El Coronavirus y las organizaciones: la comunicación en tiempos de crisis.

por Anna Mahayni y Philipp Maderthaner

El COVID-19 mantiene al mundo en suspenso. Estamos experimentando una situación inimaginable, todos somos parte de la crisis y todas las empresas están siendo afectadas. Nos gustaría tratar este tema con diferentes expertos y brindarles información valiosa y consejos para guiarlos a través de esta crisis.

Nuestro enfoque actual: la comunicación de crisis

Bajo este panorama se requiere una comunicación de crisis, y para que esto tenga éxito, se requiere una gestión adecuada de crisis.

Le preguntamos a Philipp Maderthaner, experto en comunicación y gerente de la empresa Campaining Bureu: ¿Cómo experimenta esta situación de crisis? ¿Cómo tiene éxito la gestión de crisis y qué aconseja para que una buena comunicación fortalezca la seguridad de las personas y los empleados incluso en tiempos de incertidumbre?

A continuación los invitamos a leer esta entrevista y enterarse cómo las empresas pueden crecer en una crisis.

Como experto en comunicación, ¿cómo experimentás esta situación de crisis?

“Muchas personas se sienten inseguras cuando estamos lidiando con un nuevo tipo de virus que es difícil de evaluar y que se está propagando muy rápidamente. Las medidas que son actualmente necesarias nos descolocan y nos modifican por completo nuestra rutina. Esto crea algunas molestias para muchos. Las situaciones de incertidumbre requieren liderazgo, porque el liderazgo brinda apoyo y seguridad. Esto se aplica a todos los niveles, en el país, en las empresas y en la familia”.

La comunicación de crisis a menudo se conoce como la disciplina suprema de la comunicación, ¿por qué?

“La comunicación es uno de los instrumentos de liderazgo más importantes en situaciones de crisis. Si tenemos la sensación de que alguien está tomando la iniciativa en una situación de crisis y también nos informa e integra en consecuencia, nos da una seguridad enorme. Este es un gran desafío para quienes toman la iniciativa, porque, por supuesto, están bajo una enorme presión”.

Es esencial tomar buenas decisiones y comunicarse claramente en situaciones de crisis. ¿Qué le aconsejás a las empresas frente a la crisis y la comunicación?

“Aconsejo a los empresarios y gerentes que se comuniquen muy clara y estrechamente con todos los empleados. Eso no significa que siempre tengan que tener una respuesta para todo. A veces la respuesta es simple “…todavía lo estamos evaluando y no lo sabemos”.

En tiempos de tormenta, se espera que el capitán sea visible y haga anuncios regularmente”.

Para poder llevar a cabo una buena comunicación de crisis, también se requiere una buena gestión de crisis. ¿Cómo se relacionan estos dos?

“Comienza con la toma de conciencia y responsabilidad social y económica frente a la problemática, esto incluye a las empresas, organizaciones y mismo dentro de las familias.

Lo inusual de esta crisis es que todas las personas y todas las empresas se ven afectadas y que la solución no está dentro de las organizaciones, es un trabajo de todos”.

¿Cómo se puede y se debe transmitir la seguridad?

“A través de las organizaciones. Al reducir nuestros contactos sociales por un tiempo, podemos hacer una contribución significativa para frenar la propagación del virus y cuidar las vidas de los adultos mayores. Esto requiere una acción decisiva y una comunicación clara por parte de la empresa dentro del alcance de sus posibilidades”.

Los empleados están inquietos. Los clientes y proveedores también. Los rumores se dispersan rápidamente, las opiniones circulan y las redes sociales hacen su parte. ¿Se puede contrarrestar esto?

“Solo se puede y debe confiar en la información que proviene del gobierno y sus agencias.

Los medios tienen una gran responsabilidad. Un titular aterrador puede producir clics, pero no es útil. Aquí, se requiere información objetiva de todas las partes: del gobierno, los medios y, por supuesto, las empresas”.

Una crisis siempre es diferente de lo que pensamos. ¿Cómo pueden los responsables de las empresas lidiar con la incertidumbre? ¿Pueden prepararse para lo impredecible?

“No, no pueden prepararse para una crisis determinada. Pero aquellas empresas que en el pasado invirtieron en sus equipos, que desarrollaron una cultura sólida, que trabajaron en la calidad del liderazgo, que son fuertes en los frentes decisivos, superarán cualquier crisis.

Las empresas que no estaban saludables antes de la crisis, por supuesto, están mucho más en riesgo”.

¿Cómo pueden las empresas fortalecer la confianza de sus empleados frente a las acciones de sus líderes?

“La respuesta es: decisiones y comunicaciones claras. Nadie tiene la certeza de lo que pasa o va a pasar, eso lo sabremos después. Ahora solo podemos actuar de la mejor manera y entender.

Las medidas extraordinarias ya tienen graves efectos económicos en numerosas empresas. La incertidumbre de COVID-19 es seguida por la incertidumbre económica para las personas en las empresas”.

¿Cómo se puede tratar esto correctamente a nivel de gestión de la empresa?

“Esta situación constituye un desastre para muchas empresas. De un día para otro, las ventas se desmoronan. Las empresas que tienen poco o ningún margen financiero, deberán tomar medidas extremas para sobrevivir financieramente a esta fase.

