Seamos extraordinarios

Por Merce Roura @merceroura

Vayas donde vayas, siempre habrá alguien con ganas de ponerte la zancadilla. Con necesidad de criticarte y hacer todo lo posible para que caigas. Sobre todo, si eres de esas personas a las que les gusta cambiar cosas, de las que se mueven y quieren despertar conciencias. No todo el mundo quiere moverse a tu ritmo, ni cambiar, ni mejorar. Hay gente que quiere estar siempre del mismo modo, en el mismo punto… Ocupar el mismo espacio hasta que ese pedazo de modorra a la que se sujeta para vivir desaparezca del mapa. Sólo entonces, se agarra a alguien, se pone en su espalda como un joroba a una garrapata y espera que le ayude a pasar el trance hasta el otro lado de un río turbulento. Quiere conseguir lo mismo que los demás pero sin mover un dedo y detesta a los que hacen lo posible para conseguirlo día a día. Odia el esfuerzo, el talento, la diferencia, el entusiasmo, las ganas… Cuando detecta la ilusión, una sacudida le desplaza directamente al lado opuesto. Cuando nota la alegría, la intenta tocar con sus zarpas sucias pero no para conseguir un pedazo de ella sino para ahogarla, impregnarla de su halo de desgracia… Ese tipo de personas que se detiene a mirar como los demás construyen para luego destruir. Hacen lo posible para desanimarte y golpearte la autoestima… No lo dudes, ellos están más desanimados y maltrechos que tú.

Siempre hay uno o más. Se conocen y retroalimentan entre ellos. No se quieren, no se respectan. Se han acostumbrado a no hacer y un pequeño paso les cuesta horrores. Seguramente, si alguien les diera una parte de su camino, muchos de ellos se engancharían y podrían borrar sus ganas de destruir lo hermoso y cambiar de camino… Cuando se encuentran, se estimulan entre ellos y se esconden las miserias. Parecen unidos, pero no son amigos, son compañeros de desidia, de rabia contenida, de aversión y de asco… Les une el odio y un ansia voraz y rotunda por causar dolor ajeno. Sin ese interés en común, no les queda nada de qué hablar. Sin ese reto no son nadie o al menos así actúan. Les mueve la envidia, el resentimiento, el dolor.

Hay personas que piensan que si las cosas te van bien a ti eso significa que no les pueden ir bien a ellos. Como si se repartiera un número estanco de licencias de felicidad y éxito. Como si tu brillo tuviera que eclipsarles, cuando es justo lo contrario…

No te asustes, no estés pendiente de ellos. Están en todas partes, pero no son mayoría. Hay muchas personas maravillosas, abre los ojos y te cruzarás con ellas. Ellas también se atraen, se buscan… La reconocerás porque son sencillas pero capaces de cosas grandes. Vayas donde vayas, los destructores intentarán laminarte los sueños, hacerlos trizas. No importa, sólo te tienen si les dejas.

Esas personas adoptan formas diversas. No son a menudo ni el que menos dinero gana, ni el menos agraciado. No son el más tímido ni el que más se esconde. Les mirarás y no entenderás porque lo hacen. A veces, son personas comunes y agradables en el primer contacto. Algunas tienen buenas cualidades para brillar, podrían si quisieran. Si se centraran en ellas mismas y se quisieran. Si dejaran que los demás brillen cuanto quieran y persiguieran sus sueños. No pueden porque no saben, no recuerdan qué era ni cómo se hacía. Se han olvidado de ellos para centrarse en ti y muchas otras personas que siendo comunes se han convertido en excepcionales por su necesidad de mejorar. Eso les duele más.

No te ofendas demasiado, en realidad no es nada personal. No va contigo, va con ellos. Te necesitan tanto que viven a través de ti, del odio que te profesan. Dedican sus horas a ti, a buscar la forma de arañar tu dignidad y convertirte en uno de ellos… Viven por ti pero al mismo tiempo, si no les haces caso y no caes en sus redes adherentes, buscarán a otro. Van de víctima en víctima y se creen víctimas. Como barcas a la deriva que van intentando encontrar un lugar donde quedarse, pero nunca pueden porque nunca quedan satisfechos.

