Intuición, empatía y el impacto en la toma de decisiones

por Sonia Abadi

Hoy, las ciencias humanas, luego de años de intentar someterse en forma excluyente al racionalismo, redescubren formas de conocimiento sutiles y enriquecedoras, que habían sido desprestigiadas y descartadas.

¿Pero, cuál es el sentido de estudiar en la actualidad formas de conocimiento no lineales como la intuición, la recopilación de indicios no evidentes y la empatía?

Por una parte, nuestros saberes sobre estos instrumentos han avanzado gracias a la investigación empírica, lo que nos permite revalorizar su calidad y precisión. Pero, además, en un mundo globalizado y complejo, estas formas de conocimiento se vuelven particularmente eficaces para una comprensión rápida y abarcativa de los hechos.

El epistemólogo Carlo Ginsburg nos dice en su libro Mitos, emblemas, indicios: “Para los griegos, dentro del vasto territorio del saber conjetural estaban incluidos los médicos, los historiadores, los marinos, los cazadores, los pescadores, las mujeres… Nadie aprende el oficio de connaisseur o de diagnosticador si se limita a poner en práctica reglas preexistentes. En este tipo de conocimiento entran en juego elementos imponderables: olfato, ojo clínico, intuición”.

Y cada vez se ha hecho más necesario en las ciencias humanas disponer de un método que nos permita entender lo único e irrepetible. Las ciencias conjeturales, cuyo instrumento es el método indicial, se ocupan de reconstruir la realidad a partir de indicios hábilmente seleccionados y compaginados.

Ginzburg relata cómo, hacia fines del siglo XIX, surge en el ámbito de las ciencias humanas la necesidad de un nuevo paradigma, hasta entonces ampliamente usado en la práctica pero poco teorizado.

Se trata de una milenaria táctica de construcción de conocimiento aplicada a lo único e individual: el método indicial, que no recurre a leyes generales ni sistematizaciones.

Un ejemplo de este método. Entre 1874 y 1876, el médico y crítico de arte italiano Giovanni Morelli creó un nuevo sistema para reconocer la legitimidad de una obra de arte. El modo imperante hasta aquel momento había sido considerar las características más notorias que definían a cada artista, por ejemplo la forma en que dibujaba la boca o las manos. Morelli sostuvo que esas eran precisamente las más sencillas de imitar, y propuso detectar en cambio los detalles menos evidentes, que él atribuía a rasgos inconscientes y expresiones involuntarias de la personalidad del artista.

Estos datos marginales son reveladores, afirma Morelli, porque constituyen los momentos en los que el control del artista se relaja, y cede su lugar a impulsos espontáneos, “que se le escapan sin que él se dé cuenta”.

Por su parte, en las décadas de 1880 y 1890, el escritor inglés Arthur Conan Doyle publicó una serie de novelas protagonizadas por un personaje que llegó a hacerse célebre: el detective Sherlock Holmes. Como afirma Carlo Ginzburg, el método criminológico de Holmes se asemeja notablemente al método crítico de Morelli.

En ninguno de estos casos se recurrió a medir con precisión, detectar generalidades, formular leyes. El paradigma indicial no es un paradigma de lo universal, sino de lo particular.

Sin embargo, este modo de conocimiento sólo está al alcance de aquel a quien en el arte se suele llamar connaisseur o experto. Sus características son una gran intuición, en parte innata y en parte desarrollada, una vasta experiencia, y la capacidad de poner su mente en un estado de atención no focalizada, permeable a los indicios, sin prejuzgar los datos, y permitiendo que el conocimiento se integre a través de él.

¿Cómo son leídos los indicios?, ¿qué se requiere para leerlos? Una atención “flotante”, sin la cual los otros recursos no logran activarse. En un segundo tiempo, la mente lógica procesa y “revela” esos indicios, construye conjeturas y extrae conclusiones.