Para aquellas que tienen un amplio margen financiero, también puede ser una oportunidad para aprovechar el tiempo de crisis para mejorar, trabajar en los productos, trabajar en el equipo, hacer cosas que han dejado en stand by por mucho tiempo. Estas empresas tienen el potencial de obtener una ventaja competitiva”.

La exageración de los medios no se detiene en las puertas de la empresa e influye en los empleados: ¿se puede / se debe contrarrestar? Si es así, ¿cómo?

“El consumo de medios es, por supuesto, un asunto privado. Yo mismo reduje mi consumo de medios al mínimo. Consumo la información del gobierno, pero no estoy pendiente de cada artículo mediático ni falsas noticias ya que no colaboran a mejorar las cosas. Si todos comunicamos o compartimos noticias de manera responsable, ayudamos a combatir el caos”.

¿Qué se puede hacer en términos de comunicación para producir el menor daño posible si la crisis crece?

“Proteger a las personas y la salud es, por supuesto, la máxima prioridad. Además, cada crisis también ofrece una oportunidad para crecer. Tomo el home office de toda la empresa como ejemplo. Ahora podemos aprender a lidiar con tales situaciones. Cada miembro del equipo puede aprender por sí mismo cuál es su propia disciplina: el enfoque cuando trabaja.

Todas estas son oportunidades para crecer y estar mejor preparado que antes. Nadie desea una crisis, pero constituye una oportunidad para aprender al máximo”.

CONCLUSIÓN: La comunicación apoya en tiempos de crisis.

“Las crisis siempre provocan incertidumbre. El coronavirus y las medidas necesarias afectan a todos, estas situaciones requieren liderazgo y buena comunicación. La confianza de los empleados frente a sus líderes se puede fortalecer si se toman decisiones firmes y se comunican con claridad.

Nadie tiene la certeza de la situación actual ni de qué pasará en un futuro, lo mejor que podemos hacer es actuar de la mejor manera posible y aprender”.

 

 

 

 

 

 

 

Entrevistado Philipp Maderthaner, fundador de Business Gladiators GmbH y Campaining Bureu. Es un experto en comunicación, sus campañas han conmovido a millones de personas. Los CEOs y jefes de gobierno escuchan sus consejos. Su empresa Campaining Bureu ha crecido mucho desde su fundación en 2012 y forma parte de las empresas reconocidas por Great Place to Work®.

Publicado en Great Place to Work. Post original aquí.

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¿Conoces los 3 tipos de autoestima?

por Raquel Lemos Rodríguez

Hay diferentes tipos de autoestima. Asimismo, todos en algún momento podemos experimentar alguna de ellas, teniendo en cuenta además, que incluso un exceso de autoestima puede ser negativo para nosotros.

Hay tres tipos de autoestima que suelen caracterizar al ser humano. Esta valía psicológica que garantiza nuestro bienestar, debe mantenerse en un punto de perfecto equilibrio. Alimentarla en exceso o descuidarla, puede hacer que derivemos en comportamientos abusivos o en su polo opuesto: en la indefensión más absoluta.

La autoestima es un factor muy importante, lo sabemos. Dicha actitud favorable o desfavorable hacia sí mismo (Rosenberg, 1965) nos ayuda a relacionarnos con nuestro entorno de una forma positiva y sana. Sin embargo, no todos la ejercitamos de igual modo.

Entender cómo funcionan los tres tipos de autoestima nos ayudará sin duda a entendernos mucho mejor. Esto no quiere decir que nos podamos encasillar en un solo tipo. En ocasiones, este músculo psicológico pierde fuerza dependiendo de muchos factores y de las estrategias personales de las que dispongamos.

«Todos sabemos que la autoestima viene de lo que tú piensas de ti mismo, no de lo que los demás piensan de ti»

-Gloria Gaynor-

Tipos de autoestima

Christian H. Jordan , Steven J. Spencer y Mark P. Zanna llevaron a cabo un estudio en el 2005 para demostrarnos algo muy interesante. La autoestima es muy heterogénea tanto, que en ocasiones hasta mantener esta dimensión en niveles muy elevados puede ser un riesgo: las personas actuamos de manera más defensiva. Con ello, nuestras relaciones personales se deterioran porque marcamos distancias y desconfiamos.

Es un tema muy interesante. Veamos por tanto los tres tipos de autoestima más comunes.

1. Autoestima hinchada

Las personas con autoestima inflada se creen mejores que los demás y no dudan en infravalorar al resto. Es muy negativo, pues les impide establecer relaciones afectuosas y sanas. La competitividad siempre está presente y quieren estar siempre por encima de los demás.

Para estas personas, la felicidad reside en alcanzar el éxito, pero la realidad es que no logran ser felices con esta actitud.

«Nos interesa una autoestima realista, sana y positiva, pero no una autoestima inflada y vana»

Esta clase de individuos se caracterizan por ser incapaces de escuchar a los demás y de hacer autocrítica. No son capaces de corregir sus propios errores y, por lo tanto, culpan a los demás constantemente.

  • Además, suelen menospreciar al resto de las personas adoptando un comportamiento hostil hacia ellas.
  • A estas personas les cuesta mucho establecer relaciones sanas con los demás. Siempre ven al resto como competencia.
  • No obstante, debemos atender que no estemos en ocasiones ante una falsa autoestima.
  • Quizás tras ese afán de sentirse siempre el mejor haya una persona muy insegura, con muchos miedos que la hacen mostrarse como algo que en realidad no es.

