El cerebro emocional que nos engaña y bloquea la innovación

Por Virginio Gallardo

Para innovar necesitamos tomar decisiones e impulsar cambios sobre una realidad de negocio que nuestro cerebro a menudo no percibe.  La ausencia de decisión o la toma de decisiones erróneas sobre el cambio supone el drama empresarial de nuestro siglo, un drama sin precedentes, organizaciones poco innovadoras, o si quieres decirlo de otra forma más clara: organizaciones moribundas.

Tenemos un cerebro emocional construido biológicamente para sobrevivir en otras condiciones ambientales, no diseñado para tomar las mejores decisiones en situaciones de alta complejidad y cambio constante que exige nuestra Era de la Innovación.

El principal freno (y motor) del cambio y precursor de la muerte empresarial pesa algo menos de un kilo y medio y se llama cerebro. ¿Se puede luchar contra un cerebro que nos engaña?

Cómo nuestro cerebro nos engaña

El neurocientífico Francisco Rubia, autor de “El cerebro nos engaña”, afirma que solo el 2% de nuestros procesos cerebrales son conscientes, además de haber sido construidos en periodos remotamente antiguos de la evolución humana, diseñados para sobrevivir no para tomar decisiones estratégicas en entornos hipercomplejos.

A pesar de lo que nos han enseñado, no somos fundamentalmente seres racionales y analíticos, sobre todo somos seres que no podemos controlar un cerebro emocional… y menos mal que no lo hacemos.  El psicólogo Ap Dijksterhuis ha mostrado en numerosos experimentos que cuando se trata de decisiones complejas, utilizar procesos emocionales mejora la toma de decisiones frente a los procesos racionales.

Conclusiones parecidas a las de Jonah Lehrer, autor de “How We Decide”, que muestra cómo en la toma de decisiones complejas el cerebro racional parece poco útil, mientras el cerebro emocional puede conectar más cantidad de información y complejidad.

Daniel Kahneman, psicólogo israelita, Nobel de Economía, padre de la toma de decisiones, nos dice que nuestro cerebro utiliza básicamente un tipo de sistemas automáticos o intuitivos que están activos la mayor parte del tiempo, independientemente de nuestra voluntad. El cerebro se deja engañar a menudo por “efectos halo” de generalizaciones excesivas, por la repetición del proceso o se guía simplificando lo que ve y escucha. Y activa poco a menudo (por economía cerebral) un segundo tipo de sistemas cerebrales más analíticos.

Pero probablemente el fenómeno cerebral más interesante para entender cómo nuestro cerebro nos engaña en la toma de decisiones es el de la disonancia cognitiva, que hace que nuestro  cerebro  escuche lo que queremos escuchar, eliminando aquello que contradice nuestras hipótesis previas y, especialmente, nuestros comportamientos. Es unaespecie de ignorancia a la que nos somete nuestro cerebro, que recompensa evidencias en nuestros razonamientos que confirman la coherencia con nuestro comportamiento. Es la dictadura de los neurotransmisores de placer, que premian el autoengaño que a menudo impide el cambio.

La innovación es demasiado compleja para nuestro diseño cerebral

Innovar se basa en desafiar lo establecido, especialmente lo que han establecido nuestros mecanismos automatizados de pensamiento en nuestro cerebro, no diseñados para el cambio e hipercomplejidad a la que estamos sometidos.

La seguridad que nos da el hábito, la energía que ahorramos por no replantearnos lo que hacemos se convierte en una cárcel de nuestras percepciones y nos aleja de nuestro entorno cambiante y esta es la mayor amenaza para los profesionales y sus empresas, pues dificulta la innovación.

A menudo nuestro cerebro nos hace actuar de acuerdo con viejos esquemas mentales, sin plantearnos las cosas que hacemos a diario. Las emociones convierten nuestra acción en hábitos que nos dan seguridad pero que a menudo no sabemos cambiar.

La incertidumbre y la angustia del cambio nos hace que lo emocional cobre más importancia.  La neurociencia nos muestra lo poco racionales que somos y cómo se crea el efecto túnel, con efectos muy parecidos a la distorsión óptica que sufren los pilotos de avión: a mayor velocidad, menos capacidad de ver el entorno y más concentrados nos encontramos en lo que hacemos.

