Los 5 tipos de creatividad según DeGraff

por Edith Sánchez

Los diferentes tipos de creatividad se definen por los procesos que conjugan. Algunos emergen gracias a la reflexión, mientras que otros se activan de manera casi azarosa. Todos podemos ser creativos si exploramos y ejercitamos esta capacidad.

Los 5 tipos de creatividad según DeGraff

Jeffrey Thomas DeGraff es un doctor en Pedagogía que se hizo célebre en todo el mundo por su trabajo en torno a los valores en conflicto y el aprendizaje complejo. Uno de sus planteamientos más conocidos es el de la existencia de cinco tipos de creatividad; para hacer la clasificación tuvo en cuenta cómo se genera y los procesos que implica.

A su vez, los cinco tipos de creatividad, según DeGraff, corresponden también a cinco niveles de creación, que van desde el más simple hasta el más complejo. Se parte de la idea de que todos los seres humanos poseemos la semilla creativa, en todos los niveles, pero solo germina si trabajamos para desarrollarla.

En términos generales, la creatividad se define como la capacidad para adoptar nuevos puntos de vista frente a viejos problemas y a partir de ello producir soluciones que sean innovadoras y aplicables. Ahora bien, esa capacidad se manifiesta en distintos terrenos, según DeGraff. Veamos cuáles son los cinco tipos de creatividad que existen, a su juicio.

Puede que no seas un Shakespeare, un Rembrandt o un Leonardo, pero siempre puedes trabajar para aumentar tu propia capacidad creativa. Todos estos enfoques están al alcance de tu mano – sólo tienes que seguir intentando cosas nuevas. Recuerda que una vida creativa significa que la construyes a medida que avanzas”.

-Jeff DeGraff-

Mujer piensa en ideas creativas

Los 5 tipos de creatividad según DeGraff son la mimética, la analógica, la bisociativa, la narrativa y la intuitiva.

1. Mimética, uno de los tipos de creatividad

El primer nivel de los cinco tipos de creatividad es el mimético. La palabra “mímesis” surgió en la Antigua Grecia y significa “imitar” o “remedar”. En este caso, se trata del proceso que se da cuando alguien toma una forma o un proceso ya creado y después lo aplica en un nuevo contexto.

Un ejemplo de esto es el del artista plástico que toma un billete y le incorpora nuevos elementos para darle un nuevo significado y convertirlo en una obra de arte. O el del director de un hospital que visita un afamado hotel para observar la forma que atienden a los clientes y después la recrea, hasta cierto punto, en el centro hospitalario.

2. Creatividad bisociativa

Otro de los tipos de creatividad es la bisociativa. En este caso, lo que se hace es conectar una idea  familiar con otra muy ajena para generar un resultado híbrido que resulte innovador. Tiene que ver con la integración de dos elementos o dos técnicas para producir un nuevo elemento o resultado, que es útil.

Este tipo de creatividad es estimulado, generalmente, a través de la llamada “lluvia de ideas”. Su dinámica corresponde a las llamadas “3 F”:

  • Fluidez. Es más productivo contar con muchas ideas sin pulir, que con pocas bien definidas. La diversidad ayuda a que se amplíe el rango de posibilidades.
  • Flexibilidad. Hay que darle prioridad alternativa a varias ideas, ya que muchas veces la “más correcta” no es la que en apariencia está mejor estructurada.
  • Flujo. Ninguno de los tipos de creatividad emerge bajo presión. El disfrute y la relajación ayudan a que surjan las buenas ideas.

Un ejemplo de la creatividad bisociativa es un fotógrafo que retoca sus imágenes con acuarelas o el de un cocinero que mezcla la comida peruana y la mexicana para obtener un plato de fusión.

3. Creatividad analógica

La creatividad analógica es la que tiene lugar cuando se establece una relación entre dos realidades que, en apariencia, son diferentes. Se lleva a cabo una comparación y al hacer ese contraste, se encuentra que hay elementos comunes, bien sea en la forma, en el funcionamiento o en algún aspecto de los dos elementos que se comparan.

Un ejemplo de ello es el artesano que utiliza botellas plásticas desechadas para elaborar una cortina o incluso una pared. Otro ejemplo notable es el de James Dyson, quien cambió el mecanismo de las aspiradoras, partiendo para ello de la forma como se desarrolla un ciclón.

4. Creatividad narrativa

La creatividad narrativa está directamente asociada con el arte de contar historias. Se basa en el uso de un código lingüístico y de la lógica, a los cuales se les dan usos o combinaciones inauditas o sorprendentes, para producir narraciones coherentes y cautivadoras.

Las narraciones pueden llevarse a cabo a través de palabras, imágenes, sabores, sonidos o elementos secuenciales.

Mujer escribiendo

La creatividad narrativa es propia de escritores y publicistas, principalmente.

5. Creatividad intuitiva

La creación intuitiva es la forma más depurada de todos los tipos de creatividad. En este caso no hay procesos conscientes, sino más bien una conexión con el propio mundo interior, guiada por la emoción y la sensibilidad.

Un ejemplo evidente es el de la madre que entretiene a su hijo haciendo gestos al azar. Su creación y su “puesta en escena” no siguen ninguna lógica o procedimiento establecido.

Como se anotó al comienzo, los cinco tipos de creatividad están presentes en todos los seres humanos. Sin embargo, para que fluyan hay que realizar actividades, ejercicios o prácticas que las saquen a la luz.

Publicado en La Mente es Maravillosa. Post original aquí.

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Si el líder no cambia, menos lo hará la organización

El cambio exitoso requiere una transformación personal

Cuando se trata del cambio organizacional, el fracaso es más común que el éxito.

