y con esfuerzo, entonces, ¿por qué no hay por ahí grandes comunicadores en las esquinas? ¿lo puede hacer cualquiera?

Este cóctel de esfuerzo y  talento es una fórmula de éxito que muchos de los grandes aplican, sin duda. Aunque yo siempre he creído que no hay mucho secreto, si intentas algo cien veces tienes más posibilidades de conseguirlo que si lo intentas una vez. Si no lo intentas, tal vez te caiga un día de cielo sin haber hecho nada por ello pero seguramente no sabrás gestionarlo.

Lo que nos cuesta conseguir se convierte en oro. Y no sólo cuando ya lo tenemos y tocamos, ya es oro para nosotros durante el esfuerzo porque nos está ayudando a cambiar y evolucionar.

Hay, sin embargo, tantas personas con talento que se esfuerzan y no lo consiguen (hecho que no significa que no consigan nada, seguramente encuentran mil retos mejores en ese camino que les hacen grandes y sabios).

¿Qué te ayuda a comunicar?

¿Una hermosa voz? Os pondría mil ejemplos de personas que tienen voces desgarradoras y estresantes y son grandes comunicadores. Algunos incluso tartamudean y, a pesar de ello, llegan a nosotros cuando hablan.

No me molestaré en citar la buena presencia. Claro que todos preferimos ver en el atril a alguien agraciado físicamente, pero la mayoría de mis referentes en comunicación son personas que no destacan por ello.

¿Es lo que dices? ¿hace el mensaje que seas un gran comunicador? No lo creo, pienso que un gran comunicador puede trasladar cualquier mensaje mientras crea en él y sepa que lo que está contando es algo valioso que puede ayudar a quiénes le escuchan.

¿Son las técnicas aprendidas y los cursos de oratoria? Seguramente son de gran apoyo y te permiten mejorar, te dan recursos para explorar y te ayudan a encontrar esa parte de ti que conecta con tu público… Pero ¿qué te hace conectar con tu público? ¿qué puedes ofrecer tú que no ofrecen otros y que hará que tu audiencia se quede con tus palabras y tus gestos?

Si talento y esfuerzo son necesarios pero tal vez no bastan, ¿qué más hace falta para comunicar?

Tú. Tu esencia y tu forma de ver la vida. Después de dar mil vueltas, he llegado a la conclusión que comunicar es una cuestión de actitud. De ser capaz de ponerse ante un auditorio y contar tu propia versión. Desgranar una parte de ti, hasta donde quieras o necesites, y mostrarte sin temor. Por eso siempre insisto en que para comunicar es necesario haber hecho bastante el ridículo. Cuando digo esto, no me refiero a quedar en evidencia porque sí, me refiero a defender tu versión de la vida hasta donde haga falta sin avergonzarte de ella. Mirar al mundo a la cara sin bajar la vista. Ser tú sin esconderte porque sabes que eres digno y puedes ofrecer mucho a los demás y a ti mismo. Ser valiente cada día, con tus palabras, con tus gestos, con cada una de tus miradas… Plantar cara sin herir, no arrugarse… Cuando alguien ha superado unos cuantos ridículos y malas caras por defender su manera de vivir, está preparado para deslumbrar al mundo con el tesoro que ha conseguido. Cada golpe superado te hace más capaz de comunicar. Cada peldaño que subes hacia ti mismo y tu plenitud te hace crecer lo suficiente como para ser que otros puedan aprender de ti y tú de ellos. Cada vez que sales de una habitación con la cara bien alta después de haber lidiado con una situación adversa te impregnas de algo que te hace más atractivo como ser humano y más interesante. ¿El gran comunicador es el que ha tenido más tropiezos? en gran parte, seguramente, sobre todo si de cada uno de ellos ha salido airoso, no por ganar si no por aprender.