Para innovar en tiempos de aceleración se hace necesario “pensar fuera de la caja”, think out of the box, para obtener nuevas ideas subversivas para nuestro cerebro, que provoquen olvidar las normas e ignorar los esquemas establecidos que muchas veces nos aprisionan sin saberlo.

Enfrentarse a lo desconocido eficientemente, a la innovación, requiere una gestión emocional eficiente que permita  que nuestros mecanismos  cerebrales ayuden a la toma de decisiones innovadoras de forma óptima.

¿Cómo luchar? Gestionar emociones para innovar

No se trata de negar o luchar contra  la naturaleza emocional de nuestro cerebro(lo cual es además imposible). Se trata de apalancarse en esta naturaleza emocional para tomar las mejores decisiones, las más adaptadas al cambio continuo y la innovación empresarial.

Nuestro éxito profesional dependerá cada vez más de nuestra capacidad de gestionar las emociones de nuestro cerebro de forma que nos permitan reinventarnos y prepararnos para enfrentarnos a crear entornos que no existen.

Nuestro éxito es por tanto saber que la creatividad y la innovación no siempre vienen del orden ni de la planificación (la racionalidad), sino a menudo de nuestro cerebro emocional o de las intuiciones y las corazonadas de nuestros empleados y nuestras organizaciones.Debemos mantener nuestra mente abierta y no hemos sido educados para ello. No menospreciemos el aparente caos de las conversaciones de la cafetería o las que se dan en una red virtual.

La humildad, diría que una actitud paranoica de sospecha, frente a nuestro éxito en el pasado es la condición básica para el desarrollo emocional, pues es un estado en el que tu cerebro está más preparado para replantearse lo conocido, aprender del error e intentar huir de la temida disonancia cognitiva.

Fomentar el equilibrio emocional, la confianza y el optimismo como facilitadores del cambio personal forma parte de esta gestión. Las emociones positivas, tal como señala Fredricksonaumentan el repertorio de pensamiento, aportan más creatividad, neutralizan los efectos  de las emociones negativas y, por tanto, potencian la capacidad de acción para enfrentarse a la innovación.

Hacerse preguntas nuevas cada día, conservar la curiosidad, obligar como si se tratase de una gimnasia mental a mantener nuestro cerebro fuera de las rutinas forma parte de esa nueva gestión emocional que debemos aprender.

Si no gestionamos activamente nuestras emociones, los viejos mecanismos de nuestro cerebro emocional actuarán conforme su diseño, nos engañarán, tomaremos decisiones incorrectas y paralizaremos el cambio y la innovación de nuestras organizaciones y las haremos morir.

Publicado en Supervivencia Directiva. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

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Cuatro modalidades de Gobierno de la Organización 2.0.

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La inteligencia de las emociones

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Conociendo la creatividad para potenciarla, 4 ideas clave

Por Dolors Reig

Ando leyendo Imagine, how the creativity works. Me interesaba a partir de una entrevista al autor, en la que le preguntaban cómo potenciar la creatividad y me acompañará durante los próximos días.

Estas son las ideas que me seducían:

1. Volver a ser niños
imagineCuando pensamos en creatividad, no se trata de un “don” inexpugnable ni de algo “talentoso” y difícil de entrenar. Se trata, simplemente, de volver a ser niños.

En el caso de los niños la creatividad es algo que  fluye de forma espontánea.  Cada niño es un artista, como decía Picasso… y el problema está en cómo permanecer así una vez que se madura…., en cómo convertir ese dejarse ir en ideas que después se desarrollen.  De un modo parecido soñar despiertos es importante, la gente que tiende a hacerlo se muestra también más creativa, así que se tratará de potenciar estados de “locura controlada” que emulen eso.

En una investigación conocida acerca de la creatividad se dividía a los participantes en dos grupos. Al primero se le daban las siguientes instrucciones: “Tienes 7 años y no hay clase hoy, todo el día para ti mismo, ¿qué harías?” Al segundo se le daban instrucciones similares pero se obviaba la primera parte: “Si tuvieras todo el día para ti mismo, ¿Qué harías?…”.