No te odian a ti, se odian a sí mismos por no ser tú. Y no es por nada que hagas es porque ellos no lo hacen, no lo tienen, no lo sueñan, no lo notan, no saben cómo buscarlo. Es porque se han rendido o porque nunca empezaron a buscarlo. Tienen tanto miedo de mirarse a la cara que eluden echarse un vistazo a ellos mismos y se centran en ti, para denostarte y decidir que no quieren ser tú porque no pueden soportarlo y se mueren de ganas de tener tu entereza, tu fuerza.

A veces, corremos el riesgo de intentar pagarles con la misma moneda… Gran error, entramos en su juego, nos convertimos en ellos, empezamos a vivir a través de ellos mientras ellos lo hacen de nosotros… Menudo círculo vicioso de abulia, reproches e inquinas… Una estrategia destinada no sólo al fracaso sino a hacer que nos pudramos por dentro y dejemos de brillar. Nuestra felicidad no se edifica en la tragedia de otros.

Otras veces, intentamos ayudarles. Suena bien… Sería maravilloso. Tal vez podamos, por qué no intentarlo. Aunque a menudo, sabremos si no funciona porque se nos acabaran pegando como lapas y acabamos llevando su peso.

Mejor ignorarles y sonreír. Sin forzar, sin destrozarte la mandíbula con el gesto. No hagas nada contra tu conciencia, no seas hipócrita. Imagina que no estás a su alcance, no porque seas mejor que ellos, si no porque no te importa lo que piensen o digan. Ni las puertas que cierren. Sigue adelante. No pares. Sé más tenaz y adáptate mejor. Sé más elástico para llegar a dónde quieres y levantarte cuando te tumben. No te dejes, no creas que eres tú el que se equivoca. Ámate como eres digan lo que digan. Insiste y siéntete libre y en paz contigo mismo aunque a tu alrededor se libre una batalla de egos.

Y brilla más. Brilla sin parar… Impregna lo que puedas con ese brillo. Sueña más aún. Busca más respuestas. Haz las cosas más extraordinarias con lo más común, lo que tenemos más a nuestro alcance. Haz magia con las palabras y remueve conciencias con un gesto. Mira lo común desde otra perspectiva. Imagina lo no imaginado hasta ahora. No pongas límites. Siéntate en el abismo e imagina un jardín. Sé capaz de ver un pedazo de cielo azul oculto entre las nubes de tormenta… Suma, multiplica hasta en infinito… Todos podemos.

Hagámoslo por nosotros y por los que no saben cómo.

Seamos extraordinarios.

Publicado en MERCEROURA, la rebelión de las palabras. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

Siempre depende de ti.

El poder de la empatía

El arte de entusiasmar

Hablar en público. “Desnuda tu alma”.

Para seguir leyendo:

Diez técnicas para una comunicación asertiva

Palabras productivas

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¡Atencion CEO’s! Directivos a los que no Debes Contratar (salvo que quieras que arruinen tu empresa)

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por Ana Suárez

DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO

Un ejemplo cercano: decir que todos los españoles tenemos la culpa de la crisis no sólo es ridículo, es estúpido, es infantil y denota una enorme ignorancia: quien lo dice no se entera de nada, sí, de nada, y te explicaré por qué. Sería como decir que los judíos iniciaron la Segunda Guerra Mundial o que el culpable de tener una gripe no es el virus sino la persona por ser humana y ser vulnerable a tener virus. Vamos, entre tú y yo, un disparate.

Desde luego yo y muchas otras personas que conozco, rectifico, que todas las personas que conozco, no tengo ni tenemos la culpa de la crisis, por eso generalizar y ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio no cuela, y en una organización es un gran error de consecuencias inconmensurables.

¿DE VERDAD TIENEN RAZÓN?

Con respecto a la situación económica actual o a la que tengamos en 5 años, da igual, tenemos a una serie de personas que, bien en instituciones europeas como la troika, bien en gobiernos, me da igual de qué partido, no dan cuenta de sus resultados, sino que ocupan su tiempo en enmascarar la realidad para que parezca otra cosa. Repiten mentiras una y otra vez a ver si se convierten en verdad.

Y a veces cuela. Con algunas personas. Personas que creen que el hecho de tener éxito académico es suficiente para ser inteligente, y ya sabemos que lo que natura non da Salamanca non presta o lo que es lo mismo, tener un título universitario nos da más conocimientos, en general, pero no nos hace inteligentes.

En realidad tienen una gran incapacidad para ver el contexto

CARACTERÍSTICAS DE ESTOS DIRECTIVOS

  1. NUNCA SE EQUIVOCAN

Entre tú y yo, si tú o yo vemos que algo no funciona nos podemos enfadar, entristecer, bloquear, pero al final reconocemos que hay que hacer algún cambio si queremos obtener un resultado distinto.