Tú eres la respuesta que buscas. Ofrecer a los demás un poco de esa emoción que te recorre el cuerpo cuando expones tu discurso. Disfrutar de ese momento y hacer que ellos disfruten y compartan tu entusiasmo. Acercar el discurso a los demás y contar tu historia… Los grandes comunicadores siempre cuentan historias. Ahora lo llamamos storytelling pero hace siglos que se practica. No hemos inventado nada, lo hemos catalogado y redescubierto, le hemos dado valor a lo que se ha hecho siempre y lo hemos divulgado y sistematizado…

¿O es que ninguna de vuestras abuelas practicaba networking cuando iba al mercado? O cuando nuestros padres o nosotros mismos nos apuntábamos a una entidad para hacer actividades extra escolares no nos comportábamos como en una red social compartiendo conocimiento y haciendo relaciones públicas? ¿No llegábamos y nos dábamos a conocer poco a poco hasta integrarnos en el grupo?

Lo que hace de alguien un gran comunicador es que deje a su público entrar en una pequeña parcela de su alma para que hurgue en ella. Mostrar desde la honestidad una parte de sus experiencias, rendirse ante ellos y mostrar la yugular para decir “no tengo miedo, soy así, tengo mucho que ofrecer y ganas de escucharte”.

Para comunicar hay que soltarse sin dejar de llevar el timón. Para soltarse hay que sentirse bien con uno mismo y saber que has saltado algunos muros que te hacen superar el perímetro de tus miedos. Ser vulnerable no es negativo. Nada seduce tanto como ser capaz de mostrar tus debilidades sin temor, porque al hacerlo, empiezan a ser tus fortalezas… Y es entonces cuando controlas la situación y no pierdes el timón.

¿Qué hace de ti un gran comunicador? La confianza, la autoestima, la emoción.

Nada te acerca tanto a tu público como ser capaz de emocionarle porque consigues transmitir tu propia emoción… Para emocionar es necesario exponerte y correr el riesgo de dar algo que forma parte de ti… Algo que, por otro lado, nadie puede robar ni perder porque es tuyo, conseguido fracaso o fracaso, golpe a golpe y día a día de ganas de infinitas de ser mejor. Tu marca personal…  Tu coherencia contigo mismo y con el resto del mundo. Se habla tanto de este increíble  y casi indefinible concepto ¿a caso no es tu forma de ver la vida y todo lo que has aprendido? ¿no es una especie de amasijo entre tus sueños, tu esfuerzo, tus logros y tu forma de enfrentarte a las adversidades? Lo que dejas tras de ti cuando marchas y hace que los demás te recuerden. Tu necesidad de compartir conocimiento…

Querer ser mejor te hace un gran comunicador también… Si eres capaz de decirlo en voz alta y acompañarlo de tus miradas y gestos. Cuenta tu historia, que sepan quién eres y qué te mueve en la vida, qué buscas y qué has encontrado por el camino mientras buscabas… Qué te ha dejado marca.

Porque al final, comunicar es ser persona… Cierto, pero sobre todo, saber mostrarlo… Ser capaz de abrirse en canal y compartir tu esencia.

Publicado en MERCEROURA, la rebelión de las palabras. Post original aquí.

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El falso debate de RRHH sobre comunicación 2.0.

Por Virginio Gallardo

No ganarán las grandes empresas, lo harán las rápidas. Pero la rapidez organizativa, implica generar e implantar más ideas –y de mejor calidad- que nuestra competencia. Para generar y compartir ideas necesitamos la comunicación. Por ello la comunicación es el motor del Cambio y la innovación. Por ello la comunicación es la nueva base del éxito. Y hablar de comunicación 2.0. es hacerlo de su faceta tecnológica ¿hablamos de éxito?

La comunicación vertical y el sistema nervioso central

Todo tiene una historia. La forma de entender la comunicación tiene la suya y la comunicación vertical forma parte de ese pasado.

El sueño de las organizaciones y de sus líderes era la búsqueda del compromiso de sus colaboradores con la estrategia organizativa mediante una comunicación vertical efectiva y sistematizada.