En los últimos años, varios textos –en particular el best seller Blink (El arte de Pensar sin Pensar) de Malcolm Gladwell– relatan investigaciones empíricas y estadísticas acerca de la capacidad de predicción del pensamiento intuitivo. Este autor analiza también la empatía como instrumento de comunicación.

Gladwell presenta múltiples ejemplos. En uno de ellos relata cómo un grupo de científicos fue convocado para legitimar la autenticidad de una escultura griega comprada por un millonario norteamericano, a través del carbono 14 y otras técnicas de laboratorio. Los estudios confirmaron la autenticidad de la pieza.

Luego convocaron a un experto en arte, un connaisseur, que la miró de arriba abajo y dijo: “Hay algo en su mirada que no me va. Espero que no hayan pagado por esto”. La estatua resultó ser falsa. Ese especialista contó que no sabía explicar lo que le sucedía, pero que sentía un intenso malestar físico frente a una obra falsa.

Otros expertos también relatan que, antes de hacer la evaluación de una obra, suelen pedir que la mantengan cubierta con un paño hasta que ellos se instalen en el estado mental adecuado, y luego la descubran en un solo movimiento para tener una impresión totalizadora del clima emocional que la obra transmite.

Y esto sigue siendo cierto cada vez que necesitamos evaluar personas, hechos o contextos. Dice Gladwell: “El estado mental es el factor esencial en la toma acertada de decisiones”. Esto quiere decir que ni los conocimientos ni la experiencia, por sí solos, son suficientes para comprender una situación en su totalidad.

En realidad cada uno de nosotros, en su primera infancia, conoce el mundo de modo intuitivo y empático y luego reprime esa capacidad, porque se le superponen otras funciones más objetivas de comprensión de la realidad. Pero está demostrado que en determinadas condiciones se puede dejar en suspenso el conocimiento racional y permitir que vuelva a fluir el conocimiento empático.

Por otra parte, la empatía y la intuición, al ser formas de aprehensión inmediata, son más veloces que el razonamiento, y esto las hace tan adecuadas a la velocidad del mundo actual. Por eso, aun si contamos con períodos breves para responder, siempre conviene dedicar un primer momento a dejar operar la intuición, que sirve para percibir alternativas, antes de activar la observación lineal, que es la que solemos usar en el momento de actuar.

Pero ¿podemos confiar en la intuición y en la empatía?, ¿en qué circunstancias? Algunos dirán que es peligroso confiar en una primera impresión, que hay que tomarse el tiempo para explorar y analizar a las personas y los hechos. Y esto no deja de ser cierto. Pero lo notable es que, cuando nos equivocamos en nuestra percepción inicial, no es por haber dejado actuar a la intuición, sino porque no hemos sabido desactivar nuestros prejuicios y preconceptos al enfrentarnos a algo o a alguien nuevo.

Otro de los aportes significativos a las formas no lineales de conocimiento es el del epistemólogo francés Edgar Morin, con su concepto de Pensamiento Complejo como alternativa a las mutilaciones que caracterizaron al pensamiento lineal.

Este concepto reconoce lazos y relaciones de implicación y retroalimentación con lo distante y lo diferente, el futuro y lo inmediato, y toma en cuenta el azar.

A lo largo de su obra, Morin nos alerta acerca de los riesgos de la simplificación, la generalización, el reduccionismo y la disociación, todas formas de la ceguera, el prejuicio y la desintegración.

Para Morin, en un sistema complejo coexisten el orden y el caos, no como opuestos o contradictorios, sino como complementarios. Y cada elemento es, a la vez, causa y consecuencia de los otros.

En los últimos treinta años, han aparecido diversos autores que nos alertan acerca de los riesgos de una concepción lineal de la inteligencia. Para nombrar solo a algunos: J. Guilford y el pensamiento divergente, Edward De Bono y el pensamiento lateral, Howard Gardner y las inteligencias múltiples, Daniel Goleman y la inteligencia emocional.

El concepto de Pensamiento en Red incorpora además nuevos aportes de la psicología, las neurociencias y la teoría de redes.