Básicamente lo que tú y yo hacemos es tener claro que, como dijo Einstein, la definición de locura es hacer una y otra vez lo mismo y esperar un resultado distinto.

Por eso cambiamos de estrategia, preguntamos a los demás por su experiencia, sopesamos argumentos y tomamos decisiones esperando que esta vez sean funcionen.

Pero hay personas que por las características especiales de su cerebro muestran comportamientos que no sólo les hacen no ser capaces de ver en qué y cuándo se equivocan, sino que además se niegan a aceptar que tal cosa sea posible, aunque sea obvio para cualquier persona que se encuentre en 100 kilómetros a la redonda.

  1. COMPORTAMIENTOS REPETITIVOS

Otra característica de estas personas es que tienen comportamientos repetitivos, que es una de las características del autismo. Da igual que no funcione.

  1. SEGURIDAD EN SÍ MISMOS

Estas personas, como he dicho antes, creen que nunca se equivocan, aunque para los demás sea obvio que sí lo hacen.

Exhiben una seguridad en sí mismas poco común que hace que quienes están a su lado duden de lo que la razón les dice y se planteen si son ellas las equivocadas, ya que tanta seguridad sólo puede provenir de una absoluta convicción de tener razón.

Y se puede estar convencido de tener razón sin tenerla.

  1. FORMA DE PENSAR RÍGIDA Y ANALÍTICA

Otra de las características que muestran es que tienen un pensamiento muy analítico y rígido, perfecto para informáticos y personas que trabajan con tecnología y en investigación científica, pero que no se puede aplicar igual a otros ámbitos. Profesiones que requieren seguir protocolos estrictos y específicos, procedimientos, etc son perfectas para ellos, pero no las que tienen que ver con más personas.

Intentan sistematizar lo no sistematizable, medir lo no medible, hacer procedimientos donde no se debe: las emociones, las reacciones de las personas, las creencias y todo lo que se les ponga por delante, con una finalidad: encontrarse a salvo, en la seguridad que un mundo lleno de reglas (las suyas) les da.

  1. ESTRICTOS. DOGMÁTICOS.

Y cuando tienen razón todo va bien. Pero ¿y cuándo no la tienen? Pues sí, lo has clavado, el caos más absoluto. Porque no son personas que toleren la presión, así que se rebelan siendo más dogmáticos que nunca, porque piensan en blanco o negro, no existen los grises para ellos.

Se bloquean y se vuelven más estrictos que nunca. Si no ves lo que dicen es que tú tienes un problema. No son capaces de ver todo el cuadro, sólo las pinceladas individuales.

  1. HEMISFERIO CEREBRAL IZQUIERDO. CARACTERÍSTICAS AUTISTAS

Las características de las que hablo son las de personas en las que predomina el uso del hemisferio izquierdo con rasgos de autismo en su nivel más bajo o Síndrome de Asperger, aunque no esté diagnosticado, y predomina en personas con perfiles técnicos. Se trata de cómo procesan la información.

¿Sabías que en Silicon Valley en 1993 había 4911 casos diagnosticados de autismo? En 1999 la cifra pasaba de los 10.000 y en el año 2000 15.441, la mayoría niños. Los resultados son parecidos en Reino Unido en el área de Cambridge. Sitios con gran número de ingenieros, matemáticos, físicos.

Y que conste que no todos los ingenieros, matemáticos y físicos presentan estas características, pero sí un porcentaje mayor que en áreas más sociales o humanidades, donde también los hay.

  1. NO ATIENDEN A RAZONES

Estas personas, dogmáticas, que no se atienen a razones, que les gustan las normas y las reglas por encima de lo razonable y que quieren poner normas que limiten la discrecionalidad en cualquier área porque “las cosas deben ser como ellos dicen” pueden arruinar a cualquier empresa si están en puestos de responsabilidad o peor aún, en el departamento de Recursos Humanos.

En la mayoría de los casos lo consiguen, y vemos ejemplos de ellos todos los días en las noticias.

  1. NO VEN EL COSTE EMOCIONAL EN OTROS

Como siempre tienen razón ningún esfuerzo es suficiente, aunque descapitalice la empresa o se hagan gastos que la organización no puede permitirse y que si tienen algún resultado no será proporcional al esfuerzo realizado para conseguirlo.