Si una persona con autoestima inflada es muy superficial y materialista, probablemente tenga una falsa autoestima inflada.

2. Autoestima alta

La autoestima alta es nuestro punto ideal de equilibrio (Cutler, 1995). Es positiva, pues logra hacer que la persona llegue a estar satisfecha con su vida. ¿Esto implica que no habrá barreras y muros que saltar? En absoluto, pero la confianza en uno mismo y la valentía de enfrentarse a los problemas que puedan surgir hacen que todo sea mucho más fácil.

Shilling (1999) nos indica además que las personas con alta autoestima no se sienten superiores al resto. Tampoco buscan probar su valor comparándose con los demás. Disfrutan siendo quienes son, no siendo mejor que la media.

  • Creer en uno mismo, confiar en tu persona es lo que caracteriza a las personas que poseen este tipo de autoestima.
  • Ahora bien, esto no las hace arrogantes, ni se sienten mejor que nadie.
  • Solamente tienen la seguridad necesaria para evitar que las circunstancias y los acontecimientos negativos las desestabilicen.

Ahora bien, dentro de este tipo, existen las personas que sí se pueden ver desestabilizadas. Es decir, no son capaces de mantener esta autoestima alta de forma constante.

¿Qué caracteriza a estas personas que pecan de inseguridad? La actitud agresiva o pasiva, la negativa a aceptar otros puntos de vista, etcétera… Sobre todo, esto sucede en contextos competitivos en los que la inseguridad se vuelve algo imposible de enfrentar.

3. Autoestima baja

Las personas con autoestima baja no se valoran, no confían en sus posibilidades y la inseguridad que puedan sentir se traslada a casi cualquier situación. El miedo al fracaso es algo que las atormenta y bloquea. Son el ejemplo de las personas infelices.

«La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir, yo me siento tan abajo que en vez de subir bajo al otro»

-Papa Francisco-

Tienen momentos de euforia en los que todo les va bien, pero cuando las cosas se empiezan a torcer su autoestima baja muy rápido. Son personas muy influenciables y sensibles, que suelen mostrar su opinión, pero sin defenderla.

Existen algunas personas dentro de este tipo que no son tan inestables, es más, su problema es la indecisión. Confían tan poco en ellas mismas, se infravaloran y tienen tanto miedo a equivocarse que continuamente creen que no están a la altura de las circunstancias.

¿Qué tipo de autoestima es más habitual en ti? Piensa que de una inflada o baja es difícil escapar, pero si estás entre las personas que tienes una autoestima alta, aunque peques de inestabilidad en algunas ocasiones ¡enhorabuena! Estás mucho más cerca de lograr la felicidad y la satisfacción con la vida que tan dichosa te hará.

 

Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.

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Autoestima: La base del liderazgo

Por David Fischman

Imagínese o simplemente recuerde en su experiencia pasada, las siguientes situaciones de comunicación de un gerente con sus subordinados:

– ¡No estoy de acuerdo!  Ninguna de las ideas que plantean darán resultado, como siempre, yo soy el único que piensa en esta organización.
– ¡Esta es la tercera vez que te equivocas! ¿Es que no tienes cerebro?
– Aquí se hace lo que yo digo. Aquí hay una persona que manda y esa soy yo. Eso de dar poder, empowerment, son tonterías. La única forma de hacer bien  las cosas es obedeciendo a un líder y ése soy yo.

Situaciones como éstas deterioran la motivación de los subordinados y bajan sustancialmente la productividad en las empresas.

La pregunta que le formulo al lector es: ¿Cuál cree que es el elemento común que tiene la personalidad de los gerentes anteriormente mencionados?  La respuesta es: falta de autoestima. Según Nathaniel Branden:

 

 La autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse competente y seguro; y la capacidad de valorarse y respetarse a sí mismo. 

Cuando los gerentes tienen una baja autoestima, actúan como un resorte que está presionado hacia abajo, y que ejerce una fuerza para regresar a su posición original. Esa fuerza se traduce en conductas que tratan de elevar la autoestima a toda costa, pero sin lograr ningún resultado.

 

Cuando un gerente tiene baja autoestima, su conducta permanentemente disminuye a los demás.

 

Como no se siente competente, necesita sentir que los demás son menos que él. Cada vez que encuentra errores en sus subordinados, o que se convence a sí mismo de que sus ideas son las mejores, o que se siente poderoso porque es el único que toma decisiones, está tratando de subir su autoestima de forma ficticia. Trata de sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados.

Hoy en día la gerencia moderna propone entregar más poder, confianza y responsabilidad a los subordinados. La calidad total y la cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de trabajar en equipo con su personal, creando un clima de cooperación y de crecimiento personal.  Si el gerente tiene una baja autoestima saboteará inconscientemente cualquier esfuerzo de lograr este tipo de cultura.

Cuando nuestra autoestima es baja, nos comportamos como un globo con hueco. Tratamos todo el tiempo de inflar el globo; es decir, subir la autoestima con conductas como las antes mencionadas. El globo se infla un poquito y luego vuelve a su estado original. Para subir la autoestima de forma real, se requiere un proceso mucho más complejo.

La autoestima se forma principalmente en nuestra niñez hasta los siete u ocho años de edad. Stanley Coopermith realizó un estudio para detectar las conductas que tuvieron los padres de personas con elevada autoestima.