En este mismo enfoque transdisciplinario, cada vez más economistas trabajan codo a codo con sociólogos, antropólogos y psicólogos. Ya no es posible pensar la economía en parámetros puramente numéricos, y cada vez entendemos más y mejor cómo las corrientes económicas están regidas en gran parte por la ilusión, los valores culturales, los deseos y aspiraciones secretos.

En su libro La economía de lo insólito, el economista y periodista Sebastián Campanario desarrolla el tema de las nuevas investigaciones que configuran las corrientes económicas actuales, y afirma: “la reciente revolución incorpora una mayor riqueza de enfoques, porque está basada, en buena medida, en los aportes de otras ciencias, como la psicología, la neurobiología o la física; algo que está provocando que intelectuales de formación académica muy distinta, y hasta formas de razonar radicalmente diferentes, interactúen y produzcan estudios multidisciplinarios cuyas conclusiones tienen una riqueza que hace mucho tiempo no se veía…”.

El psicólogo israelí Daniel Kahneman, experto en economía del comportamiento, ganó el premio Nobel de Economía en 2002. Entre otras cosas, fue distinguido por haber integrado hallazgos de la psicología a las ciencias económicas en el área del juicio y la capacidad de tomar decisiones en condiciones inciertas.

Su tesis es que las motivaciones para decidir son complejas e involucran a toda la personalidad. Además de los datos objetivos, entran en juego una cantidad de impulsos aparentemente irracionales.

En realidad, no se trata de irracionalidad: las respuestas o reacciones no siguen la lógica lineal, sino que están influidas por tendencias y emociones complejas, que no son conscientes.

En esta misma las nuevas teorías de la “economía de la felicidad” demuestran que gran parte de las decisiones de los inversores no se basan en un concepto utilitario signado por los números, sino en la búsqueda de satisfacer sueños, deseos y necesidades emocionales. Y concluyen también que en la elección de inversiones que generan mayor felicidad aparecen una serie de beneficios agregados: mayor creatividad, mejores vínculos afectivos y sociales, y un sistema inmunológico más activo que protege contra las enfermedades.

Publicado en El Punto de Equilibrio. Post original aquí.

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Toma de decisiones gerenciales, basados en el pensamiento complejo de Edgar Morín

Por Carlos Alberto Vergara Meza

 

TOMA-DE-DECISIONESResumen

El presente trabajo se basa en los escritos de Edgar Morín acerca del Pensamiento Complejo y pretende mostrar como la toma de decisiones gerenciales puede ser mejorada en algunos casos cuando se filtra a través de entender la naturaleza de los problemas y las situaciones que los gobiernan, en un intento por expresar la confusión y la incapacidad para ver y definir de manera más simple las cosas.

La complejidad

Son muchos los autores que coinciden con Morín en definir a la complejidad como un tejido unido en un conjunto de elementos de distinta naturaleza, dos o más fases en la cuestión fisicoquímica, o dos o más elementos en la cuestión sistémica, lo cual presenta la situación de analizar a lo uno o a lo múltiple, alimenta en los seres humanos la incertidumbre, la ambigüedad y el desorden, por tal motivo se podría decir que la complejidad tiene forma lío, caótico y en algunos casos inquietante.
Morín afirmo “Legítimamente, le pedimos al pensamiento que disipe las brumas y las oscuridades, que ponga orden y claridad en lo real, que revele las leyes que lo gobiernan. El término complejidad no puede más que expresar nuestra turbación, nuestra confusión, nuestra incapacidad para definir de manera simple, para nombrar de manera clara, para poner orden en nuestras ideas”
Por ello es que no se puede confundir ni tratar de explicar lo complejo en términos de la complejidad, ni atraerla a una ley, es decir, reducirlo simplemente a la idea de complejidad. La palabra complejidad en si misma representa un problema y está muy lejos de mostrar o facilitar una solución.