Tampoco les importan las reacciones o el impacto emocional en las personas que les rodean, que serán tachados de ingratos o de ignorantes porque “no ven lo obvio” cuando es justo al revés.

Y poniendo como ejemplo a Grecia de nuevo, tenemos a dos premios Nobel de economía diciendo que las medidas que se le imponen a Grecia la van a conducir al desastre, porque ahogarán su ya maltrecha economía, algo que para cualquiera es lógico.

Pero sin embargo, como dice Paul Krugman, los tecnócratas de la Troika no lo ven.

Ni lo verán. Ni siquiera cuando hayan acabado con el país, no lo hacen después de haber empeorado la economía del país en un 25%, ahí es nada. De hecho cuando vean que no funcionaron las medidas que decidieron dirán que “tenían que haber hecho más reformas aún”.

No lo ven porque no se equivocan. Nunca. Como no se equivocaba Blair cuando apoyó la invasión de Irak y después dijo que no se imaginaba que iba a tener las consecuencias que tuvo. Por eso no ven las consecuencias que pueden tener sus actos.

Si te hubieran preguntado a ti qué creías que pasaría si dejabas a un país sin policía, sin autoridad, sin servicios básicos tú le habrías dicho lo que iba a pasar con bastante precisión. Pero él no lo vió. Otros tampoco.

  1. NO ASUMEN SUS ERRORES, Y POR TANTO NO LOS CORREGIRÁN

Cuando hacen algo que reprueban en otros se justifican diciendo que en su caso sí está justificado, y para ellos lo está porque están por encima del bien y del mal. El problema es la cantidad de cadáveres que dejan en el camino.

Dos claros ejemplos con cadáveres de verdad son Hitler y Stalin, es cierto que ellos también eran psicópatas, pero sus razonamientos, más allá de la psicopatía no eran lógicos.

Gente que ha conocido a Tony Blair me dice que es una de las personas más simples y frías que te puedes imaginar cuando hablas con él. La expresión que usaron fue “cold fish” un pez frío.

  1. SON MÁS VULNERABLES AL ESTRÉS

Tienen más dificultad para calmarse y mantener controladas sus emociones, por lo que el estrés en su caso es más peligroso que en los demás y deberían cuidar la calidad de su sueño y las horas que duermen más aún.

  1. SALIR DE SU ZONA DE CONFORT NO LES BENEFICIA

Al tener menor capacidad para controlar sus emociones, el estrés que les produce salir de su zona cómoda o zona de confort, puede ser realmente contraproducente, por lo que tienen si en general todos tenemos tendencia a no salir de ella, en su caso es mucho más acusado y problemático.

CONSECUENCIAS PARA TU EMPRESA

Es, justo, la clase de Directivos que no quieres para tu empresa.

En puestos de poca responsabilidad pueden ser grandes activos para la empresa, sobre todo si hacen trabajos que requieren gran concentración y destreza técnica, porque en ese campo suelen ser claramente superiores a los demás.

  1. Pero como directivos enervarán a todos sus empleados. Crearán un clima de desconfianza y no querrán oír las críticas o disensiones.
  1. Con ellos sólo existen dos posturas: o conmigo o contra mí, y no nos engañemos se encuentran en todos los partidos políticos, todos, puede que en unos más que otros, pero están en todos.
  1. Funcionan bien en organismos jerárquicos, pero cuando no existen crearán jerarquías con formas de sistematizar todos los procesos hasta lo imposible y más allá, porque para ellos nunca hay suficientes normas.

No se dan cuenta del dolor que crean a su alrededor, y si alguien se lo hace ver lo consideran un signo de flaqueza o de poca profesionalidad. Porque no se encuentran bien ante la incomodidad o muestras emocionales de otros, tienen dificultad para procesar esa información.

  1. No se les dan bien las relaciones personales, y tienen pocas, son los “raritos” que no pillan las indirectas, y por tanto tienden a ser adictos al trabajo con pocas horas de descanso ya que el trabajo les mantiene ocupados y pueden ejercer el control que en otras áreas de su vida, como las relaciones interpersonales, no tienen.

Si tienes un directivo así malo. Si lo tienes como jefe peor aún, mi consejo es que huyas.

