No me va a pasar: la psicología detrás del sesgo optimista

¿Por qué nos engañamos a nosotros mismos para sentirnos positivos cuando el pronóstico no es favorable?

Por Katherine Gillespie; traducido por Álvaro García
ILUSTRACIÓN POR BEN THOMSON

Artículo publicado originalmente por VICE Australia.

Tal vez eres un pesimista. ¿Quién puede culparte? El mundo es un lugar frío y oscuro actualmente. Las cosas… no van muy bien, solo digamos eso.

Sin embargo, hay una peculiaridad sobre tu mal humor. Tal vez creas que la Tercera Guerra Mundial está en el horizonte, pero probablemente también pienses que tú, personalmente, estarás a salvo cuando tiren la primera bomba nuclear. Esto se debe a que alrededor del 80 por ciento de las personas, de todas las edades y géneros, sufren de lo que los psicólogos sociales llaman sesgo optimista. Es la creencia de que, contra todo pronóstico, las cosas saldrán bien a nivel individual. Es una sensación agradable, pero por desgracia, también puede llevarnos a tomar riesgos innecesarios en la vida cotidiana.

La académica Tali Sharot introdujo la teoría del sesgo optimista en la conciencia popular. Su idea subyacente es que muchas de las decisiones supuestamente imparciales que tomamos todos los días en realidad están influenciadas por el hecho de que pensamos positivamente sobre el futuro. Claro, es algo bueno, pero también propicia la actitud de “no me va a pasar a mí”. ¿Crees que tu relación será la que perdure? ¿Estás bastante seguro de que no vas a tener cáncer de piel, aunque conoces a varias personas que han sido diagnosticadas? Como el 90 por ciento de las personas, ¿crees que eres mejor conductor que el promedio y que eres más hábil para maniobrar tu vehículo a velocidades peligrosamente altas? No es un argumento congruente. Así es como el sesgo optimista nos afecta.

“Hay algunas razones para el sesgo optimista”, explica Sharot a VICE. “Uno es el tema del control. Tiendes a creer que tienes control sobre tu vida y tiendes a creer que tienes más control del que realmente posees. La mayoría de nosotros sobreestimamos el potencial de todo lo que nos rodea. “Sin importar el género, la edad o el lugar donde vivas, las cosas con las que tiendes a ser optimista son las cosas que te interesan, como las relaciones y el éxito profesional”, explica Sharot. El sesgo optimista podría ser un mecanismo evolutivo que hemos desarrollado a lo largo del tiempo. Las investigaciones ha encontrado que está codificada en el lóbulo frontal del cerebro, lo que significa que es teóricamente útil para la supervivencia de la humanidad. “En el lado positivo del sesgo optimista, en igualdad de condiciones, los optimistas viven más tiempo y son más sanos”, dice Tarot. “Debido a ese optimismo actúan y están motivados”.

Pero también puedes ver cuán cegador puede resultar todo ese optimismo temerario. Es lo que nos lleva a enamorarnos por quincuagésima vez, a pesar de que hemos quedado traumados por la ruptura de cada relación anterior. También nos lleva a asumir riesgos cotidianos estúpidos e innecesarios, como conducir arriba del límite de velocidad o andar en bicicleta sin casco. Las cosas malas les pasan a otras personas, ¿cierto? Es falso.

El lado negativo del sesgo optimista es que subestimamos los riesgos. “Tenemos que ser conscientes de nuestro sesgo en general y tomar precauciones para evitarlo”, dice Sharot. “Protegernos a nosotros mismos, sabiendo que tenemos un sesgo hacia el pensamiento positivo”.

Cada vez que tomas una decisión aparentemente simple —como ponerte o no el cinturón de seguridad cuando solo vas a conducir alrededor de la cuadra o decidir cortarte el fleco con unas tijeras de cocina sin filo antes de una entrevista de trabajo—, ten en cuenta tu propia creencia inherente de que las cosas probablemente saldrán bien, y revalúa tus acciones. Porque seamos realistas: tus probabilidades de que la policía te detenga por sobrepasar el límite de velocidad de tu vehículo son en realidad tan altas como las de cualquier otra persona, a pesar de que tu cerebro tonto, propenso al optimismo, trate de convencerte de lo contrario.

El sesgo optimista es motivador y útil, pero más aún si reconocemos el papel que desempeña en nuestra toma de decisiones subconsciente. Con el fin de aprovechar al máximo la capacidad de pensamiento positivo, debemos tratar de cambiar nuestros comportamientos en lugar del sesgo en sí.

Este artículo es apoyado por la Comisión de Seguridad Vial de WA.

Publicado en Vice. Post original aquí.

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Un comentario en “No me va a pasar: la psicología detrás del sesgo optimista”

  1. Me cuesta establecer la diferencia entre este “sesgo optimista” y la “negación” al final el comportamiento q se observa es el mismo, a pesar de las racionalizaciones q puedan hacer las personas. Ejem: las mujeres no hacen sus chequeos preventivos cancer de mama. Me gustaría profundizar en el tema. Gracias Excelente articulo

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