Aprender a sentir emociones incómodas

Realmente a la mayoría de nosotros nunca se nos enseñó a sentir, a saber como comportarnos ante las emociones incómodas… y a muchas personas incluso se les reprendió en ese momento durante su infancia; reprensión debida a la propia incomodidad de los padres o tutores que tuvieran, los cuales realmente no sabían como actuar de una forma más adecuada en esos momentos pero que a la postre les hizo a esos niños desconectar de su propio mundo interior, verlo como algo vergonzante y siniestro que había de ser ignorado y tapado a toda costa.

Hoy me permito dar algunas indicaciones que aprendí en mi camino acerca de la forma de afrontar estas emociones, recomendaciones que a mí personalmente me ayudaron mucho.

La próxima vez que sientas una emoción incómoda (incómodas son al fin y al cabo y no malas o negativas como las suele llamar a veces alguna gente por miedo o desconocimiento), siéntela en toda su dimensión como la alerta que es, como el mensaje que te está enviando tu propio cuerpo …y no como una enemiga de la que hay que huir o de un familiar o conocido del que te avergüenzas y que has de mantener oculto, ya que de esa forma sólo estarías inyectándole sufrimiento extra a esa situación, ya de por sí poco grata. Sólo cuando tu cuerpo entiende que has recibido y comprendido correctamente el mensaje implícito en esa emoción, vuelve a la calma.

Estas emociones son algo natural que nos pasa a todos y aunque seguro que lo sabes, te repito que no es nada vergonzoso sentirla porque es TU SENTIR, es quien eres realmente y no quien crees ser, es tu inconsciente mostrándose ante ti. Quien pudiera reírse de ti y no entenderte en esos momentos, más allá de faltarte al respeto, está simplemente mostrando a los demás que a si mismo no se permite SER, y demostrando que no se respeta a sí mismo en sus propios momentos emocionalmente incómodos.

Entiende tu emoción poco grata o incómoda como si fuera el llanto de un niño que llora (el propio niño o niña interior, temeroso y desorientado en muchos casos, que todos llevamos dentro) no trates de taparle la boca, deja que se exprese… atiéndela y escúchala (si la ignoras o rechazas, será como el bebé que se frustra ante la falta de atenciones de sus padres y se siente abandonado y desconsolado) verás como, si es incómoda, pronto dejará de incomodarte y volverás a la calma y paz interior MUCHO antes de lo que esperas. No es posible aclarar el agua turbia, pero si no la tocamos y solo la observamos, ella misma se aclara (y con mayor rapidez) que si andamos metiendo la mano en el charco para forzar su aclarado. No es saludable tapar una herida infectada, hay que limpiarla y oxigenarla para que nuestro cuerpo la sane por sí sola.

Ten también presente que esa emoción incómoda te está hablando de ti mismo, así que es una oportunidad magnífica de conocerte mejor, para saber tus necesidades y anhelos, tus miedos, y poder ponerles presencia, luz y empezar a solucionarlos (para desenredar un nudo hay que saber antes como está hecho). Alégrate a partir de ahora de tener esos momentos, porque te están ofreciendo OPORTUNIDADES PRECIOSAS para conocerte mejor y más profundamente cada día; y para ello, para aprovechar estas oportunidades correctamente, has de intentar en la medida de lo posible, observarte a ti mismo como si fueras una persona ajena a tu cuerpo y sobre todo a tu mente, pero SIN CRITICARTE NI JUZGARTE, tan sólo obsérvate por dentro como quien mira las nubes pasar, de eso se trata la autoconsciencia (solamente podemos aprender cada situación y comprendernos verdaderamente a nosotros mismos si nos miramos desde una posición que no emite juicios ni críticas, que no se muestra ni a favor ni en contra, que no clasifica lo que ve siente, que solamente observa lo que hay y NO lo que “debiera” haber o no haber) entiende ese episodio como algo que es natural y usual en la vida de cada persona y verás como ya no resulta tan fatal ni tan doloroso como antes el sentir ese tipo de emociones.

Cuanto aprendas a mantenerte en calma en esos momentos, cuando los veas y los sientas con la naturalidad que trato de hacerte ver (no resignándote a esas emociones ni repudiándolas, ni forzándote a tener que poner buena cara o “ser positivo” por no crear “mal ambiente”, por temor a sentirte débil, o porque creas en la falacia de que “lo que se espera de ti” es que estés bien SIEMPRE) verás como automáticamente, tu empatía y comprensión del mundo emocional de los demás también aumenta (ya que no podemos ver en los demás lo que no vemos en nosotros mismos primero) y podrás servirles de gran ayuda en sus momentos incómodos (porque les comprenderás perfectamente), al igual que espero yo haberlo sido para ti.

Finalmente, decir que hay padres que piensan que hacen un favor a sus hijos no mostrándoles sus emociones incómodas ni su sentir en esos momentos… yo personalmente opino que les sería de gran ayuda el que sus hijos vieran que ellos pueden hacer frente a esos momentos emocionalmente incómodos con naturalidad, de esta forma les estarían dando buen ejemplo y herramientas emocionales para el futuro, que a su vez, les tocará afrontar. Obviamente no estoy diciendo que se tenga que hacer partícipe a los niños de cada angustia, ni presionarlos y estresarlos con problemas de adultos (sería contraproducente someterlos a tal presión), pero sí que observen que sus mayores también tienen esas emociones a veces, al igual que ellos y que vean que no las reprimen o se las niegan (ni a sí mismos ni a ellos como hijos), sino que aprendieron a sacarles partido y a gestionarlas con habilidad, habilidad emocional ;o).

Publicado en Habilidad Emocional. Post original aquí.

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