Cinco hábitos para lograr una alta inteligencia emocional

Por Vineet Chopra y Sanjay Saint

Muchos podrían pensar que ser emocionalmente inteligente es algo que se tiene o no se tiene ¡nada más lejos de la realidad!

 
La empatía es clave para resolver conflictos en las empresas

¿Alguna vez ha escuchado a alguien decir: “yo soy así y ya no hay nada que hacer” o tal vez “yo por las buenas soy muy bueno (a), pero por las malas…”?

Esto no tiene porqué ser así. La inteligencia emocional (IE) es una habilidad que se puede desarrollar, de la misma forma en que un niño de 10 años o un adulto mayor pueden aprender a conducir un vehículo o a nadar.

De esto puedo dar fe a título personal: a falta de experiencia y de consciencia en el tema, debo decir que hace muchos años la falta de IE me trajo problemas que podría haber evitado si en aquel entonces me hubiese dado a la tarea de investigar y formarme en el tema. La falta de IE me trajo problemas en el trabajo, en casa y hasta en las “mejengas”, como le llamamos en Costa Rica, a los partidos de fútbol no oficiales.

Me pregunto si a usted le habrá pasado alguno de estos ejemplos:

-Mal humor debido a un partido de fútbol (o algún otro deporte de su preferencia)

-Una discusión familiar en la que usted no se contuvo y dijo algo de lo que se arrepintió en el momento.

-Una propuesta en el trabajo que le fue rechazada y una discusión con su jefe como parte de su defensa.

-Una conversación con su hijo o hija adolescente que termina en una discusión porque usted no supo controlar sus emociones tras sus respuestas.

A continuación, le comparto cinco hábitos que aplican las personas con alta inteligencia emocional. Usted puede comenzar a practicarlos constantemente y convertirlos en un hábito en su vida también:

1.- Son conscientes:

Las personas con alta IE procuran ser conscientes de su estado emocional la mayor parte del día. Quizá no sea tan sencillo mantenerse consciente las 24 horas del día pero en la medida que usted comience a monitorear sus acciones y respuestas le resultará más fácil aprender a controlarlas. Le invito a ver cuáles son las emociones que usted expresa con mayor intensidad (ira, enojo, alegría, preocupación, etc.) y cuando se encuentre en alguna de ellas, pregúntese ¿por qué me siento así?. Si es una emoción que desea controlar de mejor manera y se encuentra cayendo en ella, háblese a usted mismo/a. El hecho de hablarse a sí mismo le ayudará a incrementar su nivel de consciencia y poco a poco verá cómo le será más fácil controlar esa emoción antes de que surja y le meta en problemas.

2.- Son positivos:

Las personas con Alta IE transforman lo negativo a positivo; siempre se encuentran buscando el lado bueno de la dificultad (siempre lo hay pero no siempre es evidente). Además, éstas personas se rodean siempre de personas positivas (se dice que uno se convierte en el promedio de las cinco personas con quién más se relaciona). ¿Cuánto cree usted que le ayude rodearse de personas negativas?

3.- Viven en el presente:

Quienes tienen una alta IE comprenden que sufrir por el pasado o preocuparse por el futuro no les ayuda a controlar sus emociones. Vivir en el presente (o como le llaman hoy mindfulness) nos permite no sólo disfrutar de lo que está sucediendo a nuestro alrededor sino también poder preguntarnos en ese diálogo interno ¿por qué me siento así?. De esta manera, tenemos la posibilidad de cambiar lo que no nos gusta. Además, al vivir el presente, las personas con alta IE cuidan muy bien sus pensamientos y sus palabras.

4.- Compran años:

Sí, por extraño que pueda sonar, estas personas comprenden que existe una gran sabiduría compartida por medio de libros, seminarios, coaches, mentores y hasta artículos de internet que han sido creados en base a la experiencia de años de sus autores. Invertir en sí mismos les permite comprar años de experiencia, años de vida.

5.- Siguen la regla de oro:

Las personas con alta IE no sólo comprenden sino que aplican la famosa regla de oro, ponerse en los zapatos del otro, y procuran caminar en esos zapatos. Imagínese que textualmente usted pudiera ponerse los zapatos de su jefe o de su pareja y que ambos tienen tallas diferentes, ¿usted cree que sería fácil caminar (o correr) con esos zapatos? Al tratar de caminar con ellos, podemos comprender las cosas desde su punto de vista y con ello no nos cerramos sólo en el nuestro.