Él encontró lo siguiente:

  1. El niño experimentó total aceptación de sus pensamientos, sentimientos. Se le valoró como persona, se le tomó en cuenta.
  2. Se le fijaron límites justos, no opresivos y negociables.
  3. Se respetó la dignidad del niño como ser humano. Los padres no humillaron, violentaron o ridiculizaron al niño.
  4. Los padres tenían altas expectativas de su hijo, pero no de una forma opresiva.
  5. Los padres tenían alta autoestima.

Lo más trágico de la autoestima es que la persona no es consciente de sus conductas. Son procesos subconscientes que vienen desde la niñez. Por eso, para elevar la autoestima de forma real se requiere de una terapia psicológica seria, que permita a la persona tomar conciencia de su conducta y, poco a poco, ir construyendo sus bases de seguridad y valoración.

 

Los gerentes con baja autoestima tienen otro tipo de conductas que también son perjudiciales para el mundo empresarial. Tratan de ponerse en situaciones donde terminen haciendo las cosas mal, donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son competentes.

 

Por ejemplo, un gerente que acepta más y más trabajo hasta que se satura y las cosas le salen mal. A través de comportamientos subconscientes terminan comprobando que en realidad no son personas capaces.

Otras conductas que son consecuencia de una baja autoestima son excesivos celos profesionales, inseguridad para comunicar sus ideas, excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar permanentemente de sus logros, así como la incapacidad para innovar y cambiar.

Kathleen Ryan condujo un estudio en empresas americanas sobre el miedo, y encontró que el tema tabú número 1 en las empresas era hablar del estilo de liderazgo del jefe. En nuestra realidad estoy seguro que ocurre lo mismo. Nadie habla del estilo gerencial del jefe por miedo a las represalias. Entonces, si los subordinados no se atreven a enfrentar este problema por miedo y el jefe no es consciente de su realidad. ¿Cuándo y cómo saldremos de este círculo vicioso?

Publicado en Effectus. Post original aquí.

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¿Cómo la Resistencia y 18 Factores pueden impedirnos el Cambio en la Organización?

Por Ricard Lloria Llauradó

“Una época es oscura, no cuando la luz no brilla; sino cuando la gente rechaza verla.”

James A. Michener

Somos conscientes que la palabra por sí sola, “resistencia”,  nos da y podríamos estar hablando sobre muchos tipos, situaciones de resistencias a “algo”.

Como nota introductoria podríamos hablar que antes de la década de 1930, la “resistencia” se refería a manifestaciones en Ciencias en general, por ejemplo por fuerza que se opone al avance de “algo”. Comenzó a ser utilizado como un fenómeno humano en dos contextos. Uno de ellos fue la idea de una oposición colectiva (coordinada) colectiva a algo, por lo general sugiriendo base ilícita, por ejemplo, la Resistencia de los combatientes en la Segunda Guerra Mundial, para distinguir la forma simplemente la oposición. El otro uso era de la psicología para explicar un fenómeno en un paciente que, de una manera inconsciente, intenta o evita confrontar lo que nos parecen las fuerzas, energías  “verdaderas” que nos causan y nos producen angustias, ansiedades. Todavía hay quienes en psiquiatría y psicología cuestionan la exactitud y legitimidad en la práctica como si fuera un tema “pop” de los 80´s (por ejemplo, la negación no es sólo una negatividad sino también una resistencia aceptar o asimilar algo), algo que nos puede sorprender por los muchos artículos, publicaciones que podemos ir encontrando así como estudios realizados por las personas expertas en la materia.

En particular el otro día mientras revisaba la biblioteca me topé con un artículo en “The Atlantic”, titulado What Make us Happy?, George Vaillant, psiquiatra de Harvard y jefe  durante décadas de un  estudio en tiempo longitudinal sobre lo que nos distingue los niveles dentro de los seres humanos y las naturalezas  que se nos crean durante el éxito o fracaso. JFK fue uno de sus temas originales de caso de estudio. La muestra era pequeña porque el estudio se inició antes de la Segunda Guerra Mundial, por lo que dejó de agregar nuevos temas en 1943. Escribió un excelente libro titulado Adaptation to Life, “Adaptación a la Vida”, en el que utilizó el término adaptación, cambio,  en lugar de resistencia, para identificar las 17 formas en que el subconsciente e inconsciente nos protegía de lo que creíamos que era un daño existencial. Algunos son muy comunes, y muchos los utilizamos para mantener la salud mental a veces durante toda la vida. Más específicamente, las adaptaciones incluyen fantasía, sublimación, proyección, sublimación, etc.

Nos determinan cómo las personas respondemos delante de nuestras crisis personales y cómo estas pueden variar con el tiempo. Ninguna es necesariamente disfuncional a menos que la mantengamos o se mantenga neuróticamente dentro de nuestros cerebros. Por ejemplo, la fantasía es un mecanismo de defensa común y saludable para los niños que realmente experimentan sentidos de amenaza de los padres enfadados, enojados o críticos, maestros, etc., y mucho menos del daño físico real que no tienen manera de evitar o luchar. Si se trata de una adaptación clave para personas mayores de 30 años, se perpetúa evitando abordar problemas de problemas (internos y externos) de una manera menos saludable. Una excepción clave, “verificada” por los relatos de supervivientes del Holocausto de campos de concentración y prisioneros de guerra en general, donde la fantasía podía ser la forma más disponible de ocupar la mente y el alma más allá de las condiciones inmediatas llenas de pánico y dolor.