La historia de la gestión del Management ha sido un continuo esfuerzo por hacer llegar desde la parte más alta de la pirámide organizativa los objetivos a conseguir y los nuevos comportamientos que debían ser la base del éxito. Peter Drucker decía que “La parte de arriba de la organización, es por encima de todo un sistema de información que permitía la toma de decisiones”.

La comunicación vertical había sido la principal herramienta en los viejos paradigmas de organizaciones verticales, funcionales-burocráticas. Los empleados buscaban la inteligencia “arriba”, ya que la dirección como coordinadora de esfuerzos debía marcar el ritmo organizativo, debía señalar con disciplina la estrategia que sólo ella conocía, debía señalar mediante objetivos, competencias y valores los comportamientos deseados.

Con enorme esfuerzo durante décadas hemos sofisticado hasta el extremo nuevas herramientas de gestión de competencias, de gestión de objetivos mediante sistemas de desarrollo, cuadros de mando y sistemas retributivos que buscaban alinear la energía y el compromiso de las personas con la estrategia.

En el paradigma clásico la comunicación corporativa era “el cerebro” quien informa al resto del “organismo” cómo se hacen las cosas. Los planes de comunicación interna se parecían extraordinariamente a la comunicación externa publicitaria: se segmentaban los mensajes en función de públicos objetivos, se analizaban los canales y se median los impactos y su impacto en la conducta, se medía como llegaba a todo el organismo organizativo.

Nuevas asignaturas y la asimetría de la comunicación

Ahora que ya hemos asumido que la comunicación era una asignatura necesaria, ahora que sabemos que nuestros directivos deben mejorar sus habilidades de comunicación, ahora que sabemos que esta asignatura no consigue el aprobado en la mayoría de nuestra organizaciones, ahora cuando empezábamos a crear sistemas eficientes,… Ahora, nos dicen que la comunicación vertical en la mayoría de entornos es peligrosa.

Nos dicen que los anteriores sistemas pertenecen al mundo de la organización “ordenada y planificada” con la que ya nadie sueña, que esta muriendo por lenta. El aparente desorden ha llegado a la gestión empresarial donde ya no hay un cerebro, sino que cada persona tiene uno.

En el nuevo paradigma organizativo la red es el protagonista que consigue la colaboración, los grupos de práctica y el conocimiento tácito que ahora devienen las nuevas claves del éxito, en eso que algunos gustan de etiquetar como organizaciones 2.0. Y estas nuevas organizaciones la nueva asignatura de Comunicación se llama Comunicación Horizontal.

La Comunicación Horizontal se construye como oposición a la comunicación vertical descendente formal, por tanto hablamos de comunicación ascendente, informal pero sobretodo de la comunicación horizontal entre cualquier parte de la organización y entre esta organización y su entorno (clientes, proveedores o competencia).

En los nuevos paradigmas la clave del éxito consiste en pensar en cosas aparentemente opuestas e intentar gestionarlas a un mismo tiempo. La base del éxito organizativo se basa en una nueva fórmula que podemos bautizar como la simetría de la comunicación donde comunicación vertical y horizontal son potentes a un mismo tiempo y deben gestionarse al mismo tiempo.

Cuatro tipos de organizaciones

Veamos las posibilidades que nos ofrece la realidad organizativa, según el tipo de comunicación existente en una organización podemos distinguir cuatro tipos de entornos organizativos:

1- Organizaciones Disciplinadas: Son aquellas dónde la Comunicación vertical y los sistemas de gestión estratégica son potentes (disciplinadas, bien dirigidas y con muchos sistemas) y la comunicación horizontal no tiene peso, se basa en el rumor y en la comunicación informal. Son organizaciones óptimas para entornos competitivos seguros y estables, entornos cada vez menos frecuentes.

2- Organizaciones Autodirigidas: Son aquellas donde la estrategia y la dirección están muy poco marcadas, donde los directivos no establecen con claridad el camino y se limitan a hablar de rentabilidad y aspectos financieros, son las organizaciones más frecuentes en la zombieconomy. Pero donde existen relaciones informales poderosas y grupos bien organizados con elevada colaboración que desde la base proponen nuevas ideas que dirigen la organización en aspectos claves: nuevos productos, distribución, etc.