Aplicando tests de creatividad después se reflejaban las diferencias entre unos y otros, resultando que sí, que ciertamente el hecho de imaginarse o no como escolar inducido por las primeras palabras, resultaba esencial.

2. Creatividad colectiva

También en cuanto a creatividad colectiva tenemos algunas claves. Los grupos en los que sus miembros se conocen muy bien entre ellos, por ejemplo, tienden a fallar en cuanto a innovación artística. También los que no se conocen en absoluto entre ellos tienden a fracasar. La investigación de Uzzi en Broadway encontraba que había un nivel intermedio de conocimiento mutuo entre los miembros que hacía que el éxito fuese tres veces más probable.  Nos habla de densidad Q (Q designa la densidad de las conexiones entre colaboradores) y se trata de una observación conocida en el mundo artístico que curiosamente observaba también durante mi tiempo de ocio, cuando en un capítulo de Glee. Comentaban allí que Fleetwood Mac alcanzó las cotas más altas de éxito con el grupo a punto de desmembrarse, en un punto intermedio entre la intimidad entres sus miembros y el desconocimiento.

La introducción de elementos de frescura, de voces frescas en los musicales de Broadway también mostraba, volviendo a la investigación de Uzzi, importancia.

Sobre el mítico brainstorming, nos hace sentir bien sobre nosotros mismos pero su efectividad parece que tiene más de mito que de realidad. Por el contrario el mismo requisito de anular la crítica termina por arrojar resultados a menudo superficiales, inhibe finalmente la productividad del grupo (nos convertimos en menos que la suma de las partes). Parece, sin embargo, que la colaboración grupal se beneficia del debate, de la diferencia de opiniones (tan típica, como veremos, de unas redes sociales que provocan desinhibición para ello), de la crítica siempre que sea constructiva. Un grupo que debata de este modo parece que producirá un 40% de nuevas ideas.  Como decía Steve Jobs las nuevas ideas requieren de una honestidad radical.

3. Fracasar para innovar

Si la innovación no fuese dura, si las nuevas ideas no fuesen difíciles de implementar, ya estarían aquí. El éxito creativo consiste, como decimos en múltiples presentaciones acerca del binomio flexibilidad-observación (de datos abundantes en la web), en no evitar el fracaso sino en fracasar lo más rápido y al menor coste posible, repitiendo varias veces hasta que la idea es perfecta.

4. Diversidad cultural…

La mezcla de culturas también es importante. La oficina de patentes en EEUU, por ejemplo, encontraba hace poco que los inmigrantes inventan el doble de patentes que el resto de la población. Un 1% más de inmigrantes graduados lleva a un 15% más de patentes. Durante los últimos años los inventores inmigrantes han contribuido a más de una cuarta parte de las patentes. También son más emprendedores y lanzan empresas a un ritmo acelerado, co-financiando el 52% de las firmas de Silicon Valley desde 1995.

Aunque formulados para el entorno offline la mayor parte de los argumentos son doblemente ciertos en el contexto de internet, entorno en el que como comentamos también en los capítulos 6 y 7 de Socionomía (Después de la revolución tecnológica y social, la revolución creativa y cognitiva, Actitud 2.0, 13 claves del discurso en los social media), el intercambio intercultural es constante, la flexibilidad y el ensayo error son aproximaciones altamente recomendables y de acuerdo con la idea de la sociedad de la participación que también describimos, la crítica puede aproximarnos a oportunidades únicas para la creatividad colectiva.

En fin… seguiremos leyendo, a ver si es verdad que conociéndonos a nosotros mismos podremos potenciar en mayor medida una imaginación que cada día es más necesaria.

Publicado en El Caparazón. Post original aquí.

Seguir leyendo:

Técnicas para la generación de ideas y cómo ser creativo

Ser creativo: ¿Por qué es tan importante?

Creatividad: La evolución desde el brainstorming a la Intuición Estratégica

8 técnicas creativas para encontrar buenas ideas

7 formas de aumentar tu Creatividad, Talento e Ideas

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