Si la única manifestación psicológica es, por definición, una defensa del ego, surge un problema. Los grupos no tienen egos por si solos, ciertamente no están sujetos a la compleja dinámica del ego de la misma manera al mismo tiempo, el ego empieza cuando una de las personas empieza a pensar para sí misma, entonces lo traslada a todos los miembros del grupo, los cuales empiezan a mirarse a sí mismos y no hacía todos los demás. En este sentido es un pensamiento descuidado que ahora es apoyado por el lenguaje descuidado. La cuestión, es ganar, es menos acerca de la definición que de la distinción. Cómo sabemos que las cosas son realmente diferentes y / o único es por distinción y no  por definición de nada abstracto (aunque los dos pueden ser palabras idénticas de objetos concretos).

William Bridges, antiguo profesor de inglés, de mediados de los años 70 pasó al campo de la enseñanza de las transiciones, asesor de empresas, conferenciante y desarrollador de estrategias de cambio para grandes empresas como Intel, Apple y Shell. En su libro Managing Transitions: Making the Most of Change “Dirigiendo el cambio” del 2004, luego con una segunda edición en 2007, ya nos hablaba de la transición para distinguir de lo que estaba hablando sobre el cambio como convencionalmente se reconoce,  sin referirse a la “resistencia”, a la dinámica en juego que persistió no sólo en entrar en el cambio, sino bien después de que el cambio organizacional se hubiera “completado”.

También hay un subtexto que podemos encontrar que, para muchos, la “resistencia” es una característica de las personas en un sistema de poco cambio dentro de las propias organizaciones, dado que ya sea desde dentro de los clientes internos, externos, gerencia, dirección, responsable en su día fracasaron en lo que hicieron, pero nadie se pregunta el ¿Por qué?, ¿Era ese el momento adecuado para hacerlo? Si este fragmento a lo mejor nos puede dar una pequeña ayuda…

La Ítaca de Konstantinos Kavafis

“Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.”

Seguro que hemos visto de todo, en el trabajo, en varios proyectos y los cambios a través de los años, profesional y personalmente hablando. La comunicación eficaz con y entre las personas, la creación de confianza entre nosotros, la venta y aumento de los beneficios, el hacer el cambio  cuando tenemos todos ganas y actitud en quererlo hacer es mucho más fácil que cuando nos encontramos con los muros de contención o personas que son todo lo opuesto a lo que hemos dicho con anterioridad.

La experiencia tanto de las organizaciones como de nosotros mismos es también una razón para hacer el cambio. Cuando las personas hemos experimentado que el cambio causa problemas y no ofrece ninguna mejora en nuestra situación (pero se hace por el bien del cambio y el de la organización) es de sentido común resistir el cambio. La éticala cultura y la integridad reproducen la aceptación con lo que nos ayuda a poder realizar el cambio.

Entendamos las razones más comunes por las que las personas nos oponemos al cambio, si nos damos la oportunidad de planificar nuestra estrategia de cambio para abordar estos factores, este lo podremos provocar.

Es posible que tengamos una pequeña visión y de ser poco conscientes de todas las fuentes de resistencia al cambio que nos vamos a encontrar. Esperamos que haya resistencia al cambio y estaremos preparados para manejarlo, así será un paso proactivo por todas las partes de la organización, departamentos etc. Reconozcamos los comportamientos que nos puedan indicar una posible resistencia, esto nos aumentará la conciencia sobre la necesidad de abordar las preocupaciones.

Al final del día si reconocemos todas las fuentes de resistencia al cambio y validamos las emociones de las personas, lograremos hacer un paso más hacia el cambio.

La razón por la cual las personas nos resistimos al cambio en la organización, son muchas, algunas cosas como la autoestima (la negación, la ira, la confusión, la depresión, la crisis, la nueva confianza y la aceptación.

“No hay que apagar la luz del otro para lograr que brille la nuestra”.

Mahatma Gandhi

Lo que podemos hacer es crear un entorno que nos permita a la gente participar, entonces será cuando las personas elegiremos participar, no podemos hacerlo si ellos deciden mirar hacía otra dirección. Cuando la fuerza laboral está comprometida con el cambio, la apoyaremos.

Cuando no lo están, lo resistirán.

Si sabemos cómo involucrar a la fuerza de trabajo lo haremos y experimentaremos la increíble experiencia de trabajar con la fuerza de trabajo en lugar de en contra de ellos. Michael Porter ya nos lo explicaba con las 5 fuerzas que nos pueden generar una innovación y por ello el cambio.

Si no sabemos qué hacer para permitir que la fuerza laboral se comprometa, seguiremos buscando en listas como ésta, las cosas que podemos intentar para motivar y hacer para evitar que nos resistamos al cambio.

El compromiso no es algo que “hacemos”  hacer a otros para lograr un fin.

El compromiso es la forma en que las personas nos sentimos acerca de lo que hacemos y nos encontraremos con un muro si queremos o podemos cambiar este mismo compromiso, dado que este tiene mucha más fuerza que todos los demás.

