La endogamia del “sí”

Por Xavier Marcet

Si pasa un día y nadie te cuestiona nada, nadie te dice que no, deberías considerarlo una rareza. Si pasan algunas semanas y ves que nadie te contradice nada es un síntoma de que puede haber algún problema. Pero si pasan semanas y nadie te pone dudas ni señala contradicciones, entonces no lo dudes, el problema eres tú !!!

Las personas con responsabilidades importantes pueden generar fácilmente entornos que vayan matando casi imperceptiblemente el espíritu crítico. Los líderes sólidos, los directivos de éxito,  emanan confianza y, en ocasiones, admiración. Poco a poco, esta adhesión al liderazgo puede tornarse en una forma de adulación acrítica. Simplemente al líder no le llega nada que no sea de su agrado o que no encaje con su estilo. Los gustos y los intereses del líder se convierten en ortodoxia tácita. Probablemente, en los discursos de la compañía o de la institución, se proclame todo lo contrario, pero en la práctica, nadie se atreve a cuestionar seriamente (ni que sea en privado) las estrategias, las decisiones, los relatos, los detalles.

He visto muchos directivos inteligentes caer en la trampa imperceptible que de modo natural se crea alrededor suyo. Todo el mundo se esfuerza por no ser mensajero incómodo y, al final del día, nadie le hace preguntas que no quiere escuchar. Si el líder es una persona sabia sabrá distinguir el esfuerzo de sus colaboradores por traerle los problemas ya en forma de solución de la ausencia de cuestionamientos. No tener nadie que tenga otras perspectivas, que nos haga ver otras caras de la poliédrica realidad es un error. Pero si el líder se acomoda a la vanidad acaba endiosándose por dentro y deja que la endogamia del “sí” no pare de crecer.

No hay que confundir el respeto y el compromiso con la ausencia de pensamiento propio, y esa es una confusión habitual en los equipos que rodean a muchos directivos. Pero el principal responsable debe ser el propio directivo, debe ser él quien estimule las reflexiones críticas sin excluir las de su propia actuación. Eso no le debilita, al contrario, le fortalece. Un liderazgo sostenible necesita de críticas serias  hechas por colaboradores que hacen de la crítica una forma de fidelidad. Y es evidente, que esto no debe estar reñido ni con la cordialidad ni con el compartir éxitos ni con una visión positiva y optimista de las cosas. Las críticas no pueden ser cosa simplemente de los adversarios o de los indocumentados.

Mantener el éxito no es fácil, ni para las corporaciones ni para las personas. Aquellos que saben mantener el éxito como una percepción provisional  o los que continúan pensando más en lo que les queda por aprender que en lo que saben, están más cerca de tener éxitos sostenibles, posicionamientos sólidos como personas y como organizaciones.  Para continuar haciendo propuestas interesantes, para continuar innovando seriamente, es preciso tener alrededor perspectivas distintas, es bueno tener lateralidades no previstas o nuevas formas de responder a las viejas preguntas. Es fundamental tener gente alrededor que nos haga nuevas preguntas o que nos inspire nuevas preguntas.

(la imagen pertenece a una obra de Bellini)

Publicado en XavierMarcet.com . Post original aquí.

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