3- Organizaciones Anárquicas: Son aquellas donde la estrategia y la dirección están muy poco marcadas y donde los mensajes de la dirección se contradicen a menudo con las opiniones de grupos y líderes locales con amplia autonomía. La comunicación y la toma de decisiones se produce como reactividad a aspectos relacionados con el mercado. Son organizaciones que se dirigen desde la cultura, desde la costumbre, de forma local.

4- Organizaciones Simétricas: Son aquellas donde la comunicación de la estrategia y la dirección están marcadas, pero donde los diferentes grupos y unidades tienen una elevada Comunicación Horizontal y capacidad de maniobra y toma de decisiones. Son organizaciones donde las ideas de negocio se debaten de forma horizontal. Puede haber conflicto entre Comunicación Vertical y Horizontal, pero se gestiona de forma positiva.

La pregunta que nos debemos hacer es que tipo de comunicación tenemos y que necesita nuestra empresa.

El falso debate de RRHH

El absurdo a veces es la norma, y en RRHH el debate sobre la necesidad de potenciar el trabajo en red parece que las preguntas se hacen al revés, cambiando el orden. La tecnología crea la necesidad, la necesidad no se debate. Mayoritariamente el debate que desde RRHH nos estamos haciendo es ¿cómo incorporamos herramientas tecnológicas 2.0?. no preguntamos ¿cómo podemos conseguir crear entornos más colaborativos y organizaciones más abiertas?

Y las reflexiones del debate hablan de miedo a la tecnología o de si la tecnología o herramientas específicas son o no una moda, son más eficientes o seguras. si esto de Internet es un fenómeno que ha venido para quedarse o si las redes sociales son una perdida de tiempo o un avance. ¿Donde esta el debate de la nueva naturaleza de las organizaciones?

En este incipiente debate de RRHH sobre redes y herramientas 2.0. sólo de forma secundaria se habla de la “necesidad” sobre nuevas formas de trabajar  y cómo las redes son solo una forma (aunque excelente) de cambiar los modelos de relación, de comunicación, de aprendizaje y de negocio.

Se diría que solo de forma secundaria los sistemas de comunicación interna 2.0. se conciben como sistemas de gestión de Ideas que deben permitir adaptar la organización a su entorno y ser el motor de la gestión de cambios estratégicos y estructurales de la organización, de los cambios profundos en la cultura corporativa.

Situemos el debate hablamos de sistemas externos de networking, de equipos flexibles, de personas que se comunican de forma desordenada pero que consiguen integrar procesos y ser más flexibles y rápidos. Después veremos si necesitamos tecnología y procesos electrónicos 2.0. por más que pueden ser excelentes herramientas de facilitación de estos procesos.

El entorno de “collaboration software” no es el debate (ese es el debate de los tecnólogos). El debate es si necesitamos un cambio en la manera de comunicarnos y entender la organización como un nuevo ecosistema diferente al actual. Si creemos que la estructura organizativa ya no importa tanto, ni importa donde estas ni que posición ocupas, si estamos dispuestos a crear sistemas más democráticos, donde la persona cuenta más, y sobre las implicaciones que tiene en nuestras organizaciones que hay muchos cerebros que pueden actuar en red.

Si te preguntas ¿Como implementar una estrategia de Redes Sociales? . Permíteme responderte que el gran reto no es elegir el software, si no como creamos nuevas pautas culturas que faciliten estos nuevos entornos colaborativos y las nuevas reglas basadas en el “compartir” y como conseguimos alinearlas con nuestros objetivos de negocio, con nuestra estrategia. ¿Dónde esta ese debate?

Publicado en Supervivencia Directiva. Post original aquí.