El pensamiento Complejo

Hasta hace unos años, el pensamiento científico en búsqueda del conocimiento tenía como método la abstracción de la realidad y la comprensión de los fenómenos de un problema para poder registrarlo y obtener de el la información que necesita, dividiendo el todo en sus elementos y analizar las partes que lo componen por separado, lo cual plantea qué, ver a la organización como el todo, en vez de sus partes aisladamente no fuese capaz de producir cualidades nuevas, el uso de este método determinístico se basa en la abstracción, pero no permite construir un contexto común donde viven todos sus elementos y los resultados al analizar los problemas en sus elementos independientes genera más de un contexto de análisis.

Dados los constantes cambios que se presentan en el mundo actualmente en todas sus áreas y contextos, la adaptación que la sociedad necesita para convivir a la par de estos cambios hace que se olvide que para nuestra época, de todo conocimiento político, económico, antropológico y ecológico el contexto es el mundo mismo. De tal forma es entonces que exista la necesidad de situar todo en un contexto común, Morín hablo de un contexto planetario en donde el conocimiento del mundo a propósito del mundo, en tiempo presente y futuro, lo cual plantea la idea que el acceso a la información sobre el mundo es la tarea de adquirir el conocimiento articularlo y organizarlo. Lo que en resumen es la revolución del pensamiento, un pensamiento complejo.

Los lectores, críticos y analistas de Morín lo explicaron de esta forma: “Por una parte, hay que complementar el pensamiento que separa con un pensamiento que reúna. En este sentido, complexus significa – lo que está tejido en conjunto- . El pensamiento complejo es un pensamiento que busca, al mismo tiempo, distinguir -pero sin desunir- y religar. Por otra parte, debemos considerar la incertidumbre. El dogma de un determinismo universal se ha derrumbado. El universo no está sometido a la soberanía absoluta del orden, sino que es el juego y lo que está en juego de una dialógica (relación antagonista, competidora y complementaria al mismo tiempo) entre el orden, el desorden y la organización. “

De tal forma que el propósito del pensamiento complejo y su relación con la complejidad sea la tarea de reunir lo que para su análisis se separa, globalizar el ambiente y las situaciones y contextualizar en común al todo, es decir el trabajo de recoger a la incertidumbre y convertirla en supuestos de análisis.

Uso de la teorías en el Pensamiento Complejo

Para poder entender y explicar desde la perspectiva que ofrece el pensamiento complejo algunos autores han dispuesto que el uso de las teorías que a continuación se mencionan, sirven como base que permite su análisis, favorecen la comprensión de su entorno y ayudan a colocar el contexto común.

La primera de ellas es la Teoría de la información la cual trabaja directamente con la incertidumbre y la sorpresa, ya que ofrece los elementos que devienen de los problemas, los especialistas en el área la han explicado así: “el vencedor de una batalla, resuelve una incertidumbre; aquella que anuncia la muerte súbita de un tirano aporta lo inesperado y, al mismo tiempo, la novedad. “

De este modo la información nos permite acceder al universo de ese todo y del mismo modo organización al extraer de ahí ideas situaciones y contexto.

La segunda teoría es la cibernética mejor conocida como la teoría de las maquinas autómatas que plantea básicamente la idea fundamental de la retroacción, que rompe con el principio de la casualidad lineal e introduce el principio del bucle casual. Los expertos opinan: “La causa actúa sobre el efecto, como en un sistema de calefacción en el cual el termostato regula el funcionamiento de la caldera. Este mecanismo llamado de regulación es el que permite la autonomía de un sistema, en este caso la autonomía térmica de un apartamento con relación al frío exterior. El “bucle” de retroacción (llamado feed-back) desempeña el papel de un mecanismo amplificador, por ejemplo, en una situación de exacerbación de los extremos en un conflicto armado. La violencia de un protagonista conlleva una reacción violenta, la cual, a su vez, conlleva una reacción aún más violenta.