Hay una fuente más de resistencia, la pérdida o amenaza de pérdida de algo importante. A veces la incertidumbre de lo que podemos perder genera el miedo y  a su vez la resistencia. A veces lo que podemos estar perdiendo es muy claro, por ejemplo, nuestro poder y control, nuestros privilegios o beneficios,  nuestro estatus, nuestra identidad y, por supuesto, muchas otras cosas posibles. Cuando el cambio nos quita algo que es importante, puede surgir algún tipo de resistencia dentro de nosotros, sea organizacional o personalmente.

Desde nuestra experiencia, podemos ver los 5 posibles facilitadores o activos que nos pueden ayudar al cambio, seguidos por los obstáculos para cambiar que nos podemos encontrar.

Los principales activadores, activos o generadores de pasar a la acción que podemos encontrar:

1) Que la organización y nosotros estemos experimentando una crisis, tal vez una que amenaza nuestra existencia, como un tsunami que viene a hacia la costa, nos impulsa implacablemente, de forma rotunda hacer un cambio de forma rápida antes que él nos termine de destruir del todo.

2) Todo el mundo estamos centrados en esta crisis. ¿Alguna vez hemos estado en una situación y hemos oído  “algo” fuerte, fuera de lo común? Todo el mundo nos callamos; Las personas miramos a nuestro alrededor o entre nosotros, y nos preguntamos “¿Qué ha sucedido?, ¿Qué ha ocurrido? Etc.”  Es una situación que nos hace estar alerta y preparados para enfrentarnos al posible peligro.

3) El liderazgo que muestra el camino a seguir, canalizamos los temores y pánico de las personas, esperanzas, sueños de supervivencia, días mejores, y sobre todo nuestras energías.

4) Una voluntad entre nosotros para “unir las manos,  los brazos”, para trabajar juntos, para salir juntos de la “crisis” que estamos sufriendo en ese momento, esa problemática que nos acecha.

5) Un fuerte instinto de nuestra supervivencia, donde nuestro lema es que  “el fracaso no es una opción”.

Los principales obstáculos que nos podemos encontrar para que se impida o impidamos el cambio:

1) Un nivel de comodidad, el querer quedarnos dentro de nuestra zona de confort o incluso la fijación con la forma en que las cosas son, notablemente, no importa lo miserable o doloroso. Las personas preferiríamos quejarnos antes que cambiar.

2) El temor a lo desconocido, o  al “más vale malo conocido que malo por conocer”.

3) Que tengamos un liderazgo débil o inexistente, la falta de liderar que no es lo mismo que dirigir, aunque las dos cosas pueden llegar a ser compatibles si las hacemos bien, en caso de existir.

4) Nuestras luchas internas dentro de la organización, dentro de nosotros mismos como seres humanos.

5) La creencia que podamos tener en el que el fracaso es una opción perfectamente aceptable, y tal vez incluso la solución preferida.

6) El estar conectados a la vieja usanza, el estar haciendo siempre lo mismo de la misma forma, si nosotros le pedimos a la organización, a las personas que hagamos las cosas de una nueva forma, de una nueva manera de proceder, esa misma manera que tan racional  que nos puede parecer, nos pondremos en contra de todo “ese cableado duro” que “siempre ha existido”, todas esas conexiones emocionales siempre han hecho a la hora de hacer las cosas. A todas esas cosas que con el “si siempre lo hemos hecho y siempre ha funcionado, ¿quién dice que no vaya a seguir funcionando?” evadiéndonos que el mundo está cambiando, pero nosotros seguimos igual, dado que no pasa nada y queremos pensar que todo sigue igual.

7) Nuestro propio miedo a lo desconocido. Una de las razones más comunes que tenemos para la resistencia es el miedo a lo desconocido. Las personas, las organizaciones sólo tomamos medidas activas hacia lo desconocido si creemos genuinamente en el cambio, en la idea, en la innovación, tal vez lo más importante, sentimos que los riesgos de pararnos aún son mayores que los de seguir adelante en una nueva dirección, hacía un nuevo lugar (mercado, zona, dirección etc.)

8) Cuando tenemos una confianza baja, cuando las organizaciones, las personas creemos poco en nosotros mismos, o  en la propia organización, podemos encontrarnos que liderar, dirigir,   manejar  de forma competente el cambio, es probable que estemos delante de una resistencia al mismo.

9) Si hacemos consultas con los miembros de la organización, grupo, equipo, nosotros mismos, provocaremos que todos nos permitamos ser parte del cambio, esto nos provocará que tengamos menos resistencia. A las personas nos gusta saber qué está pasando, especialmente si nuestros trabajos pueden verse afectados. Los miembros de un equipo, de una organización si están bien informados tienden a tener mayores niveles de satisfacción en el trabajo que los miembros desinformados, esto nos ayuda a su vez que desaparezcan los rumores en los lugares de trabajo, los “corre, va y diles”.

10)  Si tenemos una falta de competencias en las personas, en la organización. Este es un miedo que las personas por miedo rara vez admitimos. Pero a veces, el cambio en las organizaciones requiere cambios en las habilidades, algunas personas sentirán que podemos ser poco capaces de hacer la transición  de forma correcta, este miedo sea otro muro más a superar.

11)  La moda temporal, cuando creemos que la iniciativa de cambio es una moda pasajera, y qué como tal hablamos mucho pero poco nos afecta, pero los entornos nos están haciendo de grandes indicadores para empezar a realizar cambios, aunque sean pequeños. Esta creencia, hace impedir el cambio dado que nadie de nosotros cree en ella.