  1. Si alguno de tus directivos es así matará la creatividad e impedirá que soluciones que no salgan de su cabeza se implementen por brillantes que sean. Desmotivará a su plantilla en el mejor de los casos, o los quemará. Los mejores empleados se acabarán yendo en cuánto puedan y sólo se quedarán los que no tengan otra opción, por lo que el nivel de absentismo laboral será muy alto, en temas relacionados con el estrés. Y la motivación será 0.
  1. No son líderes y tienen que recurrir a la amenaza y al miedo para hacerse obedecer.

En esto, como en todo, hay grados. Y hay personas que se dan cuenta de que tienen las anteriores características y buscan asesoramiento, o mejor, coaching.

Como sus procesos cognitivos funcionan de otra manera tiene que ser un coach familiarizado con la forma en que funciona su cerebro quien le ayude, porque procesan la información de forma distinta.

De hecho en Estados Unidos hay empresas tecnológicas que están contratando coaches especializados en Autismo y Asperger. Y teniendo en cuenta que el número de personas con este hándicap no para de aumentar, será mejor prepararse.

 

Publicado en Método Sedona. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

El líder tóxico

Cómo diferenciar un jefe de un líder

El modelo de Servant Leadership. Origen, características y comportamientos

Nadie conoce a nadie: The leadership code

Los peligros del lado oscuro del Liderazgo Carismático

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No seamos ingratos con nuestras musas inspiradoras

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Por: Eduardo Kastika – @EduardoKastika

¿Qué sucede con las empresas en donde la creatividad importa muy poco?

Nada. Hay empresas que no le dan ningún tipo de importancia a la creatividad. Desprecian el talento creativo y sobreviven como pueden absorbidas por problemas menores. Igual siguen existiendo y compitiendo en el mercado.

Claro, viven “arañando” la supervivencia. Bajando costos todo el tiempo, soñando con utópicos “cero defectos”, suponiendo que es posible aplicar la lógica del regateo constante en cada una de sus negociaciones.

Este tipo de empresas abunda. La misma inestabilidad de los mercados internacionales hace que casi ni se note. Pero no se nota en el corto plazo. En el mediano plazo el contraste entre las empresas comprometidas con la innovación y las que sólo se preocupan por sobrevivir es abismal. Mientras que algunas empresas propician la flexibilidad de la gente invirtiendo, por ejemplo, en viajes de capacitación para comprender los mercados internacionales, otras desalientan fervientemente todo tipo de interés personal que lleve a algún “empleado” a irse de las oficinas antes de las ocho de la noche.

No depende del nivel de facturación, ni de la nacionalidad de la empresa, ni de la categoría en la que compiten. Tampoco depende del cargo de la persona, ni de su nivel de remuneración, ni del área de la cual participa. Dos personas con el mismo salario, en una empresa del mismo sector, pueden estar viviendo en “el cielo” o en “el infierno” en cuanto al futuro que les garantiza su empresa desde la perspectiva de su creatividad.

Existe una enorme brecha entre cómo las empresas valoran y hacen valer la creatividad de su gente.

Mientras unas empresas ponen todos sus esfuerzos en hacer de la creatividad una estrategia, otras la EVITAN como si fuera lo peor que pueden hacer.

La creatividad no sólo genera disensos sino que, mal vista, genera opiniones contrapuestas.

Mientras que empresas trogloditas y casi prehistóricas buscan desesperadamente a “ese” gerente ultra especializado que haya desarrollado, en algún competidor, lo que la empresa necesita, otras buscan al profesional diferente, que haya estudiado otros temas, que pueda venir con una mirada fresca y renovadora.

La clave para pensar distinto

Para animarse a pensar distinto hay que tener buenos interlocutores. El valor agregado de un buen co-equiper es impagable.

Los años fueron dándole a los interlocutores distintos nombres y funciones: coach, consultor, líder, socio, partner, asociado, colega, amigo, referente, maestro, gurú y otros. No son exactamente lo mismo pero tienen algo esencial en común: se trata de personas junto con las cuales uno puede construir ideas o ir enhebrando estímulos para asumir el riesgo de la acción innovadora.

Hay organizaciones que están estructuradas de manera tal que uno tenga el mejor interlocutor al que podría acceder en cada caso.

Hay organizaciones que no. Que suponen que el acto de pensar e innovar es el resultado de procesos mentales independientes del contexto. Tal vez no sea una posición explícita pero es lo que se refleja en cada decisión en la cual el entorno del individuo está librado completamente al azar.