Dado que en los fenómenos de este mundo, para analizar el todo, resumidos en económicos, sociales, políticos o sicológicos son necesarias tales retroacciones es necesaria la aplicación de esta teoría para realizar y generar el conocimiento.

La tercera es la teoría de los sistemas que se fundamenta en el siguiente principio “el todo es más que la suma de las partes”. Lo que se explica entendiendo que existen cualidades emergentes en el todo y los elementos, que nacen en la organización de un todo y que pueden retroactuar sobre ellas mismas.

Algunos autores añaden: “Por otra parte, el todo es igualmente menos que la suma de las partes, puesto que las partes pueden tener cualidades que son inhibidas por la organización del conjunto”

La toma de decisiones bajo el pensamiento complejo

La administración se puede considera como la ciencia de las decisiones, ya que bajo los objetivos de organización, control y dirección, entre otras, según la administración moderna, el elemento común es la toma de decisiones, ya sea en respuesta a observaciones, modelos, experimentos, acciones o reacciones. Los modelos de toma de decisiones se han encargado de construir procedimientos para la correcta aplicación de los efectos de actuar, pero pretendo mostrar que con la ayuda del pensamiento complejo este método ampliaría el horizonte de alternativas cuando de decidir se trata.

El problema que planteo se basa en la idea que los gerentes actualmente tienen que tomar decisiones a problemas cada vez con menos tiempo para analizar todas las variables que se relacionan y en ocasiones resultan de carácter valioso y de efectos críticos. Sus decisiones se basan en los datos que resultan de sus trabajadores, sus reportes históricos, sus informes de trabajo y podemos agregar que como resultado del análisis derivado de su trabajo. Algunos autores agregan que como base en la toma de decisiones gerenciales los resultados analizados deberían templarse con el juicio experimentado, ya que habitualmente existen factores que no pueden incorporarse al análisis.

Los profesionales en el área de toma de decisiones afirman, que tener el control sobre todas las variables involucradas en sus actividades empresariales, cual sea el giro de la misma, es lo más importante, sostienen que conocer las características de sus modelos y la comprensión de su operación, permite mostrar todos los elementos a considerar para realizar una acción o proponer un cambio, lo cual resulta en la tarea más efectiva de un gerente, pero esta forma de tomar decisiones deja de lado el ambiente y contexto donde esas decisiones van a tomar efecto, y si en ese momento no eran las más adecuadas o si había simplemente que dejar las cosas así.

Las condiciones actuales de los nuevos gerentes presentan retos cada vez más dinámicos y cambiantes por las condiciones actuales de los negocios y su relación en la globalización mundial, no podríamos decir que la toma de decisiones era la misma hace 20 años o 40 años, la era de la información, los constantes cambios económicos de los países, los estados y las empresas así como un mercado de consumo más especializado y exigente presentan retos más complicados de resolver, la mayoría de los gerentes responden a estos cambios desde un perspectiva interpretativa orientada y en la búsqueda de modelos que describan de la mejor manera las decisiones a que están sujetos y que deben de tomar en beneficio de sus empresas.

Actualmente se utilizan modelos de análisis en la toma de decisiones basado en los siguientes planteamientos:

Ver los resultados de sus variables cualesquiera sean, pero no es suficiente, por lo cual destinan tiempo a observar.
Pensar que muestran estas variables, pero no es suficiente, por lo cual es necesario razonar.
Darse cuenta lo que es necesario hacer, pero no es suficiente, hay que destinar tiempo a entender “el cómo y el por qué” y las consecuencias.
Planear las acciones, pero no es suficiente, hay que destinar tiempo a implementar y adaptar los planes.
Comunicar a los involucrados lo que se ha planeado, pero no es suficiente, hay que destinar tiempo a interpretar lo logrado, su significado y consecuencias para que todos lo puedan ver.
En esencia estos puntos, con sus adaptaciones en cada caso en particular, son el proceder que tienen los gerentes para realizar y tomar una decisión, es aquí donde el planteamiento del pensamiento complejo interviene en auxilio de los gerentes para incorporar una visión diferente que incluya todo los elementos, su entorno, su contexto y una visión del todo para cada caso sin la necesaria disminución de la situación en elementos cada vez más simples, por el contrario ofrecer comprender el todo (en este caso la decisión) como un todo que cambiará las condiciones en la empresa.