La inteligencia emocional no es solo para los “elegidos”, sino que esta habilidad, con la práctica diaria, se puede convertir en un hábito.

Publicado en El Financiero. Post original aquí.

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Gerencia: Inteligencia emocional

Por Vineet Chopra y Sanjay Saint

Está más que claro en management que no todo recién graduado de una escuela de negocios será un buen gerente, y mucho menos pensar que llegará a ser un buen líder. Las habilidades que normalmente se desarrollan en las aulas no van relacionadas con el manejo y control de las emociones, la capacidad para manejar múltiples tipos de conflictos a la vez, su capacidad para manejar el estrés y tomar decisiones que afectan a terceros simultáneamente ( soft-skills ).

La inteligencia emocional del nuevo gerente será uno de los factores críticos que le ayudarán a alcanzar el éxito en sus propósitos, en conjunto con su equipo de trabajo. Aquí aplica la frase de Epicteto: “No importa lo que le suceda a una persona. Lo importante es cómo reacciona”.

En el presente, el cambio es cada vez más acelerado en los mercados.

Ser gerente en la actualidad es cada vez más complejo. Se trata de administrar el caos en una economía de la incertidumbre, en la que la capacidad del líder para sortear y adaptarse a dichos cambios y convertirse en un agente de cambio, es de las principales fortalezas que requiere todo nuevo gerente. Si se considera que ante el cambio se produce gran resistencia y estrés, tanto a nivel personal como con todo el equipo de trabajo, aparece, otra vez y preponderantemente, la capacidad de manejo de las emociones y la capacidad para lidiar con la gente y sus viejos paradigmas.

El concepto de inteligencia emocional fue desarrollado por el sicólogo Daniel Goleman, en los 90 y la definió en función de varias capacidades: conocer las emociones propias, controlarlas, reconocerlas, automotivarse y gestionar las relaciones con los demás.

Podrán existir muchos gerentes con un coeficiente intelectual prodigioso, con grandes conocimientos en su especialidad, pero cuentan con graves falencias en la parte emocional, carencias que les generarán problemas con su equipo de trabajo y fallas con la que tendrán que lidiar durante el resto de sus carreras profesionales, si no prestan atención oportuna al tema. La clave para gestionar personal es aprender a conocer muy bien cuáles son nuestras actitudes y reacciones frente a los problemas y frente a los demás.

“Mi jefe me hace sentir bien, cada vez que converso con él me transmite tranquilidad. Con su temple para discernir sobre lo que le planteo, me logra persuadir al final de nuestras conversaciones; es respetuoso, sin dejar de ser exigente con los resultados que solicita”. Pregunta: ¿Dirían esto de usted sus colaboradores y subalternos?

Un autodiagnóstico

Todo gerente debe realizar un autodiagnóstico y sentarse a meditar sobre su capacidad para manejar el estrés, relacionarse empáticamente con los demás y manejar los conflictos de manera positiva. Hay que estar dispuestos a aprender y desaprender viejas creencias, para reaprender otras que nos fortalezcan como profesionales y personas. Cambiar patrones nocivos de comportamiento y tratar de sustituirlos por mejores prácticas. Sé que escribirlo es fácil y ponerlo en práctica es lo verdaderamente difícil, pero la buena noticia es que nuestras competencias emocionales pueden y deben mejorarse con capacitación y constante autoevaluación.

Los profesionales exitosos muestran competencias emocionales superiores, al tener mejores relaciones interpersonales, mayor empatía, desarrollar mayor confianza entre los miembros de su equipo y contar con gran capacidad de influencia personal sobre otros. Definitivamente, una mejora en el manejo de la inteligencia emocional del líder despliega notablemente la visibilidad de cualquier gerente ante su equipo y mejora la productividad. Cuanto más se asciende en una organización, más importante es la inteligencia emocional del nuevo gerente.

Líderes más flexibles al entorno y a las necesidades humanas es lo que se requiere en el presente, para entender mejor a su equipo y lograr motivarlo para el alcance de las metas y proyectos propuestos.

Señora (a) gerente: Un pequeño cambio en usted y un mejor manejo de sus competencias emocionales provocarán un gran impacto en su equipo de trabajo. ¿Qué tal si hace un alto en el camino, se analiza, estudia sus propias emociones y las de sus colaboradores, y se da la oportunidad de rectificar para dejar de ser un gerente y convertirse en un gran líder que deje huella e impacte positivamente en la vida de los demás?

Publicado en El Financiero. Post original aquí.

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