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El vuelo de los gansos

VUELOGANSOS

Por Montse Vila

Me parece interesante transcribir el porqué los gansos vuelan, cuando emigran, en forma de “V”:

Con frecuencia en otoño vemos formaciones de gansos volando hacia el sur. Lo hacen en forma de “V”. La ciencia ha descubierto el porqué algunas aves lo hacen de esta forma. Se ha comprobado que cuando cada pájaro bate sus alas produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en “V” la bandada completa aumenta por lo menos un 71% su poder, más allá de lo que lograría cada pájaro si volara solo. Cada vez que un ganso se sale de la formación, siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y regresa rápidamente a la formación para beneficiarse del poder de los compañeros que van delante y ayudar a los que van detrás.Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Los biólogos han observado que los gansos que van detrás producen un sonido propio de ellos para alentar a los que van delante a mantener la velocidad. Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan acompañándolo hasta que esté nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere y, solo entonces, los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otra.
Fuente (Anónimo)

Del proceder de los gansos podemos extraer valiosísimas lecciones no sólo de productividad y optimización de recursos, sino de comportamiento solidario.

Sinergia

Los gansos aprovechan la sinergia del movimiento de sus alas para combatir la resistencia del aire y conseguir avanzar de forma mucho más rápida y con menos esfuerzo que si lo hicieran en solitario.(un 71% más) Las personas que aúnan esfuerzos para un objetivo común llegan más rápido y de forma más fácil  a donde desean, porque se apoyan y fortalecen mutuamente.

Liderazgo y flexibilidad

Los gansos tienen en su formación un líder que avanza en primera línea, direcciona la formación y sufre con mayor intensidad los embates del viento.  No obstante, el equipo es flexible y cuando el líder se agota, otro ganso lo sustituye en esta primera línea de forma natural y fluida. Sacar en todo momento lo mejor de nosotros, olvidando diferencias y centrándonos en el bien común, nos permitirá mantener el rumbo hacia la meta.

Motivación

Los gansos que van detrás emiten sonidos propios que alientan y animan al grupo a mantener la velocidad. Infundir ánimo, estimular, agradecer….. reconforta para seguir adelante.

Solidaridad

Cuando un ganso enferma, otros dos le acompañan, dejan la formación y le cuidan hasta su cura o su fin.  Un grupo se fortalece cuando sus miembros se sienten seguros y saben que gozan de la protección de los demás miembros.

Viajar en solitario resulta difícil y duro. En tiempos de crisis, como los actuales, cuando los puestos de trabajo y el bienestar social peligran, es fácil caer en el “sálvese quien pueda “, e instalarse en el egocentrismo y la individualidad. 

Sin embargo lejos de ser así, un nuevo paradigma se está abriendo gracias a las nuevas tecnologías. La Web 2.0 y las redes sociales han abierto horizontes en los que compartiry aunar esfuerzos para lograr objetivos comunes. La sinergia es posible de forma viral entre personas que aún estando en posiciones opuestas en el planeta tienen motivaciones semejantes y la red les permite unirse. Se ha cambiado de una generación “me” a una generación “we” en la que los valores van más allá de lo material.

Nuevas fórmulas de trabajo, nuevas formas de financiación y de compartir conocimiento se expanden por las redes. Ahora es posible prescindir de la banca y financiar proyectos a través del crowdfunding o  “financiación colectiva“, o intercambiar  tareas o conocimientos para un fin común a través del crowdsourcing. Formar grupos afines entre personas de distintos continentes, establecer networking , conseguir contactos y nuevas oportunidades de amistad y negocio .

La iniciativas solidarias se expanden más rápidamente y de forma más eficaz. Un tweet se propaga y llega a miles de usuarios en unos segundos.
Se ha realizado una investigación dirigida por Elsa Punset, directora del laboratorio de Aprendizaje Social y Emocional de la Universidad Camilo José Cela, en la que se ha verificado la Teoría de la Solidaridad   y que puede resumirse en que “ser solidarios está en nuestra naturaleza”. 

Quizás solo lo que hay que hacer, es un poquito más el ganso.

Que tengáis un buen día.
Montse

Fuente: Buenhabit, por Montse Vila. Post original aquí.

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