La idea de fragmentar los problemas en pequeñas realidades impide conocer la naturaleza del todo, por ello es que la administración por objetivos hacía eficiente a las empresas alcanzando los objetivos planteados, donde se enriquecían los empresarios, aumentando su infraestructura o cualesquiera que hayan sido sus objetivos aun a costa de las injusticias sociales, corrupción o mala atención a los clientes, del mismo modo la administración basada en la planeación estratégica, la planeación por escenarios ni los modelos cuantitativos pudieron predecir las crisis económicas, según Jorge Ricardo Cueva en su trabajo explica: “las decisiones de las grandes organizaciones no pudieron predecir la crisis económica del 2008, tampoco se estimó que el sistema financiero de Latinoamérica resultara más sólido que el de otras regiones, provocando grandes pérdidas a los inversionistas latinos que apostaron por los mercados financieros norteamericanos o europeos, este entorno económico es el resultado de una fallida teoría administrativa que no considero todos los factores que pueden influir en la organización, recopilando realidades fragmentadas que sustentaron fallidas decisiones.”

Conclusiones

Por tal motivo es ahora cuando digo que la gerencia actualmente debe ser proactiva ante su entorno y su contexto, adaptarse al mundo cambiante, lleno de incertidumbre y evitar so pena de fracaso fraccionar los problemas en pequeñas realidades dejando de lado el problema de la empresa en integrantes de solo algún departamento o persona en específico, esto significa evitar el uso de la abstracción como único elemento para la entender la realidad, lo importante será que la noción de la realidad debe ser delicadamente ponderada y balanceada bajo la integración de todos los elementos sin separar a la empresa en departamentos o secciones aisladas, en liderazgos u opiniones de los expertos únicamente, o bajo los resultados de la relación con el cliente o los proveedores con la finalidad de evitar que en la búsqueda de soluciones particulares se evite la excesiva simplificación que pueda llevar a tomar malas decisiones.

Por tal motivo considero que incorporar los siguientes puntos ayudarán a mejorar el proceso en la toma de decisiones, enriquecerlo con información útil e importante, creando realidades completas a fin de realizar decisiones que comprendan tanto al entono, contexto y espectro de aplicación y sus efectos permeen en toda la organización:

El problema es concebible
Es realmente necesario concebirlo
Se cuenta con la información necesaria para concebirlo
Las causas y los efectos del problema se pueden predecir o modelar
Usar la gradualidad, para evitar estar arriba o abajo del problema, más bien dentro de el.
Usar la pluralidad, aplicando los saberes teóricos, matemáticos, racionales así como la experiencia
Usar la complementariedad, descubrir una solución que venga dada por la combinación de posibilidades contrapuestas
Usar la integridad, ver a la persona como una realidad compleja y unitaria.
Usar la solidaridad, mejorar las relaciones humanas en la búsqueda de soluciones, evitando que la única relación sean las transacciones y las negociaciones.
Concluyo usando la frase de los expertos en el tema: “El pensamiento complejo es, en esencia, el pensamiento que integra la incertidumbre y que es capaz de concebir la organización. Que es capaz de religar, de contextualizar, de globalizar, pero, al mismo tiempo, de reconocer lo singular y lo concreto.”

Bibliografía

MORÍN, Edgar (2006) Introducción al pensamiento complejo.
CUEVA, Jorge (2009) La complejidad y la gerencia. Lineamientos para gestionar la complejidad de en la empresa.

Publicado en Gestiópolis. Post original aquí.

Para seguir leyendo:

El cisne negro de Nassim Nicholas Taleb

“Estrategia en época de incertidumbre” – Gary Hamel

Gestión de la incertidumbre

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