Si miramos el logro creativo de una persona, fácilmente podríamos reconstruirlo a partir de la retrospectiva de las personas que incidieron para que cada paso fuera dado en la manera en que se dio.

Sin embargo, en el momento de decidir quiénes son las personas que más probabilidades tendrán de influenciar nuestras decisiones, difícilmente tengamos en cuenta el factor “capacidad para estimular el pensamiento creativo”.

Así como no estamos acostumbrados a filtrar los conocimientos que absorbemos ante la incorrecta suposición de que “el saber no ocupa lugar”, tampoco solemos dar la importancia y el valor que se merecen los buenos interlocutores. Ni estar atentos a lo perjudicial que es estar rodeados por pésimos interlocutores o –lo mismo– lo peligroso que es ir quedándose sin interlocutores.

Las decisiones para la mera supervivencia, el ingenio aplicado a lo mínimo, el zafar y el crear sólo ante las amenazas de un entorno que se mediocratiza, incluyen a las decisiones TIBIAS sobre nuestro entorno. Uno puede sobrevivir si negocia con su entorno. Pero difícilmente crezca y mucho menos evolucione. Uno puede sobresalir en entornos mediocres y hasta sobresalir cada vez más si el entorno se va deteriorando y uno “flota” y se mantiene. Pero esto no tiene nada que ver con la creatividad entendida en un sentido amplio y abierto. La creatividad como un modo de serle fiel a nuestras ideas, nuestros sueños, nuestros proyectos y nuestras pasiones.

Por eso un desarrollo serio de nuestra creatividad depende de definir seriamente “de qué estamos hablando”. Porque si estamos hablando de la creatividad del que se con-forma (con horma) con la supervivencia cotidiana es una cosa. Pero si estamos tratando de crecer, de ver más allá, de mejorar los ambientes en que vivimos, de hacer que la película no nos pase por nuestros ojos; en ese caso, el tratamiento que le tenemos que dar a la elección de nuestros interlocutores y de nuestros entornos es completamente diferente.

Nos equivocamos si suponemos que la elección de nuestros entornos para crear es una cuestión para privilegiados. También nos equivocamos si dejamos que el azar sea quien defina, en última instancia, cuál es el recorrido de nuestra creatividad. Bueno, en realidad nos hemos venido equivocando mucho: nos dio por la pintura porque nos entusiasmaba el tío que tenía el taller en el fondo de su casa, nos dio por la música porque nuestra abuela nos regaló su piano y porque la academia de música de la esquina de casa no justificaba no probarla, un día un amigo nos habló de Goethe y allí comenzamos a amar la lectura en serio.

Todos estos hechos fortuitos son extraordinarios pero…¿y si no hubieran existido? ¿Y si de hecho no existieron luego, en el momento en que hubiéramos necesitado que alguien nos advierta de lo contraproducente que es acumular información sobre la contabilidad durante 15 años sin siquiera darle importancia a los exóticos de recursos humanos?

¿Y si de hecho no existió el curso de creatividad que debería haber existido en el momento que decidimos hipotecar de por vida nuestra profesión decidiendo que lo mejor era la “seguridad” del tribunal de cuentas?

Con una estrategia coherente de reclutamiento, conservación y mantenimiento de interlocutores válidos, nuestros entornos se benefician muchísimo. Como decíamos, se trata de una cuestión de probabilidad: aumentar la probabilidad de que los entornos nos estimulen. Aumentar la probabilidad de que nuestras decisiones se vean estimuladas por elementos distintos a los convencionales.

En las empresas, las musas inspiradoras tienen nombre y apellido: tienen el nombre del gerente que nos desafió para que logremos lo que nosotros jamás hubiéramos intentado encarar, el nombre del proveedor que no está esperando que lo llamemos para traernos ideas, el nombre de ese gerente de marketing que insiste en invitarnos a los workshops de creatividad aunque nosotros seamos de un área diferente, el del gerente de capacitación que nos hizo anotar en el curso de “capacidad de liderazgo” aunque todavía no dependía nadie de nosotros.

Ud. puede ser la musa inspiradora de muchos otros. No es una pérdida de tiempo. No, en absoluto.

Publicado en Kastika, Micro-Blog. Post original aquí.

Del mismo autor en este blog:

¿En qué se diferencian el Pensamiento Lateral y la Creatividad?

Siete principios de la creatividad

El pensamiento estratégico: Cinco claves para pensar estratégicamente

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15 formas de pensamiento para la creatividad y la resolución de problemas

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