En una encuesta con casi 3.000 ejecutivos acerca de sus esfuerzos de transformación empresarial, McKinsey descubrió que la tasa de fracasos es superior al 60%, mientras que un estudio de Harvard Business Review sugirió que más del 70% los esfuerzos de transformación falla.

El patrón es claro, y los líderes diligentes suelen dedicar incontables recursos a planear las iniciativas de cambio. Sin embargo, para aumentar las probabilidades de éxito, los líderes necesitan comenzar la transformación con ellos mismos.

Demasiados líderes quieren que la transformación suceda a velocidades poco realistas, con esfuerzo mínimo y en todos lados excepto en sí mismos.

Como Manfred Kets de Vries dice en The Leader on the Couch , “las organizaciones a lo largo del mundo están llenas de personas que son incapaces de reconocer los patrones de comportamiento repetitivo que se han vuelto disfuncionales”.

Esto refleja una falta de autoconciencia en el liderazgo, y los costos son significativos.

Un estudio descubrió que cuando se trata de la toma de decisiones, la coordinación y el manejo de conflictos, los equipos con un bajo nivel de autoconciencia son menos de la mitad de efectivos que aquellos altamente auto conscientes.

Durante un periodo de cambio disruptivo, muchos sentimientos se intensifican: pérdida de control, interrupción del poder, miedo al fracaso. En respuesta, los líderes suelen responder inconscientemente con comportamientos que revelan su lucha para adaptarse al propio cambio que están defendiendo.

Por ejemplo, un CEO recientemente nombrado estaba encabezando la renovación de una compañía, pero batallaba con la indecisión. Históricamente, la cultura había sido lenta e indiferente, debido a que la toma de decisiones residía principalmente en la cima.

Él rediseñó la organización de forma que los derechos de toma de decisiones estuvieran distribuidos entre aquellos más abajo en la organización, que estaban mejor equipados para resolver problemas y dirigir recursos. Ello dejó las decisiones más estratégicas con él y su equipo. Sin embargo, batallaba para cerrar decisiones críticas que el resto de la organización necesitaba.

Cuando llegamos a las raíces del comportamiento improductivo de un líder, buscamos la “narrativa operativa”, qué está impulsando el comportamiento indeseado en un nivel subconsciente. No fue sorpresa que debajo del comportamiento del CEO estaba un casete de perfeccionismo, declarando “si te equivocas respecto a esto, todo recaerá sobre ti”. Su miedo al fracaso le impedía tomar decisiones.

Un autoexamen

Para que los ejecutivos tengan éxito al dirigir transformaciones organizacionales, deben comenzar con su transformación personal. Comience identificando y reescribiendo aquellas narraciones operativas que podrían provocar comportamientos improductivos. He aquí los dos primeros pasos a tomar en cuenta.

Conozca quién y qué lo detona: Un comportamiento que nos mantiene encerrados en ese ciclo es la “transferencia”, que sucede cuando transcribimos nuestros sentimientos hacia algo más. En momentos de transferencia, el comportamiento de los líderes se define más por sus experiencias pasadas que por la situación presente.

Por ejemplo, al dirigir el cambio de rumbo de una división en problemas, una de nuestras clientes se dio cuenta de que su impaciencia empeoraba el desempeño y debilitaba la confianza en el futuro. Descubrimos que su impaciencia era síntoma de problemas más profundos. Cuando las personas hacían preguntas buscando claridad acerca del cambio, las interpretaba como resistencia hacia su visión o como una duda pasivo-agresiva acerca de su habilidad. No era nada de eso, pero sus respuestas agresivas crearon la resistencia y agresión pasiva que ella temía.

Esta líder necesitaba asumir las preguntas de las personas como una oportunidad de asegurar su compromiso, no verlas como ataques personales. Una mirada a su carrera reveló una historia en la que injustamente había tenido que probarse a sí misma, recibiendo críticas injustas y sintiendo que no confiaban en ella. Las preguntas de su equipo detonaron una transferencia al pasado, que se volvió más compleja por las ansiedades de dirigir un cambio de alto riesgo.

Romper el ciclo de la transferencia comienza con la autorreflexión. Sea honesto sobre quiénes y cuáles son sus detonantes.

Escriba la narrativa: La autoconciencia genuina demanda escarbar a fondo para descubrir por qué usted sigue haciendo algo contraproducente y después trabajar para detenerlo. Cuando se enfrenta a los desafíos de dirigir el cambio, usted fuerza estas narrativas a salir a la superficie, volviéndolas más accesibles. Un líder debe escuchar con atención el cómo se expresa las presiones del cambio.

Por ejemplo, los líderes a quienes les detona el que les impongan limitaciones podrían expresar en su exasperación: “¿Por qué me pidieron dirigir esto, si todo lo que van a hacer es ponerme obstáculos en el camino a cada momento?”. Sin embargo, el resentimiento persistente hacia las limitaciones razonables podría llevar una consigo una narrativa que diga “las personas que me piden hacer cosas por ellos en realidad quieren que yo fracase” o “mi juicio siempre está siendo cuestionado”.

Escribir estas narrativas brinda la sobria aceptación de una fuerza más profunda que le da forma al comportamiento. Ello requiere valentía, humildad y la habilidad de detectar los patrones de comportamiento recurrente.

Cuando los líderes aceptan la narrativa que revela la respuesta a “¿por qué sigo haciendo eso?”, han tomado el poderoso siguiente paso para reescribirla.

© 2017 Harvard Business School Publishing Corp. Distribuido por: The New York Times Syndicate

Publicado en El Financiero. Post original aquí.

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