12) Los malentendidos que podemos tener sobre la necesidad de realizar un cambio, cuando nos encontramos que la razón del cambio no está ni la tenemos clara. Si cada uno de nosotros tenemos poco entendimiento sobre esta necesidad de cambio, de producir el cambio, puede  que nos vayamos a encontrar una resistencia y ser reacios al cambio. Especialmente en aquellos que creemos firmemente que la forma actual de hacer las cosas funciona bien… y lo hemos hecho durante veinte años.

13) El agotamiento, la saturación de nuestro corazón interno ya sea dentro de las personas o de la organización. Si confundimos el cumplimiento con la aceptación iremos al error. Las personas que nos podemos sentir abrumados por el cambio continuo terminamos por  resignarnos a él y vamos junto con el flujo del propio. Los tenemos en el cuerpo, en la organización, pero dentro de sus y nuestros corazones faltan por defecto. La motivación es cuando la vamos encontrar baja.

14) Los beneficios y recompensas en lo general de todo el conjunto del grupo, organización. Cuando los beneficios y recompensas para hacer el cambio no son vistos como adecuados  por todos nosotros para el problema involucrado, para el cual queremos hacer el cambio.

15) Nuestros cambios en las rutinas. Cuando hablamos de zonas de confort nos referimos realmente a las rutinas. Nosotros las amamos. Nos hacen  estar en sitios seguros. Así que hay que estar resuelto siempre que el cambio nos obligue a hacer las cosas de manera diferente

16) Qué nuestra comunicación sea deficiente. Es evidente, ¿no? Cuando se trata de la gestión del cambio la falta como demasiada comunicación puede ser contraproducente.

17) Cuando podemos tener un cambio en el “status quo”. La resistencia también puede provenir de la percepción del cambio que la gente tiene. Por ejemplo, las personas que sintamos que estarán en peores condiciones al final del cambio, es poco probable que demos un pleno apoyo. Del mismo modo, si las personas creemos que el cambio favorece a otro grupo, departamento, personas, puede que nos encontremos con un entorno (no hablado) enojado y resentimiento.

Es el fracaso de hacer esa razón 18…

La no resistencia al cambio es el problema pero un fracaso para ganar el dentro de las organizaciones o el compromiso de las personas afectadas por el cambio. Teniendo en cuenta que no son el problema de la necesidad de cambiar la forma de gestionar el cambio puede establecer una dinámica muy diferente. ¿Con qué frecuencia vemos el compromiso en forma de comunicaciones más unidireccionales, más giros y más trazos que en el pasado?

“…. decir que no tienes tiempo para mejorar tus pensamientos es como decir que no tienes tiempo para echar gasolina en tu auto porque estas demasiado ocupado conduciendo…”

Robin Sharma

Gracias por leer, por disfrutar,  por compartir.

Seguimos aportando.

By  Ricard Lloria  @Rlloria

Bibliografía: artículo en “The Atlantic”, titulado What Make us Happy?, libro titulado Adaptation to Life, “Adaptación a la Vida” por George VaillantWilliam Bridges en su libro Managing Transitions: Making the Most of Change “Dirigiendo el cambio” del 2004, luego con una segunda edición en 2007, parte de “La Ítaca de Konstantinos Kavafis“, cinco fuerzas de Michael Porter.

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Liderazgo en Tiempos de incertidumbre

por John C. Maxwell

Cuando a la gente le falta esperanza, el líder debe tenerla. Cuando a la gente le faltan respuestas, el líder debe darlas. Cuando a la gente le falta dirección, el líder debe dirigir”.
– John Maxwell –

Complexity-and-Innovation¿Cuándo la gente necesita más a un líder?
La respuesta es, en tiempos de incertidumbre.

He hallado que en tiempos de crisis e incertidumbre la tendencia es a que la gente se paralice. Básicamente dicen: “No sé si quiero tomar una decisión”. Por otra parte, los líderes deben estar constantemente liderando, aún en épocas de incertidumbre.

Uno de los mejores ejemplos que puedo utilizar para ilustrar cómo liderar en tiempos de incertidumbre es Rudy Giuliani, debido a su increíble liderazgo en New York City durante la crisis del 11 de Septiembre.

He aquí un pasaje tomado del Time Magazine, que lo nombró como la Persona del Año 2001:

“En la mañana del 11 de Septiembre, día primordial para New York City, Rudy Giuliani se mojó los pies al igual que todos los otros patos olvidados en el estanque.

La Torre de Fortaleza se había convertido en objeto de lástima: el cáncer del Hombre de Hierro lo había hecho vulnerable, las pasiones de su lealtad para su ciudad -sus policías, sus calles y sus jugadores de pelota- la dividían aún cuando había sido mejorada. Después de abandonar Gracie Mansión con su matrimonio en llamas, él se encontraba paseando por el campo en el Upper East Side y era la hora de escoger su sucesor: el final estaba en puertas.

El final estaba –de hecho- sólo unas pocas cuadras más allá. Habiendo acudido a la escena con las primeras noticias de los ataques, Giuliani casi se quema vivo. En las horas que siguieron, él debió cerrar partes de la ciudad y forzar la apertura de otras, crear un Comando Central de Obras y una morgue temporal, encontrar un millón de pares de guantes y máscaras antipolvo y respiradores, tomar previsiones contra otros ataques, detener a las pandillas que podían estar buscando venganza y de alguna manera persuadir al resto de la ciudad de que no había sido fatalmente herida en su corazón.

Fue una ocasión para descubrir lo que realmente éramos. “Puede que el propósito de todo esto –dijo Giuliani en el funeral de un amigo- sea descubrir si América hoy es tan fuerte como cuando luchamos por nuestra independencia o cuando luchamos por nosotros mismos como Unión para terminar con la esclavitud o tan fuertes como nuestros padres y abuelos que lucharon para liberar al mundo del Nazismo y el Comunismo”.

Los Terroristas –dijo él– contaban con nuestra cobardía. Desde entonces aprendieron mucho de nosotros y nosotros también de ellos”.

Pero al comenzar el nuevo milenio, el alcalde de New York Rudy Giuliani emergió de las cenizas del derrumbado World Trade Center construyendo la calma a una nación aterrorizada y ansiosa. Y conduciendo a la ciudad a través de una crisis de horror inimaginable diabólicamente diseñada para poner de rodillas a la nación más poderosa del mundo y Giuliani ubicó su sitial como el primer Gran Líder del Siglo.

¿Qué ocurre cuando la gente tiene incertidumbre?

1. Buscan Seguridad.
Las personas inseguras desean aferrarse a algo en lo que crean y que les dará seguridad.

2. Buscan Esperanza
Napoleón decía que los líderes reparten la esperanza.

3. No hacen nada.
La Tendencia es a paralizarse.

En la próxima entrega de Leadership Wired cubriré las cinco cosas que los líderes hacen en épocas de incertidumbre, utilizando como ejemplos las acciones de Giuliani durante la crisis del 11 de Septiembre.

John C. Maxwell
Conferencista Internacional, especialista en Liderazgo, fundador del INJOY Life Club®

Publicado en Liderazgo y Mercadeo. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

La gestión en momentos de incertidumbre requiere lentitud

10 formas de enfrentarse al cambio y a la incertidumbre

La incertidumbre del cambio

La gestión de la Incertidumbre. El Desafío del Liderazgo en Contextos Inestables

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Cuerpo, movimiento y creatividad

cuerpo y creatividad

Por Franc Ponti

¿Has tocado alguna vez alguien en el hombro y has notado que su musculatura estaba más rígida que el cemento? ¿Has visto a alguien haciendo yoga o gimnasia con dificultades para hacer incluso las posturas más sencillas? ¿Has pensado que quizá esta falta de flexibilidad corporal influye en la mental o psicológica? ¿Recuerdas aquello de “mens sana in corpore sano”?

En mis clases de creatividad en EADA a menudo invito a los participantes a hacer un ejercicio de expresión corporal relacionado con la creatividad. A través de cuatro músicas diferentes, y de unas indicaciones de movimiento, les pido que hagan mover su cuerpo en cuatro direcciones o disposiciones bien claras: estabilidad (tierra), resolución (fuego), flexibilidad (aire) y apertura (agua). Es un modelo adaptado de la escuela chilena Newfield, grandes expertos en coaching.

La estabilidad se relaciona con la seguridad. La resolución con la toma de decisiones. La flexibilidad con la imaginación. Y la apertura con la escucha. Es importante tener los cuatro elementos equilibrados a nivel físico pero también emocional. El ejercicio consiste en que los participantes se auto observen y también que den feedback a otra persona.
Las personas muy racionales y orientadas a la acción inmediata suelen sentirse mejor con la estabilidad y la resolución. En cambio, las más intuitivas y emocionales prefieren la flexibilidad y la apertura. Puede haber, por supuesto, otras combinaciones. Lo importante es disfrutar del ejercicio y aprender cosas nuevas desde una perspectiva diferente.
Todos necesitamos los cuatro elementos si queremos ser más creativos. Primero hay que imaginar algo diferente aunque escuchando los que nos rodean. Pero luego hay que tomar decisiones que funcionen y nos den estabilidad para el futuro. Es la clásica dinámica divergencia-convergencia o arrebato-cordura.

Algunas personas, normalmente las más rígidas, no lo pasan muy bien con el ejercicio. Tienen la sensación de estar haciendo el ridículo … Una sensación muy humana y comprensible pero que deberíamos eliminar de nuestro vocabulario emocional si realmente queremos hacer progresos creativos. Como ya he comentado muchas veces, necesitamos salir de nuestra zona de confort y hacer cosas diferentes si queremos que la creatividad se convierta en un hábito y vaya generando, poco a poco, innovación. Como decía el sociólogo francés Jean Baudrillard, la cultura norteamericana no tiene tanta sensación de ridículo como la europea. En eso nos llevan ventaja, como en tantas cosas más …
Baila, danza, muévete, haz yoga o gimnasia, en solitario o en equipo. Aprende a expresar más las emociones a través del cuerpo. Participa en simulaciones teatrales, role-plays o bodystormings siempre que puedas. Tu creatividad se lo agradecerá.

Publicado en FrancPonti, Pasión por la Innovación. Post original aquí

Del mismo autor en este blog:

Es la creatividad, estúpido!

Mis tres técnicas favoritas de creatividad

Seguir leyendo:

7 empresas que aplican felicidad para innovar

Ser creativo: ¿Por qué es tan importante?

No seamos ingratos con nuestras musas inspiradoras

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